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Estamos aquí en Marte. Los rehenes dan que hablar. -

Es aquí en donde fuimos, y somos. -

Lisa Hayes

Luego de la batalla un grupo de reconocimiento y rescate, fue por todo lo que restaba que solo era chatarra. El Skull 1 de Roy se había estrellado y estaba casi en ruinas lo que supuso su muerte. Claudia no paraba de llorar por él, y pidió que trajesen lo que fuera de Roy. Su amor, como su amiga, no estaban. La tristeza invadía a los tripulantes por aquel desastre. Lisa, Rick, Max, Lían sin rastro alguno. Vanessa observaba una foto de Lían y sus lentes se empañaban al caer algunas gotas. Era mejor continuar buscando. El veritech de Lían estaba hecho añicos lo que hizo que perdiera esperanza. De Ben se supo de su muerte y fue condecorado por su enorme y atrevido valor como a todos otros entre ellos Rei, y su grupo batallón. No había rastros de Max, ni del ojo del halcón, ni Rick y Lisa.

La orden del almirante fue que sigan con las averiguaciones. En un momento indeterminado la teniente Kim Young sale de su guardia.

- Iré a ver cómo esta Claudia y Vanessa. - 

- Perfecto – Le expresa Antonia quien hace las veces de suplencia de ellas en cuanto se turnaban para los descansos. Sammie se contuvo en no llorar. Su fuerza de voluntad la mantenía estable. En cuanto a ello, monitoreaba los vídeos de las cámaras vigías a fin de encontrar rastro alguno de sobrevivientes.

- Max, Lían, el Doctor Straig fueron trasladados, junto a los demás con extrema protección a fin de ser interrogados. Miriya miraba activamente al soldado que la venció. Sus ansias de venganza se palpaban en un próximo encuentro ¿Pero liquidarlo de esta forma? El piloto no tenia se nave de vuelo y ella poseía una altura promedio a 16 metros. Solo aplastarlo sería suficiente ¡No! Quería algo de igual a igual.

Lo pensó en determinadas circunstancias. No dejaría que destruyan Max. Antes su ego le pedía derrotarlo para limpiar su nombre.

En otro cubículo trasladaban al sector de emergencia en el cual las cámaras de protocultura se mantenían instaladas. Allí se realizaban los estudios por parte de la raza inferior de Zentraedis-Meltraedis. Una ínfima parte creada para suplir lo referente a las cuestiones médicas y algunas mecánicas. Su sociedad era y será guerrera y desde ello no sabían de otra actividad más que luchar. No obstante se les enviaba suministros de alimentos. A los que se les enseñaba como ingerirlos. No sabían utilizar cubiertos, ni lo referente a la limpieza. Su aseo. Era el ingreso de duchas en las cuales pasaban por ella como un carro en un lavado. No conocían la unión de hombres y mujeres. Cada nuevo soldado era creado al estilo espartano. Separado de padres y madres. su ingreso al mundo era por medio de la fecundación invitro.

Los Zentraedis-Meltraedis habían observado muy atentamente los improperios de los sentimientos de los micronianos. Dolza decidió que mantengan cautivos a ellos. A toda la flota intergaláctica Zentraedi-Meltraedi del otro lado de la galaxia se les prohibió ver semejantes aberraciones por miedo a una contaminación de niveles extremos, lo que produjo que este tomase las medidas drásticas dándole a entender a Breetaii, Azonia, y Khayron que bajo ningún concepto pueden comunicar nada de los proyectos que los espías enviaron. Dolza se alineó en una difícil situación que ameritaba tomar medidas extremas, incluso a título de sacrificio. Y así comunicó a lord Breetaii. -

- Por el momento general Breetaii mantenga a los enemigos bajo custodia

- Perfecto – Expresa Breetaii con su mano colocada en el mentón

Exedore percibía que Dolza podría tramar algo.

Miriya se dirige al cubículo de mando de la capitana Azonia.

- Adelante Miriya ¿Qué se te ofrece?

- Debo pedirte algo comandante Azonia

Ella la observó frunciendo el ceño dubitativa ante tal pregunta que encerraba entre el dubitativo y fluctuoso sonido de la voz de Miriya en cierto misterio.

- Te escucho Miriya. - Vacila lord Azonia.

- Quiero entrevistar a los micronianos – Expresó como con un último aliento

- Pero ¿Por qué motivo?

- Allí, se encuentra aquel con el cual confronté batalla. Sé que está allí.

- Miriya, son rehenes. Y deben estar sometidos a los cumplimientos de la información

que se les solicite. Ya se ha designado a las personas encargadas de ello

- Quiero ser una de ellas.

- No tengo tiempo para una absurda venganza. Eres nuestro mejor piloto de combate.

- No es una venganza Azonia. Solo debo saber de dónde proviene su poder y con ello

ayudar a nuestras fuerzas. – Explica Miriya con una retorica totalmente convincente. Decidida a convencer a Azonia. -

- No parece descabellado. Pero tú eres soldado. No te encargas de ese trabajo

- Puedo hacerlo muy bien. Y no te arrepentirás.

- ¿Sabes que los encargados de ello fueron micronizados no? Miriya lo sabía, pero actuó con sorpresa. No dijo nada al respecto. -

- Y sabes que esas personas tendrán un contacto pleno en el cual deberán pasar un tiempo con ellos para preguntar y observar todas sus actividades en directo. No sé si sea prudente que realices esa tarea. -

- Puedo hacerlo Azonia. No te fallaré.

- Por otro lado, nuestro mando de mujeres no posee a nadie al respecto y el hecho de que una de los nuestros lo haga puede beneficiar nuestro comando frente a Dolza. Veré que puedo hacer Miriya, ¿Pero sabes las consecuencias de este empleo?

- Si, lo sé – Comento sin importancia. Lo sé bien.

- Haré los preparativos.

Los espías habían manifestado en una declaración que no deseaban regresar. Que sus pensamientos eran culturalmente anárquicos. Palabra que aprendieron allí. sin embargo su naturaleza los obligaba a retornar. Esto fue lo que alarmó a la flota Breetaii y las noticias llegaron a todos los soldados. Dolza por ello mismo precisaba evitar un acercamiento. Los rehenes estaban confinados en la mazmorra interna en una ámbito aislado de suma importancia ya en ello se aclaró que solo tendrían contacto con algunos personajes seleccionados los cuales fueron enviados a las sub cámaras de protocultura en la cual se gestaba su minimización a microniano. Dicho sea ello, Miriya esta lista. Al salir desnuda de su posición recibió un atuendo a medida común que todos poseen con un prototipo de monitor chip especial el cual filmaría todas las secuencias de los días. Era extraño. su cuerpo formó parte de la fragilidad. -

El proyecto es simple determinar su fortaleza, pues no entendían el significado de tantas

situaciones que ante su semejanza se iban consumiendo en las mentes de los Zentraedis. El mismo efecto en las meltraedis. -

Lisa despertó en un sueño casi especial en la mano de su antiguo enamorado Car. Él,

llamaba su atención y le extendía la mano.

- Ven conmigo. -

- ¿A dónde me llevas?

Luego todo se convertía en cenizas ante una explosión inmediata, y él solo era polvo en

el viento que lo llevaba muy lejos. Ella gritaba su nombre, sin embargo era tan inútil como querer respirar en esa atmosfera que ahora tenía atrapados a Rick y Lisa.

Los dos se habían estrellado en un desolado páramo. Lisa despertó de esa pesadilla y vió que Rick continuaba inconsciente. Verificó el monitor que exponía algunas señales ininteligibles. Sin otro remedió con su mano derecha apoyó en el hombro de éste que con cierto movimiento estaba tomando razón. El despertar lo sorprendió.

- ¿Dónde estamos comandante? – Pregunta tomándose la cabeza ante el estruendo de

la transposición fallida.

- No lo sé Rick.

Rick comprobó que los circuitos del tablero de mando del veritech, estaba en condiciones y pronto los sistemas se encendieron. Al confeccionar su ubicación, verificaron el nivel de

inestabilidad del oxígeno por lo que no podrían quitarse sus cascos al salir de las cabinas si es que quisieran hacerlo. Había un punto exacto que les dio la señal.

- ¿Qué es eso? – Pregunta Rick que expone en su monitor. Lisa alcanza a ver y se sorprende

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lineal.

¡No puedo creerlo!

¿Qué?

Es la torre granito.

¿Torre granito?

En efecto es una de las torres instaladas en el planeta Marte. Antiguas formaciones. -

¿O sea que estamos en Marte?

Si Rick. Y cerca de la base Sara. – Comenta ella con cierta emoción. La base que perdió contacto. -Extraña Rick. -

Claro, debemos ir allí. Es el único lugar donde poder ubicarnos. Perfecto. Buscaré las coordenadas.

Sigue las torres que se agrupan cada diez kilómetros. Están ubicadas en una escala

Rick impulsó los propulsores a una velocidad máxima estimada, a fin de poder localizar la base de Sara. Lisa ante todo el embrollo intentaba comunicarse con el SDF-1, pero fue imposible, la radio estaba fuera de servicio. Las ondas magnéticas del planeta Marte y sus fuertes huracanes impedían que llegasen a destino. Solo cabía la posibilidad de que pudiesen hacerlo desde Sara, teniendo presente que su alcance es mayor al estimado y logra llegar a la tierra.

- Lisa, no creo que encontremos a nadie en la base – Comenta Rick – Tengo entendido que todos los habitantes han desaparecido.

