Capítulo 2: ¿Quiénes son los Addams?
Dulce codicia:
Una joven plebeya, fruto del pecado entre una novicia y un sacerdote, es bendecida con la magia divina de la misericordia, una habilidad divina para sanar todas las heridas y restaurar la fuerza de vida. Al entrar descubre un mundo nuevo, uno que la atrapara entre el deseo y la obsesión. ¿Podrá mantener su pureza a medida que corre este camino lleno de traiciones, guerras y falsas sonrisas?
El país de Malchceux es un reino que siempre ha oscilado entre el extremo de ser una dictadura total, y entre rozar con los dedos una utopía soñada. Sus gobernantes fueron proclamados como dioses, santos, emperadores, tiranos, amigos del pueblo, locos, usurpadores, justos, demonios, malditos. El país estaba a merced de cada líder, a la gente solo le quedaba esperar y rezar porque naciese alguien que los protegiese, que le importara su dolor, alguien que estuviese de su lado.
Muchas veces no fue así, eso atrajo a la guerra y su crueldad.
No era una exageración decir que cada rey venía con su propia guerra, la sucesión al trono no se lleva pacíficamente, era una lucha sin cuartel en donde caían cientos de cadáveres, la mayoría de inocentes que no querían participar en la locura, pero que no contaban con otra opción.
Al principio ríos de sangre corrían por las calles. A los niños no se les permitía salir a jugar porque muchas veces terminarían en el fuego cruzado, los degollarían, los raptarían, los golpearían para aliviar frustraciones, muchas veces sus familias no llegaban a conocer el destino de los desafortunados. Las lágrimas de las madres limpiaban la sangre, pero siempre había más, más dolor, más lágrimas, un círculo eterno.
Malchceux estaba en guerra con el imperio de Vorrace, un país de locos demonios que disfrutaban del olor de la sangre como bestias deseos de carne viva. El conflicto entre ambos países siempre fue por recursos, tierras, religión, y orgullo. Fueron competidores, corriendo detrás del primer puesto como potencia de su continente, los más fuertes. Malchceux no dejaría que su dignidad cayese ante los salvajes del este, y Vorrace no desistiría en superar a los autoproclamados nobles del norte.
Se enfrentaban en un terreno neutro de Malchceux, tierras estériles en donde ninguno tenía la ventaja, y en el que el orgullo no les dejo admitir que fuese una desventaja. Estas tierras vírgenes fueron violadas con la sangre de cientos, miles, por décadas y generaciones enteras. Los cuerpos cayeron y se pudrieron, los gusanos mismos aprendieron a amar el sabor de la carne humana. Las parvadas de cuervos acudían al lugar como abejas a la miel, solo que su miel era decadente y pútrida, un festín para las criaturas de garras, colmillos, y picos diseñados para desgarrar.
Se usó magia maldita, armas inhumanas, bestias criadas para devorar y no detenerse ante el dolor. Mujeres, niños y ancianos, no se desperdició ningún tipo de fuerza, todos servían como una flor más en el campo de cadáveres. Muchos enloquecieron, los que regresaron murieron un poco en ese campo.
Era el infierno, por eso fue bautizado como tal: Lenfer. El lugar en donde la vida acababa y la muerte era bienvenida como una escapatoria. Solo estar cerca de la tierra provocaba escalofrías y tus instintos gritaban que corrieras. Ni siquiera los locos se atrevían a aventurarse más allá de sus fronteras.
Malchceux aprovecho este lugar para desatar sus propias guerras internas, a favor de los gritos de protesta cada vez más fuertes del pueblo. Ellos no querían más sangre frente a sus casas.
Lenfer seguía oscureciéndose con cada gota de sangre. Algunos decían que llegaban a escuchar voces, gritos y suplicas, cientos de maldiciones ahogadas. Si estabas distraído un momento, por el rabillo del ojo verías algo acercarse a ti, intentar arrastrarte hacia abajo. Algunos desaparecieron antes de tan siquiera enfrentarse a sus enemigos, solo se desvanecían en el aire. Ningún trozo de cuerpo a la vista, solo rastros de uñas en la tierra.
Era una tierra maldita, todos estaban de acuerdo en eso.
Fue en la séptimo primera generación, con el Rey Dolser, el sabio, que la paz al fin se estableció, al menos superficialmente.
Para su vigésimo primer enfrentamiento con el imperio de Vorrace, algo sucedió, de pronto la lucha no estaba pareja y reñida, de pronto Malchceux arremetió contra Vorrace con una violencia oscura, casi como si la locura hubiese tomado forma y caballeros de armaduras grotescas hubiesen nacido. Todo el ejército de Vorrace fue destruido, consumido. Malchceux subió victorioso a la cabeza del continente, Vorrace tuvo que inclinarse.
