webnovel

CAPÍTULO 8

—Buscaremos otra ayuda, tiene que haber otra solución…solo tenemos que investigar y la encontraremos.

Habló Caleb, mientras trataba de convencerme. Estaba caminando de un lado a otro como un perro enjaulado.

Quise reírme por mi pensamiento.

—Esta es la única solución Caleb, además, no tengo tiempo —suspiré rendida—. Faltan nueve días.

El negó con sus ojos vidriosos.

—Si lo haces, te perderé…todos te perderemos Emmi. Entiende, será como si nunca hubieras existido. No te acordaras de nada, empezaras de cero.

Se acercó hasta mí con una mirada completamente herida.

—Hablas como si pensaras que esto no me duele —susurré—. Por más que apagué el botón de mis sentimientos aparentemente, es algo natural sentir y sí, me duele. Me duele saber que no importa todo lo que haga, al final del día no estaré con él y me hace pensar si es correcto hacerlo o no, pero no es justo que viva engañado por Valentina y que Owen quede eternamente en ese sueño.

— ¿Y dónde quedo yo? —Al no tener respuesta de mi parte, continuó—. Déjame amarte, déjame demostrarte todo el amor que tengo para darte…Olvídate de Gabriel.

—Lo único que tengo son cenizas de aquel corazón puro e inocente.

—Tengo todo el amor y la paciencia del mundo para sembrar y hacer uno nuevo Emmi —acercó sus manos a mi rostro, donde lo acarició delicadamente—. Solo acepta.

—No —respondí—. No es justo que mientras me ames, yo siga pensando en el sabor de sus labios Caleb.

—Lo que no es justo es que mientras él esta con ella, tú no te quieras dar una oportunidad conmigo —replicó, un poco molesto—. Vayámonos —musitó a milímetros de mis labios—. Vamos al otro lado del mundo y seamos felices. Por ti dejo todo mi querida Emmi.

Me perdí en aquella mirada tan abrazadora que me brindaba Caleb. Podría pasar todo el día viéndola y no me cansaría.

Me sorprendí cuando me vi pensando en esa tentadora oferta. Sería una buena vida a su lado.

—No lo sé —farfullé confundida—. Tú eres mi otra pareja Caleb y existen sentimientos por ti, lo quiera o no lo quiera. Pero te mereces algo mejor que esto, mereces que te amen al cien, no al cincuenta.

—Entonces solo me quieres por lo que soy, tu otra pareja por una maldición y no porque en verdad lo sientas — y como si mi piel fuera un rayo de luz, su toqué en mi desapareció.

Negué rápidamente.

—No es así —el desespero en mi voz era evidente—. Yo te quiero y mucho, pero me cuesta mucho verte con otros ojos.

— ¡Te he dado tu maldito tiempo! —gritó iracundo, sobresaltándome y dándome un poco de miedo al verlo de esa manera. Nunca se había enojado tanto como ahora—. He sido paciente, pero me canse. Entiende Emma, no volverás con Gabriel, nunca lo harás. Maldita sea la hora en que creí en tu estúpida madre. Dijo que estarías conmigo si el estúpido perro quedaba en un sueño eterno y no veo que hacia lo sea. ¡La mataré!

Habló demasiado rápido mientras sus ojos cambiaban a un rojo intenso.

— ¿Entonces tu…tu tuviste…—un gemido de dolor brotó de lo más profundo—. Oh no. ¿aca-acaso he hecho algo malo?, ¿acaso estoy pagando los errores de mis antepasados?

Caleb estaba rígido, observando meticulosamente cada movimiento de mi parte.

Sabía que había hablado de más y también sabía, que lo que dijera no serviría de nada.

Acababa de traicionar la confianza que le tenía.

—Emma.

—No —respondí rápidamente—. No entiendo porque existen personas tan malvadas en este mundo, y tal vez nunca lo entenderé.

—Por amor hacemos cosas que tarde o temprano nos terminamos arrepintiendo —se excusó, intentando tocarme pero me aparte—. Por amor hacemos locuras, por amor no razonamos.

—Un verdadero amor Caleb —dije, recordando aquello que siempre mi padre me decía—. Es feliz aun cuando su amada esta con otro. Porque si ella es dichosa, él también lo será.

—Lo siento —susurró.