- Solo sea perdido transmisión. Las últimas noticias han expresado el deceso de todos, pero el centinela de información enviado, logró captar todo lo que alrededor de la base podría avistarse, y todos misteriosamente desaparecieron.

- ¿No hubo una guerra? – Pregunta el teniente Hunter casi como dudando de los hechos. -

- Si incluso los dos bandos fueron aniquilados. Por las pruebas encontradas, sin embargo no hay cadáveres de ninguna de las personas que han estado aquí, solo la maquinaria destruida, producto de las batallas continuadas – Informa la comandante Hayes. Aunque en su foro interno, tenía una mínima chispa de esperanza, que se dibujaba en el aspecto de un hombre lejano al cual amó desde pequeña. Y fue

su antiguo amor, Car Riber, con el cual decidieron que estarían juntos, y fue otra de las razones por lo que la capitana Hayes se enlistó en el ejército. A pesar de su linaje

Rick en su ilusión de establecer contacto, continuaba lo más rápido posible. En secreto sin decir nada a Lisa, se lamentaba la pérdida de Ben, y sus demás amigos Roy, Max, y Lían. Sabía en efecto que a pesar de tener cierto éxito, todo fue un sacrificio abismal que podría haberse evitado. Pero las decisiones del ejército son así de simples. Acaten ordenes sea cual fuese la consecuencia. Por su mente pasaban algunos momentos, determinados, y entre ellos Minmei estaba allí. Y él se preguntaba, ¿Si estaría bien?

El impulso del último trayecto estaba casi en su meta cuando en el suelo se encontraba un sparthan hecho trizas. Ello era el comienzo de un desastre de muchos de ellos. Los sparthan eran una clase de robots manipulables de tierra. Rick tuvo el agrado de comandar uno de ellos, pero su afición a volar, no dejó dudas de que los cazas varitechs eran lo suyo. Los sparthan fueron los tanques de la rotecnología como sus hermanos que hoy en día son utilizados como la amplia defensa del SDF-1, Entre ellos los Defender, Phalanx, Tomahawk, y Monster, que puede destrozar con un solo impacto un crucero Zentraedi, y hacerlo polvo. Y todo bajo el seudónimo de destroids. Ahora, solo veía un sendero de destrucción de ellos. Así acumulados como chatarra que podría reciclarse, aunque no dejaría detrás de ello las almas que se han ido por utilizarlos.

El caza, estaba llegando al punto clave, y Rick transformó su avión en modo guardián. El modo guardian es un aviòn con brazos y pierdas diferente del battleoid que es un robot completo como un humano. La pista estaba destruida, y algunos vestigios de aparatos y maquinaria yacían desde su

interior. La base en su modalidad era prácticamente una fortaleza que se mantenía en pie. Apenas tenía algunos destrozos, pero era habitable en lo referente a su ingreso. El guardián desciende.

- Lisa coloca tu respirador para autogenerar oxígeno. – Dice Rick, que aplica el suyo. Marte aún, y a pesar de la tecnología avanzada de los humanos, es un lugar hostil, en el cual el ambiente no se producía, aunque a pesar de ello la base estaba compuesta de un sistema de ventilación que se mantenía impoluto. Eso pensaba Lisa Hayes, al

terminar de concluir su proceso de ventilación. La trompa del guardián

descendía lentamente, y ambos dejaron al veritech colocado en el centro de la base. Allí una cúpula que aún funcionaba evitaba el clima sacrílego de Marte en un intento de poder averiar el veritech con la radiación. Francamente en Marte los humanos habían pensado en todo, y estuvieron cerca de lograr si no fuera por la

misma guerra que aquel mundo fuese un lugar de muchas colonias habitables a partir de oxigeno artificial con burbujas instaladas en el cielo para generar el mismo. Rick y Lisa se acercaron a la puerta principal. Lisa sabía bien los códigos, y no dudo en presionar los botones debidos, lo que legitimó en marcha, el ingreso principal. Allí dentro tenían un pasillo intermedio en el cual se producía la limpieza de equipos que al entrar, recibían un soplido de líquido secante que despojaba todo tipo de radiación.

El método de limpieza duro unos minutos. Para asombró de ellos seguía funcionando. Lisa descubrió que los controles de la base estaban encendidos y en un acto de disconformidad, comentó a Rick que debían revisar todo de punta a punta, sin dejar cabos sueltos en el intento.

- Lisa, debemos revisar la radio, primero. – Comentó Rick.

- No Rick, primero revisemos todo. Puede que haya alguien.

- Imposible Lisa. Los sistemas se mantuvieron encendidos gracias a la operatividad de la computadora madre.

- ¡Sí!, Entiendo, y comprendo que puede autoabastecerse, pero eso no significa que no haya alguien. Hay un secreto Rick que expresa que pudieron escapar algunas

personas por túneles a las afueras de torres que se encuentran a kilómetros, y otras bases han sido instaladas ¿Me entiendes?

- No lo sé, Lisa, pero si realmente lo crees lo haremos.

- Claro, debemos hacer el intento. Necesitamos ayuda urgente teniente. – Lisa se lo expresó con una voz de mando que Rick percibía un tanto agresiva. No era la Lisa que venía con él, en el viaje a la base. Realmente la capitana Hayes quería lograr su objetivo, aunque fuera algo inútil, y una total pérdida de tiempo. –

Miriya estaba lista para ser enviada con el grupo de Zentraedis. Todos fueron llevados a pabellones de gran tamaño en el cual ellos vigilarían las actividades de los terrícolas.

- Los saludo en el nombre de nuestro Mayor Dolza. Si bien ustedes son nuestros rehenes, serán llevados a diferentes interrogatorios a los cuales deberán proporcionarnos información. Los dejaremos en ambientes que son compatibles con su habitad, y de los cuales desconocemos absolutamente. Deberán realizar sus tareas normales sin inconvenientes.

- ¿Y que si nos rehusamos a ser sus títeres? - Dice Lían con desagrado.

- Serán ejecutados por orden marcial.

Los rehenes, solo seis personas. El Dr. Straig, la doctora Anne Beth, el teniente Sterling, Teniente Cou, la cabo Geraldine Owen, y el cabo Xavier. Ambos Co-ayudantes del escuadrón Índigo.

Las preguntas comenzaron de forma incipiente, con indagatorias constantes ¿Qué saben de la protocultura en su nave? ¿Por qué su sociedad lleva atuendos diferentes en prendas?,

¿Cómo se alimentan? ¿Qué son esas voces que lanzan a la que llaman canto? ¿Quién es Minmei y los poderes de su pareja Khay Lin? En definitiva ¿Cómo construyen su sociedad?

Pronto les trajeron alimentos. La comida era ingerida en dos maneras. Una como los Zentraedis lo hacen y luego colocaron los elementos típicos (cubiertos, platos, vasos). Los encuestántes estaban sorprendidos, cuando todos tomaban los elementos. Luego de concluir, se retiraron, para regresar a la hora y media. Allí continuaron las preguntas. Algunos de ellos estaban convencidos de que la sociedad terrícola tenían ciertos puntos

muy interesantes. Hasta el sentido de que se preguntaban si sería importante para evolucionar vivir con ellos.

- Me siento mal Arr – Expone Eloin con un mareo – ¿Y tú Miriya? ¿Cómo te encuentras? – Aún me

siento extraño. Siento convulsiones internas. - Arr, no se podía contener. -

- Estaré bien – dice en pocas palabras. – Debemos determinar su magnífica manera de lucha. –

- Con certeza, es complicado, verlos me genera sensaciones aquí debajo. – Y

coloca la mano derecha en el estómago Arr. Sus náuseas afirmaban la notoriedad. -

Max estaba parado detrás del cabo Owen. Cuando vió en la recamara una consola de juego de estrategia. Todos debían probarla. Max se sintió a gusto en cuanto tomo asiento. Miriya junto a otros Zentraedis tomaban partido de la situación al verlos desempeñarse como actuaban. No todos tuvieron la suerte de él. Lían observaba junto a Xavier sorprendidos. El cabo Owen jugaba a la par de él en el desempeño. Los Zentraedis- Meltraedis filmaban los sucesos.

Pronto comenzaron a colocarles zondas magnéticos, a los rehenes. Luego se posicionaron en los tableros de los juegos de guerra.

- ¿Podrá ser que me esté confundiendo y el piloto que he visto sea una mujer, y no un hombre como pensaba? Ella es muy buena. – Expresa en su interior Miriya con tonalidad sopesante, y en efecto la cabo Geraldine estaba promovida dentro del escuadrón Índigo para teniente segunda. Ellos, los Zentraedis sabían bien de la capacidad de cada uno de los soldados. Lían estaba entre los flamantes líderes, pero no tenía la habilidad de Max. Pronto Max, vence a Geraldine en puntaje, lo que hace que la maquina se tilde, averiando el sistema del simulacro de ataque – defensa. Ahora vendrían otras series de preguntas luego de concluir el simulador de guerra. –

- ¿Cómo es que ustedes se reproducen? – Pregunta Arr. –Vimos algo fuerte llamado beso, ¿Cómo es ello?

- Es una manera de cortejar a una mujer – Explica con sutileza Lían. –

- Claro en el orden biológico se manifiesta con un intercambio de fluidos - Comenta el doctor Straig, luego ante ello, la reproducción se realiza en la unión de los

cuerpos que a través del sistema reproductor se va generando. – Al oír esas palabras los Zentraedis estaban sorprendidos, en cuanto del Dr. Straig con su explicación, coloco un vídeo de los que tenían ellos y allí indicó con expresiones y retórica, y luego la gestación de un bebe. Esto conmocionó a Arr que vomitó en el suelo sin poder mantener el mareo.

