Ailwin reconoció a la mujer, aunque no la había visto en dos décadas. Había buscado extensivamente por ella después de que Helena muriera pero nunca había podido encontrarla.
—Espero que reconozca a esta mujer, Su Majestad —dijo Luis—. Dama Fiana, dama de compañía de la Reina Helena y la única testigo de su asesinato.
Ailwin volvió a prestar atención de inmediato. —¿Dónde la encontraron?
—Su Majestad, como su leal sirviente, nunca he desistido en ningún asunto que concierne a nuestro reino. El fallecimiento de la Reina Helena fue un incidente trágico, y aún después de dos décadas, no he dejado de buscar la verdad. Una de las razones por las que regresé a la capital esta vez fue porque encontré pistas importantes y pruebas de quién mató a la anterior reina. Una vez que lo aclaremos, creo que Su Majestad castigará al criminal y a su familia por traición. Yo, junto con todos los ministros, exigimos justicia por el desafortunado deceso de nuestra reina y el castigo de los traidores.
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