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¡Aléjate de ella!

-Adriano realmente no es mi hijo, pero es el niño de la familia Ayala. No puedo dejar que viva fuera. -Álvaro explico de nuevo.

Samara estaba atontada. Dijo que Adriano no era su hijo, pero también dijo que era de la familia Ayala, ¿podría ser hijo de su padre? ¡Imposible! Su padre había fallecido. Samara se burlo y dijo:

-Álvaro, realmente no tienes que darme explicaciones. No tengo nada que ver contigo.

- ¿Cómo? -Álvaro estaba tan irritado que respiraba con fuerza. -Digo que Adriano es… -antes de que Álvaro pudiera terminar sus palabras, el teléfono sonó de repente. Luego lo contesto.

Sin embargo, Samara no le presto mucha atención. No importaba lo que dijera Álvaro, ella no lo creería. En realidad, creía que la persona mas importante para el era Rebeca.

Hace cinc años, todos sabían que Álvaro se preocupaba mucho por Rebeca. Además, se enamoraron en la juventud, si ella no hubiera sido drogada en el banquete, ni los medios de comunicación hubieran descubierto que se había acostado con Álvaro, ellos no se habrían casado hace ocho años.

Pensando en esto, Samara sonrió amargamente y giro su cabeza hacia la ventana. Sin embargo, el dijo:

- ¿Rebeca esta despierta? ¿Qué dice el medico?

La llamada debería ser de Josué. Rebeca no se despertó después de toda la noche. Pero después de que Álvaro se fue, se despertó. Que coincidencia. Ella siempre usaba sus trucos para que Álvaro se quedara a su lado.

Cinco años antes a Samara le importaría mucho, pero ahora no quería gastar su tiempo. Cuando ella abrió la puerta del coche, el la agarro del brazo.

-Ya lo sé, dile que cuide bien de sí misma, volveré a verla cuando tenga tiempo. -después colgó el teléfono. - ¿A dónde vas? -Álvaro la miro con enfado.

No obstante, Samara se encogió de hombros y dijo inocentemente:

-Como una amante perfecta, debo evitar cuando hablas con tu novia por teléfono, ¿no? Además, no debo enfadarme cuando ella te necesita. No te preocupes, se como ser una amante cualificada.

Álvaro inmediatamente se puso más furioso por sus palabras.

-Parece que sabes bastante. Entonces, ¿sabes si quieres ser una buena amante, hay una cosa mas que necesitas hacer bien?

- ¿Qué? -pregunto Samara inconscientemente. En el momento siguiente, de repente su cuerpo estaba siendo arrastrado. Debido a que no podía mantener el equilibrio en una pierna, cayo sobre su asiento. Al mismo tiempo, Álvaro cerro la puerta y se acercó a ella. Al verlo, ella instantáneamente sabía lo que quería hacer. - ¡Álvaro estamos en el coche!

-No importa, ¿no te parece más que interesante en el coche? ¿o tienes miedo de que Víctor lo vea? Así es, el no se ha ido todavía. Sin embargo, todavía quiero probarlo en el coche. ¿Sabes como ser una amante perfecta? Obedéceme. -Actualmente, Álvaro odiaba mucho su actitud, tampoco quería que ella se menospreciara.

Era su esposa y tenia el derecho de cuestionarle todo. Ella podría estar celosa y preocuparse por el cómo antes, ¿Por qué todo había cambiado? Podría ser que no le dijera la verdad y esperaba a que lo aceptara lentamente. Sin embargo, después descubrió que Samara lo rechazaba cada vez más.

Al pensarlo, Álvaro de repente beso sus labios. Samara inconscientemente lo esquivo. El beso paso rozando por sus mejillas. Esta vez, Álvaro estaba más enfadado.

- ¿Quieres ser mi amante perfecta? Pensé que tenias experiencia, ¿pero ni siquiera sabes besar? ¿quieres que te enseñe?

Estas palabras enfurecieron a Samara. De repente levanto la cabeza y vio la ira en sus ojos rojos. El siguió mirándola fijamente como si fuera una bestia salvaje que estaba tratando de reprimir su furia.

Samara frunció el ceño ligeramente queriendo alejarlo, pero cambio de opinión. Repentinamente envolvió el cuello de Álvaro y sonrió encantadoramente

-No me gusta hacerlo en el coche, ¿vale? -dijo ella suavemente.

- ¿Dónde te gusta? Iremos hoy. -Álvaro la miro sin parpadear, parecía que definitivamente haría lo que había dicho.

Antes de volver, Samara ya había pensado que tendría algún contacto físico con Álvaro. Sin embargo, todo paso muy rápido. Aunque lo odiaba, todavía decidió comprometerse por Eduardo y Laura. Ya no era una chica inocente. Además, ya se había acostado con Álvaro antes. De todos modos, no le importaba nada si podía lograr su objetivo. Pensando en esto, Samara susurro:

-Vamos al hotel. -sus ojos estaban llenos de resentimiento y desesperanza, pero su tono era muy tranquilo como si estuviera hablando del desayuno de esa mañana. Sin embargo, Álvaro se sintió mas incomodo por su actitud.