- Basta de ello. Esos datos son imprudentes ¿Cómo logran hacer que funcione? – dijo

Miriya. Max al verla se mantuvo un tanto extasiado, y no podía quitarle la mirada. Se decía muchas cosas por sus adentros. – Mencionaba en sí. -

- Realmente es hermosa, e imponente – Se decía asimismo. –

- ¡Tú!, Sé que eres un gran piloto ¿Cómo manifiestas ese efecto del beso? –

- Pues yo, ¡Estem! Es como el doctor ha expresado, o el teniente Lían. Es una unión de ambas personas. Que pueden ser hombres y mujeres. Mujeres y mujeres, hombres y hombres. Depende.

- Pruébalo – Miriya, intrigada amenazó por ello. -

- Bueno ¿A ver?. – Titubeó. -

- A mí no me mires viejo – Dice Lian. -

- Bueno, debería probarlo con la doctora, o el cabo Owen. –

- ¡Veamos! Prueba conmigo –

- Teniente Parino, puede ser mortal - Eloin. –

- Debo saber si ese efecto les da poder en la batalla. – Comenta – Ven aquí microniano y demuéstrame lo que realmente significa el beso. Max se acercó lentamente hacia a ella, y la miró a los ojos.

- Es algo así. – Abrazó su cuerpo por la cintura, y luego acercó sus labios hasta llegar a la boca de Miriya, que recibió el impacto de una manera impensada. Era un sentimiento que no podía determinar bajo ningún concepto. Un minuto, luego dos, para que ella cediera bajo todos los conceptos. Ella se mantuvo. No tenía fuerzas, y así no podían dejar de hacerlo, hasta que Max, fue separando sus labios sin quitarle la vista y ella a él. En menos de lo que parecía una guerrera incontrolable, ahora solo era restaba de ella, un ser tímido que se sonrojaba, con sus pupilas dilatas. Luego Max se alejó unos pasos.

- Bueno eso es el beso. – Dijo él sin quitar de su lado el perfume corporal de ello. –

Los zentraedis- meltraedis comenzaron a temer por el suceso explicado, y se retiraron. Algunos de los otros soldados oían, y veían el video del beso de Max y Miriya, y luego la música de Minmei. Todo fue confusión. Miriya se retiró, pero al pasar del otro lado de la puerta volteó la vista para ver por última vez a Max y Max la miraba a ella.

- Es increíble lo que viven los micronianos ¿No lo creen?

- Si me parece extraño. –

Los espías que debían partir del SFD-1, regresaban ante un nuevo ataque zentraedi con ese fin. Ellos traían muchos elementos, y en ello todos los elementos que pudieron encontrar en la nave. Eso fue una exaltación. En el reporte Bron, Rico, Konda manifestaron el querer regresar, y eso no agrado a los superiores que estaban temerosos por todos los sucesos que venían ocurriendo, sobre todo el beso de Miriya con Max Sterling. –

Rick y Lisa, concluyeron la limpieza, al ingresar del otro lado del pasillo anti radiación. Lisa accionó un botón de señales, lo que abrió a otro corredor que dirigía a una sala principal de artefactos vetustos.

- Rick, mira parece que los sistemas aún están funcionando perfectamente – cita ella

- ¿Podremos pedir ayuda? – Pregunta esperanzado. -

- No lo sé. – Expresó con sus dudas. Pronto tecleo las señales indicadas a ver si tenía suerte, aunque la computadora no se mostraba muy útil, y de forma repentina se instaló en posición de pausa indeterminada. – Maldición, el sistema se encuentra caído, y con fallas – dice ella - Veré si estamos a salvo – Hizo un estudio de control de atmósfera. – Rick, podemos quitarnos los cascos de protección

- Perfecto, Lisa, ya me estaba sofocando con esto puesto. –

- Bien, comencemos a revisar todo. Tú, ve por la izquierda y yo iré por la derecha. Si ves algo me comunicas ¿Si? – Dijo con decisión. –

- Está bien - Afirmó Rick

En la luna de Plutón , aún el polvo se direccionaba. -

Entre los vestigios en lugar repleto de chatarra. Yacían los tomahawk diseminados en partes y otros veritech. El skull uno era uno de ellos. Por orden de almirante Global solicitaron

traer todo lo que encuentren. Kramer discípulo de Roy dio la dura noticia a Claudia. No hay rastro, pero la cabina de control está repleta de sangre y quemaduras. Nada sobrevive a ello. Lo siento comandante Grant. Voy a extrañar al comandante Focker. Claudia, no tuvo más remedio que lanzarse en lágrimas. Había esperado tanto por él que la noticia, hizo añicos su corazón. Solo podía pensar en que debía haber una esperanza.

Vanessa estaba en silencio y ninguna de las demás tripulantes hacía mención. Solo observaba la foto de ella y Lían. Y esperaba un milagro. Él volverá lo sé, se decía. Él, no puede estar muerto. Tal efecto hizo que tuvieran que reemplazarla hasta que estuviese en condiciones de regresar debido al shock como también Claudia que no podía mantenerse acorde a las circunstancias.

Kim se acercó a ella, luego de solicitar un descanso. Vanessa parecía insumida con la mirada perdida en el beneplácito paisaje de un oscuro espacio.

- Sé que estas bien Lían ¿Dónde estás mi amor? – Tomo su pañuelo para contener las lágrimas.

- Se por lo que pasas. Estoy contigo – Kim inmediatamente a Vanessa la abrazó por no poder contener el peso del dolor. Todos en la nave hacían sus duelos. La comandante Hayes como Rick, que estaban desaparecidos. Pues el veritech de Rick, no figuraba en el panorama del campo de batalla. El almirante y las chicas mantenían un ápice de fé ciega. Pero Claudia como Vanessa, tenían otras batallas.

En un rincón Claudia se esforzaba por ser fuerte. En su mesa un café que humeaba recuerdos del comandante Fokker.

- Roy ¿Por qué? – Se dijo así misma. Entre sollozas gotas que caían en su uniforme. Se perdía en las últimas palabras de Roy en una cena especial

- ¿Qué tal si luego de todo esto nos casamos?

- ¿En serio me dices? – Comenta sorprendida Claudia en sus ojos café.

- Claro, ¿O mejor aún por qué no antes? – Pregunta Roy mientras toma la botella de vino y sirve en la copa de Claudia. Vamos acepta y de su bolsillo sacó un estuche que al

abrirlo tenía los anillos. Claudia, hay un tiempo para todo. Y es ahora. Quiero que tú seas la mujer con la que compartiré mi vida por siempre. Eso si tu – Titubea Roy – ¿Quieres?

- ¡Claro que quiero! – Dijo emocionada y se incorporó de su asiento hacia Roy dándole un grato beso. Acepto ser la mujer de Fokker/Focker. De Roy Fokker, el audaz. -

Ambos se dieron al brindis. Desde allí mantuvieron el secreto hasta que pudieran darse un tiempo antes de la misión. Sería una sorpresa. Y en ese entonces Claudia suspira por aquel amor que es parte del sueño y una guerra injusta.

Miriya no podía tolerar el atrevimiento de Max. Se veía en el espejo roto de un lugar de aseo poco higiénico. Pero no podía quitar de su mente esa bella sensación de un beso como el que el teniente Sterling le dio con suma delicadeza. Max por su parte estaba siendo monitoreado por su reciente actividad. En sus cabales, se decía de lo hermosa de aquella Zentraefi-Meltraedi. Pues ese beso lo había marcado con una flecha en medio del corazón. Realmente deseaba que volviese. El, tenía esa necesidad imperiosa de verla a ella. Lían en un asiento permanecía observando la foto de Vanessa. Quería comunicarse y decirle que la amaba, sin embargo era inútil. Todos los demás rehenes analizaban la situación y median las consecuencias. Debía haber una salida. Rico, Bron , Konda regresaban al crucero presentando su material, lo que causó revuelo en todos los sectores. Breetii apenas quería saber lo sucedido. Era suficiente. -

Rick inspeccionaba todos los alrededores circunscritos en el ala izquierda. Lo sorprendía el hecho de la avanzada tecnología adyacente en cada sitió y despacho. Al descender por unas escaleras en una penumbra abandonada tropezó cayendo a un suelo en el cual se encontraba una fosa común. Al incorporarse de ello pudo apreciar que estaba bañado en liquido. Encendió su linterna y en efecto todo el sitio alrededor estaba inundado. Con curiosidad palpó aquella. Inodoro, insípido, transparente. No podía ser cierto lo que sus ojos veían. En un claro mensaje en la pared húmeda esta su respuesta. Cámara de agua potable. Rick estaba sorprendido por aquella obra. ¿Sera posible que

pudieran encontrar agua? En efecto lo habían hecho. En un pequeño recipiente recogió una muestra.

- Debo llevarle a Lisa a ver qué piensa. Está muy concentrada en verificar todo. Prefiero encontrar un radio que nos saque de aquí. Maldita sea esta estúpida misión. – Me dije – aún existe en mi mente la mirada de Ben. – Aquel fantasma lo perseguía en su mente.

