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Se dice que el malo vive mucho

- ¡Mama!

Cuando escucho la voz de Eduardo, Samara se quedó atónita.

- ¿Eduardo? ¿Por qué has vuelto? -ella y Álvaro acababan de volver de la base, pero ¿Por qué los niños también?

Eduardo había corrido mucho y cogió directamente el agua en el salón y bebió mucho antes de que Adriano llegara.

-He oído que le paso algo a papa, ¿es verdad? ¿en que hospital esta? Quiero verlo.

Las palabras de Adriano hicieron que Samara lo entendiera al instante.

- ¿Quién les dijo que le paso algo a su padre?

Desde el accidente de Álvaro solo habían pasado una noche y una mañana. ¿Quién les había contado esta noticia a los niños? Además, estaban en la base. ¿Cómo les llego la noticia? Eduardo frunció el ceño ligeramente, como si pudiera sentir que algo andaba mal con las palabras de Samara.

-Mama, ¿no fuiste tu quien nos llamó?

Una vez Eduardo dijo esas palabras, Samara se quedó aún más confusa.

- ¿Yo?

Si. El instructor Isaac dijo que lo llamaste y dijiste que Álvaro estaba a punto de morir y deberíamos darnos prisa para verlo una ultima vez. Mama, ¿Qué esta pasando? -cuando Eduardo vio la expresión de sorpresa en la cara de Samara, supo que algo andaba mal.

Samara también estaba muy confusa. Era imposible para ella contarles a los niños el accidente de Álvaro y mucho menos dejar que los niños volvieran en este momento, pero ¿Quién había usado su identidad para llamar a Isaac?

Ella no creía que Isaac fuera una persona desventajosa para Álvaro. Aunque solo llevaba un poco con él, ella podía notar la profunda relación entre Isaac y Álvaro. Entonces, ¿Quién había sido? Samara estaba un poco inquieta, pero no quería mostrarlo delante de los niños. Ella solo sonrió y dijo:

-Álvaro está bien. Ya que estas de vuelta, id a tomar una duchar y cambiaros de ropa. Os llevare a verlo mas tarde. Además, Eduardo, no puedes llamarle Álvaro en el futuro. Puedes llamarlo tío Álvaro.

-Si. -Eduardo podía sentir claramente que Samara ya no era la misma de antes, especialmente cuando hablaba de Álvaro, su suave mirada lo puso celoso. Parecía que Álvaro había hecho muchos esfuerzos en su ausencia. Estaba un poco enfadado.

Samara estaba extremadamente inquieta y llamo rápidamente a Josué.

Cuando Josué recibió la llamada, estaba en el hospital. Le conto a Álvaro todo lo que Samara había hecho desde el incidente. Cuando Álvaro escucho que Samara había abofeteado a Javier por él, no se lo pudo creer. Después se sorprendió y se rio en voz alta.

Su risa le hizo sentir dolor en sus heridas. Josué vio a Álvaro sonriendo tontamente. Él no sabía cómo continuar. En ese momento, Samara llamo. Después de apagar el teléfono, su expresión se volvió algo seria.

-Señor, los señoritos han regresado. Dijeron que recibieron una llamada de la señorita Samara, pero ella dijo que nunca había llamado. Isaac no cometería un error tan grave. La señorita me pidió que investigue el asunto.

La expresión de Álvaro se volvió seria.

- ¿Llamaron en nombre de Samara? ¿Cómo esta la familia Montenegro ahora?

Javier vio a Álvaro después de que Samara se fuera por la mañana. Los dos intercambiaron algunas palabras. Javier también era muy honesto. Después de saber la verdad sobre el asunto, insistió en pagar su deuda con Álvaro, pero este lo detuvo. En ese momento, la señora Verónica tenía prisa, por lo que Javier no tuvo mas remedio que dejarlo.

Al escuchar la pregunta de Álvaro, Josué dijo en voz baja:

-No han hecho ningún movimiento. Pero el señor Pedro llamo para saber cómo estas.

- ¿Señor Pedro? ¿el lo sabe? -Álvaro estaba algo sorprendido.

Josué se froto el cabeza avergonzado y dijo:

-Tampoco se porque la señorita sabe su número. En ese momento, era como si realmente quisiera luchar contra la familia Montenegro. Tenia miedo de que la familia Montenegro te hiciera daño, así que notifique directamente al señor Pedro en el camino. La familia Montenegro no se atrevió a actuar precipitadamente debido a su llamada.

Los ojos de Álvaro brillaron.

-Ella no tiene ninguna conexión con él. Si conociera al señor Pedro, no habría vuelto después de cinco años. Probablemente lo hizo con la ayuda de Víctor. Esta vez, le debo un favor. Date prisa e investiga lo que dijo Samara. Hablaremos de otras cosas más tarde. -Álvaro todavía recordaba el asunto y rápidamente dejo ir a Josué.

Originalmente, Josué quería hablar de Anabel, pero ahora que había escuchado las palabras de Álvaro, no tuvo más remedio que irse rápidamente.

