- ¡Eduardo! -Carlos sintió que algo andaba mal y grito su nombre varias veces, pero nadie respondía. Rápidamente volvió a llamar, pero tampoco contesto.
Tenía la intuición de que le había pasado algo al niño. Pensando en las noticas sobre secuestros en la televisión, el hombre se preocupo un poco y llamo a Samara rápidamente.
-Hola, Carlos. ¿Ha pasado algo con Laura? -cuando recibió su llamada estaba agotada. Su intuición era que la situación de Laura había empeorado.
El hombre respondió ansiosamente:
-Laura esta bien. Se encuentra bastante saludable últimamente. No te preocupes.
-Eso es bueno.
-Samara, Eduardo me llamo hace un momento. Me pareció que no estaba emocionalmente estable. ¿Qué ha pasado? ¿esta contigo? -esas palabras dejaron a Samara, confusa.
-Es que tuvimos una pequeña pelea. El salió corriendo en un ataque de ira. Lo seguí para buscarlo, pero todavía no lo encuentro. Bueno, ya veo que se esta escondiendo y te llamo. El realmente confía mucho en ti. -al saber que su hijo había llamado a Carlos, ella se sintió un poco aliviada, ya que parecía que el niño estaba escondido cerca.
Sin embargo, Carlos no era tan optimista como ella.
-Escucha, después de llamarme Eduardo grito de repente. Después ya no pude contactar con él. Le volví a llamar, pero la línea estaba ocupada. ¿Dónde estás? Ve a ver si le ha pasado algo.
Al escuchar estas palabras ella se puso inquieta.
- ¿Qué has dicho?
- ¡Digo que podría haberle pasado algo a Eduardo!
- ¡Voy a buscarlo inmediatamente! -ella sintió que sus piernas temblaban.
Eduardo y Laura son sus tesoros. Laura estaba hospitalizada desde que nació y si en este momento le pasaba algo a Eduardo, ella realmente no lo soportaría. Así que empezó a buscar al niño como una loca.
- ¡Eduardo, soy mama! Sal de donde estes. ¡Mama escuchara todo lo que digas! Deja de esconderte. Mama está preocupada por ti. ¡Eduardo, sal! -grito llorando, buscando a su hijo por todas partes, pero no vio ni un rastro de él.
A Álvaro le extraño que no había llegado ninguna noticia de Samara y se puso a pensar. Se preocupo. Adriano todavía estaba dormido. Álvaro estaba ansioso, rápidamente saco su teléfono y llamo a Samara.
Ella no respondía a sus llamadas, por lo que Álvaro se sintió aún más inquieto. Continúo llamando y ella finalmente respondió, pero lloraba con mucha tristeza.
-Álvaro, no puedo encontrar a Eduardo. Carlos dijo que él lo había llamado y escucho un grito mientras hablaba. Después ya no pudo contactar con él. ¿Qué debemos hacer? Nuestro hijo ha desaparecido. -ella estaba desconcertada.
Aunque había pasado cinco años esforzándose por el bien de sus hijos, incluso había obtenido una licencia de diseñadora en el exterior, ahora su hijo había desaparecido y ella era solo una madre desamparada.
El corazón de Álvaro se contrajo con fuerza.
-No te preocupes. La Ciudad H es mi territorio. Ahora mismo mandare personas que lo busquen. Incluso si tengo que revisar toda la ciudad, lo hare.
-Te lo ruego, busca a mi hijo. Es tan pequeño y nunca se ha alejado de mí. ¿Y si lo secuestran? Mi corazón se rompe en tan solo pensar en lo indefenso que es. -Al no poder encontrarlo, su mente estaba llena de posibilidades de lo que podría suceder a Eduardo. Estaba extremadamente asustada. Si hicieran daño a su hijo de esa manera, probablemente ella se volvería loca.
Las manos de Álvaro temblaron ligeramente. Rápidamente se levanto de la cama a pesar de lo débil que se encontraba y susurro:
-Samara, no llores. Confía en mí, definitivamente traeré a nuestro hijo a casa.
Samara no pudo concentrarse en escuchar ninguna palabra. Colgó su teléfono, se puso en cuclillas y se echo a llorar en el borde de la carretera. No importaba la mirada de la gente. En ese momento era solo una madre que había perdido a su hijo.
Álvaro se cambió de ropa rápidamente. Su pecho estaba sangrando, pero no le importaba. Viendo que Adriano dormía profundamente, llamo a Josué.
-Ven al hospital y lleva a Adriano de vuelta a casa. Envía a alguien a protegerlo a todas horas del día. Además, manda a todos los guardaespaldas de la familia Ayala a buscar en cada horno, puerto, muelle, aeropuerto y estación de tren de la ciudad. Si encontráis algún sospechoso con un niño inconsciente, ¡detenedlo!
Josué se quedó aturdido por esa seri de instrucciones.
-Señor, ¿Qué ha pasado?
- ¡Eduardo ha desaparecido!
