—Tengo buenas noticias, hermana Ellis. Este lugar ya no será demolido y usted será la nueva dueña. —Yuan transmitió estas noticias a ella.
—¿¡Qué!? ¿Cómo es eso posible? ¿Qué hiciste? —Ellis no se atrevía a creer en estas buenas noticias.
—Solo llamé a un amigo que podría ayudarnos.
—P-Pero si este lugar ya estaba vendido, ¿cómo lograron convencer al comprador?
—Quién sabe. —Se encogió de hombros.
—¿Y qué pasó con el dueño anterior? ¿Qué fue de él?
—Irá a la cárcel.
—P-¿Qué hay de los fondos? Aunque sea dueña de este lugar, si no tengo dinero…
—Eso también se ha solucionado. Voy a donar parte de mi dinero a este orfanato, así que no tendrás que preocuparte por el dinero durante mucho tiempo.
—V-Vos? No quiero poner tal carga en ti…
—Está bien. Recientemente gané la lotería, así que tengo mucho dinero. —Yuan se rió entre dientes.
—¿En serio...? —Ellis miró la expresión calmada de Yuan, con la cara sorprendida.
—En serio. —Lo confirmó.
—Dios mio…
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