-Bien, dejen que los guardaespaldas esperen en la casa Ayala. Mientras Samara y los niños salgan, deben seguirlos para protegerlos. Siempre siento que estas cosas están dirigidas a Samara. Aunque no sé a quién ofendió, no puedo ignorarlo. -Álvaro frunció el ceño ligeramente.

- ¡Si! -Josué se apresuró a hacerlo.

Eduardo y Adriano se cambiaron de ropa y se veían mucho mas enérgicos. Debido a que Adriano estaba preocupado por Álvaro, no miro la comida, en cambio, estaba un poco ansioso.

-Tía Samara, ¿Cuándo vamos a ir al hospital a ver a mi padre?

-Vamos después de que hierva la sopa. -Samara toco la cabeza de Adriano.

Aunque Adriano era hijo de Rebeca, la naturaleza de este niño era amable. Ahora que estaba siguiendo a Eduardo, Samara naturalmente no podía odiarlo. Los tres cogieron la comida y salieron de la casa.

Había muchos coches en la casa de Álvaro. Samara escogió uno y dejo que los niños entraran primero. Puso sus cosas en el maletero antes de entrar y arrancar el coche. No mucho después de que el coche saliera de casa, Samara descubrió que alguien la seguía. Al principio, estaba un poco nerviosa y alerta. Cuando se dio cuenta de que los estaban protegiendo, Samara se sintió aliviada.

Después de llegar al Hospital Militar, Adriano pregunto dudosamente:

-Tía Samara, ¿Por qué ha venido papa al Hospital Militar? ¿este hospital no trata solo a soldados?

-No. El Hospital Militar también trata a civiles. Las condiciones médicas aquí son mejores. -Samara no podía explicar mucho a los niños.

Eduardo miro a su alrededor y salió del coche para ayudar a Samara a recoger sus cosas. Al ver a Eduardo hacer esto, Adriano se adelantó para ayudarle.

-Tía Samara, yo llevare esto.

Al ver que los dos eran tan considerados, el humor de Samara se volvió mucho mejor. Los tres caminaron hacia la habitación de Álvaro. Ellos estaban charlando y riendo como madre e hijos, lo que atrajo la envidia de los demás. Samara no lo noto y llamo a la puerta de Álvaro.

De todas formas, Álvaro había perdido demasiada sangre. Aunque era un hombre fuerte, no pudo evitar quedarse dormido débilmente. Los guardaespaldas en la entrada ya sabían quién era Samara y no los impidieron en absoluto.

Al ver que Álvaro estaba dormido, Samara les dijo a los niños:

-No hagan ruido. Esta dormido y no debemos despertarlo.

- ¡Bien! -Adriano asintió rápidamente.

Aunque Eduardo no expreso nada, inconscientemente camino. Después de entrar, las lagrimas de Adriano cayeron. En solo tres días, vio a Álvaro acostado en un lecho de hospital dos veces. No pudo evitar llorar y pregunta:

-Tía Samara, ¿mi padre va a morir?

- ¡Cállate! -Eduardo lo regaño en voz baja y dijo: -dicen que los malos viven mucho, tendrá una larga vida.

-Eduardo, ¿estas diciendo que mi padre es malo? -Adriano sintió que no era algo bueno.

Eduardo no quería responderle y tiro de su cuello al salón del al lado.

-Oye, aun no he hablado con mi padre. -Adriano protesto.

Eduardo dijo fríamente:

-Esta dormido

-Tienes razón. ¡Eduardo tengo hambre! -después de saber que su padre estaba bien sintió hambre.

Eduardo no sabia que hacer con él. No podía creer que estuviera llorando hace un momento. Samara también entro y coloco la comida preparada frente a ellos y dijo en voz baja:

-Comed primero. Comeré cuando Álvaro se despierte.

Eduardo miro a Samara y no dijo nada, pero obviamente estaba de mal humor. Su madre estaba prestando más atención a Álvaro ahora. Sin embargo, Eduardo bajo la cabeza y no dejo que Samara viera su cara.

Samara vio como los niños empezaron a comer y sonrió mientras salía de la habitación. Álvaro dormía profundamente. Ella no lo había visto así durante mucho tiempo. Era diferente a los otros hombres. Dormía en buena postura, no roncaba y estaba tranquilo como un niño.

Todavía recordaba que en los tres años que estuvieron casados, siempre miraba a Álvaro dormir en secreto. Ella no creía que este hombre fuera su marido. Ahora que estaba mirando sus ojos cerrados otra vez, Samara se sentía en otro mundo. Afortunadamente, su amor todavía estaba allí y ahora era correspondido.

Como si sintiera su mirada, Álvaro abrió los ojos y miro a Samara.

- ¿Estas despierto? ¿Tienes hambre? He traído algo delicioso. -Samara sonrió dulcemente, como una flor, brillando instantáneamente en los ojos de Álvaro.

Él la agarro de las manos y susurro:

-Ven aquí y déjame abrazarte. De lo contrario, me siento como si estuviera soñando.

Samara vio la sorpresa y la inquietud en los ojos de Álvaro. De repente se inclino y beso suavemente los delgados labios de Álvaro.

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