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Familia y Diosa 2.168

-Ella ya se fue- susurro Viggo a Rosewisse en el oído con voz amable -solo dejo su casco-

Rosewisse, quien se abrazaba a Viggo con todas sus fuerzas, ya no lloraba, pero tampoco tenía energías de nada. Solo asintió en un gesto suave, apartó su rostro del hombro de Viggo y lo quedó mirando a los ojos. Viggo llevó su mano derecha a la cara y le acaricio la mejilla en un gesto suave. Ella le dio un beso, Viggo lo correspondió y se mantuvieron así durante un minuto. Después de ese tiempo, Rosewisse dio un paso atrás y quedó de pie, con sus alas en una posición curvada, mostrando su tristeza.

Viggo tomo una profunda respiración, fue por el casco de Gondul, lo metió en su bolsa de cuero atada a su cintura y después tomo a Rosewisse de la mano -vamos a ver que nos tiene Surtr- dijo

Al fondo del campo de entrenamiento, donde originalmente estaba la valkiria Gondul, ahora había dos cofres dorados con una exquisita confección.

Viggo guio a Rosewisse y ella se dejó guiar sin muchas ganas de preocuparse de las cosas materiales. Sin embargo, le gustaba la sensación de la mano de Viggo, era cálida, grande y amable. La tomaba con delicadeza y la llevaba a un ritmo lento, donde ella no se sintiera presionada. Ella miró por delante y vio al joven pelirrojo guiándola a los cofres al final del campo de entrenamiento, con el paisaje de Muspelheim a la distancia.

-Veamos, veamos- dijo Viggo mirando a los cofres dorados, después miró hacia atrás y levantó las cejas, en una expresión de diversión y anticipación. Rosewisse se sentía un poco triste, pero ver la cara de Viggo la hizo reír. Ella poco a poco fue poniendo más energías en sus piernas y aumento su ritmo hasta que camino con Viggo a una misma velocidad. Una vez que llegaron delante de los cofres, separaron sus manos. Viggo tomo la tapa del cofre, hizo un poco de fuerza y la abrió hacia arriba. Dentro del cofre había todo tipo de tesoros de oro y piedras preciosas. Viggo mostro una mueca de conformidad, como si le gustara, pero no fuera la gran cosa.

-¿Hay algo que te guste?- preguntó Viggo -es tú tesoro. Como tengo la bolsa de la abundancia lo guardare por ti, pero tú puedes decidir si venderlo o no-

-Yo- dijo Rosewisse -yo quisiera tener esa bolsa, te puedes quedar con el tesoro. No me importan las cosas materiales-

Viggo mostro una sonrisa suave, vio ese rostro triste enmarcado por los largos mechones de plata. Él se acercó, le dio un profundo beso, ella sonrió y Viggo soltó la bolsa de su cintura. Después tomo las manos de Rosewisse y le entrego la bolsa -es tuya, pero de ahora en adelante tú tendrás que llevar las cosas y preocuparte de los suministros-

Rosewisse mostro una tierna sonrisa, miró la bolsa en sus manos, derramo algunas lágrimas y asintió. Viggo la abrazó contra su pecho y ella volvió a sollozar. Viggo sentía la pena en esas lagrimas que caían en su pecho, pero no se atrevió a decir nada grandilocuente. Solo la abrazo y no la soltó hasta que ella le dijo que se sentía mejor.

Una vez que Rosewisse dejo de sollozar, Viggo señalo el cofre con tesoros y le dijo -guarda eso por mientras, yo buscare en este otro cofre-

Rosewisse asintió y se acercó al cofre -¿Cómo se hace?- preguntó

-Bueno, es sencillo- dijo Viggo parándose a su lado -solo tienes que tomar el objeto y concentrarte en la bolsa. Entonces acercas el objeto a la bolsa y de forma natural, el objeto se vuelve pequeño hasta entrar en la bolsa. No te preocupes, a menos que quisieras almacenar montañas de tesoros, la bolsa no se llenara-

-Entiendo- dijo Rosewisse con una sonrisa, ella tomo una corona de oro y la acercó a la bolsa de cuero. Tal cual como dijo Viggo, la corona se fue achicando hasta que entro en la bolsa. Ella sonrió y continúo introduciendo los tesoros mientras Viggo la miraba.

