[Ayer en la noche tuve que salir a hacer algunos trabajos, y recién me desocupo, así que no llegaré a escuela, luego conversaré con los profesores]
"Vaya… parece que hoy tampoco vendrá a clases"
Mia Woo, quien se encontraba caminado de regreso a su aula, murmuró mientras revisaba el mensaje de texto que nuestro protagonista le acaba de enviar - "Y yo que quería decirle que mañana iría a verlo"
El día de hoy Robert no había venido a clases, cosa que se estaba repitiendo varias veces desde hace una par de semanas.
Y aunque esto no debía importarle mucho al resto de personas, para Mia era algo completamente diferente.
[Espero que estés bien… ten cuidado]
Mia tecleó en su smartphone una corta respuesta que, aunque solo parecía un mensaje simple, para ella no lo fue.
Guardó su smartphone y siguió caminando de regreso a su salón de clases mientras su mente reverberaba los últimos sucesos ocurridos en su vida.
Ya habían pasado casi un mes desde aquella extraña reunión en la azotea de la preparatoria en donde Mia habló con nuestro protagonista.
Una reunión en donde ella conté todos los problemas que la aquejaban, en donde le dijo cuál era el motivo detrás de su estúpido comportamiento.
Pensando en retrospectiva, ella sabía que fue una tontería creer que alguien a quien nunca había conocido antes haría caso a tales propuestas absurdas solo por pensar que su apariencia sería suficiente motivo para hacerlo.
Pero lo que no esperaba en ese entonces, fue la propuesta de Robert.
Cuando él le propuso aquel trato para ayudarla con su problema hace casi un mes, Mia no sabía si estaba hablando enserio o le estaba tomando el pelo.
Al inicio Mia creyó que él también comenzaría a burlarse y molestarla, ella se sentía como una tonta al haberle contado sus problemas y lo que le estaba pasando… pensaba que se aprovecharía de ello para hacerle la vida imposible tal y como lo hacía Eunice.
Pero ella se equivocó.
"No tengo por qué gastarme hablando para convencerte, las acciones hablan más que las palabras"
Esas fueron las palabras que dijo Robert cuando vio el confuso e incrédulo rostro de Mia.
En ese entonces, Robert sacó una pequeña libreta de su bolsillo, escribió algo en ella, luego le alcanzó el papel a la muchacha.
Justo cuando Mia estiró su mano para tomar el papel, su mirada se cruzó con la de Robert y, por un momento, ella pudo ver que los ojos de nuestro protagonista no mostraban señal de burla o de mofa.
Tenía una mirada tranquila y confiada, una mirada que la hacía sentir… ¿segura?
"Como dije, solucionaré la raíz de todos tus problemas, pero eso no seré gratis. Veo potencial en ti para que puedas llegar a ser la mejor en lo que respecta al mundo del espectáculo, y explotaré todo lo que tengas para obtener la mayor cantidad de beneficios posibles. Si aceptas, no hay vuelta atrás"
Por un momento Mia dudó de las palabras que escuchaba, no porque sonaran inverosímiles, sino porque Robert lo decía de una manera tan convincente.
¿Cómo un mocoso como él, sin antecedentes ni poder, podría hacer tales afirmaciones? Fue lo que cruzó fugazmente por la cabeza de la muchacha.
Si hubiera sido cualquier otra persona la que le decía esto a Mia, la habría mandado al diablo por parlotear tantas estupideces.
No obstante, luego de un momento de vacilación, ella tomó ese papel.
"Ese es mi número telefónico y también hay una dirección. El sábado a las diez de la mañana iras a ese lugar, ahí hablaremos sobre lo que se necesite para arreglar tu problema"
En ese momento, Robert no le dijo nada más, se dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta de la azotea.
Desde ese momento y hasta el fin de semana Mia no volvió a cruzar palabra con él, mientras que en su mente se abría una debate sobre si todo lo que ocurrió en ese lugar fue algo que en verdad la ayudaría o eran nada más que los delirios de un adolescente loco.
Pero llegado ese fin de semana, ella se arriesgó y fue a la dirección mencionada.
Total ¿no había nada que perder verdad? No era como si el fuera a hacerle algún daño.
