La pelea entre Alana y Víctor afecto a otras personas y una anciana fue empujada al lado del camino. La anciana grito alarmada, cayo al suelo y se crispo. Parecía que no estaba bien. Alana estaba aturdida. Víctor frunció el ceño y le dijo:
-Oye, ¡no intentes chantajearme! No te he tocado.
Alana finalmente reacciono, ella y Víctor no habían tocado a la anciana, pero ¿Por qué se cayó?
Samara rápidamente se acercó.
- ¡Señorita, no se acerque! -Alana dijo rápidamente, pero ya era tarde.
La anciana abrazo la pierna de Samara y lloro.
- ¡Ayuda, ayuda! Esta mujer les dijo a sus compañeros que me hicieran daño y quiere escapar. ¿Hay justicia en este mundo? -la anciana dijo en voz alta, parecía que estaba bien, aunque estaba muy débil hacía unos segundos.
Solo entonces Samara se dio cuenta de que ella quería chantajearlos. Ella quería recoger su pierna, pero la anciana la abrazo con fuerza, haciéndola incapaz de salir.
-Señora, no estaba aquí antes, sabe que sus palabras no son lógicas. -Samara realmente odiaba a este tipo de personas. Si hubiera sabido que era una persona así, no habría venido.
La anciana dijo con una expresión arrogante:
- ¡Eres tú quien me ha golpeado! Me duele el pecho. ¡Me duele mucho! -debido a los gritos de la anciana, un gran numero de personas vinieron de los alrededores. Criticaron a Samara, lo que hizo que se enfadara mucho.
-Señora, ya es mayor. ¿No le da vergüenza hacer esto? Dígame, ¿Cuánto dinero quiere para dejarme ir? -Samara no tubo mas remedio que solucionar este problema con dinero. No esperaba que la anciana gritara aún más alto.
- ¿Todos han escuchado eso? ¡Esta mujer quiere compensarme con dinero! Ya soy muy vieja. Me ha golpeado, pero no quiere llevarme al hospital, sino que me humilla con dinero. ¡Me da vergüenza vivir! -aunque dijo esto, no tenía intención de dejar a Samara salir o irse.
Alana que nunca había experimentado tal cosa antes entro en pánico por un momento. Samara sintió que era un pésimo día. ¿Por qué estaba en este lio? Justo cuando estaba a punto de decir algo, vio a una persona acercándose y darle una patada a la anciana en el pecho.
-Maldita sea. ¡Que sinvergüenza eres! ¿has dicho que alguien te había dado una patada en el pecho? Entonces, satisfago tu deseo.
La conducta repentina de Víctor asusto al instante a Samara. La anciana puso los ojos en blanco y se desmayó. No estaba fingiendo esta vez. La gente a los alrededores llamo a la policía y algunos empezaron a criticar a Samara y a Víctor.
Samara se sintió mareada.
-Víctor, realmente has sido un poco impulsivo. -había tantos testigos alrededor.
-No tengas miedo. -dijo Víctor con indiferencia. -Es obviamente una trampa hecha por alguien. Soy yo quien se ha peleado con esta mujer, pero esta vieja insistió en chantajearte. Si dejábamos que continuara, podrías tener mas problemas. -después de decir esto, Víctor agarro
la mano de Samara y le dijo a Alana quien estaba estupefacta: -Oye, eres la guardaespaldas de Catalina, ¿no? Soluciona bien este asunto, nosotros nos vamos ahora.
-No, ¡la señorita Samara no puede irse contigo! -Alana inconscientemente quería detenerlo.
- ¿No puede irse conmigo? ¿entonces tiene que quedarse aquí para que la inculpen y se burlen de ella? -dijo Víctor seriamente.
Alana se quedo sin palabras y miro a Samara.
-Llama a Álvaro rápido. Él se ocupará de esto, a lo sumo gastará dinero. Se lo devolveré mas tare. -Samara asintió porque tampoco sabía qué hacer.
-Vale, señorita Samara, tenga cuidado. -Alana no confiaba en Víctor. El playboy no era fiable.
Sin mirar a Alana, Víctor tiro de Samara y los dos se dieron la vuelta y se fueron. Al ver esto, la gente de los alrededores se adelantó rápidamente para detenerlo, pero el golpeo uno por uno. Como ya era un gran problema, no se preocupaba por hacerlo mas grave. Por otra parte, era un hombre presuntuoso.
Samara fue sacada de la muchedumbre por él. Subió al llamativo Ferrari rojo y el coche salió volando como una flecha. Esta era la primera vez que veía a alguien haciendo esto. Parecía que el existía para causar problemas y no le tenia miedo a nada, posiblemente era por su familia. Después Samara se sintió un poco preocupada.
-Víctor, si esa anciana realmente muriera…
-Entonces le pagaríamos dinero a su familia. A mi familia, no le importa cuánto. ¿de verdad crees que esa anciana solo intentaba chantajearte? Tal vez alguien tendió esta trampa para hacerte daño. No has hacho nada. Es mi culpa. En Ciudad H, nadie se atreverá a causarme problemas excepto Álvaro. No creo que el quiera involucrarte en este asunto. Al contrario, espera que yo pague la culpa por ti. No te preocupes. No es un asunto grave. Pero guapa, ¡me debes un favor! ¡no te olvides de devolvérmelo! -sonriendo, Víctor condujo más rápido.
