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Nueve. Objetivo.

Alice me dejo en mi casa a la mañana siguiente. Mi madre se asomó por la ventana que daba al patio de adelante cuando me oyó cerrar la puerta del auto. Saludo a Alice y luego fue a abrirme la puerta para recibirme.

—¿Te divertiste, cariño? —pregunto mi madre.

—Si, fue muy divertido, me gusto pasar un tiempo sin chicos. —

Metí mis cosas a la casa y las deje cerca de la escalera, después fui al refrigerador para poder tomar un poco de agua.

—Tu padre me dijo que tenías un mensaje. —me dijo mi madre.

Me acerque al bloc de notas que estaba cerca del teléfono.

*Te llamo Jacob.

Me conto que no pretendía decir lo que dijo y que lo lamenta mucho. Quiere que le llames. Se amable y dale un respiro. Parecía alterado. *

—Y… ¿Lo vas a llamar? —dijo mi madre.

—La verdad ahorita no estoy de humor para todo esto y lo que me dijo no se lo puedo perdonar tan fácil, Omma. —dije.

—Has lo que tengas que hacer, cariño, solo ten en cuenta que los hombres son un poco…como lo digo para que no se escuche feo…bueno son unos cabezotas y a veces dicen cosas que no quieren. —

—Ya lo sé, pero tengo que pensarlo. —dije caminando hacia la escalera para ir a mi cuarto.

—Piénsalo cariño, los errores son de humanos. —fue lo último que escuche que me dijo.

Entre a mi cuarto soltando un suspiro al ver que estaba desacomodado, me dedique a poner la ropa sucia en el canasto, acomodar mi armario. Cuando iba a comenzar a tender mi cama me di cuenta de algo ¿Y mi almohada? Gire en mi lugar para ver si no estaba tirada, mire debajo de la cama y nada. Ahí me di cuenta de que me faltaba mi chamarra negra favorita, fui al canasto de ropa sucia para ver si estaba ahí y tampoco, y además me di cuenta de que me faltaba una blusa roja y mis calcetas largas. ¿Habrá mi madre lavado ropa?

Baje las escaleras y le pregunte a mi madre:

—Omma, de casualidad ¿Lavaste ropa? —

—No, cariño, lo iba a ser mañana. —dijo mientras cortaba vegetales.

—¿No has buscado nada en mi cuarto? —

—No, nadie ha entrado. ¿Por qué? —

—Es que no encuentro mi chamarra. —dije y volví a subir para buscar mejor.

Entre a mi cuarto y revise mi armario, había ocasiones donde tiraba la ropa a una esquina pero tampoco estaban ahí. Luego recordé que Alice había venido a recoger cosa, talvez ella había lavado o algo, aunque no lo creía, tome mi ropa sucia y fui al cuarto de lavado, deje la ropa en una esquina y abrí la lavadora, como lo esperaba estaba vacía, fui a la secadora y también estaba vacía.

Volví a ir a la cocina confundida de no encontrar mis cosas.

—¿Encontraste lo que querías? —pregunto mi madre.

—No. —dije soltando un suspiro.

Entonces tocaron la puerta.

—Elina, ¿Puedes abrir por favor? —

Asentí y fui a abrir la puerta.

Ya sabía quién era, abrí la puerta con una sonrisa.

Edward tenía los ojos dilatados, bufaba por la nariz y fruncia los labios haciendo que sus dientes se vieran.

—¿Edward? ¿Qué pa…? —

—Dame unos segundos. —dijo poniéndome un dedo en los labios y me susurro. —No te muevas. —

Permanecí en mi lugar como él me había dicho.

Recorrió la casa a tal velocidad que mi madre ni siquiera lo vio pasar. Regreso antes de que lograra replicarle algo. Me tomo de la cintura y me llevo a la sala. Miro el cuarto rápidamente y me pego a su cuerpo como si me estuviera protegiendo de algo, mire hacia la cocina, mi madre no nos ponía atención.

