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Preludio del cambio 2.193

Viggo y Rosewisse llegaron esa misma tarde a la cueva en la que estaba la entrada a la cámara oculta de Odín. Rosewisse se dedicó a mirar la puerta con el sello rúnico hecho en una piedra con forma de diamante. Al mismo tiempo, Viggo se sentó en el suelo en posición de loto y se dedicó a mirar a donde lo llevaba su clarividencia.

Rosewisse se paró delante de las puertas de color esmeralda, de tres metros de altura y dos metros de ancho, cada una. En su centro vio el sello de piedra con forma de diamante. Parecía que nada lo podía romper y las puertas daban la misma impresión. Rosewisse se dio la vuelta y vio a Viggo con sus pupilas emitiendo un brillo dorado. Ella avanzó a la salida de la cueva y se lanzó al aire para después aletear y volar alrededor de la montaña, solo con la esperanza de encontrar alguna grieta en la roca solida que le permitieran entrar. Sin embargo, por muchas vueltas que dio, no encontró ninguna. Por un momento se le ocurrió lanzar un poderoso ataque rúnico contra la montaña y ver si podía hacer un camino. Sin embargo, las cámaras de Odín eran un lugar secreto donde el dios guardaba sus conocimientos. Sí el dios se daba cuenta que alguien andaba husmeando en sus cosas, podía cortar la conexión con las cámaras e impedir que ellos pudieran entrar a ver y de paso impedir a Rosewisse liberar a otra valkiria. Necesitaban ser discretos. Bueno, también estaba el hecho de que Thor podía darse cuenta de su visita a Midgar y venir a molestarlos antes de que ellos puedan llegar a una solución con las puertas. Así que al final, Rosewisse volvió a la cueva donde Viggo seguía mirando con su clarividencia a la distancia.

Viggo cerró los ojos justo cuando Rosewisse iba entrando y soltó un suspiro de cansancio. Después volvió a abrir los ojos y miró a Rosewisse -¿Alguna novedad?- pregunto

-Lo siento, no soy tan buena maga como yo creía- respondió Rosewisse con una sonrisa incomoda

-Bueno, si lo hubieras descubierto a la primera me habrías sorprendido al punto que solo podría arrodillarme ante ti, pero tienes que entender que esto fue hecho por Odín. Alguien que fue primero que tú y que yo. Alguien que ya era antes de que naciera tu misma abuela- Viggo hizo una sonrisa burlesca y agrado los ojos de forma exagerada -ya sabes "El padre de todo"-

Rosewisse soltó una risita al ver la expresión de Viggo y asintió con una amplia sonrisa -sí, el misterioso padre de todo- dijo en un tono misteriosos y sobre actuado

-Lo que sea. Tengo noticias- dijo Viggo

-¿Qué clase de noticias?- preguntó Rosewisse, deteniéndose delante de Viggo y tendiéndole una mano. Viggo extendió su mano, se apoyó y Rosewisse lo jalo para que él se pusiera de pie.

-Hay cuatro valkirias en Midgar, pero todas con el mismo problema-

-¿Cuatro?- preguntó Rosewisse llena de incredulidad -en cierto modo, no sé si alegrarme o ponerme triste. Mientras no superemos el sello rúnico, estamos de brazos cruzados-

-Bueno, nuestro amigo sabe lo todo sigue en la cima de la montaña ¿Qué tal hacerle una visita?- preguntó Viggo

-Oooh, te refieres al hombre más sabio del reino. Bueno, para ser tan sabio sigue atrapado en el árbol ¿No?-

-Sí, sigue atrapado en el árbol- respondió Viggo -le comenté la otra vez a padre de la existencia de Mimir y dijo que eso le podía pasar a cualquiera que se creyera demasiado listo y no supiera cerrar la boca. A veces las personas demasiado inteligentes carecen de sentido común. Uno no va corriendo y se coloca bajo el mando de un loco paranoico-

-Eso, no puede decir que este equivocado, pero tampoco creo que sea solo a Mimir que le fue tan mal. Cualquiera que esté cerca de Odín sufre destinos similares-

-Puede ser, pero eso no es nuestro problema- dijo Viggo levantando los hombros. Bastante había leído del sabio consejero como para saber que muchas de las cosas terribles que pasaron en Midgar, fueron culpa de él y de su ingenio -¿Vamos a ver a Mimir?-