A partir del rey Dolser, y con la victoria contra el país vecino ganada, el mismo reino llego a alcanzar la paz. Muchos temían a este misterioso ejército que ayudo al reino, caballeros a quienes nadie volvió a ver o escuchar. La noche llego y se fueron con ella, como su hogar.
Nunca se había visto tal cantidad de violencia, el hambre desquiciada y el amor por la sangre. Los pocos que presenciaron el enfrentamiento y volvieron, se mantuvieron mayormente en silencio, petrificados y aun temerosos. Observaban en las sombras, saltando ante el más pequeño movimiento.
El rey Dolser mantuvo un pacto de silencio. Era un hombre sabio, dispuesto a todo por su reino y la paz, incluso si vendía su alma y la de sus hijos. El pueblo ya había sufrido demasiado. En su lecho de muerte repitió "Fue necesario" antes de apagar su luz de vida.
Habían pasado más de cien años desde entonces, el rey Dolser se convirtió en padre, luego en abuelo, murió sin conocer a sus bisnietos, y sus tataranietos aprendieron de él como el rey más importante y sabio en la historia del reino.
Hoy en día los niños ya no morían solo por salir a la calle, las madres no los lloraban desconsoladas. El reino prosperaba, algunas cosas gracias a los mismos años de tormento que se vivieron en Malchceux. Se entró a la era industrial, artilugios de metal, aceite y carbón que se descubrieron gracias a la búsqueda del crecimiento militar. La locomotora y el vehículo móvil eran en principal medio de trasporte, reemplazando incluso a la magia de teletrasportación. Las lámparas de aceite cubrieron a la magia de fuego y a las esferas de luz. Las armas de fuego se unieron a las espadas en los cinturones de los caballeros. Solo los nobles seguían estudiando y desarrollando la magia y la domesticación de bestias, para los plebeyos las maquinas eran mucho más sencillas y distribuibles. No necesitabas entrenar por años o lastimarte en el proceso, solo mover una palanca o interruptor.
Con esta revolución industrial sucedió lo que muchos nobles tanto temían, dejaron de ser los que gobernaban. De pronto eran personas comunes, las que obtenían y distribuían la materia prima y los recursos, los que empezaron a subir a la cima. Muchos se hicieron ricos de la noche a la mañana, estos eran llamados nuevos nobles.
Para intentar mantener su estatus y superioridad, la nobleza implemento el derecho de distribución, un permiso necesario para que los comerciantes pudiesen moverse entre sus tierras, a cambio de un precio. Otros nobles simplemente tomaron a un respectivo comerciante y les ofrecieron un derecho exclusivo de distribución, para que así fuesen los únicos con los que el comerciante pudiese negociar, a cambio de un mejor precio y de beneficios de protección y una mejor ruta.
Malchceux se convirtió en un país, dejando de ser exclusivamente un reino. Por supuesto el rey actual, Malik Malchceux Trind seguía siendo la autoridad y quien hacía y deshacía la ley a su gusto, pero de pronto ya no era el único al que se acudía por ayuda, el único con el poder para cambiar el rumbo del país. Los mercaderes estaban haciendo sus propios reinos en miniatura, aun cuando la nobleza los atajaba en cada paso que diesen.
La nobleza y su magia eran una fuerza considerable, un muro aun inalcanzable, pero se temía, no para siempre.
Quizás si la realeza y la nobleza se unieran correctamente, si buscaran estrategias y se aconsejasen... ese era otro problema, justo ahora, el país de Malchceux, estaba sufriendo de una guerra de sucesiones, siete príncipes, dos candidatos con las facciones nobles divididas.
Lo único bueno de todo esto era que la lucha se desarrollaba por debajo de la mesa, en la oscuridad en donde el reino no pudiese verlos, tampoco sus enemigos.
El príncipe Mael Malchceux Trind era el heredero principal al trono, siendo apoyado por la mayoría de la facción noble, además de recibir el apoyo del duque Fliese, poderoso manipulador de la magia de agua e impulsor de muchos comerciantes bajo su ala, y del duque Bändiger, domador de bestias gigantes y poderosas, y los protectores del reino.
El segundo príncipe, Einer Malchceux Trind, tenía al duque Furcifer, líder del submundo oscuro del reino, de su lado, además de lo más peligroso, una alianza con el imperio de Vorrace, una alianza que requería la cabeza del primer príncipe y de mucha sangre, pero que Einer estaba encantado de cumplir con tal de ser el rey.
El tablero entre los dos príncipes esta igualado, una fuerza poderosa y letal de cada lado, tal y como hace tantas generaciones atrás, cuando se necesitó de una fuerza ajena para inclinar la balanza y dejar un solo ganador. Esta fuerza llego como la familia Addams.
