—¿Qué has dicho? —Trey desafiante le preguntó a Adrain, desafiándole a que repitiera lo que había dicho.
Avanzó, su frente casi tocando la de Adrain de manera amenazante, queriendo intimidarlo, pero Adrain se mantuvo quieto, sin sentirse intimidado en absoluto.
Trey estaba a punto de golpear a Adrain en la cara cuando Jay, el tipo con el parche en el ojo, agarró a Trey de la mano y lo retiró.
—Este no es el lugar adecuado para pelear ahora mismo —dijo a Trey, su mirada puesta en el alcaide que andaba por allí, asegurándose de que los demás reclusos estuvieran haciendo lo que debían hacer y Trey comprendió el objetivo.
Volviendo la vista a Adrain, le advirtió,
—Nos veremos en otra ocasión y entonces te enseñaré una lección.
Luego se alejó y continuó con su tarea.
Adrain suspiró de alivio pero sabía lo próximo que le esperaba.
Bajo el ardiente sol, los reclusos continuaron con su duro trabajo hasta que fue suficiente y llegó la hora de limpiarse y volver a sus celdas.
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