Tan pronto como escucho las palabras, Josué entendió lo severo que era este asunto. Con el fin de proteger a Adriano, inmediatamente trajo a los guardaespaldas al hospital para llevarlo a la mansión Ayala. Por otro lado, Isaac y los demás estaban en un vuelo a Ciudad H.
Con el alboroto que armaba la familia Ayala, era imposible que la gente en Ciudad H no se diera cuenta. Sin embargo, no se sabía la razón de este alboroto, por lo que todo el mundo se sentía un poco temeroso.
Javier y la señora Verónica estaban asustado por la llamada del señor Pedro y se asustaron aún más cuando escucharon lo de la familia Ayala.
- ¿Qué está pasando ¿acaso Álvaro ha vuelto al estado critico y esta a punto de morir?
Las tonterías de Javier provocaron a la señora Verónica y esta le dio un toque en la frente.
- ¡Que tontería! Date prisa y averigua lo que esta pasando. Si la familia Ayala necesita la ayuda de nuestra familia, podemos aprovechar esta ocasión para remendar nuestro error. Después de todo, aquella familia ya no tiene contacto con militares y por eso no puede pedir favores.
Estas palabras encendieron la bombilla de Javier. Después de retirarse, Javier no se dedico al negocio, en cambio, continúo trabajando en un departamento del gobierno. Aunque era un puesto ocioso, nadie se atrevió a subestimar el poder de la familia Montenegro. Pues Javier se precipito a averiguar. La noticia que recibió fue que había desaparecido el niño de la familia Ayala.
-Esto es grave. Ese niño es el tesoro de la familia Ayala. Ahora, ¿Quién se atreve a ofender a esa familia? ¡Es increíble!
La señora Verónica estaba bastante sorprendida. La familia Ayala era tan poderosa como para considerarse reyes del local. Era demasiado atrevido molestar a una familia así. Javier también estaba un poco desconcertado.
-Madre, ¿Qué crees que debemos hacer?
-No me preguntes, ¡Llama a todas las fuerzas policiales a que te ayuden! -la señora pensó que su hijo se había vuelto un poco inteligente.
Hace poco, la señora provoco a la familia Fernández, debido a que incrimino a Samara por el asunto de Jaime. Ahora bien, esto fue una gran oportunidad para recompensar por la molestia causada a la familia Fernández. Siempre y cuando la familia Montenegro ayudara a la familia Ayala a encontrar al niño desaparecido, ese problema naturalmente se daría por resuelto. Javier también se dio cuenta de eso. Rápidamente empezó a movilizar todas las fuerzas para ayudar a buscar a Eduardo.
En cuanto a Víctor, por culpa de Álvaro, cogió un fuerte resfriado y estaba bastante enfermo. Al principio odiaba demasiado a Álvaro, pero cuando recibió la llamada de Samara, se le ablando el corazón y sin poder controlarse, comunico al señor Pedro lo que le había pasado a Álvaro.
Ahora que lo recordaba, Víctor se sintió arrepentido y al saber de las ordenes de Álvaro dijo sin decoro:
-Desconectad todas las líneas telefónicas y el internet en casa, apagad todos los teléfonos. No se puede tener contacto con nadie sin mis órdenes. Si se pregunta, decir que estoy enfermo y que necesito descansar. No acepto visitas. -Víctor tomo una postura firme y fría. Decidió no volver a ablandar frente a Samara. Esas medidas que tomo le alejaron de todas las posibilidades de rescatar a Eduardo y reclamar crédito frente a ella.
Tras mucho llorar, Samara se dio cuenta de que eso no la ayudaría en nada y tenia que seguir buscando al niño. Se puso de pie y sintió que necesitaba ayuda de otras personas. Llamo a Víctor. Ese tenía una amplia relación social y podía llegar a conectarse a la capital. Pensaba que la ayudaría a buscar a Eduardo.
Pero sin importar cuanto lo intentaba, no podía ponerse en contacto con él. Por otro lado, Javier fue hasta ella.
-Señorita, he usado todas las fuerzas policiales en la ciudad para buscar a tu hijo. Dile a Álvaro que se ponga en contacto conmigo cuando haya nuevas noticias.
Ella se sorprendió y dijo con gratitud:
-Muchas gracias, señor Javier. De verdad se lo agradezco mucho. -en esto, ella era completamente diferente a la mujer furiosa que lo había abofeteado hace poco.
Sus ojos estaban hinchados de tanto llorar. Mirando su cara con tristeza, Javier casi quiso consolarla.
- ¡Samara! -Álvaro llego precipitadamente.
Samara parecía haber encontrado su apoyo sentimental y se lanzó a su abrazo.
-Encontraras a Eduardo. Álvaro, me ayudaras a encontrar a mi hijo, ¿verdad?
- ¡Si, lo encontrare! Es un niño inteligente. Mientras este despierto, definitivamente nos dejara pistas. -Álvaro la consoló, sin embargo, el tampoco estaba seguro, incluso estaba mas preocupado por Eduardo que ella. Pero en ese momento, él era el apoyo que ella necesitaba, así que solo podía mostrarse fuerte y seguro.
Javier estaba algo sorprendido.