-¿El portal sigue en la cima?- preguntó Rosewisse

-Sigue en la cima, intacto-

-¿Y si aparecer Thor?-

-Bueno, creo que vale la pena intentarlo. Si llegamos a la cima, vemos a Mimir y nos dice como romper los sellos rúnicos, habremos ganado mucho. Ahora, si aparece Thor, podríamos luchar con él. Si las cosas van mal utilizamos el colgante. Si las cosas van bien, podríamos devolverle la golpiza que nos devolvió la otra vez. Eso último ¿No te parece sexy?-

-Un poco- dijo Rosewisse poco convencida -eso de darle su merecido me gusta, pero la parte en la que nosotros huimos con el rabo entre las piernas, no-

-Bueno, hay que arriesgarse ¿Conoces a alguien que sepa como romper sellos rúnicos? Soy todo oídos-

-Ok, lo entiendo- dijo Rosewisse levantando sus manos en señal de rendición -solo espero que terminemos en una pieza-

-Oye, la vez pasada no nos fue tan mal-

-Te recuerdo que llegaste a tu casa en calidad de cadáver. Si no hubiera sido por tu viejo estarías a tres metros bajo tierra-

-Pero no paso, vamos, no seas cobarde ¿Ahora las valkirias se convirtieron en gallinas?-

-Retráctate o cuando volemos por el cielo me elevo a mi máxima capacidad y te dejo caer-

-Oye, sin amenazas. Yo no te amenazo cuando me tratas de tonto-

-Es porque eres tonto- dijo Rosewisse con el ceño fruncido -además, yo no soy la única valkiria. Así que retractate-

-Ok- dijo Viggo con una sonrisa burlona -solo diré que Rosewisse se volvió gallina ¿Por qué no aleteas?-

-Ya verás, cuando estemos en el aire veremos si sigues siendo tan valiente-

-Bueno, desde que me molestaste tanto mientras volábamos, ya no le tengo miedo a las alturas-

Rosewisse se cruzó de brazos y le dio una mirada divertida -¿En serio? Bueno, vamos, ya veremos si puedes mantener tus palabras-

Viggo camino por su propia cuenta a la salida y cuando estuvo bajo el cielo gris cubierto de nubes, Rosewisse lo abrazó por detrás y se lanzó al cielo. De primeras, Viggo fue totalmente inmune a los movimientos de Rosewisse y sus amenazas de soltarlo. Al mismo tiempo, Rosewisse capto que ya no tenían efecto sus así que comenzó a realizar piruetas y giros que descontrolaron a Viggo.

-Vamos ROSEWISSE- grito Viggo mientras su visión daba vueltas junto al vuelo de Rosewisse -vamos, bonita, no seas así-

Rosewisse estabilizo su vuelo y le grito -¿Pensé que estabas bien?-

-No estoy bien-

-No lo creo, veamos como quedas con otra vuelta y una caída en picada-

-ROSEWISSE….- grito Viggo, pero solo pudo sentir la fuerza centrífuga del giro de Rosewisse. Con eso perdió el sentido de adonde estaba arriba y abajo. Y, por último, con el vuelo en picada y al ver que todo le daba vueltas, pero sabiendo que se iba a estrellar con la tierra, entro en pánico y de alguna manera se volteo y se abrazó a Rosewisse, quien acomodo sus alas y en un solo movimiento, se volvió a elevar para después continuar aleteando.

-Maldita, mujer del demonio- dijo Viggo abrazado a Rosewises con todas sus fuerzas -uno de estos días me vas a matar-

Rosewisse solo siguió volando, con una gran sonrisa en los labios y soltando una carcajada.

Media hora después, Rosewisse llego a la cima de la montaña de los Jotun, donde había un santuario de piedra con pilares a los lados con la forma de los gigantes. Del lado izquierdo estaba el arco que ocupaban los Aesir para venir a Midgar. Del lado derecho estaba el árbol donde Mimir, el autoproclamado "hombre más sabio de los nueve reinos" estaba atrapado. Este último, desde su posición estática, no daba crédito a que Viggo y Rosewisse siguieran con vida.

Rosewisse soltó a Viggo en el santuario y él cayó sobre el suelo de piedra. Lo cual agradeció y a pesar de que había barro y posas de agua, ya que el santuario estaba protegido contra el clima para que Mimir no muriera por frio, se lanzó al suelo.

