Después de un día de descanso y cuidados en la casa Delacour...
"Y luego me hizo comer algo. Tenía miedo porque recordé lo que siempre me decías sobre no aceptar cosas de extraños," dijo Gabrielle, mirando a su madre y a su padre. "Pero luego sacó más comida, y más y más, un poco de todo. Había algunas cosas que no conocía. Al final, después de comer, me sentía... rara..."
La pequeña se detuvo, y tanto sus padres como su hermana apretaron sus manos con preocupación.
"Pero no de una manera mala," continuó Gabrielle. "Me sentía con la cabeza despejada, pensar era más fácil. Intentó comunicarse conmigo de nuevo, y aunque todavía no entendía todo, algunas cosas fueron más fáciles. Aunque no nos entendimos por completo, pudimos... ¿hablar? Y le dije que me dejara en la tienda a la que fui con Fleur."(Gabrille)
Ante las palabras de su hija, Apolline Delacour le dio un suave golpe en la cabeza a Fleur, regañándola nuevamente por haber sacado a Gabrielle de casa sin permiso.
"Es posible que haya habido una poción agudizadora de ingenio o algo similar en la comida. ¿Dijiste que era británico? Quizás las ocultaba así o las traficaba... aunque no es un producto muy controlado, quizás es algo nuevo... ¡Tenemos que llevarte a que te revisen, no podemos arriesgarnos a que te hayan dado algo peligroso!" exclamó Monsieur Delacour, listo para llevar a su hija al hospital mágico.
"¡Ya, papá! ¡Ya me hiciste revisar dos veces y estoy bien!" protestó Gabrielle, soltándose de los brazos de su padre. Ya había sido suficiente que un grupo de magos examinara cada pequeño malestar en su cuerpo dos veces desde que volvió. "Además, el señor hombre lobo no me daría algo malo. Es una buena persona."
"Mi niña, ese hombre es peligroso. Lastimó a mucha gente durante el altercado. Además, los hombres lobo son muy peligrosos, estoy agradecido de que no te haya pasado nada," replicó su padre.
"¡Él no es peligroso! ¡Él me salvó!" Gabrielle reaccionó con fuerza ante las palabras de su padre. "Es un héroe, me salvó de los malos y me llevó con Fleur."
"Mi pequeña," dijo Apolline, abrazando a Gaby. "Yo también le estoy agradecida por traerte, sea un hombre lobo o un criminal, salvó a mi niña."
"Sí, pues es un héroe muy escurridizo," intervino Monsieur Delacour, con un tono de frustración. "Después de lastimar a varios Aurores y criminales por igual, desapareció como si nunca hubiera estado aquí. No importa qué método usáramos, no conseguimos nada sobre él, y me ha traído muchos problemas."
Monsieur Delacour estaba muy feliz de que su hija estuviera a salvo, pero su trabajo como jefe de uno de los grupos de Aurores franceses había sido un caos desde el incidente. No era el mejor en combate, pero tenía excelentes habilidades administrativas, y lo sucedido le había puesto bajo mucha presión. Un hombre lobo atacando en medio de La Cachée, junto con una batalla a gran escala… hacía mucho tiempo que no sucedía algo tan grande y tan visible para el público, quizás desde la época de Grindelwald.
"Ahora todos esperan aterrados que el polvo de plata y el díctamo funcionen," resopló, recordando la expresión de sus compañeros, que desde lo sucedido no dejaban de mirar con miedo las cicatrices provocadas por el hombre lobo. Aunque era extraño, a pesar de que habían sido difíciles de curar, los medimagos dijeron que probablemente las cicatrices se podrían borrar con el tiempo. "Si fuera un héroe o un buen ciudadano, no tendría por qué esconderse. Se habría entregado para ser investigado," añadió, convencido de que esa sería la mejor opción, pues le ahorraría muchos problemas.
"¡Papá! Él salvó a Gaby, no puedes dejar que vaya a prisión por eso," se quejó Fleur, aunque la idea de tener a un hombre lobo cerca aún la aterraba.
"Tampoco soy un monstruo," respondió su padre con un suspiro. "Él salvó a mi pequeña; me aseguraré de que lo traten con el debido cuidado. Solo debería testificar los hechos. A pesar de los daños que causó, no creo que el Ministerio quiera enfrentarse a la familia Delacour tratando mal a su salvador. Solo espero su cooperación, y yo mismo me encargaría de recompensarlo por lo que hizo."
Mientras los padres de Gabrielle discutían con su hermana sobre su extraño salvador, ella parecía haber recordado algo. Se concentró un momento, tratando de revivir la sensación que había experimentado antes.
"¡Funcionó!" gritó Gabrielle, saltando de alegría al ver la pantalla azul frente a ella.
"¡¿Qué sucede?!" exclamó Monsieur, alarmado, con la varita en mano por el repentino grito de su hija, recientemente secuestrada.
"¿Qué pasa, mi amor?" preguntó su madre con preocupación.
"¡Funcionó! ¡La cosa que usamos para comunicarnos!" explicó Gabrielle emocionada. "¿No lo ven? El cristal azul o lo que sea está frente a mí."