—Es tarde para eso, el daño ya está hecho.

Salí de la habitación con una sola cosa en mi mente.

Realizar el sacrificio de una vez por todas.

Pero no conté con algo, y era lo que estaba a punto de encontrarme en aquel cuarto donde se encontraba aquella mujer que me dio la vida.

En donde tomaría una decisión que más adelante terminaría arrepintiéndome.

POV Gabriel.

Empecé a sentir pequeños besos húmedos subir desde mi pecho, hasta mi cuello. Un gruñido de excitación salió de entre mis labios.

Podría acostúmbrame a esto.

—Mi luna —susurré con voz ronca.

Abrí poco a poco los ojos acostumbrándome a la luz, siendo el hermoso rostro de Valen lo primero que pude ver.

—Mi Alpha —sonrió, pero al ver mi expresión su sonrisa se esfumó—. ¿Pasa algo?

—Solo…no me digas así —respondí, levantándome de inmediato con esa opresión en mi pecho.

—Pero eres mi Alpha, mi amor, mi mate y mi esposo en dos días, además serás el futuro padre de nuestros cachorros.

Se acercó hasta donde estaba y sus labios ágilmente buscaron los míos, logrando fundirnos en un beso lento y delicado que rápidamente se convirtió en uno apasionado.

Las manos de valentina se posaron en mi desnudo pecho, haciéndome erizar al ver el camino que tomaban.

Mi miembro, que empezaba a despertar.

—V-valen…no —gemí cuando lo agarró entre sus manos.

Oh Diosa Luna, ayúdame a tener control.

— ¿Por qué no? —preguntó algo juguetona. Estaba demasiado excitado como para pensar en una respuesta coherente, solo sabía que era incorrecto—. Yo te amo, tú me amas. No veo por qué esperar hasta la boda. Completemos el ritual hoy mismo mi Alpha.

Se agachó, llevándose consigo mi pantalón de pijama y bóxer, quedando mi miembro erecto e hinchado a la vista.

Lo agarró de nuevo, dándome la mirada más sumisa e inocente que jamás había visto.

Podría venirme solo con ver aquella mirada.

—Ah —susurré, cuando entró en su boca—. S-Sigue.

No se hace de esperar, cuando de nuevo lo saca y lo mete por completo, sacándome gemidos y maldiciones esta vez.

Todo lo que me estuve perdiendo maldición.

Mi mano agarró su cabello marcando el ritmo. Incliné mi cabeza hacia atrás mientras cerraba los ojos y disfrutaba del placer tan intenso que me estaba proporcionando valentina.

Gruñí cuando se detuvo, deteniendo abruptamente el clímax que estaba por alcanzar.

No alcancé a renegar porque en un segundo, ya estaba acostado boca arriba en la cama, mientras me deleitaba viéndola despojándose de su ropa y dándome una magnifica vista. No paso mucho cuando ya se encontraba encima de mí, alineando mi pene en su vagina.

— ¿Listo mi Alpha? —preguntó agitada.

Observé sus ojos completamente excitados.

— ¿Acaso estas celosa? —pregunto.

—Porque lo estaría, no me importa lo que hagas con tu vida.

Arrugué mi entrecejo en confusión.

¿Q-Que eran son esos pensamientos?, ¿por qué estaba viendo un recuerdo y con esa chica, Luna?

—Pero a mí sí me importa lo que tu hagas con tu vida, tú eres mía Emma, así como yo también soy tuyo.

La observo tiernamente mientras me aguanto las ganas de ir a besar esos tentativos labios que posee.

—Te he esperado por 150 años y lo seguiré haciendo.

— ¿Cómo? ¿Aun eres virgen? —pregunta un tanto confundida y sorprendida.

—Quiero ser el primer y último hombre en tu vida —mis manos viajan a sus mejillas acariciándolas. Sus latidos aumentan y es mi nuevo sonido favorito—. Así como también quiero que seas la primera y última mujer en mi vida Emm.

— ¡DETENTE! —una gutural voz salió desde lo más profundo de mí. Por un momento no tuve control de mí y tiré a valentina.

— Owen— pensé, sorprendiéndome. Según Gloria, aun no era tiempo para que despertara después de aquel hechizo que hicieron contra mí.

— ¿Por qué me tiraste? ¿Qué te pasa? —preguntó, mientras se levantaba del suelo confundida.

