—Manejaste bien los avances del senador Tovar —elogió el mayor Verle a Ves después de aquel incómodo banquete privado.
—Bueno, el senador puede ser una gran figura de la República, pero sus opiniones son... elevadas —se encogió de hombros Ves mientras regresaban a una de las habitaciones para huéspedes donde todos se dejaron caer en los sofás.
—¡Ese viejo está más que elevado! Nos trata prácticamente a todos como piezas de ajedrez. Entiendo que se sienta genial ahora que puede vivir un siglo más, pero no puedo evitar pensar que sería mejor si alguien más joven ocupara su lugar —soltó un resoplido la capitán Orfan mientras volvía inmediatamente al bar y se servía otra bebida fuerte.
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