Los padres de Gabrielle se miraron con preocupación y sacaron sus varitas, comenzando a lanzar todos los hechizos de detección que conocían. Como diría Ron Weasley, 'ver o escuchar cosas que los demás no pueden percibir nunca es buena señal, ni siquiera en el mundo mágico'. Fleur se preocupó al ver la seriedad de sus padres, al igual que Gaby, que estaba cada vez más confundida.
"¿Dónde está, cariño? ¿Qué ves?" preguntó Apolline con suavidad.
"Está aquí… Es como un cristal azul, una hoja de pergamino flotante con escritos," respondió Gabrielle, tomando la mano de su madre para guiarla hacia el espacio donde ella veía el objeto. "¿No lo ven?"
"¿Qué más hay? ¿Cómo es?" inquirió Monsieur, continuando con los hechizos.
"Eh… tiene todo lo que tratamos de decirnos, pero lo suyo está en inglés y sigo sin entenderlo," dijo Gaby con un poco de frustración.
"¿Puedes leérnoslo?" pidió Fleur, con el corazón acelerado.
"Desde el principio."(Monsier)
Gabrielle se dio cuenta de que podía desplazarse hacia arriba y hacia abajo en la conversación, así que volvió al inicio e intentó relatar lo mejor que pudo. A pesar de todo, su falta de conocimiento del idioma hizo que algunas cosas fueran difíciles de transmitir, así que terminó transcribiendo todo en un pergamino para que fuera comprensible para todos.
Con los mensajes transcritos, la familia Delacour pudo entender un poco más lo sucedido. Monsieur, que sabía más inglés gracias a los diversos trabajos internacionales que había realizado, comenzó a narrar en voz alta la conversación escrita.
Todo comenzaba de forma normal, con el licántropo intentando comunicarse con Gabrielle y comprobando si ella entendía los escritos. Luego, siguieron los intentos de Gabrielle de usar el mismo método de comunicación. Monsieur dedujo que este método mágico no había sido probado anteriormente entre personas que hablaban distintos idiomas, si es que se había usado antes alguna vez.
Notaron cómo los mensajes del hombre lobo se volvían más cortos y simples, hasta llegar a ser solo un grupo de palabras sueltas. Gabrielle también siguió ese tipo de "juego". La familia pudo ver cómo ambos habían intentado comunicarse, e imaginaron la situación que ambos debieron enfrentar.
Después de presenciar toda la conversación, comprendieron que las intenciones del licántropo no parecían ser malas; al contrario, había intentado ayudar a Gabrielle en varias ocasiones. Esto los hizo bajar un poco la guardia, aunque la presencia de esta figura seguía siendo un misterio.
"Lástima que no haya ningún dato sobre él... pero, como salvador de mi hija, tiene mi más sincero agradecimiento," dijo Monsieur, suspirando.
"La familia Delacour le debe mucho," añadió Apolline, quien había escuchado de su esposo algunos detalles obtenidos en los interrogatorios. Si Gabrielle no hubiera sido rescatada por ese extraño, las consecuencias habrían sido terribles.
"¿No podrías enviarle otro mensaje con esa cosa?" sugirió Fleur, provocando que todos se volvieran hacia ella. "Solo digo..."
"Esa es la razón por la que traté de usar esta magia de correos," explicó Gabrielle, emocionada al recordar por qué había iniciado todo esto. "Quiero darle las gracias... y esperar que me entienda." Sabía que no había podido expresarlo correctamente en su momento, y estaba verdaderamente agradecida.
"Esta podría ser nuestra oportunidad para contactar con él y traerlo al Ministerio," dijo Monsieur con entusiasmo.
"Amor, no vamos a atraer a nuestro amigo a una trampa," lo reprendió su esposa, que ahora también tenía una imagen más positiva del hombre lobo, o al menos más aceptable. "Sabemos bien cómo el Ministerio trata a los seres como los licántropos. Nos ayudó, no deberíamos enviarlo a un lugar donde seguramente intentarán acusarlo de atacar a los Aurores, entre otras cosas."
Ahora, con la información obtenida, sabían que el hombre lobo había atacado tanto a los Aurores como a los criminales para crear una distracción. Apolline ya no podía culparlo; al fin y al cabo, había salvado a su hija por esos medios. Siendo ella misma medio veela, sabía muy bien cómo el poder politico y las familias de sangre pura trataban a los híbridos y otros como ellos. A pesar de que ella estaba en un lado más favorable —como objeto de deseo más que de desprecio—, entendía muy bien cuán diferentes eran los tratos hacia ellos.
"Si lo llevas allí, el Ministerio intentará culparlo de todo para lavarse las manos y mejorar su imagen ante el público. A ti te complican un poco las cosas, pero no hacen nada exagerado porque perteneces a la familia Delacour y tienes cierta influencia. Pero él... como hombre lobo, ya es el chivo expiatorio perfecto para culparlo del caos, además de todos aquellos a quienes lastimó, que no lo verán como nosotros," explicó Apolline con firmeza.
