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Capítulo 17 – En el hospital parte 1 

Un tiempo desconocido de tiempo había pasado para mí. Me encontraba en un mundo oscuro sin nada alrededor conmigo flotando en él. Solo podía observa mis manos y pies. Pronto una serie de pantallas aparecieron frente a mí y con ellos varias voces empezaron a resonar. La cacofonía de voces era muy familiar para mí, pero no podía recordad a quienes pertenecían. Por más que trataba de ver las imágenes en las pantallas todo estaba borroso.

Entre ellas una pantalla llamo mi atención. Era la única visible para mis ojos.

¿?: ¿Estás segura que no escuchó nada? No podemos exponer al niño en este problema.

¿?: Acabo de sellar sus recuerdos por lo que no recuerda el objeto que oculte.

¿?: no están preparados todavía para enterarse de la verdad

Como si la trasmisión se cortara todo se puso gris y luego la pantalla desapareció. Cuando lo pensé más detenidamente sabia de quien eran esas voces, eran de mis padres. Pero ¿a qué objeto se refieren? ¿Podrían ser los anillos?

Pronto otra pantalla apareció y en ella solo podía ver el techo.

Padre: Los preparativos están hechos

Madre: El Necronomicón estará en un lugar donde nadie espera

Padre: Bien, hay que seguir ocultando los demás objetos

Madre: pero ¿está bien que le hagamos esto al niño? ¡es un bebé!

Padre: Nadie esperaría que lo selláramos en el

Luego fui despedido y todas las pantallas que una vez me rodearon habían desaparecido. En su lugar un libro con varias runas que parecían de origen nórdico se encontraba flotando. Extendí mi mano hacia el libro y una luz roja entro a mí a través de una apertura entre las runas.

¿?: No estas listo aún. Pero te ayudare a creer.

Una voz ronca había salido del libro lo que me alarmo. De repente una luz blanca apareció e ilumino todo Sacándome de ese espacio.

¿?: hasta la próxima.

La voz ronca que parecía un poco femenina me despidió y salí volando hacia la luz por completo.

Leo: ¡Ah!

Julia se lanzó a mí y me abrazo mientras lloraba.

Leo: ¿Qué paso? ¿Dónde estoy?

Alejandra: Estamos en el hospital, cuando te desmayaste nos encontramos con una conocida de ustedes.

Leo: ¿Conocida?

Alejandra: Julia mencionó que era la llamaban la flor de hielo. Ella te trato y diagnóstico.

Leo: ¿y Melissa?

Alejandra: Ella está bien. Esta al lado nuestro.

Alejandra corrió la cortina solo para que pudiera ver a una Melissa con un semblante mucho mejor. Ya no tenía esa cara de dolor y parece que la fiebre le bajo mucho.

Alejandra: Por cierto, ¿hasta cuándo piensas seguir así?

Leo: ¿Cómo?

Una sonrojada Alejandra señalo lo que me hizo agachar la mirada solo para darme cuenta que no tenía ropa. Julia dejo de llorar y dijo.

Julia: toda tu ropa estaba completamente empapada y rota. No podíamos dejarte así porque te podrías enfermar así que por orden de la doctora te desvestimos.

Alejandra: Nos sorprendió que las heridas de garras sanaran solas.

Leo: ¿Cuánto tiempo dormí?

Julia: toda la noche

Leo: ….

Me puse ropa nueva y cuando estaba a punto de abrocharme la camisa. Dos mujeres entraron por las puertas. Ambas eran hermosas, pero una sobre salía del resto era increíblemente hermosa, talvez solo era comparable a Julia. Podía reconocerla de un vistazo al fin y al cabo ya la había visto antes en la universidad. Ambas me observaron detenidamente mientras simultáneamente se sonrojaron. Aunque Diana tenía una cara de póker desvío rápidamente la mirada lo que me notificó su nerviosismo.

Julia me golpeo con su codo en mis costillas. Sabia en lo que estaba pensando debido a nuestro vinculo.

Sonia: Parece que estas muy bien~

Diana siguió con la mirada desviada caminando lentamente hacia Melissa.

Leo: Es gracias a ustedes

Sonia: No tienes por qué agradecernos. Al final no hicimos nada por ti~

Leo: ¿Como esta mi hermana?

Sonia: Le dimos unos analgésicos y su fiebre finalmente cedió. Le pusimos un suero para hidratarla, pero debe de quedar en observación por lo menos durante una semana.

Diana: Cof Cof…

Venas brotaban de la frente se Diana y Julia.

Diana/Julia: ¡Abróchate la camisa!

Sonia: Por que detener la diversión

Sonia se acercó a mí y me ayudo a abrocharme la camisa. Sus delicadas manos se movían con una gran destreza y solo en este punto note lo hermosa que era.

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