- No se preocupe jefe, así es éste juego. Tenía que irme –

- No Ben, tu no debías irte. No amigo. – Ladeé la cabeza y luego pensé en Max y Lían. Su última imagen fue la captura por parte de los Zentraedis. Sus cazas veritech siendo arrastrados junto al ojo de halcón. Y tu Roy desapareciendo en una línea de fuego total. Puedo verte volar en aquel biplano hermano. Te sigo allí, a ti, mi viejo amigo. – nuevamente ladee la cabeza y me coloqué del lado de la pared para lamentarme. Y mis oídos hicieron uso de su imaginación cuando la melodía de Minmei hacia su entrada triunfal. Maldita sea ésta misión – Me dije una y otra vez sin poder dejar de repetir las mismas palabras ¿Acaso valía la pena las vidas. Me encuentro aquí perdido con Lisa en una

base abandonada por el polvo de una gran guerra que lo único que nos dejó fuerte muerte y desolación. Quisiera regresar el tiempo. Por lo menos unos momentos cuando, con Roy estábamos ambos borrachos yendo a la base. Solo para darle un abrazo, a ese héroe que desde el aire creaba magia. Si viejo, no sé qué pasará, pero daré lo mejor te lo prometo.

En la camilla fue llevado a la sala de estudios un ser extraño, cita el radio operador zentraedi. Las observaciones inmediatas establecieron que debía ser puesto en la cámara de protocultura. Allí se estabilizará acorde las lesiones con una macronización.-

La experimentación de repudio por parte del equipo generó la suspensión de la actividad. Los humanos debían permanecer allí incomunicados. Miriya acató las órdenes de Azonia, aunque en su interior otro plan diferente se desarrollaba.

- Los micronianos son peligrosos mi lord. – Expresa Exedore.

- ¿Que proponen?

- Sugiero eliminarlos – Peticiona Khayron. -

- Lo mismo mantengo – Adhiere Azonia.

- Y por lo pronto un ataque a la nave – Manifestó nuevamente Khayron desde su pantalla visor en cuanto Grel estaba a su lado detrás.

- No podemos tomar medidas tan drásticas sin la decisión del mismo Dolza

- Opino lo mismo. – Confiesa Exedore. -

- Vamos a discutirlo luego de realizar los últimos estudios.

Las pantallas de los monitores se apagaban. Breetaii y exedore pensativos, dirimían en sus mentes sobre el futuro de la humanidad.

Rick se aleja de la sala de máquinas inferior del subsuelo a otra sala computarizada por circuitos que estaban deteriorados y un sinfín de puertas de enfriado. En ella da por cierto que aun funciona el sistema de refrigeración. Unos pasos delante y descubre la sala de almacenamiento. Allí estaban todas las provisiones necesarias para mantener a la población. Para su asombro había todo tipo de alimentos en neveras especiales. Otros estaban en sacos. Como un banco para proceso. Al abrir una de ellas veía latas de comida. Verificó las mismas al abrir una. Pues de hecho tenía hambre. No se arriesgó sino cuando observó el elemento en su esplendor. Era pescado. Al llevarlo a su boca hizo una pausa. Olfateo el mismo. El proceso de crionización fue bastante efectivo se dijo. Y luego lo llevó a su boca. La capitana Hayes lo hubiera regañado por no hacer una prueba bromatológica con la computadora que lo analiza. Pero que remedios. Estaban perdidos en un planeta árido y sin nada más que una base abandonada. Fue un milagro haber encobrado la cámara de alimentos. Su mantenimiento aún era intacto por un proceso de refrigerio especial. Aunque lo que llamó más su atención fue el final de la sala repleta de heladeras. Era una puerta que dejaba ver una tenue luminiscencia que se desarrollaba gracias a la oscuridad del cuarto en el que él estaba. Al llegar a ella abrió con cuidado. La luz se fundió en toda su extensión sobre él. Cerró los ojos un instante y luego los abrió. Quedó estupefacto y maravillado al mismo tiempo. Era un jardín artificial inmenso. Como si se hubiera generado bajo tierra un ecosistema con plantas de todo tipo. Entre ellas comestibles. El oxígeno creado en el interior con la tierra de Marte y una suerte de fertilización, dieron los frutos. Luego de muchos años descubrían en su formación primigenia un bosque.

Lisa recorría constantemente cuarto por cuarto. La sala principal de operaciones poseía ciertos desperfectos, pero funcionaba. Al manipular el tablero de control, intentó por todos los medios darle vida al radio comunicador, mal que fue inútil. Sin embargo. Ese no fue su ideal principal. Su tarea era totalmente diferente. Regresaría luego a tratar con aquel vetusto

aparato. El mapa de la base establecía un corredor al sector de los cuartos en la cual pasaban cada uno de los habitantes la mayor parte de su vida. Voy a buscarte Riber. Lisa recorrió uno por uno. Veía apellidos de grandes militares que formaron parte de aquella colonia que se estableció con gallardía en un planeta sin probabilidades de vida.

Uno por uno fue inspeccionado detalladamente. Buscaba libros y anotaciones. Hasta que el último de todo dejaba tras un polvoriento manto de sedimento la forma de aquellas letras que ella tanto deseaba. Era la habitación de Car Riber. Al ingresar se dio para si un respiro. Era un lugar simple como lo fue él. Un libro acomodado en una mesa con una silla. Una cómoda con pertenencias varias. En ella una foto de Car y Lisa. Allí no pudo evitar lanzar algunas palabras de ¡Te extraño! Luego se sentó en la silla y abrió aquel libro de recuerdos. Decía: mis días son eternos. Eran unas rimas que el repetía. Contenía varios párrafos subrayados y en algunas páginas palabras sueltas. Al cerrarlo, Lisa suspiró. Al volver la visión a la mesa un poco delante de ella, descubrió una pieza metálica. Era un reproductor de hologramas. Tuvo curiosidad por ese aparato. Allí se grababan vídeos que luego se reproducían en una forma interesante como su nombre lo indica. Al apretar el botón una luz se inició en su forma humana. Era Riber en un vídeo de años atrás. Se movía y hablaba y Lisa comenzó a llamarlo ¡Riber!, ¡Car!, ¡Car! Pero él no escuchaba ni veía. Solo era una ilusión.

- Querida Lisa, te he extrañado tanto. Aquí todo va bien y espero nos veamos pronto. Solo he pensado en ti en estos tiempos. Y ahora debo irme

- No, no te vayas Car ¡No! – Grita ella sollozando. 

- Lisa ¿ A que no sabes lo que descubrí? -Justo aparece Rick en la puerta de ingreso que ve y escucha el vídeo. Y observa a Lisa llorar. Se toma un momento nimio, y ante la privacidad y su carácter de importancia sentimental, decide retirarse y esperar que ella haga su duelo. Mientras admira a esa mujer que tiene el rango de una verdadera capitana.

En medio de un Show, Minmei hace una pausa en su camerino ¿Se preguntaba donde estaba Rick? Las noticias eran lo menos posible trágicas para los humanos de la nave, pero ella podía acceder, a la verdadera información por medio de fuentes internas. Al enterarse de la desaparición del teniente Hunter en la misión que fuera un desastre y al mismo tiempo una

victoria no podía dejar de lamentarse haberse separado sin querer verlo una vez más por lo menos. Entendió que existían importancias superiores a veces a las obligaciones y que son un fruto de la vida. Al salir de su camerino el rostro de Rick se dibujó y su voz se hizo eco.

- Minmei será un éxito. Ya verás como todos te aplaudirán, y yo estaré allí para ser el primero. Siempre el primero. – Sentía el eco en su oído y la imagen de su cabello en el espejo en el cual ella se acabó de maquillar. -

- ¿Rick? ¿Eres tú? – Explaya con una voz decaída al voltearse por oírlo al teniente Hunter que solo era una imaginación de su esperanza. – No volverá – Ladeó la cabeza con un ademan negativo y con expresión amargada. Abrió la puerta de la habitación de su camerino rumbo al escenario.

La multitud brillaba en su mayoría de jóvenes amantes de su música. Unas luces hicieron un gesto primordial de resplandores, y la figura de Minmei se multiplicó como si fuera un fantasma que se expandía en todo el estadio al cual aplaudían y gritaban de euforia por su brillantez. Ella la mujer de hoy en día en la música pop quedara para la historia por su arte. Las melodías de ingreso fueron expandiendo y cada vez el sonido de los parlantes al nombrar se mimetizaba con los cantos de sus fanáticos. Minmei, Minmei, Minmei. Luego al llegar ella al centro del escenario la música de entrada concluyó y la muchedumbre guardo el silencio. Agachó la cabeza ella, y luego se dirigió al público que la miraba atentamente.

- Quiero agradecer a todos. Absolutamente a todos, por venir a verme.

- Te amooo Minmei - Gritó un fanático. –

- ¡Gracias! – Se alegró ella – Yo los amo a ustedes. – Han sido grandes los problemas que hemos tenido aquí en el SDF-1, pero es nuestro hogar, y agradezco todo lo que han hecho por nosotros. Los que han pasado y pasaran para que nosotros estemos aquí, hoy festejando y dándonos unos momentos de paz. Era hora de que olvidemos tanta guerra y brindemos por mejores tiempos. – Minmei, se sinceró en sus palabras. Khay lin desde atrás del escenario escuchaba lo que atentamente decía y se enorgullecía por ella. –

- Es muy valiente. – Cavilaba en su interior del corazón. – Eres muy valiente Minmei.

- Quiero comenzar este show, con una de mis canciones. Es dedicada a alguien que no está aquí ¿Qué no sé dónde está? Pero, dónde sea que éste. Espero este bien. – Minmei, manifestó esas palabras con una tez triste, pero para no preocupar al público volvió en una sonrisa. – Aquí va para todos. Mi novio es un piloto. –

Toda la muchedumbre del estadio aplaudía, y su voz comenzó a difundirse con el holograma nuevamente de ella en varios partes de las gradas y plateas. Khay Lin estaba allí, un tanto meditabundo, pues sabía que se refería a Hunter. Y para él, no era de su agrado aquel soldado, siendo Khay pacifista, y teniendo cariño y amor hacia la cantante. –

El público explota de alegría. Ese es el fin. Y todo se transforma en un oscuro campo. La imagen de Rick se acrecenta. Se dibujan destellos en todos los alrededores.

