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Buenos instintos 1.11

Tarde, esa misma noche, Kratos llego a su casa con Viggo al hombro. En ese momento, solo estaba despierta Faye. Kratos le indico que Viggo solo estaba cansado y necesitaba dormir. Después él se fue a dejar a Viggo al cobertizo, lo acostó sobre los troncos y puso su espada a su lado. Una vez acomodado, él lo cubrió con la piel de lobo y lo dejo descansar. Sin embargo, cuando se dio la vuelta para volver a su casa, una sombra más oscura que la misma noche, apareció. El viejo monstruo primordial lo estaba mirando, como si todo este tiempo hubiera estado ahí. Solo se veía una sombra un poco más baja que Kratos, con la luz de la luna iluminando su cabello blanco, elevando en un moño y sus hombreras rojas y negras.

-Veo que salieron a jugar- dijo el viejo Xiao con un tono de voz divertido

Kratos bufo hacia un lado y dijo -podría decirse. Aunque el muchacho hizo algo que le pedí que no lo hiciera, su juicio fue acertado. Aunque le sigue faltando entrenamiento y disciplina-

-¿Pero?- pregunto Xiao con un tono de voz dudoso, como si pudiera sentir la desaprobación en la voz de Kratos.

-Esa espada es mala para el muchacho. Le da una ventaja abrumadora contra cualquier tipo de desafió que se encuentre. Necesita algo normal, que sea de ayuda, pero que no gane sus batallas por él. También…también le hace falta experiencia de vida. No sé qué tipo de vida llevo antes, pero parece haber estado viviendo como un noble ateniense ¿No sé si me entiendes?-

-Entiendo el punto, también hice lo mismo con el padre del muchacho- respondió Xiao asintiendo -por otro lado, el padre del niño hizo la espada para demostrarle su amor. Sin embargo, en su esmero, él hizo algo muy loco-

-También lo creo, el niño tiene el tipo de arma que solo el rey de los dioses debería poseer-

Xiao estiro su mano derecha, una luz multicolor brillo de sus dedos y Kratos sintió su espalda más liviana. Al instante siguiente, Kratos vio como su hacha trasparentada, pasaba a través de su cuerpo, envuelta en la misma energía que la que emanaban las manos del viejo primordial. Él frunció el ceño y soltó un gruñido.

-Tranquilo- dijo Xiao a medida que se acercaba el hacha a su mano. Gracias a la luz en la que estaba envuelta, Kratos pudo ver la sonrisa amable del viejo primordial. Xiao continuo -solo quiero ver tu hacha-

-No le hagas nada- dijo Kratos en un tono mordaz, bajo la voz y murmuro -es un regalo preciado-

-Lo sé, lo sé- respondió el viejo Xiao al momento de recibir el hacha en su mano derecha. Levantó su mano izquierda y un papel apareció en el aire, junto a una pluma y un frasco de tinta. La pluma fue introducida en el frasco y después voló hasta la superficie del papel. Después se empezó a mover y entre dibujos y escritura, fueron anotados todos los detalles más específicos de la poderosa hacha.

Una vez que termino el movimiento de la pluma sobre la hoja, la pluma y el frasco desaparecieron. Xiao devolvió el hacha a Kratos, quien la recibió en sus manos y el viejo Xiao tomo el papel. Como estaba oscuro, él hizo aparecer un pequeño orbe de luz y comenzó a leer.

-Sí- dijo el viejo Xiao -creo que se entiende-

-¿Qué se supone que vas a hacer?- pregunto Kratos mientras volvía a colgar el hacha en la argolla de su hombrera.

-Voy a darle esto a el padre del chico. El padre hará algo parecido a tu hacha y así el chico tendrá un arma más adecuada. Blande esa monstruosa espada como si nada, pero podría matar dioses y dragones eternos con su poder-

-Como lo supuse, la espada es especial-

-Más de lo que crees. El padre del niño está loco, no sé en qué estaba pensando-

-Quizás…- dijo Kratos bajando la voz y mirando al suelo -quizás esta avergonzado por no poder ser lo que el chico espera-

-No lo sé, pero sé que el ama a su hijo igual que tú amas al tuyo. Solo que él demuestra sus sentimientos. En ese caso, tu y el chico son muy parecidos, ya que no saben cómo corresponder al amor-

Kratos soltó un suspiro y camino pasando por al lado del viejo primordial -metete en tus propios asuntos- respondió. Kratos camino hasta la esquina de la choza y doblo. Después se escucharon sus pasos sobre la nieve hasta que se detuvo, sonó la puerta al abrirse y al cerrarse de golpe.

