—Quédate —Esta única palabra pareció inmovilizar a todos, incluida Dolly. Casi se podía oír caer un alfiler en el silencio que siguió.
Con el desarrollo actual, supongo que nadie dudó de quién es el rostro que espasmódico con una sonrisa de victoria momentos después.
La primera en reaccionar fue Sarah, quien salió de la habitación dando un portazo tras ella de ira, seguida por su marido que no quería que ella se cayera por las escaleras al perder un paso por la rabia. Sin embargo, Stanley eligió quedarse con su esposa para ver qué tramaba su hermano. Al menos alguien en la familia tiene que vigilar a Steffan. Quién sabe si esta mujer tiene alguna habilidad hipnótica especial de la que no son conscientes. Él no querría que ella se aprovechara de él.
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Mientras tanto, en la Estación Central de Policía, Randy miraba fijamente el rostro molesto del hombre que estaba sentado frente a él.
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