Después de que Álvaro entro en el baño, Carlos se mantuvo mudo por completo. ¿Cómo podría dejar que Álvaro se fuera? Después de arreglarse, Álvaro abrió el grifo y fingió que acababa de ir al baño, después salió.
Carlos ya se había sentado en el sofá y empezó a beber te. Parecía tan tranquilo. Sin embargo, Álvaro vio que sus manos temblaban un poco. Tenía más dudas sobre él. Álvaro asintió y se fue sin decir más.
Después de que se fuera esta vez, Carlos se paró frente al ventanal durante mucho rato. Tenía miedo de que Álvaro volviera otra vez. Este hombre era demasiado molesto. Si no hubiera reaccionado rápidamente en ese momento, Álvaro podría haberlo golpeado.
El odio de Carlos aumento cuando pensó que podría haber descubierto a Samara. Incluso quería matarlo. Carlos tuvo un pensamiento fugaz y vio el odio pasar por sus ojos.
Esta vez, Álvaro no volvió... en su lugar, fue a un hospital y fingió ser otra persona para identificar el ADN del pelo. El resultado tomaría como máximo 3 días. Él no podía esperar ese tiempo, ya había decidido visitar la mansión de Carlos por la noche.
Unas horas más tarde Josué llego y parecía estar cansado.
-Señor. -cuando Josué vio a Álvaro fuera del hospital, fue muy cuidadoso.
Álvaro asintió y lo dejo entrar en el coche. Los dos salieron rápidamente.
-Sospecho que Carlos ha escondido a Samara. Ve secretamente a la Discoteca Paraíso y comprueba si fue Carlos a la subasta. -los ojos de Álvaro eran algo profundos, sus manos estaban fuertemente apretadas.
No quería ser enemigo de la familia López. Incluso planeo cuidar de ellos en gratitud a lo que habían hecho por Samara y sus hijos durante los últimos años. Sin embargo, si Carlos realmente se había llevado a Samara, Álvaro no se atrevió a pensar en lo que haría.
Josué todavía tenía alguna relación en esa zona. Al escuchar las palabras de Álvaro, inmediatamente fue a trabajar.
Cuando Álvaro volvió al hospital, Laura y Adriano estaban jugando. En estos días, Adriano pareció crecer de repente. El cuido a Laura y estaba muy preocupado por ella. Así que Laura se reía todos los días. Esa risa crujiente esa como una campana, haciendo que todos se sintieran muy alegres.
- ¿De que estáis hablando? ¿Por qué os reis? -Álvaro contuvo sus emociones. Frente a su hija, solo quería energía positiva.
Laura se puso bastante contenta cuando vio a Álvaro. En estos días, él la había acompañado. Cada vez que abría los ojos, podía ver a su padre y a Adriano, ella ya no estaba sola. Se sentía muy bien. Si su madre y su hermano también estuvieran allí, se sentiría mejor.
- ¡Querida! -Álvaro la beso en la frente, luego la abrazo y la sentó en su regazo.
-Bueno, ¿Por qué hay un batido aquí?
-Adriano fue a comprarlo para mí. El medico dijo que puedo tomarlo, pero no lo hice. -dijo Laura felizmente.
Álvaro se sintió especialmente incomodo. Debería haber sido la princesita de la familia Ayala, nacida con el cariño y la posición. Pero ahora estaba en esta situación, lo cual era realmente triste. Sin embargo, Álvaro oculto su emoción, sonrió y le dijo a Adriano:
-Realmente has crecido, ya sabes cuidar de Laura.
Adriano se froto la parte posterior de la cabeza con vergüenza. De hecho, extrañaba mucho a Eduardo.
-Papa, Adriano dice que nos llevaras al parque de atracciones cuando me recupere. ¿Es verdad?
- ¿Quieres ir? -mirando a los expectantes ojos de Laura, ¿Cómo podría negarse?
- ¡Por supuesto! Podríamos ir todos juntos. No sé cómo es el parque. ¿Es tan bonito y divertido como dice la televisión? -Laura estaba muy feliz.
Cuando el médico le dijo que su enfermedad había cambiado y que podía correr bajo el sol como otros niños, nadie supo lo feliz que era. Ahora quería compartir esta alegría con sus familiares. No podía ocultarlo.
-Si, siempre que cooperes con el médico, podremos salir a jugar pronto.
- ¿De verdad?
-Por supuesto, yo nunca te mentiría. -Álvaro toco su pelo. Debido a que le inyectaban antibióticos durante toda su vida, su pelo no era tan suave como el de otras niñas. Incluso era un poco marchito, esto hizo que Álvaro se sintiera más incómodo.
Si Samara supiera que Laura se iba a operar, ¿estaría ansiosa? Ahora que Eduardo había desaparecido y Laura se iba a operar, probablemente estaría a mil. Desafortunadamente, no podía acompañarla ahora.
En este momento, realmente quería reunir a la familia. Esa sería la escena más hermosa del mundo. Álvaro estaba triste. Laura lo noto y dijo:
-Papa, ¿eres infeliz?