La doctora Anne, analizaba el comportamiento de los gigantes. Los supuestos de ser guerreros implacables, no era una única forma de lo que suponían todos de que solo viven para la guerra. Tenían equipo biológico y tecnológico

- Doctor estuve pensando, luego del interrogatorio. Que si bien ellos viven en guerra. Hay quienes detrás de aquellos, les proveen los elementos necesarios para continuar su sociedad

- Efecto Anne. No sé si han notado, que aparte de los minimizados zentraedis y meltraedis que han venido a realizar los estudios. Hay otros seres que no parecen formar parte de su raza. A la que llaman de rango inferior.

- ¿A qué se refiere doctor? – Pregunta con suma importancia Lían

- ¿Hay otra raza? - También pregunta Owen.

- Si, y vienen de los llamados maestros de la robotecnología. Ellos. Los Zentraedis y Meltraedis, son creados por los maestros, pero también esta raza diferente de su actitud belicosa.

- Son como la misma categoría, pero les enseñan culturalmente otros conceptos de vida – manifiesta Max.

- Parece plausible – se coloca los brazos y palmas de la mano detrás de la nuca Lían.

- No hallo que todo sea de esta manera. – Deberíamos salir de aquí – Explica Xavier.

- Debemos ser pacientes – Comenta Max. – Ya vendrán por nosotros.

- Sabe Dios qué harán – Se colocó en una posición pesimista - Xavier. -

- Cabo, no te preocupes. Los sacaré de aquí. Son mi escuadrón. –Se permitió Lían esa seguridad. – ¿Verdad Max?

- Si. Solo espero, que Rick y Lisa estén bien.

- Lo mismo digo – Suspira Lían.

- Creo que deberíamos prepararnos – manifiesta la doctora Beth. Posiblemente quieran analizarnos. No sé si se han percatado. Cuando nos llevaban ante el gigante de la máscara. Ese hombre al que llaman Breetaii. Había otro transporte, y parecían transportar a alguien de los nuestros

- ¿En serio? – Se dijeron preguntando todos los soldados.

- No estoy segura. Estaba tapado.

- Podría ser un objeto que han rescatado los zentraedis-meltraedis en Cerbero – Comenta el doctor Straig.

Todos aguardaron el momento. Pronto vendrían por los prisioneros. Miriya. No podía quitarse de la cabeza a Max por más que quisiera. Se presentaría en breve a macronización, aunque debía por causa de la contaminación aislarse ¿Por qué no puedo dejar de pensar en ti?

Los humanos no parecen una raza inferior. Están completos de ello que manifiestan como sentimientos. Si tan solo me hubiera alejado estaría bien. Pero me tuvo que vencer y mi ego pudo más. Digo ego, ellos lo llaman así ¿Sera posible que somos lo mismo?

Deja de pensar Miriya. Expulsa lo que tengas en ti. No, no puedo. No puedo quitarme a Max. Él, me está venciendo de nuevo. -

Ella paso reflexionando, hasta quedarse dormida. En un sueño vago se vió entre una batalla. Estaba herida y de rodillas, y una mano le tendía un apoyo. Al tomarla. Esa mano abrazó su cuerpo y ella acerco su rostro a ese que nuevamente besaba sus labios. Estoy aquí para ti. Luego Miriya despertó como si fuese una pesadilla, sin embargo no lo fue. Fue un plácido sueño de paz y conforte.

Dolza luego de mucho pensarlo, dio una orden de aniquilar a los macronianos.

- Breetaii, evaluamos con nuestros superiores en Tirol, el hecho de que la raza humana es bastante hostil, incluso peor que la nuestra. Esos poderes que mantienen pueden ser de una característica sobresaliente a la hora de destruirnos. No, nos queda remedio que aniquilarlos por completo. –

- Entiendo su excelencia. Lo que sus palabras expresan ¿Tiene algún plan en mente para luego de realizar ello?

- Si, y tiene que ver con la contaminación macroniana que se ha gestado en todos los ámbitos de su flota. Estamos intentando por todo los medios que no se expanda. De todas maneras, el fenómeno microniano/macroniano que convulsionado a sus sectores. Se le ha prohibido...

- Pero señor, aquí la flota mantiene el mando. Tanto de mis subordinados, como los de la comandante Azonia, y el comandante Khayron.

- Breetaii, el hecho de recibir tantas comunicaciones de los micronianos, más la información de nuestros espías a bordo del SDF-1, significó un aluvión de idealismo sobre una sociedad nefasta. NO PODEMOS DEJAR QUE SIGAN CONTAMINANDO NUESTRO MODO DE VIDA.

- Entiendo, señor. ¡¿Pero?!.

- Pero, nada Lord Breetai, mis órdenes han sido dadas. Pronto recibirán directivas con relación a su flota. Mientras tanto acate las órdenes, y continúen sus incursiones agresivas ante el enemigo. -

- Perfecto señor. – Expresa Breetaii. La pantalla con la figura de Dolza se desdibuja, y desaparece. Breetaii, entendía lo sucedido, aunque en su fuero interno sabía que Dolza tramaba algo hacia él, y los suyos. Algo que podría ser terrible. -

La orden en la base de Breetaii, fue recibida. Los rehenes serán aniquilados, algo que intuía Miriya, pero su mente no podía dejar de pensar en Max, entre todo el bullicio iría a tomar la decisión que le podría valer la expulsión de la raza Zentraedi – Meltraedi. Meltraedi, pues ella es mujer como muchas que se han separado de la raza unificada por cuestiones de salvarse. Estuvieron en guerra durante mucho tiempo, y unieron fuerzas separadas entre sí.

Miriya, se preparaba ante la situación de las noticias que venían desde el alto mando. Al salir de su habitación fue directo hacia la sala en la cual estaban los rehenes. Un grupo de soldados pasaba corriendo a gran velocidad. Ella, micronizada se hizo a un lado. Aún no realizaba su nueva transformación de macronización. De hecho estaban por atacar la nave, por lo que dio lugar a que Miriya fraguara su plan de liberar a los rehenes. En especial a Max. Luego tenía planeado escapar en uno de los modelos battlepod preparados para Zentraedis y Meltraedis micronizados, como lo fue en el caso de Rico, Bron y Konda. Al llegar a la puerta de entrada. Una puerta dimensional diferente a la que solía verse en las naves Zentraedis. El guardia observó a la diminuta mujer que firme, les avisó que eran requeridos en el puente de mando.

- Pero Comandante, nos han dicho que tomemos guardia. –

- Y yo, les digo que deben presentarse a mando. Deben ir a la batalla.

- Enterado comandante. – Dijo uno de ellos con su voz. – Ambos se retiraron,

y Miriya se acercó a los botones menores de la gran puerta. Allí aplicó la misma combinación de números que le fueran otorgados a la hora de hacer los exámenes. Al abrirse. Lían, notó la luz del exterior.

- ¿Qué rayos ocurre? – el Dr. Straig estaba harto de todo el asunto. –

- Vengan conmigo. No hay tiempo – Miriya estaba dispuesta a liberarlos-

¿Contigo? – Ni soñarlo - Le comentó la doctora con repulsión. -

- No podemos confiar en alguien como tú. – Manifestó Xavier. – La cabo Owen opinaba lo mismo. –

- No tienen alternativa – Confiesa. – O vienen, o se quedan por siempre

- Creo que es una trampa – Expresa Lían. –

- Por favor vengan – Y mira a Max. – No podemos perder tiempo. -

- Vamos, no tenemos otra opción. Doctor Straig, teniente Cou, debemos ir con ella. – Dijo con seguridad Max. –

Todos consintieron en las palabras de él, aunque no estaban seguros. –

- Vendrán por ustedes luego del ataque. Hay órdenes de Dolza de aniquilar a los rehenes. – Confiesa Miriya – Vamos por favor. –

Todos se miraron, y salieron pronto de allí. En efecto no tenían muchas opciones como expresaba Max, y si debían escapar. Era el momento justo.-

Ella, les daba órdenes para que vayan yendo a medida que los oficiales pasaban. Gigantes que iban y venían, otros micronizados. Estaba el alerta de posicionarse en sus puestos.

- Vamos por aquí, rápido. – Ordenó Miriya. Atravesaron el pasillo principal, hacia la plataforma de subsuelo. Allí, uno de los comandantes micronizados que se encontraba dentro del proyecto de análisis de los rehenes, avistó que estaban todos fuera.

- Miriya, debes ir a punto central para prepararte para macronización ¿Qué hacen los rehenes fuera?

Miriya sin saber que decir titubeo. –

- Azonia, me ha enviado para que los lleve a otra sala. –

- ¿Azonia? No tengo reporte de ello. –

- Si, verifica. –

Al tomar su computador, no podía encontrar, la orden. –

- Te digo que Azonia, nos ha dado las directivas. – Comentó con furia. –

- No, encuentro nada, pero bueno, debo dirigirme a macronización, en seguida. –

- Perfecto, iré en cuanto deje a los rehenes en el sector indicado. –

Al darse saludo, todos se fueron en dirección al subsuelo. Otro de los comandantes preparados para ello, había recibido ya las órdenes de ir a liquidar al grupo, cuando se topó con Miriya. Su altura desde los metros parecía que ella hablara con un edificio. -

- ¿Qué ocurre aquí Miriya?