—Alguien estuvo aquí. —me dijo al oído.

Lo bueno es que la sala estaba algo alejada de la cocina así que mi madre no nos podía oír.

—Yo no traje a nad…—empecé a decir.

—No es nadie que conozca. —me interrumpió. —Es un desconocido. Uno de los nuestros. —

Rápido capte lo que intentaba decirme, un escalofrió me atravesó la columna.

—¿Es Victoria? —pregunte con voz entrecortada.

—No reconozco el aroma. —

—Talvez es uno de los Vulturis. —

—Es lo más probable. —

—¿Hace cuándo? —pregunte.

—No hace mucho, esta mañana de madrugada, mientras tu familia dormía. Por ese motivo creo que pueden ser ellos, y quien quiera que sea no los toco así que debe de estar buscando otra cosa. —

—A mí. —dije.

No podía creer lo que pasaba por mi culpa mi familia pudo a ver muerto. Un vampiro había venido mientras mi familia dormía.

—Vámonos. —dijo Edward sacándome de mis pensamientos.

—¿Y mi familia? No la puedo dejar en peligro. —

Asintió comprendiendo y saco su celular rápidamente.

—Emmett. —dijo entre dientes. Comenzó a hablar con tanta rapidez que no fui capaz de entender nada.

Después de un minuto termino la llamada y me arrastro hacia la entrada.

—Espera tengo que decirle a mi Omma para que no se preocupe. —dije soltándome y yendo a la cocina para avisarle.

—Omma, Edward y yo saldremos a dar un paseo un rato, vuelvo más al rato. —dije una vez estuve en la cocina.

—Oh, está bien solo no vuelvas muy tarde, cariño. —

Asentí y corrí de nuevo a la entrada donde me esperaba un inquieto Edward.

—Emmett y Jasper están en camino. —me informo una vez estando afuera. —Van a peinar los bosques. Tu familia estará a salvo. —

—¿Adónde vamos? —pregunte en un susurro cuando subimos al auto.

—Vamos a hablar con Alice, talvez vio algo. —dijo sin quitar la mirada de la carretera.

Cuando llegamos a su casa ya todos nos esperaban en la sala.

—¿Qué paso? —pregunto a Alice muy enojado y con los manos hechas puño.

—No sé, no vi nada. —

—¿Cómo puede ser posible? —bufo.

—Te calmas. —le advertí.

No me gustó nada que le hablara de esa manera.

Carlisle intervino.

—Su don no es un ciencia exacta, Edward. —dijo tranquilo.

—Estaba en la habitación de Elina, Alice. Talvez aun siga ahí esperándola.

—Lo habría visto. —dijo Alice.

—¿Enserio? —dijo Edward incrédulo.

—Ya me tienes vigilando las decisiones de los Vulturis, el regreso de victoria y los pasos de Elina. —dijo con frialdad Alice. —¿Quieres añadir algo más? ¿Quieres que cuide a su familia? ¿Quieres que me ocupe de su cuarto, o su casa o ya sé porque mejor no toda la calle? Edward, en algún momento se me va a escapar algo, se crearán grietas si intento abarcar todo. —

—Creo que eso ya está pasando. —contesto Edward de mal humor.

—No había nada que ver por qué ella nunca estuvo en peligro. —

—Si estabas vigilando lo que ocurre en Italia, ¿Por qué no los viste enviar…? —

—Dudo que sean ellos. —le contesto Alice. —Los habría visto. —

—¿Quién más habría dejado vivos a su familia? —pregunto Edward.

—¡No lo sé! —

—Wow, muy útil. —

—¡Ya basta, Edward! estas siendo muy injusto con Alice, ella no puede estar al pendiente de todo. —dije molesta. —Ahora pídele perdón. —

Me miro enojado, cosa que no me importo, le sostuve la mirada hasta que de pronto exhalo y se relajó.