"¿Quiénes son los Addams?" le pregunto Mael a Nadir Fliese, su mano derecha y primogénito heredero del ducado Fliese.
"Sobre eso..."
Los Addams fueron un apellido que se empezó a repetir cada vez más en los documentos oficiales de permisos de distribución y derechos sobre matarías primas, muchas fuentes de estas. Carbón, oro, esmeraldas y hasta diamantes, aceite crudo y pólvora, entre otros. Habían empezado con una atrevida inversión en un pantano podrido a las afueras del reino, un lugar que nadie quería y que solo un idiota compraría. Bien, los Addams lo hicieron, y se hayo un asentamiento de perlas gigantes en el fondo de este, Malditas perlas gigantes en un maldito pantano, ¿Qué demonios?
La mayor locura era el lugar de origen de la mayoría de sus recursos, fuentes infinitas de carbón, joyas preciosas y aceite, provenían de Lenfer, las tierras malditas.
Lenfer fue vendido hace un año a la familia Addams, un trato poco claro del que no se tenía registro, del que poco o nada se habló. Nadie escucho cuando se dijo que Lenfer fue vendido, era una locura, ¿Quién quería una tierra en donde se llevaron a cabo matanza y genocidios? Sintieron lastima por esos locos. Ahora, Lenfer de la noche a la mañana se había convertido en una fuente inagotable de recursos, todo bajo el control absoluto de los Addams. ¿Cómo sería eso, en un millón de años y sobre el nombre de todos los santos, posible?
Lenfer debería ser tan estéril como una roca, no un tesoro enterrado. Esa fue la razón por la que se le entrego a los Addams tan fácilmente los documentos de propiedad. Justo ahora... el mismo rey estaba arrepentido.
Mael miro el perfil de la familia, la cabeza parecía ser Gómez Addams. Una esposa, tres hijos, y todos parecían residir en Lenfer.
¿Cómo podrían soportar las maldiciones activas, los gases venenosos y el clima extremo?
No parecían ser la única familia habitando ahí, según los tramites que se llevaron a cabo para certificar el traslado de propietario, más de cincuenta personas más habían construido sus hogares en Lenfer, todos registrados bajo el apellido Addams.
¿Una especie de clan?
¿Pero de dónde venía? No había registros anteriores de sus nombres o antecedentes, no hasta ahora, cuando de pronto estaban en boca de comerciantes y nobles, el interés era por sus recursos. Hasta ahora, todo lo que había tocado un Addams se convirtió en oro, muchas compras de tierras aparentemente muertas o secas se trasformaron en yacimientos de riquezas, inversiones inútiles de pronto fueron un éxito. En menos de un año los Addams se convirtieron en la primera familia no noble más poderosa del país.
Nadie nunca vio a los Addams, solo los comerciantes con los que trabajaban.
No se sabía mucho de los Addams, pero su persecución se desarrolló de la noche a la mañana. Si obtenían esos recursos, la balanza se inclinaría, (Quien obtuviese los recursos obtendría la segunda fuerza del imperio, del continente, el comercio) y un lado al fin saldría como único vencedor.
La oportunidad llego solo unas semanas después en forma de una carta de invitación. Un cumpleaños Addams, en las tierras de Lenfer.
Mas de mis notas:
Debo hacerles saber que versión de los nombres de los Addams utilizare, me iré por la versión en ingles porque le agarre cariño. De esta manera Homero= Gómez. Morticia queda igual. Merlina= Miércoles, en este mundo ni siquiera existe el concepto merlinliano. Pericles se queda, porque es una buena traducción al parecer. A Largo lo dejare como Lurch porque no suena bien en español. Tío cosa será un personaje recurrente, también Margaret y su bebé Qué. Lucas= Fester, porque hay que decirlo, Lucas es un nombre común que no le queda a un Addams. La abuela y Dedos no necesitan cambio alguno.
¡Ahora si! ¿Qué les pareció?
Este capitulo fue más una explicación sobre los conflictos que se llevaran a lo largo de la trama, y a los que los Addams sinceramente poco les afecta, pero que de alguna manera los convirtió en el foco central del problema. Todo porque como ya deben saber, y si no yo se los digo, Gómez Addams es un maldito afortunado de los negocios.
El hombre es terrible fallando en algo, créanme que lo ha intentado, y si se compra un terreno de solo arena, sin agua o vegetación, entonces un meteorito lleno de diamantes caerá del espacio solo para él.
Pobre hombre, su vida es difícil...
¡En el próximo capitulo volverán los Addams! ¡También habrá mamushka!