- Vengo a llevar a los rehenes. –

- Imposible me han dado las órdenes de encargarme de ello. –

- No, puede ser. Debo llevarlos. Son órdenes de Breetaii. –

El hombre dudo unos momentos, y luego asintió con la mirada en ella. –

- Está bien. – Su desconfianza, lo había mantenido cavilando en cuando aquellos diminutos soldados se iban en dirección a la salida. Al cabo de unos momentos, el comandante micronizado, regresa.

- Miriya alto, no hay ninguna orden de Azonia. Regresa con los rehenes. -

¿Orden de Azonia? ¿Creí que era Mi lord Breetai? ¿Qué está ocurriendo?

Miriya sin saber que decir, expresó el grito de corran al subsuelo.

- ¡Corran de inmediato! - Dijo, y todos comenzaron a escapar. El gigante con su arma comenzó a disparar. Los sonidos de las balas hicieron eco, y luego otros soldados aparecieron en la escena. Miriya en medio de la balacera quedó atrapada siendo apuntada por aquel gigante. Cerró sus ojos, y un disparo en el pecho lo derribó. Max, estaba a su lado, había tomado una de las ametralladoras que estaban colocadas en orden para su uso. El impacto hizo que callera al suelo, Miriya fue por él.

- ¿Estás bien? – Preguntó Miriya. –

- Si, ¿Tú lo estás? – Comentó Max. Ambos se miraron mutuamente. –

- Chicos, luego habrá tiempo para miradas, y halagos debemos irnos – dijo Lían, que tomo una de las armas y comenzó a disparar como podía con todo sus cuerpo a los soldados que se atrincheraron. –

- Jefe, son demasiados. –dijo Xavier que lo acompañó.

- Cabo Owen, lleve al Doctor y la doctora ¡Urgente! – Expresó Lían. - Ella, tomo vista de los sucedido, y asintió. –

- Debemos proseguir – Expresó Miriya. –

- Llevalos. Nos quedaremos con Lían. aquí.

- No te voy a dejar. Escuchen vayan directo, y espérennos allí. – Miriya recogió una de las armas, y comenzó con fuerza a disparar. Dando en el blanco. –

- Buen tiró – Comentó Max. –

- Gracias – Sonríe. –

- Debemos salir de aquí. Urgente. – Expresa Miriya, al disparar toda una ráfaga. Dispararen todos a la compuerta.

- Enterado. – Comenta Lían. La ráfaga continuó, generando que los soldados Zentraedis, y Melatraedis fueran algunos retrocediendo, hasta pasar del otro lado de la puerta. Allí Ella, con un tiro certero, averió el botón de ingreso de apertura de la puerta, cerrándose y atrapando del otro lado al enemigo, que había dado la alarma.

- Ahora vámonos. – Dijo. -

- Un día voy a tener que ir a un psiquiatra - cita Lían

- Lo mismo digo - Confiesa Xavier. -

Todos corrieron en dirección al otro grupo que escapaba. Al llegar al subsuelo. Estaba allí un Battlepod, listo. Eran los prototipos utilizados por los micronizados para espionaje.

- Vamos debemos entrar allí. –

Las órdenes llegaron pronto a Breetaii.

- ¿Cómo que escaparon los micronianos?

- Si, fue con ayuda de Miriya, parece. –

- Estos micronianos, son más inteligentes. Los hemos subestimado. Vayan por ellos, que no escapen ¿Dónde se encuentra nuestro ejemplar?

- En observación. –

- Perfecto. –

- My Lord, sugiero que al ejemplar. Lo coloquemos en cabina de estudio de curación. Va ser mejor así, para su análisis.

- Si, si, tienes razón. Ahora debemos preocuparnos por los rehenes, y el ataque.

Al ingresar todos en la nave enemiga, varios de los soldados se hicieron frente en disparos. Miriya indicaba a Max, como utilizar el rifle laser. En cuestión de segundos los soldados fueron aniquilados. Miriya golpea el metal para generar una abertura. El fondo del espacio los succiona, y salen disparados de allí. El doctor Straig, toma el radio para comunicarse, en medio de un ataque de balaceras que genera confusión.

- Aquí SDF-1. Soy el doctor Straig. Aquí. SDF-1, soy el Dr. Straig.

- Señor recibo, una comunicación del doctor Straig – Dice Vanessa. –

- No puedo creerlo – Dice el almirante. Claudia, envíe varios veritech, por ellos

- Entendido, señor. – Acató Claudia. Todos tenían el ánimo que de que algunos de sus amigos habían aparecido, pero aún faltaba más. –

Luego de varios choques, el battlepod, era llevado a la nave. El enemigo continuaba el ataque, y por causa de la huida de los rehenes, deciden suspender las maniobras. Los rehenes estaban a salvo, Miriya observaba la nave que era muy extraña y ya no podría regresar. Max se acercó a ella, para agradecerle, ella asintió y le sonrió. – Al llegar a base. Todos estaban esperando el arribo de los soldados. La cabeza del Battlepod, era traída por varios battleoid. Al descender de la pista la compuesta se cerró de inmediato. Todos salían de allí. Vanessa fue corriendo hacia Lían, y en el abrazo se besaron mutuamente. Luego el Doctor Straig, y la doctora Beth. La cabo Owen, y el cabo Xavier. Max, fue el último en descender, detrás de él, Miriya.

- ¿No vienes?

- No creo que me acepten – Dijo con una mirada indecisa. –

- ¿Por qué? – Preguntó Max dando la vuelta hacia ella. –

- Soy una asesina para tu pueblo, y una traidora para el mío. No puedo estar en ningún lugar. Es mejor que me vaya.

- Pero tú nos salvaste. No puede irte. No dejaré que te vayas

- Lo hice, porque sentí que debía hacerlo. Tú, me venciste en batalla, quise asesinarte, y no pude. No tengo valor. No sé qué es lo que tienes.

- Yo si se lo que es. No te dejaré Miriya. – Max, fue hacia ella, y con su mano tomó su mentón. Y luego la besó como nunca lo había hecho. Ella asintió, y le sonrió con algunas lágrimas pequeñas que se iban intercambiando camino a las mejillas de Max.

- ¿Qué es? – Preguntó ella.

- Es amor. – Ambos se tomaron la mano, y salieron de allí.

Claudia veía que no estaba Lisa, y Roy. Veía que faltaba varios entre ellos el teniente Hunter. Max y Lían no sabían que decir.

Desde el radio se escuchó un mensaje en clave, recibido desde alguna parte del sistema solar. Kim rápidamente comunicó al Almirante Global. Ello significo algo de esperanza, direccionando la nave hacia aquel sector.

Claudia, solo podía pensar en su amiga y su amor. Pero sabía que Roy no volvería. Max le había indicado lo sucedido con una mirada que manifestaba desazón.

Kharyon se preparaba para otro ataque, y recibió la reprimenda de Breetaii desde la pantalla. Lo que enfado al mismísimo.

- Debemos atacarlos – Explayó con cierto odio – Han escapado los rehenes. Dolza no lo tolerará.

- Lo sé, ya veremos qué hacer con ello. Mientras tanto no generes más problemas.

¿Entendido?, O tendré que encargarme de ti. –

- Entendido – Dijo Khayron con cierta furia, apagando su pantalla visor. –

- Señor, tenemos los resultados. Se encuentra estable, listo. Nuestros avances tecnológicos en medicina, son óptimos. Pudimos realizar los estudios y su genética es idéntica. Las múltiples heridas y pérdida de sangre han sido suplidas dando una mejoría. Seguirá en observación. – Explicó Exedore. –

- Perfecto. Increíble que sus cuerpos, mentes y demás sensaciones. Sean como las nuestras ¿Puedes creerlo Exedore, que estemos luchando contra nuestra propia población?

- Señor. Ellos son parte de un planeta en el cual fue uno de tantos que habitamos. Tal vez no sea toda la historia que sabemos sobre nuestra creación, y los maestros de la robotecnia, tal vez oculten algo más, que tenga que ver con la protocultura

¿No lo piensa?

- Exedore, estoy convencido de que los humanos son nuestros enemigos. Pero los informes, y toda su sociedad y cultura me han dado mucho en que pensar. Debemos estar atentos, y diagramar las ideas pronto.

- ¿Y Dolza, mi Lord?

- Ya sabremos lo que dirá. Luego veremos cómo concluye todo. –

- Perfecto. Sepa señor, que estoy con usted, ante cualquier consecuencia.

- Gracias. Eres leal, mi amigo. – Expresó Breetaii con su mano en el mentón, y luego cruzado de brazos. -

Lisa continuaba su duelo por Car, y salió de la habitación, allí Rick, la esperaba en silencio sin decirle nada al respecto. Ella lo miró, y lo abrazó. Él, sin saber que hacer asintió, y la abrazó también.