Me levanté rápidamente dirigiéndome al armario para tomar lo primero que encontré y así vestirme.

—Déjame solo —demandé, cuando vi su intento de querer acercarse.

— ¿Qué me sucede? —susurré para mí mismo.

¿Qué era eso? ¿Por qué no me acordaba de nada?

No, era imposible, pero mi corazón palpitaba de una manera viva, nunca lo había hecho con valentina.

Me estaba volviendo loco.

Nuevas imágenes de esa chica y yo siguieron llegando y con ello, todos mis pensamientos con respecto a ella.

"—No podría odiarte, aunque quisiera no podría —suspira—. ¿Cómo se ama a una persona que te aleja de tu único ser querido? ¿Qué te arrebata todos tus sueños? ¿Qué te tendrá prisionera a él durante toda tu vida?"

"—Me quedó claro —rueda los ojos—. No quiero ser tu luna, debes de estar confundido y tal vez no sea yo —afirma.

—No es una opción, la diosa Luna te escogió a ti Emma —me acerco hasta su cuello y aspiro profundo—. No estoy confundido, tu olor nos vuelve loco. Es una mezcla de chocolate y jazmín, nunca antes había olfateado algo así, eso es lo que te diferencia y nos hace saber que eres tú —susurré con voz ronca.

—Quiero marcarla ya —exige Owen.

"—Emma —agarro sus delicadas manos—. Por cosas de la Diosa Luna, hizo que tuviera que visitar la manada en la que tus padres vivían y justo ese día, habías nacido. Antes de llegar al lugar —hago una pausa mientras niego sonriendo—. Mejor dicho, días antes Owen estaba súper ansioso, nervioso, deseoso... Estaba como un loco, no dejaba de repetir que te encontraríamos, pero yo me negaba a creerlo, por lo general un licántropo autentico encuentra a su mate a los 50 y yo ya tenía 131 años, había perdido cualquier esperanza de que te encontraría…menos Owen.

— ¿Qué harías sin mí?— pregunta burlón Owen

— Cállate, estamos en medio de una declaración.

— El día de llegar a tu manada llegó y mis nervios eran muy notables. Cuando llegué, un olor a mezcla de chocolate y jazmín me rebasó y joder, con Owen nos volvimos unos completos locos. Recorrimos toda la manda hasta que llegamos a tu casa, derribamos la puerta y llegamos a un cuarto. Estaban tus padres contigo en brazos. Por mis ojos supieron que tus eras mi mate. Te había esperado tanto que no me importó que fueras apenas una recién nacida y que tenía que esperar 19 años, lo único que me importó es que te había encontrado y desde ese día, juré siempre protegerte, cuidarte pero lo más importante… amarte.

Estuve los primeros cinco años al lado tuyo, solo tus padres y yo podían acercarse a ti. Me excedí un poco, pero esa es nuestra naturalidad, actuar como cavernícolas y totalmente celosos cuando se trata de nuestra Luna. Me disculpo por ello. Por obligaciones tuve que irme y te prometí que volvería cuando tuvieras la edad suficiente para reclamarte. Aunque me fui, nunca deje de pensar en ti...

<Eres mi amor eterno, mi mate, mi alma gemela, mi aliento de vida, mi soporte. Eres todo para mí y sé que no soy el mejor, pero Emm, daré todo de mí para ser el hombre de tus sueños. Viviré solo para ti, mis días serán dedicados solo a ti mi Luna. Y aquí con la Diosa Luna de testigo quiero peguntarte algo."

— ¡Basta! —llevé mis manos a mi cabeza, mientras presionaba con el intento de que se borrará aquellos sucesos donde un yo, se encontraba con esa chica, Luna o Emma.

— ¿Le pedí matrimonio a esa chica? ¿Pero valentina ella…

"— ¿Donde esta Emma?

—Ella, ella te dejo —arrugo mi ceño mientras la miro incrédulo—. Sé que es difícil de creer, pero se fue con Caleb.

—No tengo mucha paciencia, así que dime la verdad Valentina o juro que te destierro de la manada —amenazo.

"— ¿Hablaste con ella? ¿Te dijo por qué? —pregunto desesperado mientras la agarro de sus hombros y la zarandeo.

—No, no pude hacerlo.

