—Pero… —La Diosa del Destino frunció sus delgados labios rojos y dijo preocupada—. Pero él aún no ha despertado. Estoy realmente preocupada por él…
—Natasha, esta es la primera vez que te veo preocuparte tanto por alguien —dijo Alves con una sonrisa—. ¿No me digas que te gusta el Sr. Yang?
—¡Esto…! —La Diosa del Destino se sonrojó y explicó nerviosamente—. Profesor, no es así. Yang Luo y yo solo somos amigos…
—¿Es así? —Alves bromeó—. Nunca te había visto tan preocupada por ningún amigo. Natasha, el señor Yang es realmente alguien en quien vales la pena confiar tu vida. Sería genial si pudieras estar con él.
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