Viggo se dio la vuelta y fue al otro cofre. Tomo la tapa por debajo, hizo fuerza para levantarla y una vez que se abrió, salió un aroma a frutas. Era tan agradable que Rosewisse dejo lo que estaba haciendo y se acercó. Viggo estiro su mano y tomo una bolsa de cuero con un cordel cerrando la parte de la boca. Viggo desabrocho el cordel y del interior salió un fragante aroma a manzana. Cuando Viggo vio su interior, vio una manzana que parecía haber sido hecha de oro.

-Esto es…- dijo Rosewisse con una gran sonrisa, miró a Viggo y continuo -esto es una manzana de Idun-

-Así parece- respondió Viggo con una gran sonrisa -se supone que solo Odín y los Aesir pueden tener acceso a estas cosas, pero de alguna manera Surtr se las arregló para conseguir algo tan valioso-

-Bueno, hubo un tiempo en el que Tyr viajaba por los Nueve Reinos y los pueblos se unieron bajo su bandera. No sería extraño que alguien haya venido, ayudado a construir el templo de Tyr en el interior del volcán y haya hecho algún trato-

-Puede ser, pero lo importante es ¿Cómo podemos plantar esto y hacer que genere más manzanas?-

-Eso, eso debería ser imposible- dijo Rosewisse algo asombrada por tal idea -una diosa las cultiva con su poder-

-Bueno- respondió Viggo mirándola con una sonrisa astuta -también parecía imposible hacer magia con solo la piedra de la memoria, pero al final demostramos que era posible-

-Sí, pero-

-No te preocupes, recuerda que podemos hablar con Kiara, el abuelo o papá. Alguno de ellos debe saber algo y nos ayudaran con esto-

Rosewisse lo quedó mirando durante unos segundos, sonrió y asintió. Viggo continúo rebuscando en el interior del cofre. Encontró tres bolsas de cuero con una manzana de Idun. Minerales que desconoció totalmente, ya que tenían una textura lisa como la cerámica, pero dura como el metal. Lo otro eran minerales en lingotes. Parece que los enanos hacían muchos intercambios con Surtr.

Al mismo tiempo, Rosewisse lo fue guardando todo en la bolsa y una vez que dejaron los cofres vacíos, se miraron el uno al otro.

-¿Lista?- preguntó Viggo tendiendo su mano

Rosewisse se amarro la bolsa de cuero a la cintura y asintió -lista- respondió y le tomo la mano. Viggo asintió, tomo el collar alrededor de su cuello con la piedra azul. Después se concentró en Orario y la piedra azul creo una esfera del azul alrededor de Viggo y Rosewisse. Viggo quedó mirando el fenómeno ya que la última vez estaba inconsciente.

Entonces desaparecieron de Muspelheim y solo quedó la oscuridad del espacio cubierta por estrellas de luz difusa moviéndose a una gran velocidad. Al instante siguiente volvieron a desaparecer y aparecieron fuera de la casa de Kain, en la vereda.

Viggo dio vueltas sobre su eje, maravillado de la magia oculta en el collar que le regalo Kiara -es increíble- dijo

-También pienso lo mismo- dijo Rosewisse mirando los alrededores -la vez anterior estaba preocupada por ti, pero ahora que está todo bien, se siente diferente-

-Ven Rosewisse, vamos a dentro- dijo Viggo extendiendo su mano. Rosewisse le tomo la mano y se acercaron a la reja -se siente muy bien poder respirar con normalidad-

-Sí- respondió Rosewisse -Muspelheim era un lugar molesto, sobre todo por esos gases que hacían doler la nariz y la garganta-

-Y que lo digas- respondió Viggo y después miró a la casa y llamo para que le vinieran a abrir la puerta.