-No…
-Pero siento que algo anda mal contigo y te ves muy infeliz. Llame a mama ayer, pero su teléfono esta apagado y Eduardo tampoco respondió. Papa, ¿están ocupados? ¿Por qué no les llamas? Me van a operar y tengo miedo. Quiero que mama y Eduardo me acompañen. Quiero verlos cuando salga. -La mirada suplicante de Laura era como una daga en el corazón de Álvaro. ¿Cómo podría decirle que no vendrían?
De repente Adriano se sintió un poco triste.
-Papa, voy a salir a comprar. -rápidamente se escapó, pero sus ojos ya estaban rojos.
Álvaro sabía que debía de haber pensado en Eduardo de nuevo. La relación entre los dos era tan buena. Pero ahora la vida de Eduardo era incierta. Era difícil para Adriano no revelar nada delante de Laura.
-Papa, ¿Qué pasa con Adriano?
-Nada. Puede que quiera ir al baño. -solo pudo cambiar de tema con una excusa mala.
Laura era como un ángel, el mejor regalo que Samara le había dado. Frente al interrogatorio de su hija, Álvaro no supo cómo responder. Solo podía susurrar:
-Eduardo está enfermo y necesita estar en cuarentena. El teléfono es radioactivo y el hospital no le permite llevarlo. Cuando te recuperes, podremos volver a verlos.
- ¿De verdad? -Laura parpadeo, pero estaba desconfiada. Hacía mucho tiempo que no los veía.
-Por supuesto que sí. Papa nunca te mentiría. -Álvaro miro con cariño a Laura, pero tenía un remordimiento.
Después de obtener la información de Álvaro, el corazón inquieto de Laura se relajó. Ella sonrió ampliamente y tenía 2 hoyuelos, la hacían ver cariñosa.
-Papa, mi hermano y yo tenemos telepatía. No importa lo lejos que este, todavía puedo sentirle. ¿Es magia? -dijo Laura ingenuamente y miro secretamente a su alrededor. Era extremadamente misteriosa.
Álvaro se quedó ligeramente aturdido por sus palabras. Todos dijeron que había telepatía entre gemelos, seria verdad. ¿Laura sentía algo? Álvaro estaba un poco preocupado.
-Laura, no pienses, mas, Eduardo está bien.
Ahora Laura se iba a operar, si estaba de mal humor, era fácil influir en la tasa de éxito. Álvaro no soportaría el fracaso. Había perdido a un hijo, no podía perderla a ella también. Sin embargo, Laura sonrió y dijo:
-Papa, no te preocupes. Me dolió el pecho hace algún tiempo. Pensé que algo estaba mal con mi cuerpo, pero no era eso… debe ser por Eduardo. Estoy tan preocupada. Pero me siento mejor cuando escucho que Eduardo está enfermo. Él es muy saludable, rara vez se enferma. Supongo que esta vez es un poco grave. De lo contrario, vendría a verme, ¿no? -al final Laura estaba un poco decepcionada.
Álvaro se sentía muy triste. Pero dijo con una sonrisa:
-Si, Eduardo está muy preocupada por ti. También te compro un regalo. Papa se fue demasiado rápido y se olvidó de traerlo. ¿Te compenso más tarde?
-No es necesario. A mí me gustan todos los regalos de Eduardo. La condición de Eduardo no era buena antes, pero ahora ya no me duele tanto el pecho. ¿Eso significa que se va a recuperar? Después del éxito de mi operación, su enfermedad también se recuperará. ¿Podremos salir a jugar juntos? -Laura dijo felizmente, como si ya hubiera visto esta escena.
Al escuchar sus palabras, Álvaro se sintió algo reconfortado. ¿Eduardo estaría bien? Se decía que la telepatía entre gemelos era muy efectiva. En este momento, Álvaro prefería creer en lo que dijo Laura. No había nada que pudiera hacer.
Aunque el estado de Laura no era malo, su cuerpo todavía no podía soportar mucha alegría. Se froto los ojos y bostezo, pero no quería dormir. Se preocupaba de que, si durmiera demasiado tiempo, tendría poco tiempo para hablar con su padre.
Habían pasado 5 años separados, quería hablar más con él.
-Papa, ¿puedes contarme un cuento? Mama cuenta un montón de buenas historias. -Laura estaba animada.
Álvaro se sintió un poco triste, pero dijo con una sonrisa:
-Está bien, te contare una historia sobre una princesa y un príncipe. Hace mucho tiempo, había una niña que era la princesita de su familia… -su voz era profunda y magnética. Mientras hablaba, Laura se quedó dormida. Esa pequeña cabeza estaba apoyada en el brazo de Álvaro, estaba tan tranquila que sonreía ligeramente, como un ángel.
Álvaro la abrazo con fuerza, temiendo que pronto se soltara y volviera al paraíso. Este tipo de temor le hizo experimentar personalmente el dolor y la tristeza de Samara en los últimos años y hacía que la extrañara más.