-Oooooh, santo cielo- dijo Viggo besando el piso hecho de pastelones de piedra -el suelo, nunca me alegre tanto del suelo-

Rosewisse bajo con suavidad batiendo sus alas y cayendo sobre sus pies. Ella soltaba carcajadas con una enorme sonrisa en sus labios.

Viggo levantó su rostro y miró a Rosewisse lleno de resentimiento -tú, mujer ¿Cómo puedes ser tan demoniaca? ¿Querías que muriera o algo?-

Rosewisse levantó los hombros y le pregunto -¿Quién dijo que era inmune a mis juegos y a las alturas? Bueno, ya lo sabes, no vuelvas a insultar a las valkirias o ya verás-

-Veremos quien ríe al último- respondió Viggo con el ceño fruncido

-¿Ustedes? ¿Cómo?- preguntó Mimir desde su árbol

Viggo y Rosewisse le dirigieron una mirada y caminaron hasta detenerse a un metro de él.

-¿Sorprendido?- preguntó Rosewisse

-Claro- respondió Mimir -Thor golpeo a este muchacho con su Mjolnir-

-Somos duraderos, resistente, invencibles- dijo Viggo cruzándose de brazos

-Eso, invencibles- dijo Rosewisse mientras se cruzaba de brazos igual que Viggo

-Ustedes son, unos…niños- dijo Mimir -esto no es un juego ¿A que volvieron?-

Viggo miró a Rosewisse y ella lo miró de vuelta. Ambos asintieron y dijeron al unísono -queremos romper el sello rúnico de la cámara de Odín, en la falda de la montaña-

Mimir cerró sus parpados y si tuviera sus manos, se las llevaría a la cara en un gesto de cansancio y exasperación. Después volvió a abrir sus parpados y miró a los dos con su ojo derecho, un ojo dorado y su único ojo -ok- dijo -digamos que les creo ¿Por qué quieren dos niños abrir la bóveda de Odín?-

-Bueno, queremos sus secretos- dijo Viggo

-Yo quiero liberar a la valkiria en su interior-

-Eso, ok, los escucho-

Entonces Viggo y Rosewisse le explicaron de su encuentro en Muspelheim con la valkiria y que algo extraño estaba pasando en Midgar. La cantidad de dragurs excesivamente numerosos y cosas así. Por supuesto, no le explicaron como supieron que la valkiria estaba en la cámara de Odín ni como supieron que existían más cámaras. Ya se lo había dicho Hera a Viggo. Incluso entre los dioses, la clarividencia era un don precioso y escaso. Saber lo que va a pasar en futuro te daba una enorme ventaja sobre los demás.

Mimir tomo una profunda respiración, estos niños se creían más inteligentes de lo que eran, pero sin lugar a duda, eran extraordinarios. No cualquier sobrevivía a una batalla con Thor y mucho menos a un golpe de su Mjolnir.

-Hacia el norte, hay un enorme gigante, un real gigante- dijo Mimir -su cuerpo cubre la mayor parte de lo que alguna vez fue una tierra prospera. En su cabeza tiene un cincel, es mágico, especial por decirlo de una manera sencilla. Si puedes llegar a la punta que estaba enterrado bajo capas y capas de hielo, podrías sacar una astilla y con eso grabar la runa sobre el sello rúnico, pero no te garantizo nada. Es solo una apuesta en blanco-

Viggo y Rosewisse se quedaron mirando, también intuyendo que Mimir ocultaba algo, pero como él quería guardar sus secretos, ellos también. Así que no insistieron. Ya era bastante raro que un hombre involucrado con los asuntos de los Nueve Reinos no pregunte por las valkirias, encargadas de separar a los muertos y evitar que Midgar y los otros reinos civilizados se llenen de draugrs y otros tipos de no muertos.

-Gracias por tu ayuda, Mimir- dijo Rosewisse -¿hay algo que podamos hacer por ti?-

-No lo creo, jovencita- dijo Mimir -nada puede destruir este árbol, ni siquiera el Mjolnir de Thor-

-Entiendo, es una pena- dijo Rosewisse

-Muchas gracias por la información, Mimir- respondió Viggo con una expresión seria y pensativa -espero que el destino te trate mejor-

-También lo espero, muchacho- dijo Mimir en un tono de voz reflexivo -también lo espero-

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