— ¡MENTIROSA! —grito coléricamente mientras la tiro fuertemente a la pared. Haciendo un hueco en esta. "

"—Eres mi mejor amiga y te amo mucho valentina —confieso—. Pero si no me dices ahora mismo la verdad y el paradero de mi Luna, te mato. Ella es primero que todo, primero que ti, primero que la manada y siempre será así.

Una lágrima cae de sus ojos mientras veo la tristeza en ellos.

— Ella no te ama y nun-nunca lo hará co…como lo hago yo —dice—. El amor de…ella solo es una mitad para ti. L-la otra mitad la posee Caleb y siempre será…así.

—Cállate —exijo en un rugido bestial.

—Yo te ofrezco un amor completo Gabriel, un amor puro y verdadero. Te amo, lo hago desde pequeña.

—Te lo dije y no me quisiste creer —dice Owen—. Ella tiene que ver con la desaparición de Emma, su loba me lo confirmó.

— Comunícate con el lobo de Ryan y James. Los necesito aquí— digo evadiendo completamente lo otro. "

— Que mierda es todo esto —musitó horrorizado—. Esto tiene que ser obra de Owen.

— ¿Por fin apareces? ¡Habla! —exigí.

Valentina es mi amiga…marqué a mi mejor amiga y estuve a punto de tener relaciones sexuales con ella.

Pero, ¿Por qué no reconocí a Luna aquel día que la vi?

Entonces lo que me dijo si era cierto.

Salí más horrorizado aun en busca de respuestas. Valentina se encontraba en el mismo lugar.

— ¿Qué pasa mi am... —se calló abruptamente, cuando caí al piso debido a una fuerte punzada en mi cabeza, sentía como todo mi cuerpo empezaba a convulsionar del dolor.

Era el mismo dolor cuando Owen me habló por primera vez. Cuando mi parte lobuna despertó.

Antes de que todo se volviera negro, escuché un fuerte gruñido.

Pasó alrededor de varios minutos en donde pude recuperarme y obtuve el movimiento completo de todo el cuerpo.

Levanté mi vista y me regocijé cuando pude oler su miedo crecer. Todo mi ser estaba hambriento de sed de venganza que estaba dispuesto a saciar.

—Ow-Owen —susurró pasmada. Su cuerpo empezó a temblar y a retroceder lentamente.

Le regalé una sonrisa sombría y respondí con mi voz de Alpha.

— ¿Me extrañaste?

[…]

POV EMMA

Abrí los ojos poco a poco, acostumbrándome a la luz que se filtraba por las grandes ventanas. Ahogué un jadeo cuando observé el lugar, las lágrimas se acumularon en mis ojos sin poder evitarlo.

Pensé que nunca volvería a estar aquí.

Me traía tantos recuerdos hermosos que terminaban siendo dolorosos por el giro que había dado nuestra historia. Solo esperaba que las decisiones tomadas no llegaran afectar nuestro futuro, un futuro incierto, donde nos embarcaríamos sin destino alguno.

Solo me aferraba a algo y eran aquellas palabras de Gloria.

"Si dos almas están destinadas a estar juntas, lo estarán sin importar las consecuencias u obstáculos que la vida les presente."

Y que obstáculos habíamos tenido Gabriel y yo, pero sabía que al final del día, él era mío y yo suya.

Escuché como la puerta era abierta y rápidamente dirigí mi mirada a ella, encontrándome ansiosa y deseosa por la persona que la atravesaría.

Sabía quién era.

El palpitar de mi corazón y el hormigueo en mi panza me lo habían confirmado.

—Owen —susurré totalmente emocionada cuando hizo acto de presencia.

Estaba ahí, con esa aura tan intimidante que emanaba.

Estaba completamente de negro y su cabello despeinado le daba ese aire de chico malo.

Era simplemente un dios digno de adorar. Pero no solo con palabras vanas y vacías, si no desde el alma, desde lo más profundo de cada uno.

Una sonrisa de las que nunca pensé que volvería a dar, adornó mi rostro pero, así como apareció, desapareció al verlo ahí…tan quieto, pero tan impaciente viéndome mientras sus ojos ámbar brillante se mostraban Perturbados…dolidos.

—Nunca pensé en volver a ver de nuevo ese color de ojos —confesé.

—Yo nunca pensé que despertaría —dijo.