- Vámonos de aquí – Dijo Lisa. –

- ¿Estás bien? – Preguntó Rick. –

- Si, solo es un mensaje del pasado. – Explicó afligida. –

- Lo importante es que lo guardes en el corazón, Lisa. – Ella sonrió con un poco de tristeza, debajo de sus retinas,

-Sí, lo importante es ello. –

Al cabo de unos momentos. Rick le comentó sobre lo que había encontrado. Y el abastecimiento de alimentos. Lisa parecía entender todo. Tomaron algunos víveres, y salieron de allí en dirección a las torres subsiguientes. Lisa quería analizar todo los sitios que se encontraban. Al llegar a la torres dos, vieron que todo estaba en ruinas. Las batallas se habían diseminado por todos los rumbos que fueron anudados por el planeta. Luego continuaron rumbo hasta concluir el día. Ambos pasaron en la nave veritech la primer noche, para reanudar el camino. Necesitaban un radio en aquel sitio. Fueron de torre, en torre, y todo era un caos. Solo la base principal se había salvado de aquella guerra, de forma extraña, aunque las otras sub bases se encontraban en ruinas. En algunas estaban

los esqueletos de quienes estuvieron. Lisa temía por ello, debido a la impresión de ver cómo fueron aniquilados de manera rotunda. Lo que había sido un proyecto de colonización. Ahora solo era despojos. El día concluyó de una manera extraña. La comandante Hayes se mantuvo en silencio, y con cierta abnegación a los hechos que se iban suscitando. El otro día, fue similar, y así. No saldremos de aquí, dijo Rick con cierto sarcasmo de todo lo que acontecía. La capitana, se mantenía con su mirada en el suelo.

- ¿Lisa?, ¿Estás bien? – Preguntó Rick. Ella asintió. – ¿Lisa? ¿Lisa?

- ¡¡¡¡Sí!!!! Teniente, ¡Estoy bien! – Replicó con cierto enfado. –

Rick agachó la mirada al suelo marciano, mientras el polvo se iba esparciendo. Ya eran varios los días que estaban ocurriendo. Luego de caer la noche marciana. Rick pensaba no proseguir la búsqueda y retornar. Aunque para evitar viajes extensos a la base central, se mantuvieron allí. Rick armó una suerte de refugio, un tanto precario como lo venían haciendo. Con un calentador de mechero, colocó algo de comida, hasta estar en condiciones. Lisa estaba exhausta, y se fue acostar en una bolsa de dormir. Pensaba en todo, en sus amigos, en lo sucedido, los miedos.

Rick preparó eficientemente la cena, y le ofreció a ella, que estaba inapetente.

- Vamos Lisa, debes comer algo. –

- No, Rick, no tengo hambre. –

- Vamos, debes alimentarte.

- Estoy cansada, teniente. Estoy cansada de todo esto. De la guerra, de las muertes. De las perdidas – se dijo mientras observaba el techo del refugio.

- Debemos ser fuertes Lisa. Saldremos de aquí

- No lo sé Rick. No podemos comunicarnos. Estamos en un planeta muerto, que apenas tiene oxígeno. Y solo me trae malos recuerdos.

- ¿Por Car?

- Si. A veces se aparece por las noches, por el día. Por todo momento.

- Es difícil. He perdido, personas en mi vida. – Se acuclilla Rick cerca de ella. – Solo sé, que debemos continuar, mientras las llevamos con nosotros. Por lo menos por misericordia a ellos, que en su lecho interno querrían vernos felices en nuestro caminar.

- Eres fuerte Rick, yo no puedo serlo. Soy una comandante, que no puede sobrevivir. Mira la ruina. Pronto los Zentraedis nos acabaran. Cada vez perdemos más alcance. Y la tierra.

- El SDF-1 vendrá. E iremos a la tierra. –

- No hay tierra, Rick, no lo hay. La ultima transmisión, fue de un ataque masivo de las fuerzas enemigas. Solo unos pocos soldados y el almirante lo saben.

- Pero, ¿Se suponía que estaban bien? Que habían resistido. – dijo sorprendido Rick

- Eso pensamos, pero la última señal, fue que todo era un caos en las imágenes. – Lisa se puso a llorar. – No hay manera de continuar Rick. –

- ¡Te equivocas! Si hay forma. Y venceremos. No podemos darnos por vencidos. – Ella al escucharlo, esbozó una leve sonrisa. –

- Eres muy fuerte Rick. Lo eres.

- He aprendido de los mejores. – Y la mira a ella. – Ella vuelve a sonreír. –

- Siempre has estado solo – Preguntó Lisa. – Eres muy fuerte. –

- Ambos lo somos. Saldremos de aquí Lisa ¿Solo come algo si?

Ella agradeció las palabras del teniente. Rick alzo la mirada al cielo marciano. Y pensaba en su viejo amigo Roy, en Ben, en Max, en Lían y muchos otros y en Minmei.

- Sé que estas mal. Ellos hicieron lo suyo – Dijo Lisa. –

Rick, no contestó palabra, y agacho la mirada al suelo. La comandante comprendió bien.

Al otro día, abordaron el veritech, para salir a una de las torres siguientes. Estaba todo listo, y reanudaron camino. Al sobrepasar una ráfaga de polvo, un manto pudo colorearse de un color anaranjado. Era como una luz. Al llegar. Vieron una cúpula muy diferente a la que conocían. No parecía propia de la base de Marte. Se acercaron a ella para aterrizar. Una enorme escalera, se hizo presente. Al subir, repararon que parecía interminable. Fueron despacio debido a los peligros del uso del oxígeno en el ambiente. Al llegar a la meta de la cima. Se fortificaba un complejo amplio, con una puerta. Entremos dijo Rick. Toda la mecánica, y distribución parecía denotar que no era tecnología de la tierra, incluso tampoco Zentraedi, o meltraedi. Al ingresar había una sala de computadoras. Lisa se acercó a un tablero

- Posiblemente, podamos comunicarnos – Comentó ella. –

- Haz los honores Lisa.

Ella comenzó a tocar los botones, intentando enviar un mensaje. La computadora reaccionó, y luego se fue apagando.

- No, vamos no te mueras ahora. No – maldecía Lisa. Hasta que solo en unos chispazos, produjo un corto circuito. – ¡Dios! ¡No!

- No te preocupes, veamos otras consolas. – Comentó Rick. Él se acercó a otra máquina, y se apoyó sin querer en una de ellas. Una Luz con varios colores del arcoíris se iba produciendo desde abajo al techo. Un ser misterioso se comunicaba con cierto idioma. Ambos se mantuvieron distantes por el susto. Lisa fue hacia Rick que estaba sorprendido, tanto como ella. La voz era grave, y era una grabación muy, pero muy antigua por lo que parecía, pues reflejaban números en su formato. Lisa intentó captar lo que comentaba pero era imposible, pues era una lengua bastante arcaica. Luego de varias palabras se apagó dejando un claro de humo y desde el techo se deshizo una chapa metálica como una suerte de piedra filosofal. Lisa se dirigió a ella, e intentó leer lo que decía. Luego desde el suelo comenzó abrirse como un terremoto. Ellos salieron corriendo hacia afuera, y otras dos bases aparecieron, y luego otras, y otras. Pasmados por lo sucedido. La voz nuevamente se hizo presente, y en un idioma propio de ellos comentó:

- "Somos la raza que dio origen a la vida, y luego fuimos copiados por los maestros de la robotecnia que escapaban del invid, y nos esclavizaron, pero escapamos para armar nuestra propia sociedad. Y aquí y en la tierra hemos llegado. Somos la raza que luego creció, y fue destruida en guerras. Somos la protocultura. Al escucharlo, éste desapareció esfumándose".

- Espera – Dijo Lisa. Pero era tarde. – Tengo preguntas. –Espera. – La luz se escondió en una bruma.

Un complejo amplio estaba frente a ellos, eran sedes subterráneas que estaban en la superficie nuevamente ante el temblor, luego de quizás muchos años.

Lisa, y Rick fueron allí. Al ingresar en ese sinfín de asientos, advirtieron que el grado de oxigeno era suficiente, por lo que pudieron quitarse los cascos. Inspeccionaron todo. Parecía un hogar como los que ellos solían tener. Ambos se separaron para ver que encontraban. Lisa pudo notar al entrar en una de las amplias habitaciones, una foto de una familia que pudo encontrar que podría tener miles de años. Al pasar del otro lado de la puerta, era una típica casa de campo como la que su padre y madre solían tener, y llevarla de infante. Era como un hogar. Eran

tan humanos como ellos, aquellos llamados protocultura. Había algunos elementos básicos, no obstante era suficiente como para sentirse en su casa. Respiró hondo ese oxigeno que no era inhalado hace mas de millones de años y se sintió en paz. Detrás de otra habitación la cocina. En una nevera unos alimentos estaban allí, intactos como si no hubiera pasado el tiempo. Al verlos, pudo notar que estaban en un proceso de refrigerio especial en latas. Entonces abrió una de ellas, y el aroma de aquel alimento extraño, le pareció delicioso. No era nada conocido de la raza humana, quizás si de los protocultura. Tomó una sartén, que había allí, y cocinó aquello con fuego lento. Era como asar verduras, y carne al mismo tiempo. Luego lo preparó en una base de vidrio que lavo cuidadosamente, y depositó la ambrosía. Pues era alimento de dioses. Al concluir el mensaje, colocó una mesa discreta, con dos vasos de agua, y platos con cubiertos. Era magnifico ver lo que el orden de aquel lugar producía. Lisa se sentía a gusto. Luego de tanta guerra, ahora tenía un poco de cariño de familia, en aquel ambiente que por arte de magia se hizo presente ante ella y el teniente Hunter. -

Ella, se sonrió así misma por sus adentros por haber concluido, y Rick llegó, y la veía allí

con cierto agrado. Ella estaba en la parte del living como queriendo ordenar algunos desperfectos que quedaron como nimios detalles triviales, pero su madre le decía que las trivialidades siempre serán tan importantes como la vida misma. Era así como cuando estaba con su familia.