Y no es porque Mia fuera una chica muy confiada, ya que creció en un barrio muy pobre y peligroso, sino porque había algo en ese chico que le hacía sentir nuevamente… segura.
¿Quizás el trabaje o tenga conocidos en alguna agencia de modelaje o de actrices? Mia pensó en esa posibilidad.
Aunque nunca había ido a Hannam-dong, la dirección que estaba en el papel, Mia si sabía que era una zona de la ciudad donde se encuentran muchos de esos negocios.
No obstante, cuando por fin llegó a dicha dirección, no pude evitar sorprenderme, pues no era la dirección de un local o un negocio de modelaje.
¿Era la dirección de complejo de apartamentos residenciales?
Mia no pensó que esa dirección escrita en esa hoja se trataba del hogar de nuestro protagonista.
Empezando por la zona residencial, el lugar en donde vivía Robert ya era de por si uno de los lugares a donde Mia solo aspiraba vivir en sus sueños.
¡Y es que Hannam-dong, una zona exclusiva al norte del Rio Ham, es un lugar donde viven las mayorías de las estrellas Coreanas de la música y la televisión!
Hannam-dong también es un centro cultural, en donde se pueden encontrar muchos museos conocidos por sus exposiciones de arte contemporáneo.
No obstante, lo que más resaltaba a esta zona es que aquí estaban las mejores academias de actuación y modelaje de la ciudad.
¿Acaso la familia de Robert tenía dinero?
Mia sabía que la gran mayoría de alumnos que estudian en la Shinan High School son hijos de políticos, empresarios o personas influyentes que se mueven en un mundo de dinero, y solo unos cuantos de los estudiantes estaban ahí gracias a becas y a subvenciones de gobierno para gente de bajos recursos, como es mi caso.
Sin embargo, los hijos de familias adineradas siempre se destacan por demostrar que lo son, como es el caso de Hee-Jin y Ki-soo, los hermanos que atormentaron a muchos estudiantes anteriormente.
Pero Robert era una caso diferente.
Se veía tan sencillo en su forma de actuar que no aparentaba para nada haber nacido en una cuna de oro.
¡Y desde que puso un pie en el lugar, las cosas cambiaron completamente en su vida!
En el lugar de la reunión no solo estaba Robert, sino también había dos mujeres que llamaron la atención de la muchacha. No por su físico ni su edad, sino por la forma en como estaban vestidas.
Y es que era muy evidente que la ropa formal y elegante que tenían puesta no era algo que cualquier mujer podría vestir.
Pero todo esto fue dejado de lado cuando las dos mujeres comenzaron a hablar con Mia sobre la situación de su familia. En ese momento la chica se enteró que una de esas mujeres trabajaba en las oficinas del hospital militar perteneciente al cuartel central del Ejercito Coreano, mientras que la otra era parte de una ONG encargada de asistir a personas con problemas de alcoholismo.
Mientras más hablaban esas mujeres, la mente de la chica se perdía en medio de varios sentimientos que asaltaban su caótico corazón, pues las cosas que ellas decían hicieron que por un momento Mia creyera que todo esto era un sueño.
Comenzaron a hablar sobre llevar a su padre a un centro de rehabilitación, de que internar a su tio en un centro especial para la salud mental en instalaciones
subvencionadas por el ejército, así como hacer que su madre pase por un chequeo médico integral para evaluar su estado de salud.
Estas palabras sonaban tan buenas como para ser cierto, pues era como si todas las plegarias que Mia alguna vez había orado en silencio se cumplieran, por lo que no quería emocionarse tan rápido.
Aun cuando Robert le había prometido ayudarla, aun le costaba creer que todo esto era verdad. Él nunca participó en la reunión, solo actuó como anfitrión, pero Mia sabía que las palabras de estas dos mujeres era el reflejo de lo que el muchacho le prometió.
Por más que Mia estaba reacia a creer, al parecer la realidad estaba en empeñada de hacerla confiar más en este extraño y ahora enigmático compañero de escuela.
y para rematar, cuando las conversaciones terminaron, esas dos mujeres acompañaron a Mia hacia los edificios tanto del hospital militar, como de la ONG en donde tanto su tío como su padre estaría en tratamiento.
Al ver esto, la chica supo que Robert nunca había mentido, supo que era verdad todo lo que le prometió.
