Ves y su equipo entraron en la base propiedad de un grupo llamado Dustravens de Vindar. Eran diferentes a muchos otros grupos en que exclusivamente desplegaban mechas aéreos.
Cuando los tiempos eran buenos, sus servicios tenían una alta demanda. Sin embargo, cuando la economía de la República Chuko continuaba en declive, los Dustravens se encontraban con muy pocos trabajos.
Según el Comando Cinnabar, para poder seguir pagando las cuentas, comenzaron a cooperar con las organizaciones más turbias en Vindar.
El Comandante Inteo Meivin de los Dustravens recibió al comandante de los Gritos de Batalla con un fuerte abrazo.
—¡Hugin! ¡Ha pasado casi medio decenio!
—¡Jajaja! —Cinnabar se rió mientras se soltaban—. ¡Te ves más viejo que antes! Ciertamente los tiempos han cambiado.
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