Se adentró a la habitación situándose a dos metros de donde estaba.

— ¿Qué sacrificio realizaste para que yo despertara? —soltó sin más, dejándome sobresaltada por su pregunta.

La advertencia que me dio esa mujer retumbaba en mi cabeza recordándome que debía callar y no decir absolutamente nada.

"No hablaras de esto con nadie, ni él se puede enterar. Todos lo sabrán cuando llegue el momento".

— ¿Por qué no has venido abrazarme? Te estas tardando —evadí su pregunta con algo que me había estado preguntando al pasar los segundos desde que entró.

Su cuerpo se tensó y retrocedió unos pasos mientras negaba abatido.

—Es lo que más deseo en este momento Emma, pero…

— ¿Qué sucede? —pregunté rápidamente.

—Su olor aún está en mí y me causa repulsión —sus ojos se llenaron de lágrimas—. Me siento…me s-siento

—Sucio —terminé por él.

Asintió.

—Ya no te merecemos —musitó completamente dolido, podía sentir su dolor como el mío.

Callé y me limité a observarlo.

¿Qué podría decir?

—No es tu culpa, ni la de él tampoco —me levanté de la cama para ir hasta él.

—El la marco —confesó.

—Lo sé —respondí mientras me acercaba.

—Se iban a casar.

—Ta-También lo sé —sonreí triste mientras recordaba aquel día donde Caleb me lo había informado.

—Tuvieron sexo oral.

—Tambi…espera ¿Qué?

Paré abruptamente mi andar y retrocedí. Lo observé pasmada mientras esperaba que desmintiera lo que acaba de decir o que simplemente había sido yo la que escuchara mal.

Tuvieron sexo oral —pensé, tratando de asimilar lo mejor posible esta noticia tan sorprendente.

—Pude despertar cuando iban a completar el ritual —explicó desesperado.

Solo una cosa sabia en ese momento y era que mataría a Valentina, la mataría y solo después lloraría lo que tuviera que llorar.

—No puedes mi Luna.

— ¿Acaso la estas protegiendo? —cuestioné. Alce una ceja sorprendida—. Tu no vas a evitar que yo mate a esa perra pulgosa, ¡Y no leas mis pensamientos!

—No fue mi intensión, lo siento y claro que no la estoy protegiendo, menos con lo que hizo, pero si lo haces me veré afectado, Gabriel la marco.

Era verdad, si le haría daño en este momento también se lo haría a Owen.

— ¿Cómo se deshace esa unión?

—En la tarde vendrá una vieja amiga y nos ayudara con ello —sonrió—. Después de ello puedes hacer lo que quieras con ella, pero eso si —su mirada se oscureció—. Tiene que ser una muerte dolorosa.

No había necesidad de decirlo, la tendría.

—Lo tendrá —afirmé, pensando en las mil formas para matarla.

—Tenemos que hablar de todo —sentía como su mirada me escudriñaba queriendo así saber, la respuesta para su pregunta aun no formulada.

—No —dije—. No tuve sexo con Caleb y tampoco me besé con él.

—Si hubiera sucedido, no tendría derecho alguno para reclamarte Emma.

—Yo tampoco lo puedo hacer con ustedes, ni Gabriel ni tú tuvieron la culpa. Sé que nunca me harían algo como eso.

—Nunca mi luna, nunca.

Acabó con los metros que nos separaban y nos fundimos en un abrazo, ese tipo de abrazos que amaba, donde buscamos consuelo, donde hacen que el tiempo se paralice unos minutos.

Pequeñas lagrimas salieron de mis ojos.

—No sabes cuánto necesitaba esto —murmuró, aspirando fuerte mi aroma.

Lo abracé aún más al escuchar sus palabras y deseé con todas mis fuerzas que la luz brillara sobre nosotros, ya era tiempo de ser felices sin ningún contratiempo.

Después de un rato nos separamos.

—Alístate —lo miré confundida—. Iremos a caminar al bosque. Tenemos varios temas que tratar.

—Está bien —su mirada se dirigió a mis labios. Justo cuando pensaba en hacer el gesto que los descontrolaba, habló.

—No por favor —negó, pero sus ojos ávidos decían totalmente lo contrario—. Aun no mi Luna.

Me dio un beso en la frente y desapareció.