El viejo Xiao sonrió para sí mismo y camino hasta donde estaba Viggo. Alzo otra esfera de luz y le miró las delicadas facciones, junto a ese cabello rojo fuego. Xiao sonrió, dejo a Viggo durmiendo y camino hasta el patio trasero. Después él avanzo hasta la muralla de roca solida de la izquierda y con un leve ademan de su mano derecha, hizo una cueva en el interior. Después él con otro ademan de la mano enchapo el interior en madera y recubrió las paredes y el techo de pieles de animales. Hizo una cama con tablas y puso un colchón de plumas, además de agregar un mueble para guardar sus ropas. Después Xiao fue a buscar a Viggo, lo cargo en sus brazos y lo llevo a la cueva. Lo acostó en la cama y lo cubrió con la piel de lobo. Él asintió al verlo protegido contra el frio, este lugar sería un pequeño regalo por haber perseverado todo este tiempo. Después él salió de la cueva e hizo otro ademan. Lo que convirtió la entrada en la fachada de roca original; pero solo era la fachada, ya que la cueva seguía existiendo. Sin embargo, solo Viggo y la gente que él permitiera podrían pasar.

Después de dejar al muchacho protegido, el viejo Xiao se desvaneció en el aire y viajo adonde estaba el padre, a eones de distancia de esta remota tierra. A un lugar, en donde los dioses andaban entre los mortales, como si fueran uno más de la población.

Al otro día, Viggo se levantó mareado, con mucha sed, un dolor de cabeza y mucha hambre. Sin embargo, para su sorpresa, una vez que abrió los ojos desconoció el lugar. Que el recuerde, estaba luchando, peleando contra algunos draugrs y después de eso, todo se volvió borroso. Sin embargo, en ningún momento recuerda haber disfrutado este nivel de comodidad. Estaba durmiendo en un colchón de plumas. Estiro su mano a la pared y pudo sentir las suaves pieles de animales. Después de unos minutos, Viggo se dijo qué a quién le importa, se volvió a cubrir con la piel de lobo y trato de seguir durmiendo. Tenía sed y hambre, pero este lugar era cálido y confortable. Mil veces mejor que escuchar a su maestro gritar:

-"Muchacho"-

Viggo asintió en su cabeza y pensó que el grito se escuchaba similar. Sin embargo, cuando lo escucho una segunda vez se sintió molesto y se cubrió la cabeza con la piel de lobo. Sin embargo, cuando escucho el grito una tercera vez, recordó que estaba entrenando. Él se levantó rápido y camino a oscuras, tanteando a donde estaba, hasta llegar a una pared que de repente, se volvió intangible. Viggo paso de largo y cayó de cara contra la nieve.

Entonces, Viggo escucho fuerte y claro a su maestro.

-Muchacho ¿Dónde estás? Te vas a quedar sin desayuno-

-Ya voy- dijo Viggo, se puso de pie y vio que estaba en el patio trasero. Él vio los grandes arboles de pino y eucaliptos que parecían llegar hasta el cielo. Viggo alzo la mirada y vio el cielo cubierto de nubes con formas de pompa de jabón. Él se quedó así un buen rato hasta que noto que estaban cayendo pequeños copos de nieve. Sintió frio, pero también un grato sentimiento a estar vivo.

-¿Qué haces muchacho?- rugió Kratos mientras se acercaba

-Nada…maestro, solo estaba mirando el cielo-

-Vamos a comer-

-Sí- respondió Viggo, se miró como andaba vestido y uso sus manos para sacudirse la nieve del cabello y la ropa. Después él se acercó a Kratos y le comento -sabes, alguien me hizo una casa-

-No la veo- respondió Kratos

-Vamos a comer y después te la muestro. Sería bueno saber cómo hacer velas-

Kratos negó y se dio la vuelta, caminando por delante mientras Viggo lo seguía a la cola.

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