La nueva tarea que Ves recibió de los oficiales al mando lo agobiaba enormemente. No solo tenía que supervisar las averías periódicas porque los caprichosos vientos astrales decidieron montar un berrinche, sino que también tenía que tocar un tabú.
Ketis no entendía del todo su dilema. —¿Cuál es el problema? Sé que jugar con las interfaces neuronales es peligroso y todo eso, pero es por una buena causa, ¿verdad? Además, estamos tan lejos de la gran y mala MTA que no les importará una cosita así. ¿Por qué aún te importan sus reglas? —preguntó.
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