- Bienvenido Rick - Dijo ella. Él la miraba, se sintió cómodo, feliz, y alegre. Era como encontrar a la persona de su vida, allí, esperándolo. Rick en su mente tenía a Lisa como la mujer que se presentaba en sus ojos, como su todo especial. La mirada de Rick era del corazón. -

Paso, mientras ella estaba, terminando de ordenar la mesa. Era un lugar conjugado de vida. A Rick también le recordaba, aquella niñez, en la cual su padre Mitchel, lo llevaba de la mano para sus primeras lecciones.

- Primero debes leer pequeño, y lo que harás – Así explicó su padre. Pasaban muchos momentos juntos. Rick preguntaba sobre su madre, y él guardaba silencio, pero una vez de muy niño, en sus primeros años, recordó una cena en la cual su madre,

preparaba la comida, y él jugaba con el avión que le había construido Roy. Un triplano de color rojo.

Rick no pudo dejar de memorizar rememorando en ese momento, y luego verla a Lisa, allí en un living, como una esposa esperando a su marido. Lisa se había colocado un delantal de color rosa, que con su atuendo parecía dar magia.

- ¿Qué quiere de cenar vida? – Le preguntó como si fueran una familia. Él en un momento comprendió

- Lo que gustes amor – Dijo sin ninguna duda.

Ambos comenzaron a cenar. Rick no podía creer lo que había preparado Lisa, e intento preguntarle.

- Esta delicioso, Lisa ¿Qué es?

- Es lo más delicioso que probarás – Contestó ella. -

Luego de concluir el maridaje, y probar los bocados, observaron en una penumbra de luz en la oscuridad que llegaba de la plutónica noche marciana.

- Eres maravillosa Lisa. Es una especialidad lo que has hecho. Y no sé, pero me ha traído unos recuerdos extraños, en los cuales fui feliz.

Ella sonrió, y luego de unos minutos se lanzó a llorar.

- Quiero a mi familia. Quiero regresar Rick. Quiero a mis amigos – Miró al suelo, mientras el llanto dejaba que cayeran gotas. Él, se acercó a ella, y tomó sus manos.

- Estoy aquí Lisa. Estoy aquí.

- No me dejes., Rick. –

- No quiero el pasado. No quiero más, esto – Comentó Lisa. -

Rick trato de hacer entender Lisa, que no volvería aquel pasado que ella tuvo en sus manos, como Lisa darle a pensar a Rick que tal vez una pequeña una chispa era síntoma de ilusión de creencia.

- No lo comprenderías Rick porque quiero encontrar estos recuerdos. Es solo que no puedo seguir adelante. Estamos en una tierra devastada y pronto nos destruirán

- No, no lo harán.

- Tu eres fuerte, has estado solo sorteando la vida como sino importase el mañana, pero yo, que he sido y soy militar, luché toda mi vida por ese mañana, y ahora estamos en un lugar de muerte. Lisa Observa el alrededor señalando el páramo del paraíso marciano.

- No es como dices. Eres más fuerte. Si no fuera por ti, no estaría aquí. No estaríamos vivos, si no fuese por alguien que nos guie. Tú Lisa, tú, eres admirable.

- Gracias, pero quiero regresar al SDF-1 Quiero estar en casa ¡Quiero mi casa! - Dijo llorando Lisa. Rick se acercó para abrazarla. - No me dejes aquí Rick. - Lisa apoyó su mano en el pecho de Rick ante la congoja. -

- Tu tampoco Lisa. No me dejes nunca - Expresó Rick. Y el abrazó se mantuvo en un beso, en cuanto caía esa nocturna oscuridad de Marte. Era mejor ello. Dos personas que en algún lugar del sistema solar se aman y caminan a dónde sea, sin importar en el fin. Ellos se necesitan más que nunca. Y solo esa unión podría curar la pena.

El beso perduró, y ella lo llevó de la mano por toda esa casa artificial que parecía inmensa del cariño de dos personas. Ingresaron en una habitación, muy pequeña. Allí una cama. Ambos se sentaron en ella, y mientras se besaban acariciaban sus mentes, y luego sus corazones. Ella estaba dispuesta a él, y él, a ella. Sus ropas comenzaron a desprenderse a medida que esas caricias viajaban desde lo más extremo de sus partes hasta el infinito. Rick le quitó suavemente la camiseta, y ella hizo lo mismo con él. Luego el sostén de Lisa estaba fuera en segundos, ella acercó tomando a Rick desde su cuello por detrás para llevarlo a sus pechos. Rick besaba cada uno con delicadeza, y un mordisco levantó el éxtasis de Lisa. Luego ella, bajo a hacia sus pantalones y lo despojo hasta llegar a su miembro, el cual besó con furia, y delicadeza, Rick cerraba sus ojos soñando en lujuria, y luego fue su turno, al quitarle sus últimas prendas y arrojarla en la cama, mientras besaba todo su cuerpo, y acariciaba su sexo. Y luego descendiendo desde sus pezones duros, hasta su ombligo, y allí a su sexo que lamió con sencillez, para luego con sus dedos, jugar con su clítoris. Ella gemía constantemente, hasta que Rick regresó de su viaje hasta su boca y besándola la penetro despacio. Dejo el miembro allí erecto para que ella desde su interior sintiera el calor abrazador, y luego movimiento por movimiento, hasta que Lisa, lo quita de allí y se coloca en posición de agachándose como si fuera un animal cuadrúpedo Rick la nuevamente penetró,

mientras tomaba su trasero, y lo hacía propio, y ella quería más. Rick luego tomaba sus pechos y seguía cada movimiento dándole placer, hasta recogerla desde su cintura y llevarla hacia atrás, para que ella bailara de espalda en su pene cada vez más duro. Ella se movía como si no hubiera fin. En una pausa, se lo quitó y se dio vuelta hacia a él, y lo abrazó, colocándoselo nuevamente, en cuanto sus ojos estaban desorbitados. El movimiento fue salvaje y bruzo, y el nuevamente fue a sus pechos que se deslizaban desde arriba hacia abajo, hasta que su boca llego a los pezones que iban siendo acariciados por su lengua. Ambos estaban completando en un fugaz alineamiento el amor en el orgasmo que se estaba haciendo presente. Ambos gritaban el placer. Ambos explotaron hasta que Rick eyaculó todo lo que poseía y ella en un respiro casi destructivo veía como desde su vagina salía un líquido de placer innato. Luego se agacho al pene de Rick, y lamió cada gota del semen. Las sabanas estaban totalmente mojadas por la lujuria de la transpiración, y aquel fluido que de Lisa estaba siendo extraído. Rick se acostó y Lisa fue hacia él. Se besaron y abrazaron, y no dejaron de estar allí, como dos estatuas que personificaban el amor en todas sus características. –

- Fue maravilloso. Te amo Rick

- Te amo Lisa. Te amo mi mujer bella. –

Luego de unos minutos, sucumbieron a la noche marciana, sin decir nada, soñando con un nuevo amor que los tenía a ambos en dos, siendo uno.

Al dormirse en la luminiscencia, sus cuerpos continuaron por inercia abrazados sistemáticamente. Ella apoyó la mejilla derecha en su pecho y su cabello se expandía como una floresta por intermedio de su cuello. Los dos se habían a través del tacto declarado lo que sentían. Lisa había pensado en él desde antes de llegar a Marte, sus sentimientos se habían volcado en Car, hasta que tomó la decisión de dejarlo descansar. Rick, tenía una admiración por ella, aunque la figura de ese amor de Minmei lo mantenía atrapado, al verla a Lisa en el living allí. Sus ojos no podían dejar de ver a la persona que ha de formar parte de su vida por siempre. Era como si el amor hubiera decidido que las personas que se cruzan se unan por siempre en el espacio y tiempo. Rick es y será para Lisa, como Lisa es y será para Rick. Si hay algo de poder que tiene la antigua raza de los protocultura, es la de unir a esas personas que están destinadas a estar juntas para siempre.

En efecto algo de magia tiene aquella mini ciudad establecida en Marte y lo sabía cuándo mi corazón se abrió a Lisa. No era la Lisa que conocía, era la verdadera Lisa la que siempre amaré.

La fuerza de la protocultura es ello. Abrirnos los ojos para decirnos aquí es donde debes estar. Es aquí con quien debes caminar. Es a partir de allí que debes seguir.

Siempre le tendré el cariño a Minmei como la mujer alegre y dinámica que es, pero mi energía no es de ella, como tampoco la de ella es mía.

Con ella existía un cariño de atracción que suele darse en común. Algo de química avanzada. Pero a partir de este día, con Lisa existe algo mayor. Una alquimia poderosa que nos une para siempre. Esa es la diferencia crucial. Que no nace del tacto, ni de las palabras, sino del espíritu de las almas.

Solo soñaré con ella, pues es mi paraíso. Mañana habrá trabajo. Debemos continuar. Debemos buscar una salida. Y Rick en sus memorias se durmió. -

La mañana siguiente, ambos despertaron. Sintiendo ruidos desde alguna parte del exterior. Se vistieron rápidamente, ante el estruendo por emergencia. -

- ¿Qué podrá ser? – Preguntó Lisa. –

- Parece como un motor ¿No? – Expresó Rick.

Al asomarse en un ventanal de la casa – base, Lisa se sonrojo de felicidad. Como Rick

- Es el SDF-1 – Se dijeron ambos con alegría. Habían de alguna manera recibido la señal – Lisa y Rick se besaron, y esperaron de la mano la llegada de aquel gigante.

El SDF-! se encontraba de nuevo. Estaban de nuevo en casa. -

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