Restaurante Casa de baños

Aldea Altera

—Mngmamwa…

—Gogrgomamwa…

—Deja de moverte tanto, Pequeño Albóndiga —murmuró Altea, moviendo su cabeza un poco mientras Pequeño Albóndiga movía su mano y salpicaba burbujas de jabón por todas partes.

Una mano grande lo asentó en la bañera. Era Garan, y sus mangas estaban remangadas hasta arriba mostrando sus antebrazos muy bien definidos.

—Compórtate —dijo Garan, cuya voz baja naturalmente estaba llena de gravedad que intimidaba un poco a Pequeño Albóndiga. Una sola palabra y los manoteos del bebé pasaron de nivel 10 a nivel 1.

El niño estaba haciendo un puchero, pero definitivamente observaba su mano chapoteando, un poco triste de que no creara una ola tan grande como él quería.

Altea se rió con una carcajada ante la adorable escena, mientras lavaba a su hija que era tan adorable y bien portada.

Garan sonrió, pero sus ojos no pudieron evitar terminar en el cuerpo de su esposa y su ropa humedecida gracias a su hijo hiperenergético.