-Viggo, sobre mi abuela- dijo Rosewisse en voz baja. Viggo dejo de llamar y la miró a la cara. Rosewisse levantó su rostro y continuo -preferiría que no le dijeras a nadie lo que paso. Es un poco…-

-No te preocupes- dijo Viggo, le dio un pequeño beso en la comisura de los labios y continuo -lo que paso en Muspelheim es nuestra experiencia y de nadie más. Si alguien pregunta, le decimos que completamos el desafío. Eso es todo-

Rosewisse mostro una pequeña sonrisa, le devolvió el beso en la comisura de los labios y Viggo sonrió en señal de agrado. Él volvió a mirar a la casa y continúo llamando para que le abrieran la puerta. A los pocos minutos salió Flora vestida con una blusa, pantalón, botas y su larga trenza dorada distintiva colgando por delante de su pecho. Ella vio a su hermano y Rosewisse por fuera de la reja que daba a la calle. Ella asintió y volvió a cerrar a la puerta.

-No te preocupes, Flora siempre es así- dijo Viggo -siempre le están reclamando que ande con sus llaves, pero se le olvidan. Así que siempre hace el viaje doble cuando viene a abrir la puerta de la calle-

-Entiendo- respondió Rosewisse

A los pocos minutos volvió Flora, se acercó a la puerta e introdujo las llaves en la cerradura -deberías andar trayendo tus llaves- dijo

-Siempre se me olvidan- respondió Viggo -vamos, se mi linda hermana mayor y abre la puerta-

Flora bufo indignada y respondió -cuando te conviene soy tu hermana mayor- después miró a Rosewisse y le dijo -¿Y tú? ¿Por qué andas con tu armadura puesta?-

-Eso, bueno- dijo Rosewisse con una sonrisa incomoda -es una larga historia-

-Está bien si no me quieres decir, pero con la armadura sobre tus alas te costara pasar. Tendrás que caminar de lado como los cangrejos-

-Eso, bueno, estoy acostumbrada- dijo Rosewisse -después de todo no hay puertas para personas con alas-

-Así parece- respondió Flora con una sonrisa, termino de girar la llave y abrió la puerta -adelante sus majestades, Flora a su servicio- e hizo una reverencia como si fuera una especie de sirviente.

Viggo soltó una risita, soltó la mano de Rosewisse y paso primero. Después fue el turno de Rosewisse, quien tuvo que retraer sus alas lo más que pudo y caminar de lado.

Una vez que pudieron entrar a la casa, Flora dijo -papá dijo que vayan al patio, debajo del manzano-

-Entiendo, gracias- respondió Viggo

Flora asintió y se fue caminando al segundo piso mientras se quejaba de que le iban a tener que pagar si seguía abriendo la puerta cada vez que venían visitas.

Viggo negó, miró a Rosewisse y le dijo -vamos, seguro papá está con el abuelo y Kiara-

-Bueno- respondió Rosewisse

Caminaron por el pasillo hasta la cocina, saludaron a los que estaban en ese momento y después salieron al patio. Tal como lo dijo Viggo, Kiara y Xiao acompañaban a Kain debajo del manzano. Viggo y Rosewisse caminaron por el jardín admirando las islas de flores hasta que llegaron debajo del manzano y se detuvieron a un metro.

-¿Cómo fue todo, muchacho?- preguntó Kain con su largo cabello blanco enmarcando su rostro. Vestía camisa, pantalón y botas de manera casual con los tres primeros botones abiertos. Kiara y Xiao estaban a sus lados. Ella vestida como monja y él con una bata negra de practicante de artes marciales.

-Bien, padre, completamos el desafío de Surtr, ahora tenemos algunos objetivos en mente- dijo Viggo, miró a Rosewisse y ella asintió. Viggo volvió a mirar a su padre le preguntó -¿Te interesa escuchar?-

Kain mostro una sonrisa complacida con la actitud y tendió su mano derecha para que él y Rosewisse se sentaran del otro lado de la mesa, bajo el manzano.

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