Kiara siguió conversando con todos durante una hora, hasta que les bajo el sueño y decidieron seguir conversando mañana. Kiara y Viggo fueron los únicos que se quedaron en el comedor. Paso otra media hora y cuando Viggo vio que nadie los vendría a molestar, tomo la bolsa de cuero en su mano y la levanto a la altura de los ojos.
-¿Qué hago con esto?- pregunto Viggo
-¿Has oído hablar del cuerno de la abundancia?- pregunto Kiara en respuesta
-Sí, es bastante famoso entre los marineros. Todos sueñan con tener uno de esos. La leyenda dice que fue un regalo de Zeus para enmendar un error. Quien tenga el cuerno de la abundancia podrá obtener lo que quiera- Viggo abrió los ojos amplios y miró la bolsa lleno de expectativas -¿No me digas?- pregunto con una voz llena de asombro.
Kiara hizo una sonrisa burlesca y negó -ya quisieras- dijo -no, no es nada como el cuerno de la abundancia-
-¿Entonces porque lo mencionas?- pregunto Viggo con el ceño fruncido ante la desilusión.
-Bueno, a través de tus viajes vas a encontrar muchas cosas valiosas. Sin embargo, siempre hay un límite en lo que puedes cargar-
-¿No me digas que es como el anillo de papá?-
Kiara lo quedo mirando durante un tiempo y después se largó a reír a carcajadas. Por otro lado, Viggo frunció el ceño y se sintió burlado. Kiara noto esto y se acercó para darle un beso a modo de compensación. Sin embargo, Viggo la rechazo volteando su rostro hacia otro lado.
-Lo siento, Viggo, lo siento, en serio lo siento- dijo Kiara tratando de aguantarse la risa -es solo que tus anhelos son demasiado salvajes-
-¿A qué te refieres?- pregunto Viggo de malhumor
Kiara soltó un suspiro para recobrar la calma y asintió con una gran sonrisa en los labios -el objeto que tiene tu padre es una cosa tan estrafalaria que rompe muchas leyes naturales- dijo -bueno, dependiendo de que mundo estemos hablando, sería así. Para que lo entiendas, ese anillo es una cosa que no debería existir en más del 70% de los mundos. Solo sería algo posible en un mundo de alto nivel, donde los guerreros pueden partir el planeta de un puñetazo-
-Mentira-
-Es verdad, así de poderoso es tu padre. Bueno, no poderoso. Si tuviera que decirlo de otra manera, sería sabio. Ya te lo dijo la vieja serpiente, tu padre es alguien que entiende, y por eso es tan poderoso-
Viggo asintió con un rostro apagado, con si se sintiera triste al dimensionar la distancia que lo separa de su padre.
Kiara estiro su mano y le tomo el mentón. Viggo miró esas profundas pupilas doradas y Kiara sonrió con dulzura para él -no anheles lo que él tiene- dijo -tu padre ha existido por mucho tiempo, ha vivido muchas cosas y se ha arrepentido de la misma cantidad. Por otro lado ¿Tú de qué tienes que arrepentirte?-
Viggo asintió ante las palabras y Kiara le dio un tierno beso en los labios. Después se separaron mientras ambos se miraban a los ojos, como queriendo continuar. Sin embargo, Viggo leyó en la mirada de Kiara que ella quería hablar de algo más.
-Volviendo a la bolsa- dijo Kiara -está no te dará nada que desees, pero puede almacenar un montón de cosas manteniendo sus dimensiones y peso. Las proporciones de la cantidad que puedes almacenar dentro son equivalentes a esta casa-
Viggo miró el gran comedor y siguió con el pasillo al final de la habitación. Entonces comenzó a dimensionar todas las habitaciones, la bodega, el baño que tenía la casa y asintió. Después levantó la bolsa de cuero y la miró. Aquí podía meter el equivalente a ochenta metros cuadrados por tres metros de alto. Eso era más que suficiente para viajar a la isla de Beocia y rescatar todo ese oro y joyas.
