(Punto de vista de Regaleon)
Hemos retrocedido hasta donde se estaba librando la batalla naval. Para cuando llegamos allí, muchos de los barcos enemigos estaban ardiendo. Para cuando estábamos en la orilla del río, veo al general Vicente acercándose a nosotros.
—Su majestad, es bueno que esté a salvo —el general Vicente me saludó.
—¿Cuál es la situación aquí? —pregunté.
—Como puede ver su majestad, hemos ganado esta batalla —general Vincent dijo con una sonrisa—. Los enemigos que han depuesto sus armas están bajo la custodia de mis hombres.
—Bien. Asegúrate de tratar a los prisioneros de guerra con respeto —dije—. No quiero escuchar maltrato hacia ellos —ordené.
—Sí su majestad —el general Vicente dijo y luego se fue.
—¿Cuál es su plan con los hermanos atlantes su majestad? —Dimitri, que estaba a mi lado, preguntó.
Miré a los dos hermanos inconscientes. —Por ahora, pónganlos en un lugar seguro y aislado. Donde los pongan, lo dejo a su criterio.
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