Buscando un momento para estar a solas, Mía lloró en silencio, sus lágrimas no pudieron ser contenidas y su emociones brotaron abruptamente.
Casi siempre en el pasado ella había llorado por cosas desagradables o por impotencia de no poder hacer nada para cambiar la situación de su vida. sin embargo, esta vez lloró no de pena, sino de gratitud, un verdadero sentimiento de gratitud.
Si no fuera por estar en medio de todo el trámite con las dos mujeres que la ayudaban, ella regresaría al departamento de Robert para abrazarlo fuertemente.
Así que, aguantando sus complejas emociones, terminó todo el papeleo y acordó con las dos mujeres llevar a cabo el proceso de internamiento de sus familiares en las instalaciones mencionadas.
Justo cuando esto sucedió, un mensaje le llegó a su smartphone.
[¿Ves? Te dije que todo estaría bien, tu familia estará a buen recaudo. El lunes nos veremos en la escuela, ahí podrás agradecerme si quieres, luego hablaremos sobre tu parte del trato. Ten cuidado al regresar~]
Mia solo se quedó de pie, en medido de la calle, en silencio.
No estaba triste, no estaba impotente, simplemente estaba en paz, estaba realmente feliz. Abrazó fuertemente su smartphone y sonrió al pensar en la persona que había logrado hacer este sueño realidad.
A la semana siguiente, reunidos en la misma azotea, Mia abrazó fuertemente a Robert en agradecimiento, y en ese mismo lugar ella prometió hacer todo lo que estaba a su favor para convertirse en la mejor actriz de la industria.
Desde entonces Mia estuvo al lado de Robert casi todos los días, acompañándolo en los receso y a las salidas de la escuela.
Durante estos momentos Robert conversaba con ella y hablaba sobre muchas cosas que al parecer no tenían importancia al inicio, pero que Mia luego empezó a entender.
Cosas como historia, arte, comida, política, tecnología, cosas que eran casi del día a día, cuando eran narradas por Robert adquirían una importancia muy grande para la chica.
Mía no entendía por que lo hacía, pero sin cuestionar siempre escuchaba. No fue hasta hace unos días que, luego de escuchar una entrevista de dos académicos en la televisión, se dio cuenta de que podía entender muchas de las cosas mencionadas, pudiendo formarse un criterio propio.
Fue en este entonces que Mia se dio cuenta que Robert no perdía tiempo hablándole de estas cosas, sino que fue una especie de entrenamiento a la que estaba siendo sometida por él.
Y si bien esto sonaba como a algo tedioso, para ella era todo lo contrario, pues comenzó a disfrutar de la presencia de Robert.
Estos días fueron los mejores que Mía había tenido en mucho tiempo.
El acoso de Eunice cedió de la noche a la mañana, su padre y su tio estaban llevando a cabo sus tratamientos, su madre fue atendida oportunamente para aliviar sus problemas, la carga económica mejoró un poco para su familia…. Todo empezó a ir bien.
Esto hizo que el agradecido corazón de Mia estuviera mucho más agradecido con Robert de lo que más podía estar, y poco a poco ese sentimiento de agradecimiento fue convirtiéndose en algo más, algo que ella aún no entendía.
Si, era una poco especial y orgulloso, pero no era vanidoso ni presumido. Era alguien maduro y con un pasado misterioso.
No obstante, las cosas cambiaron un poco en estos últimos días, pues Robert comenzó a faltar varios días a la escuela, cosa que la preocupó mucho. Cuando ella pe preguntaba por ello, el siempre le daba una sonrisa y le decía que pronto se lo contaría, dejándola con las dudas.
No sabía que es lo que él podría estar pasando, pero quería saber si podía ser de ayuda en lo más mínimo que sea, pues sentía que estaba en deuda con él.
Pero lo que Mía no sabía, es que esa preocupación por Robert no era solo por agradecimiento, sino que era un sentimiento que ella nunca había experimentado, algo que tomaría por sorpresa su corazón por sorpresa.
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NA: Chicos que tal, ahora estamos con un nuevo capítulo de este fanfic, el cual comenzaremos a retomar al igual que mis otros trabajos. Pido disculpar por la ausnecia, prometo que daré lo mejor de mi para lograr sus espectativas (^_^)