-Muchas gracias, Kiara, es un gran regalo- dijo Viggo con una sonrisa
-De nada, pero quiero que entiendas esto- dijo Kiara levantando el dedo, como si estuviera señalando algo igual que una maestra -puedo ayudarte, pero jamás te daré algo que arruine tu crecimiento-
Viggo asintió sin problema alguno, ya que había escuchado palabras similares con anterioridad. Ayudarlo en exceso sería como entregarle el equivalente a la espada que le dio su padre. Algo que lo hacía muy poderoso, pero siempre lo haría dependiente de aquella arma. Lo mejor era ser poderoso con sus propias manos. Determinación, instinto y disciplina, esas eran las claves según las palabras de su maestro.
-Bien, es hora de ver otro asunto- dijo Kiara con una sonrisa coqueta -ven conmigo-
Viggo sonrió pensando en que esta noche lo volverían a hacer después de tanto tiempo. Así que acompaño a Kiara hasta su habitación. Sus pensamientos iban enfocados en esa cintura de avispa y ese carnoso trasero que iba por delante de él. Hoy continuaría hasta desfallecer, incluso si mañana andaba cansado y muerto de sueño.
Una vez que llegaron a la habitación, Viggo cerró la puerta. Entonces miró al frente y vio a Kiara iluminada por la luz de la luna. Ella hizo un ademan con su mano derecha y toda su ropa desapareció; incluso sus cuernos.
Viggo se acercó sonriendo, mirando Kiara con esa sonrisa coqueta. Después bajo observando los senos que se erguían como dos melones suaves y tiernos, cada uno coronado por un pezón rosa. Una cintura de avispa y caderas anchas. Un estómago plano y una vagina camuflada por las sombras de la noche. Viggo le tomo las manos y acercó su rostro para besarla. Sin embargo, Kiara movió su rostro hacia otro lado.
Viggo se acercó al oído y le susurro -¿Por qué?-
-Antes hay que ocuparse de un asunto- susurro Kiara de vuelta
Entonces se escuchó que alguien golpeo la puerta tres veces. Viggo miró hacia atrás con una expresión molesta. Sin embargo, Kiara le tomo el rostro y lo hizo mirarla.
-Escúchame, Viggo- susurro Kiara de forma estricta -no importa con quien estes, ni cuanto desees el sexo, jamás renuncies al poder. Porque puedes perder todo lo que tienes por un simple arrebato-
-No he renunciado al poder- susurro Viggo de vuelta
-Al poner esa cara renunciaste al poder. Te dejaste llevar por la lujuria y te enojaste con quien no debías. ¿Qué crees que hubieran pensado esas chicas si hubieran visto la cara que pusiste? Ellas hubieran pensado que no las quieres y todo se hubiera ido a la basura. Dime ¿te gustaría despertar mañana sabiendo que tú y yo somos los únicos en esta casa? Sabiendo que Sakura, Ana, Scheherezade y Semiramis se fueron pensando en que no las amabas-
-Yo, yo…- dijo Viggo sin poder articular una respuesta
-No lo sientas, se mejor ¿acaso no prometiste eso?-
Viggo asintió y Kiara sonrió al verlo recapacitar con una expresión de arrepentimiento.
-Recuerda todo lo que te he enseñado y puede que tengas un amor duradero-
-A pesar de todo mi esfuerzo ¿aun pudo fracasar?-
-Claro, después de todo, una cosa es encontrar el balance como dice tu maestro. Y otra muy diferente es mantener el balance. Todos cambian, Viggo, y estas chicas que ahora están enamoradas de ti, pueden fácilmente perder su gusto por ti. Por eso, encuentra el balance y mantenlo-
-Entiendo, encontrare el balance y lo mantendré-
Kiara sonrió y se acercó para darle un beso caliente en la comisura de los labios. Viggo la miró deseoso de poseerla, pero Kiara negó con una sonrisa coqueta. Viggo soltó un suspiro caliente y asintió. Entonces él se dio la vuelta y camino hasta la puerta mientras ella caminaba hacia la cama. Viggo tomo una profunda respiración, puso su mejor sonrisa y abrió la puerta.
Semiramis estaba parada en el pasillo vistiendo de forma inusual un quitón blanco. Tenía una mirada tímida mientras se abrazaba a sí misma.
-Buenas noches- dijo Viggo
-Buenas noches- dijo Semiramis -¿Puedo pasar?-
-Claro que puedes pasar, querida- dijo Kiara sentada en la cama -tú y yo tenemos una deuda pendiente-
Viggo miró Kiara con una expresión de confusión. Sin embargo, Kiara en vez de responder, le hizo el gesto con la mano para que se hiciera a un lado y dejara pasar a Semiramis. Esta última entro con una actitud tímida a la habitación y se acercó a Viggo. Le dio un pequeño beso en los labios y después miró hacia el suelo.