Me dirigí al baño en donde me tardé alrededor de quince minutos aseándome, al salir fui hasta al armario encontrándome con toda mi ropa, justo como la había dejado meses atrás.

Es como si nunca hubiera pasado nada.

Me vestí con un short azul tiro alto, una blusa corta de tiras, una chaqueta y unos converse.

Ya lista salí a la planta baja.

Me dejé guiar por un delicioso olor hasta que llegué a la cocina encontrándome a Owen sirviendo nuestros platos.

— Deliciosa —escuché que susurró.

—Sí, se ve todo muy delicioso —concordé con él.

Paró lo que estaba haciendo para observarme y negó acercándose hasta mí.

—Te decía a ti —sentí mis mejillas calentarse al escucharlo. Acción que le arrancaría una de esas sonrisas arrebatadoras que su única función es dejarme en vergüenza.

— No digas esas cosas —exclamé avergonzada.

—Pensé que ya te habías acostumbrado a mí —una de sus manos empezó acariciar mi mejilla.

—A ti sí, pero no a tu filtro —respondí mirando fijamente sus labios.

—Dilo Emma —suspiró.

Subí mi mirada, exigiéndole en un gemido.

—Bésame Ow...

Ni siquiera había terminado cuando sus labios fueron estampados contra los míos fundiéndonos en un desesperado beso. Las manos de Owen cobraron vida propia y empezaron a recorrer toda mi espalda, terminando en mis nalgas donde estas fueron apretadas. Cada toque empezaba acrecentar un fuego interno que quería ser consumido.

No sabía si se había dado cuenta de mi situación, pero empezó a bajar poco a poco la intensidad hasta que nos separamos, ambos con nuestras respiraciones agitadas.

Estábamos ansioso y deseosos de lo que sucedería, pero, sabíamos que no era el momento, no aquí y él lo sabia muy bien.

—Ven —entrelazó nuestras manos, haciendo latir frenéticamente mi corazón—. Tenemos que desayunar.

Nos dirigimos a la mesa en donde desayunamos las ricuras que había cocinado, hablamos variedades de tema, pero nunca llegamos a tocar el tema de valentina.

—Estuvo muy delicioso —sonrió, haciendo que por inercia yo también lo hiciera.

—Y más si vienen de estas maravillosas manos —las alzó, como también sus cejas repetitivamente.

—Entendí la referencia —me levanté de la silla y lo señalé—. Ahora hombre pervertido, vamos a dar el paseo por el bosque.

—Como ordene mi Luna.

[…]

—Entonces, estuviste consciente de todo lo que pasaba a tu alrededor —dije sorprendida.

Hicimos una pequeña parada después de caminar por más de media hora, en donde habíamos aprovechado para conocernos aún más y dar a conocer nuestras opiniones en diferentes temas que hablamos.

Ahora estábamos sentados en la orilla de una pequeña laguna. Dispuestos hablar sobre lo que había sucedió días atrás.

—Sí —dirigió su mirada al horizonte—. No sabes lo frustrante que era ver como todo sucedía, como habías sido borrada de la memoria de Gabriel. Escuchar como él se preguntaba por qué se sentía tan vacío, por qué muchas veces cuando se besaba con ella sentía que traicionaba a alguien o como me llamaba y no obtenía respuesta alguna. Fueron días duros. Cuando llegaste ese día con ese chupa sangre —gruñó en desacuerdo—. Una esperanza albergó mi interior cuando le reclamaste, el no dejo de pensar en ello, se preguntaba, ¿Por qué su corazón latía tan desmesuradamente cuando estuvo a tu lado?

Volteó su rostro dirigiendo su mirada a mis labios.

—Cuando hiciste aquel gesto con los labios, todo él y todo yo nos descontrolamos. Pude despertar por dos segundos y sé que tú lo notaste.

—Sí —asentí rápidamente.

—En ese momento supe que tú eras la única que podía hacer que yo despertara, solo se necesitaba un contacto de nuestros labios o más de ese gesto tan endemoniadamente sexy —sostuvo mi mano firme.

— ¿Quién borro la memoria de Gabriel? —pregunté minutos después.

—La persona que nunca pensó que lo traicionaría —su mandíbula se veía demasiado apretada.

Sé que se estaba conteniendo, Owen era más salvaje que Gabriel, por algo él era el lobo.

