Axel Neumann, tras haber declinado la invitación de Ludwig a unirse al concurso de pulsadas, se reclina en su cama y despliega su reloj tecnológico. La pequeña habitación se llena del azul tenue del holograma que proyecta el dispositivo, iluminando su rostro pensativo. Se sumerge en la historia de la fortaleza con una mirada inquieta, buscando entender el lugar que ahora será parte de su vida.
La fortaleza, un bastión de poder y secreto, data de los oscuros días de 1947. Bajo el mando de Adolf Hitler hacia el final de la conflagración mundial, había sido clave en estrategias y operaciones que buscaban cambiar el destino del Tercer Reich. Con la guerra en su crepúsculo, la fortaleza perduró, mutando con el tiempo a una instalación de entrenamiento, su importancia nunca menguando.
El holograma muestra imágenes y documentos desclasificados, mientras Axel toma nota mental de la estatua en la plaza, erigida en 1991, una silueta fría que emula a Hitler. A pesar de que muchos años han pasado desde la caída del líder, su presencia aún se siente en las piedras y en el corazón de la base que una vez lo sirvió.
Más sorprendente aún son los rumores de tecnología militar avanzada oculta en las entrañas de la fortaleza, en zonas donde el acceso está negado a los simples mortales. Axel se pregunta qué maravillas y horrores se crearían en tal santuario de ciencia y poder, y cuánto de esa herencia se escondía todavía bajo capas de burocracia y concreto.
Un ruido en la puerta lo saca de sus pensamientos, y guarda rápidamente el holograma. Antes de que Axel pueda ver quién entra, una voz impone la nueva realidad:
"¡Atención! La mañana comienza temprano y las expectativas son altas. No hay tiempo para fatigas."
Es el Sargento Müller, un hombre de estatura intimidante y mirada penetrante. Su presencia infunde un respeto inmediato, e incluso Ludwig y sus compañeros cesan su juego para prestar atención. Müller les ofrece una mirada a los dos compañeros de litera, como si midiera su valía.
"Prepárense para el amanecer. Mañana comienza el verdadero reto."
Con esas palabras, el Sargento Müller se retira, dejando a Axel y Ludwig con la certeza de que sus vidas están a punto de cambiar radicalmente. Ambos, aunque diferentes en personalidad y propósito, saben que la fortaleza los moldeará de maneras que aún no pueden anticipar.
Pero algo que Axel en fin no se esperaba, es que el mismo sargento instructor que lo busco sería el que le daría lecciones, probablemente durante lo que le queda de instancia en ese lugar, que es en realidad mucho tiempo...