—Tienes razón. —miro a Alice con arrepentimiento. —Lo siento, Alice. Perdóname, no está bien que haya descargado mi enojo en ti. —

—Lo entiendo. —contesto Alice. —A mí tampoco me gusta esta situación. —

Edward respiro hondo.

—Bueno, hay que examinar la situación desde un punto lógico. ¿Cuáles son las alternativas? —

Todos se relajaron al mismo tiempo. Alice se calmó y se reclino en el sofá. Carlisle se acercó a ella a paso lento y mirada ausente. Esme se sentó en el sofá.

Edward me tomo de la mano y me llevo al sofá para que me sentara a un lado de Esme, la cual me rodeo con un brazo.

—¿Puede ser Victoria? —dijo Carlisle.

—No. No conozco ese efluvio. —dijo negando Edward. —Quizá sea un enviado de los Vulturis, alguien a quien no conocemos…—

Ahora fue Alice la que negó.

—Aro aun no le pide a nadie que venga. Eso si lo veré. Lo estoy esperando. —

—¿Crees que sea alguien actuando de manera independiente? ¿Por qué? —pregunto Carlisle.

—Quizá sea Cayo. —sugirió Edward.

—O Jane, ambos disponen de recursos para enviar a alguien. —dijo Alice.

—Y de motivación. —dijo Edward.

—Pero aun así no tiene sentido. —dijo Esme. —Alice habría visto a cualquiera que quiera hacerle daño a Elina o a su familia. Él o ella, no tenía intenciones de lastimarlos, de hecho. —

Solté un suspiro tembloroso al pensar que quien quiera que estuvo en mi casa estuvo cerca de mi familia.

—Todo saldrá bien cariño, no te preocupes. —dijo Esme mientras me sobaba la espalda.

—Entonces, ¿Cuál es su propósito? —medito Carlisle.

—¿Ver si sigo siendo humana? —pregunte.

—Es una opción. —

Rosalie que estaba parada enfrente de la ventana mientras miraba hacia afuera soltó un suspiro bastante alto para que yo pudiera escucharla. Por otra parte, Edward parecía desanimado.

En ese momento entraron a la habitación Emmett y Jasper.

—Se marcho hacía varias horas, demasiadas. —dijo Emmett decepcionado. —El rastro conducía al este y luego al sur. Desaparecía en el límite de la carretera donde lo esperaba un auto. —

—¡Que mala suerte! Hubiera sido maravilloso que se hubiera dirigido al oeste. Esos perros hubieras sido útiles por primera vez. —dijo Edward.

—Ninguno de nosotros puedo identificar el olor. —dijo Jasper mirando a Carlisle. Jasper le había dado la hoja de un arbusto. —Quizás conozcas el olor. —

—No, no me resulta familiar. No es nadie a quien recuerde. —

—Quizá estemos en un error y sea solo una coincidencia…—Esme se detuvo de repente cuando vio la cara incrédula de todos. —No digo que sea casualidad que un forastero vaya a la casa de Elina, pero sí que talvez sea solo un curioso. La casa está impregnada con nuestra esencia ¿No creen que solo tenga curiosidad de saber qué es lo que nos atrae ahí? —

—Si solo fuera un chismoso ¿Por qué no solo limitarse a venir aquí? —dijo Emmett.

—¿Tu lo harías? —pregunto Esme. —La mayoría de nosotros no actúa normalmente de forma directa. Nuestra familia es muy grande, él o ella podría asustarse, pero su familia no resulto herida. No tiene que ser a fuerza un enemigo. —

Los Cullen analizaron las palabras de Esme con diferentes expresiones. Y por la expresión de Edward supe que él no aceptaba la teoría.

—No lo veo de esa manera. La sincronización fue demasiado precisa… el visitante se esforzó demasiado para no tener contacto, casi como si supiera lo que yo iba a ver…—dijo Alice.

