Tenía que ser cierto.
El Príncipe Loco debía haber viajado en el tiempo para convertirse en Sunny... por una simple razón. De otra manera, Sunny no podría poseer la Llave del Estuario.
Tomó una respiración profunda y se agarró la cabeza, sintiéndose aturdido.
—Hay respuestas... demasiadas respuestas. Por una vez.
La tumultuosa marea de revelaciones aún no se había asentado en su mente, y no había una imagen clara.
—Ahora todo tiene sentido. Pero también, nada tiene sentido.
Sunny sentía que entendía la verdadera naturaleza del Gran Río. También comprendía la secuencia de eventos que habían sucedido antes del ciclo actual. Todo encajaba bien... excepto por una flagrante inconsistencia.
La existencia de las Seis Plagas era una paradoja que no podía ser explicada por lo que él sabía. Pero eso estaba bien. Después de todo, él no sabía todo, especialmente no en un lugar tan extraño como la Tumba de Ariel.
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