Viggo desconocía que estaba pasando, pero acepto la situación. Camino hasta la puerta y la cerró, después camino hasta Semiramis y le puso la mano en la espalda para guiarla hasta Kiara. Una vez que ellos se pararon delante de la cama, Semiramis miró a Kiara y esta última le dio una sonrisa coqueta.
-Tienes demasiada ropa- dijo Kiara
-Yo, bueno, está bien- dijo Semiramis, se soltó las amarras de los hombros y la tela del quitón cayó al suelo desvelando un hermoso cuerpo esbelto. La piel clara se veía de una textura suave y blanda, con grandes senos como dos melones y pequeños pezones rosa. Un estomago plano y una vagina sin cabello.
-Viggo, querido- dijo Kiara -¿Por qué no prendes unas velas? Quiero tener una mejor vista-
Viggo levantó las cejas en señal de confusión, pero de todos modos asintió. Él camino a cada esquina de la habitación y prendió cada vela. Después fue a los veladores a cada lado de la cama y prendió una vela en cada mueble.
-¿A ver?- dijo Kiara desde la cama, acercando su rostro a la vagina de Semiramis -mi Viggo te ha dado mucho uso ¿no?-
Semiramis se cubrió con la mano y se mordió los labios totalmente avergonzada. Viggo volvió a su lado y la abrazó por detrás. Semiramis apoyo su cuerpo contra él, como si estuviera escondiéndose de Kiara.
-Vaya, que tímida, recuerdo que me dijiste que estaría bien hacerlo delante de mí cuando acordamos que Viggo te acompañaría a Macedonia-
-Es diferente- dijo Semiramis
-Mmm, puede ser, ahora tu agujero pertenece a mi Viggo ¿eso es lo que me quieres decir?-
-¡Esa forma de decirlo!-
-Oh, entonces, eso quiere decir que no lo quieres-
-¡Yo nunca dije eso!- respondió Semiramis apartándose de Viggo y mirando a Kiara con enojo. Kiara soltó una risita divertida y Semiramis se sintió aún más molesta.
-Solo es una broma- dijo Kiara -vamos, no pongas esa cara, te saldrán arrugas ¿Qué pasaría si envejeces antes de tiempo? A lo mejor mi Viggo te dejaría de amar-
Semiramis trato de dejar de fruncir el ceño, pero Kiara la hacía enojar. Sin embargo, escucho algo que la hizo olvidar su enojo.
-Eso no pasará- dijo Viggo. Semiramis y Kiara lo miraron al mismo tiempo. Él tenía una expresión seria mientras su cabello rojo enmarcaba su rostro. Viggo continuo -mi padre es un hombre con muchas esposas y él es considerado con cada una de ellas. Desde pequeño siempre me enseño que el verdadero amor es incondicional y que las experiencias no se las lleva la edad. Al contrario, todo se vuelve más valioso con el tiempo. Incluso si mi esposa algún día es una anciana, jamás la dejaría. Eso es lo que me enseño mi padre-
Kiara hizo una pequeña sonrisa casi imperceptible, mientras Semiramis se sonrojaba.
-Ya ves, Semiramis- dijo Kiara con un tono de voz suave como la miel -él te amara hasta el amargo final-
Semiramis asintió con una pequeña sonrisa en los labios. Sin embargo, Kiara la iba atormentar un poco más.
-Sin embargo, las promesas son promesas- continuo Kiara. Miró a Viggo y dijo -ve a buscar ese aceite, quiero verla en todo su esplendor-
Viggo negó con la cabeza y se dio la vuelta para ir a buscar un aceite que Kiara siempre mandaba a hacer. Era especial, utilizado para muchos fines, sobre todo para los masajes, tanto externos como internos.
-Ven, Semiramis- dijo Kiara acostándose del lado izquierdo de la cama. Palmeo el lado derecho de la cama y continuo -acuéstate en la cama boca abajo. No importa lo que pase, confía en Viggo. Él jamás te hará daño-
-Confió en él, en quien no confió es en ti. Te odiare por toda la vida si me humillas delante de él-
Kiara soltó una risita provocativa -créeme, yo no haré nada- entonces pensó por dentro (todo será hecho por Viggo).