—Pudo tener otras razones por las que no hizo contacto. —recordó Esme.

Solté un suspiro.

Edward me tomo de la mano y siguieron hablando sobre teorías.

Al final ninguno dio una teoría realmente buena, y yo la verdad creía que era algún plan de Victoria. No creo que ella intente atraparme personalmente, bueno según por lo que entendía ella tenía un sentido de supervivencia avanzado, eso la hacía más peligrosa al saber que tácticas utilizar al momento de atacar. Pero al final de todos era una teoría y estaba demasiado preocupada como para compartirla.

Después de un rato Edward me jalo para que nos pudiéramos ir a mi casa. En todo el camino ninguno hablo.

—No vas a estar sola ni un segundo. —comenzó Edward rompiendo el silencio. —Siempre tendrás a alguien cerca, Alice, Emmett, Jasper…—

—¿No crees que es un poco ridículo? —dije mientras me cruzaba de brazos.

—La verdad, no. —contesto.

Lo miré mal y ya no le dije más.

—Te hice molestar otra vez, ¿Verdad? —dijo Edward.

—No, es que… sabes es que me estresa tu comportamiento, tú sabes muy bien que me gusta tener mi espacio, y con esto que estás haciendo lo último que me das es espacio. Además no me gustó nada como te comportaste hace rato. —dije enojada.

—Ya pedí perdón por eso. —replico Edward.

—Si, pero estoy segura de que si no te digo nada, no le pides perdón. —

Edward se quedó callado.

—Vez, con tu silencio lo confirmas. Además acuérdate que aun estas aprueba, no porque deje que me beses y mimes quiere decir que ya podemos estar como antes. —

—P-pero creí que ya me habías perdonado por eso. —

—Si, lo hice pero nunca lo olvidare. —dije.

—Elina, pero que quieres que haga. —dijo Edward desesperado.

—Primero, no quiero que tomes esa actitud de idiota que últimamente te cargas. Y segundo… bueno no sé pero ya se ocurrirá algo. —dije.

Edward se estaciono enfrente de mi casa, nos bajamos y para después entra a ella.

Cuando entramos fuimos directo a la sala en donde estaban mis padres. Mi padre miro a Edward para después hablarme a mí con una sonrisa.

—Cariño, Jacob volvió a llamar. —

—¿Sí? —

—Si, se oía un poco deprimido. —dijo.

—Oh, bueno gracias por avisarme. Luego le llamare. —dije.

Cuando Edward se despidió y se fue, fui directamente a mi cuarto para dormir pero en vez de eso terminé pensando en si perdonar a Jacob o no, después de un momento pensando mejor decidí dormir.

A la mañana siguiente mi madre había ido a visitar a Sue Clearwater y mi padre había salido a pescar con Charlie y con un tal Mark.

—Voy a perdonar a Jacob. —le dije a Edward mientras desayunaba.

—Sabía que al final lo harías. —dijo Edward con una sonrisa. —Eres demasiado buena y adorable como para estar enojada por mucho tiempo con una persona. —

—Ya se soy un amor de persona. —dije haciendo aegyo.

Una hora después de desayunar me decidí y llamé a casa de los Black.

—¿Hola? —contesto una voz apagada que reconocí de inmediato.

—Hola, Jacob. —dije.

—¡Elina, oh, Elina, lo lamento tanto! —dijo rápido cuando escucho mi voz. —Te juro que no quería decir eso. Me comporte como un idiota. Estaba muy enfadado, pero eso no es excusa por supuesto. Es lo más estúpido que he dicho en la vida y lo siento. Por favor no te enojes conmigo, ¿Sí? Por favor. Estoy dispuesto a hacer lo que quieras para que me perdones. —

—Jake, cálmate ya no estoy enojada contigo. Te perdono. —dije.