"Papá, no le hagas daño a mi amigo," suplicó Gabrielle, entendiendo que algo malo podría sucederle a su salvador si su padre seguía adelante con su plan.
"Sí, no sería justo. Por lo menos, le debemos eso," agregó Fleur, abrazando a su hermana y uniéndose a las miradas serias que ahora apuntaban al único hombre de la familia.
"Bueno, bueno, calma... Todavía no vamos a hacer nada," intentó tranquilizar Monsieur. "Primero veamos si podemos comunicarnos con él."
"¡Sí!" exclamó Gabrielle emocionada. "Pero... ¿qué le digo?"
La familia discutió durante un rato sobre qué deberían decirle, cómo formular el mensaje, si habría una respuesta y si este método de comunicación era seguro para Gabrielle. A pesar de todos los intentos, no habían detectado nada con sus hechizos y solo podían confiar en la palabra de la pequeña.
Finalmente, Gabrielle, con la ayuda de su familia para escribir en inglés, envió su primer mensaje:
[¿Hola?]
La familia esperó ansiosa, con los ojos puestos en Gabrielle, quien era la única que podía ver ese extraño método de comunicación. Pasaron unos instantes y apareció una respuesta.
[¿Hola?]
"¡Ha respondido!" exclamó Gabrielle emocionada.
"¿Qué dijo?" preguntó Fleur.
"Lo mismo que yo."(Gabrielle )
"Hmm... tal vez no te reconoce."(Fleur)
"Sí, quizás no sabe quién está hablando con él."(Apolline)
"Escribe esto," sugirió Monsieur.
[Soy la niña que rescataste. ¿Se acuerda de mí, señor loup-garou?](G)
[Claro que me acuerdo de ti, pero no recordaba que hablaras inglés... Por eso estaba un poco confundido. Hubiera sido mucho más fácil en ese momento de ser así.](R)
[Mi familia me está ayudando.](G)
[Oh... eso tiene más sentido que haber aprendido un nuevo idioma en tan poco tiempo. Me alegra saber que estás a salvo con tu familia. Sé que me avisaste, pero me tranquiliza confirmarlo.](R)
[Quería agradecerte por salvarme. Mi familia también.](G)
[No hay de qué. No podía dejarte en manos de esos idiotas, eso me pesaría en la conciencia.](R)
[Gracias... También queria preguntarte ¿podríamos volver a vernos?](G)
[Claro, creo que sería bueno volver a vernos.](R)
[¿De verdad? Quiero decir, ¿podría ser pronto? En mi casa. Mi familia quiere agradecerte personalmente.](G)
[Claro, pero... ¿crees que tu familia puede guardar el secreto de mi identidad...? Espera, ellos están ahí ayudándote. Bueno, ¿pueden guardar mi identidad si voy? Si no, tal vez sea mejor que no vaya.](R)
La familia Delacour debatió un poco antes de responder, impacientando a Gabrielle.
[Sí, podemos. Aunque nos gustaría conocer a la persona que me salvó. No nos importa que seas un hombre lobo.](G)
[Ah, sí, no es que no quiera presentarme ante ustedes. Es solo que no puedo permitir que nadie sepa que estuve en Francia.](R)
[¿Por qué?] —preguntó Gabrielle, alentada por su padre.
[Bueno... digamos que me escapé de casa, y no me conviene que mis padres se enteren.](R)
Al leer esto, la familia comenzó a imaginar una historia diferente, alejándose de la idea de un criminal fugitivo y acercándose más a la de un joven que había tenido que abandonar su hogar tras convertirse en un hombre lobo o algo similar. Aunque aún había algunas dudas.
[¿Huiste de casa de tus padres? ¿Tienes un lugar donde quedarte?] -preguntó Gabrielle, por indicación de su madre, que sentía compasión, a pesar de que la mirada de su esposo indicaba claramente que no estaba de acuerdo con el camino que tomaban esas palabras.
[¿Qué? No, espera, no me has entendido. Me escapé de casa, pero no para siempre. Quería visitar Francia, pero no podía dejar que mis padres se enteraran. Una vez que me aseguré de que estabas bien, volví a casa. El problema es que, si me presento a ustedes con mi verdadera identidad y ustedes lo mencionan a alguien, mis padres sabrán que me fui del país sin permiso... además del lío que causé. Y créanme, soy muy reconocible por mi aspecto.](R)
[...]
La familia Delacour quedó en silencio, cada nueva revelación cambiaba su percepción y los dejaba más confundidos sobre qué pensar o si debían seguir especulando y esperar a que el hombre lobo apareciera y se revelara todo.
[Entonces, ¿no puedes visitarnos sin el permiso de tus padres?]
[Puedo escaparme otra vez... siempre y cuando ustedes guarden mi secreto, claro.]
[Sí, podemos hacer eso,] respondió la familia, aunque con algunas reservas sobre cumplir la promesa dependiendo de la situación.
[De acuerdo. Creo que puedo ir mañana por la mañana. ¿Les parece bien? Si no, pueden proponer otra fecha.]