-Te daré la oportunidad de cambiar de idea. Samara, sabes lo que quiero.

-Eres tan raro. Dijiste que me querías, pero ahora me das la oportunidad de pensar. ¿Por qué me convertí en tu amante? ¿No lo sabes? Si no me hubieras amenazado utilizando a mi hijo, ¿crees que me habría comprometido contigo? ¿de verdad crees que todas las mujeres te quieres? -Samara se burló.

El amor ya se había convertido en odio profundo. Ella lo odiaba tanto que quería matarlo inmediatamente, pero no podía por que tenia que usarlo. Después oír sus palabras, Álvaro se sintió dolido.

La había conocido hace ocho años. Tres años después del matrimonio y cinco años separados. En los primeros tres años, no sintió nada. Mientras que en estos cinco años le dolió mucho. Después de su regreso, había pensado que podía empezar otra vez, pero todo era una ilusión. Por lo tanto, se sentía más amargado.

En seguida, una voz en su cabeza dijo que la quería de inmediato. Pero al verla así, la razón le decía que dejarla ir era la mejor decisión. Álvaro se sintió en conflicto y mientras pensaba, de repente soltó a Samara, salió del coche y cerro la puerta, golpeo la puerta con tanta fuerza que el sonido hizo que Samara frunciera el ceño ligeramente. Luego, Álvaro encendió un cigarrillo,

apoyándose contra el coche. No sabía lo que estaba pensando, pero su figura parecía un poco solitaria.

Samara no sabia lo que Álvaro estaba pensando. Rápidamente arreglo lar opa y se sentó de nuevo. Saco su teléfono y empezó a jugar un juego. Parecía que no le importaba lo que sucediera en este momento, pero sus manos temblaban ligeramente.

Cuando Víctor salió, vio que Álvaro todavía estaba allí, y se aturdió.

-Álvaro, ¿Por qué todavía no te has ido? ¿quieres que lleve de vuelta a Catalina?

En ese momento, debido a que Álvaro estaba enfadado, cuando vio la arrogancia de Víctor, estaba a punto de explotar de ira.

- ¡Aléjate de ella! ¡De lo contrario te matare!

- ¡Vaya! ¡Me das miedo! -Víctor de repente se rio a carcajadas, pero su mirada era fría. -A todos los hombres les gustan las mujeres bonitas, ¿no? Todo el mundo tiene derecho a perseguir una mujer tan sobresaliente como Catalina, ¿verdad? Aunque ella vive en tu casa, eso no significa que sea tu mujer. ¡Nunca he dejado ir las cosas que me gustan! Además, también la quieres, ¿no?

Las palabras de Víctor hicieron que Álvaro se enfureciera más. Desde que era joven, a este hombre siempre le había gustado ir en su contra. Mientras fuera algo que le gustara, se lo arrebataría. Desde un juguete hasta un proyecto, no sabía que Víctor era tan insistente.

Luego, Álvaro de repente tiro su cigarrillo y fijo fríamente:

-Si no tienes miedo, pruébalo. Aunque somos camaradas de armas, no cederé.

- ¡No hace falta! -Víctor se burló y se giró para irse.

Si Álvaro no hubiera querido ir al ejército, no le habría obligado a ir con el ni recibir entrenamiento. De todas formas, odiaba a Álvaro. Además, no tenia ninguna amistad con él, luego, Víctor se fue enfadado y Álvaro se subió al coche.

El olor del tabaco no se disipo de su ropa, cuando entro, Samara lo olía y de repente tosió con fuerza. Álvaro se dio la vuelta y la miro. Al ver las noticias de entretenimiento en su teléfono, su mirada se volvió cada vez más amarga.

Ella no mostraba ninguna emoción. En ese caso, no le importaba hacerle saber quien era su verdadero hombre. Solo cuando la mujer realmente le perteneciera, se sentiría a gusto. Álvaro se giró y abrió la ventana, dejando que el aire exterior entrara, lo que también aliviaba el olor a tabaco en su ropa.

En seguida, piso el acelerador y condujo directamente al hotel mas cercano. Parecía que podría volver en su palabra en el segundo siguiente. Samara pensó que se había calmado por un tiempo después de fumar un cigarrillo, pero encontró que el coche se detenía en la entrada del Hotel Hilton.

Ella estaba aturdida. En su memoria, Álvaro no era una persona que estuviera interesada en el sexo. Mientras ahora la llevaba al hotel durante el día, ¿Qué había pasado exactamente?

Álvaro abrió la puerta para llevar a Samara. Ella inconscientemente envolvió su cuello y todavía estaba atontada. Luego, el arrojo la llave del coche al portero y camino hacia el vestíbulo del hotel.

-Señor, bienvenido. ¿en qué puedo ayudarle?

- ¡Una habitación! -Álvaro dijo con mucha calma. Parecía que no le importaba quedar con una mujer en el hotel durante el día.

Después el gerente del hotel miro a Samara. Ella inconscientemente enterró su cara en el pecho de Álvaro. A pesar de que no era una mujer joven y tenia dos hijos, realmente no había quedado con un hombre en un hotel. Ahora sentía que su cara se calentaba y todas las personas en los alrededores la miraban.

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