Samara estaba mareada por la velocidad. Originalmente solo quería salir para descansar, pero lo que había pasado le hizo perder el humor. Poco después, Víctor paro el coche en la cima de la montaña, donde estaba un helicóptero. A Samara le parecía algo extraño.
- ¿Qué quieres hacer?
- ¡Vamos a la base de entrenamiento de Álvaro! Ahora esta ocupado con el asunto de la anciana y no tiene tiempo para darnos atención. Si vamos a la base ahora, se enfadará. -Víctor era como un niño travieso. Pero Samara se sentía un poco intranquila.
-No esta bien. Acabamos de causar un problemón. No creo que este bien que hagamos que Álvaro solucione esto. -No pasa nada. Esta dispuesto a hacer esto. Si no, no hará nada, aunque le pidas. No vaciles. Te prometo que solo voy a echar un vistazo y no hare nada, ¿vale? En serio. -Víctor extendió sus dedos y juro rápidamente.
En ese momento su teléfono sonó. Mirando el identificador de llamadas, el rio y dijo:
-Llamada de Álvaro. Tu teléfono esta apagado, ¿no? ¿le contesto o no?
Samara no quería que Álvaro estuviera a gusto, pero tampoco podía hacer que el pagara por su culpa.
- ¡Dame el teléfono! -ella tomo el teléfono de Víctor y respondió a la llamada.
-Víctor será mejor que me des una buena explicación, de lo contrario…
-Álvaro, soy yo.
Se podía notar que Álvaro estaba muy enfadado, pero Samara hablo. El hombre a otro lado del teléfono dejo de hablar de repente. Parecía que estaba ajustando su respiración y reprimiendo sus emociones.
- ¿Dónde estás? -la voz de Álvaro estaba más tranquila que antes.
-No he pegado a esa anciana. Quiso chantajearme y me abrazo las piernas para que no me fuera. Víctor le dio una patada para ayudarme. Álvaro, se que es mi culpa. Si es necesario, volveré inmediatamente a solucionarlo. – susurro. No era una persona que tuviera miedo a las dificultades y no quería irse sin dar explicaciones.
Después de escuchar sus palabras, Álvaro respiro hondo y dijo:
-Sal de Ciudad H primero. Investigare este asunto antes de que vuelvas. Según la naturaleza de Víctor, quiere huir ahora. Síguelo y encontrare a alguien para que te recoja.
Al escuchar las palabras de Álvaro, Samara se quedó atónita.
- ¿Quieres que me vaya? Esta ha pasado por mi culpa.
-Samara, escúchame. Este asunto no es tan simple. Hay muchas personas poderosas atrás de esa anciana. Te detuvo no solo para chantajearte, no te lo puedo explicar ahora mismo. Haz lo que te he dicho. Sal de la ciudad y nos pondremos en contacto mas tarde. -el tono de Álvaro era muy serio. Esto hizo que Samara se diera cuenta claramente de que esto solo podía ser una conspiración.
Pero no había estado mucho tiempo en Ciudad H y no ofendió a nadie, ¿Quién quería hacerle daño?
-Víctor va a tu base de entrenamiento. -ella no quería deberle nada a Álvaro.
Aunque Samara no tenia mucho que ver con este asunto, esto había pasado por ella. Si Victo quería hacer algo en la base de entrenamiento, ella se sentiría culpable.
Álvaro susurro:
-Síguelo. No me preocupare mucho si estas allí. En cuanto a Víctor, no hará nada. Enciende el teléfono y ponte en contacto conmigo si necesitas algo. Estoy disponible las veinticuatro horas del día. Lo aves.
Samara se sintió confundida, pero también asintió a todo lo que había dicho y colgó el teléfono.
Víctor ya había subido al helicóptero. No le importaba lo que Samara le había dicho a Álvaro. Al ver que ella había colgado el teléfono, le hizo un gesto con la mano y le dijo:
-Sube guapa, ¡nos vamos!
Al ver el estado relajado de Víctor, Samara realmente no sabia que decir. Ella subió al helicóptero., Víctor lo condujo personalmente y así salieron de Ciudad H.
después de que Álvaro colgó el teléfono, Josué se acercó u susurro:
-Todavía está viva, pero su situación no es buena.
-Envíala al hospital militar y busca al mejor medico para que la trate. Haz todo lo posible para que no muera. -la expresión de Álvaro era seria.
Josué se dio prisa en hacerlo.
-Señor, lo siento. -dijo Alana sintiéndose culpable.
-Eres demasiado inocente. ¿O tienes algún secreto? ¿Ni siquiera puedes arreglar el asunto de la anciana? -Álvaro la veía bajo una mirada sospechosa.
Esta irada era tan aguda como los rayos x, Alana sintió que se ahogaba en la ansiedad. Bajo la cabeza rápidamente y sintió una emoción complicada así que susurro:
- ¡Lo siento!
-Lo que quiero escuchar, no es una disculpa, sino la solución para este asunto. Si la anciana esta bien, no pasara nada. Si no, sabes lo que te hare. -dijo Álvaro y se fue.
Las manos de Alana estaban fuertemente apretadas y nadie podía ver que había una pequeña cosa en su mano.