Semiramis se acostó en la cama con cierta desconfianza, dejando reposar su esbelta figura sobre la sábana blanca. Su trasero resaltaba como dos montículos de carne blanda mientras sus senos se desparramaban hacia los lados aplastados por su propio peso.
Viggo volvió y miró una vez más a Kiara. Está asintió y Viggo soltó un suspiro. Se acercó a Semiramis y le susurro al oído -pase lo que pase, sientas lo que sientas, confía en mi-
-Sí- respondió Semiramis con un susurro
Viggo abrió el frasco y se echó el aceite en las manos. Después camino hasta los pies de la cama y se sentó sobre la colcha. Estiro sus manos y tomo uno de los pies de Semiramis. Poco a poco Viggo lo fue masajeando, haciendo movimientos circulares y acariciando los dedos. Al mismo tiempo, Semiramis fue soltando gemidos de placer. Ella se fue relajando a medida que el masaje avanzaba y las manos de Viggo iban subiendo por su cuerpo. Primero sus pantorrillas y después sus muslos. Incluso cuando llego a su trasero y paso cerca de su vagina o su ano, Semiramis mantuvo la calma y solo se dedicó a disfrutar.
Media hora después, Viggo le dijo que se diera vuelta. Semiramis apenas tenía fuerzas, así que Viggo la ayudo. Semiramis quedo mirando al techo mientras sus grandes senos se desparramaban hacia los lados, como dos bolsas de carne suave y tierna, coronados por pequeños pezones rosa. Su estómago se veía plano y su vagina como una línea entre la carne blanda de su entrepierna.
Viggo continuo con el masaje y cuando llego cerca de la vagina, miró a Kiara. Ella asintió con una sonrisa maliciosa y Viggo asintió en respuesta. Entonces Viggo guio su mano derecha a la vagina y poco a poco fue introduciendo su dedo medio. Semiramis tenía los ojos cerrados y pasaba su lengua por los labios, como si estuviera saboreaba la placentera sensación. Sin embargo, cuando Viggo encontró su punto, Semiramis abrió los ojos amplios y soltó un grito ahogado mientras su boca formaba un O. Apenas si podía articular palabras mientras sentía que todo su cuerpo estaba en éxtasis. Viggo continuó explorando su interior con habilidosa prestidigitación; con el pulgar en el clítoris y el dedo corazón en el interior de la vagina mientras Semiramis sentía que el alma se le iba a salir por la boca.
Viggo continúo moviendo su dedo medio en el interior de Semiramis y se acercó al oído -¿continuó?- le susurro. A lo que Semiramis solo pudo asentir mientras se mordía los labios en una expresión de éxtasis. Viggo la beso y ella empezó a abrir su boca, tratando de seguirle el paso hasta que se sintió un cosquilleo tan fuerte, que le mordió los labios. Al mismo tiempo, Semiramis abrazo a Viggo y soltó un líquido de su vagina que era diferente de la orina.
Viggo, acostumbrado a esta reacción, continuó manteniendo su prestidigitación mientras Semiramis se corría una y otra vez.
Cinco minutos después, Semiramis termino de experimentar el placer y miró a Viggo con ojos embriagados de lujuria y un cuerpo lánguido. Ella quería abrazarlo, besarlo, tenerlo adentro, pero su cuerpo no le servía para nada. Era como si hubiera perdido todas sus fuerzas.
Al mismo tiempo, Kiara acostada al lado de Semiramis, le empezó peinar el cabello hacia atrás -¿Qué te parece? ¿Te gusto? - pregunto. Semiramis miró hacia otro lado y Kiara soltó una risita divertida.
-Bueno, ahora que ya tuviste tu tiempo, ahora es mi turno. Viggo, querido, por favor-
Viggo se movió al otro lado de la cama con una sonrisa llena de anticipación y abrazo a Kiara por detrás. Ella miró a Semiramis con lujuria, pasándose la lengua por los labios en un gesto caliente y cerró los ojos poniendo un rostro de placer cuando Viggo entro en ella.
-No eres la única- dijo Kiara con una voz sensual mientras era penetrada. Por su parte, Semiramis miraba la expresión de Kiara y restregaba sus piernas, deseosa de sentirse igual que ella.