—No es posible —respondí totalmente asombrada.

Ella no sería capaz.

—Sí, Gloria fue la cabeza de todo esto —gruñó—. Le dije que no era de confiar, se lo dije y nunca me hizo caso. Ella era prácticamente su madre, y lo traicionó de la peor manera.

— ¿En dónde está ella?

—Está recibiendo lo que merece, está en encarcelada siendo inyectada cada hora por una dosis de plata que la quemara desde adentro.

— ¿Por qué no matarla de una vez?

—Quiero que sea Gabriel el que decida qué hacer con ella.

— ¿Cuándo Gabriel recordara?

—Gabriel está en un proceso donde está asimilando todo lo que sucedió. Los recuerdos le llegan poco a poco.

—Entonces, todo depende de él.

—Sí —musitó—. Así que hay Owen para rato, ¿no crees que deberías de aprovecharme?

—Claro que lo haré —sonreí burlona—. Serás mi transporte por todo este tiempo.

Se hizo el indignado y rodó sus ojos.

—Solo si tengo mi dosis de mimos —apuntó, cruzándose de brazos y haciendo un leve puchero.

Tomé mi pulso asegurándome de que aun mi corazón latiera, pues creía que se había detenido al observar aquella maravilla.

—Acepto si jamás vuelves hacer aquel gesto.

— ¿Cuál gesto? —curioseó haciéndose el inocente para nuevamente hacerlo.

—Moriré si lo vuelves hacer Owen —lo señalé riñéndole—. Mi respiración se ha acortado.

En un movimiento rápido me vi acostada en el frio suelo con el encima mío.

—Siempre que te falte el aire puedo darte respiración boca a boca —susurró a milímetros de mis labios—. ¿Qué dices?

—Que es una excusa para tener tu boca junto a la mía.

— ¿Excusa? —Sonrió—. Excusa es la que tu inventaras para que mis sexys labios toquen los tuyos.

Su nariz recorrió mi cuello emitiendo en el recorrido pequeños gruñidos de satisfacción.

Me removí incomoda por la sensación que me dio.

—Me… me haces cos-cosquillas —reía mientras me movía desesperadamente para tratar de quitarlo o que simplemente se detuviera.

—No te muevas así o despertaras a Gaben —indicó de repente, estaba serio.

Estaba demasiado confundida como para siquiera pensar la razón de su tan repentino cambio de humor.

— ¿Gaben? ¿Quién es Gaben?

Su mirada se dirigió hacia abajo en donde observo como un bulto sobresalía de su entrepierna.

— ¡¡Pervertido!! —chillé tratando de quitarlo, pero era inútil.

Su pecho vibró a causa por las carcajadas que emitía. Cuando se estuvo calmado, me mostró que no solo era salvaje, tenía una parte suya amorosa y solo era mía.

—Si la esmeralda se opacara, si el oro perdiera su color, entonces, se acabaría nuestro amor.

Si el sol no calentara, si la luna no existiera, entonces, no tendría sentido vivir en esta tierra, como tampoco tendría sentido vivir sin mi vida, la mujer de mis sueños, la que me da la alegría...

Si el mundo no girara o el tiempo no existiese, entonces, jamás moriría, tampoco nuestro amor...

Pero el tiempo no es necesario, nuestro amor es eterno, no necesitamos del sol de la luna o los astros para seguir amándonos...

Si la vida fuera otra y la muerte llegase, entonces, te amaría hoy, mañana... por siempre... todavía.

Mario Benedetti

Parpadeé varias veces creyendo estar en un sueño. Era lo más hermoso que me habían dicho.

—Eso fue muy lindo, gracias —Empecé a besar toda su cara, evitando sus labios.

—Sabes algo, Emma.

— ¿Sí?

—Tú siempre serás nuestra salvación, siempre serás ese salvavidas en medio de todo aquel que nos quiere hacer daño. Eres nuestro ángel.

Su mirada era tan abrazadora que me era imposible mantener contacto visual con él.

—Siempre lucharé por los dos —de nuevo volteé a mirarlo.

Error.

No estaba preparada para ver la mirada tan cariñosa, amorosa que me estaba dando, todo mi cuerpo se erizo.

—Te amo y te amaré siempre mi Luna.

—Yo los amo, por siempre.

Chương tiếp theo