—Gracias. —suspiro aliviado. —No podía creer que había hecho semejante idiotez. —

—Si, yo tampoco lo podía creer, pero ya paso ya te perdone, solo recuerda que si vuelve a pasar no te lo perdonare. —dije con total calma.

—No volverá a pasar. —dijo rápidamente. —¿Vas a bajar a verme? Quiero compénsate. —

—¿Cómo? —

—Como quiera. Podemos ir al acantilado a que tomes fotos como querías. —sugirió.

—Wow, es una gran oferta. —

—Te mantendré a salvo, no importa lo que quieras hacer. —

Iba a decirle que sí, pero miré el rostro de Edward y supe que no era el momento indicado.

—No creo que pueda en este momento, Jake. —

—No le caigo muy bien a él, ¿Verdad? —dijo serio.

—No, nada de eso Jake, es que en este momento tengo demasiados problemas. —dije soltando un suspiro.

—¿Qué paso? —pregunto.

—Es que…—

En ese momento Edward estiro la mano pidiendo el teléfono. Lo mire al rostro parecía demasiado tranquilo.

—¿Elina? —pregunto Jacob.

Edward soltó un suspiro.

—¿No te importa hablar un momento con Edward? —pregunte.

Hubo una pausa.

—Está bien. Esto suena interesante. —

Le di el teléfono a Edward con una mirada de advertencia.

—Hola, Jacob. —dijo con amabilidad. —Alguien estuvo aquí, alguien cuyo olor no conozco. —le explico. —¿Tu manada se ha encontrado con algo nuevo? —

Hubo una pausa departe Edward, en la cual Jacob le contesto. Edward solo asintió con la cabeza a su respuesta.

—Ese es el asunto, no voy a perder de vista a Elina hasta que sepa que no hay peligro. No es nada personal…—

Entonces Jacob lo interrumpió. No podía escuchar que le decía Jacob pero sabía que sus palabras eran más intensas que antes.

—Tal vez tengas razón. —dijo Edward, pero Jacob no dejo de hablar.

—{Bueno al menos no pelean.} —pensé.

—Es una sugerencia interesante y estamos dispuesto a renegociar si Sam se hace responsable. —

Jacob bajo la voz y le contesto.

—Gracias. —dijo Edward.

Entonces Jacob le dijo algo a Edward que hizo que su rostro tuviera una expresión de sorpresa.

—De hecho, había pensado ir solo y dejarla con los demás. —contesto Edward.

Jacob dijo algo más.

—Voy a considerarlo. —aseguro Edward.

Esta vez el silencio se prolongó un poco más.

—Eso no suena mal. ¿Cuándo…? No, está bien. De todos modos me gustaría rastrear el olor personalmente. Diez minutos…claro. —contesto Edward. —¿Elina? —me dijo y estiro el teléfono en mi dirección.

—¿Eh? ¿Hola, que paso? —pregunte.

—Creo que es una tregua. Procura convencer a tu chupasangre de que el lugar más seguro para ti es aquí, sobre todo en su ausencia. Nosotros somos capases de enfrentarnos a cualquier cosa. —dijo Jacob.

—Bueno tiene sentido. Aunque también me encantaría que mis padres estén ahí, lo bueno es que no tengo que preocuparme por Eric ya que es se fue de viaje con Katie. ¿Si le puedes decir a Billy y a Sue? —pregunte.

—Hablamos de un simple reajuste de fronteras para poder atrapar a cualquiera que merodee demasiado cerca de Forks. No sé si Sam aceptara, pero hasta que este por aquí estaré alerta. —dijo seguro de lo último.

—¿Eso que quiere decir? —

—Que no te asustes si vez a un lobo cerca de tu casa. Nos vemos pronto. —

—¿Vas a venir? —

—Si, voy a intentar captar el olor de tu visitante para darle rastreo en el caso de que regrese. —

—Oh está bien, ten cuidado. —dije.

—A esto me dedico, Elina. —dijo y termino la llamada.

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