webnovel

Los planes avanzan (EDITADO)

Ordoghaz, un gran edificio gótico que databa de los tiempos en que los señores feudales regían Hungría con puño de hierro, se erguía amenazante frente a Selene, quien había visto la imponente edificación cientos de veces, pero que aun la encontraba un poco sorprendente.

Sobre sus colosales muros de piedra se alzaban afiladas agujas y almenas y su suntuosa fachada estaba adornada con arcos de medio punto y majestuosas columnas.

El tenue brillo de las velas podía verse al otro lado de las estrechas y lancetadas ventanas, lo que sugería que las actividades nocturnas de Ordoghaz seguían todavía en plena ebullición.

Una fuente circular, situada al otro lado del paseo desde la amplia arcada de la puerta, lanzaba un chorro de agua espumosa y blanca al frío aire de la noche.

La mansión se encontraba a una hora al norte del centro de Budapest, en las afueras del pintoresco pueblecillo de Szentendre, en la orilla occidental del Danubio.

La lluvia seguía cayendo sobre el parabrisas tintado del Jaguar XJR que Selene conducía mientras se aproximaba a la intimidante verja de hierro de la enorme finca.

Las cámaras de seguridad la examinaron exhaustivamente antes de que las puertas coronadas de escarpias se abrieran de manera automática.

A pesar de las condiciones climatológicas, el auto recorrió la larga y pavimentada vereda tan deprisa como su conductora se atrevió.

Todos tenían que saber lo antes posible lo que había ocurrido en la ciudad, aunque Selene no estaba impaciente por presentarse allí sin Rigel, nombre del vampiro muerto, cuyo cadáver ennegrecido había tenido que dejar atrás.

'Un cazador caído en una sola noche' - pensó consternada la Vampiresa - 'Pero este nuevo tipo de armamento y el que dos Lycans asesinados a manos de un humano… eso es más asombroso'

Esto último fue lo que en verdad llamó poderosamente su atención.

Que esas bestias se hubieran hecho con una arma letal para los vampiros era algo que debía preocuparla seriamente, decubrir que un 'humano' podria matar a dos Lycans como si fueran pollos era lo que más la consternó.

Y más si se trataba de ese humano que ya había llamado su atención desde antes.

'Kraven va a tener que tomarse esto en serio… espero'

Tras aparcar junto a la entrada principal, Selene subió a toda prisa los escalones de mármol y cruzó las pesadas puertas de roble.

Había gente en la entrada, pero ella no hizo caso a nada y avanzó concentrada en informar cuanto antes a quienes había que informar.

El vestíbulo era tan impresionante como el exterior de la mansión. Tapices y óleos de incalculable valor colgaban de las lustrosas paredes forradas de roble.

Los mosaicos de mármol cubrían el suelo hasta el pie de una majestuosa escalera imperial que ascendía a los pisos superiores de Ordoghaz.

Una inmensa lámpara de cristal resplandecía sobre el regio salón y dio la bienvenida a Selene al llegar de la noche.

Tras apartar un tapiz colgante, entró a paso vivo en el gran salón, que estaba decorado con sumo gusto en suaves tonos rojos y negros y un rico marrón nogal.

Había candelabros ligeros colgados den las paredes y del techo y su brillo iluminaba una alfombra de lana de color rosa con un diseño floral.

Sobre las antiguas mesas de caoba y bajo las molduras de elaborada talla que corrían a lo largo de los bordes del techo descansaban lámparas ornamentales con pantallas opacas de color negro.

Las ventanas estaban cubiertas por gruesas cortinas de terciopelo de un color borgoña muy intenso que mantenía a raya a cualquier par de ojos que hubiesen logrado atravesar las rejas limítrofes y pretendiesen espiar desde el exterior de la casa.

Una bandada de elegantes vampiros perdía el tiempo en estos lujosos escenarios, tendidos con aire indolente sobre divanes forrados de terciopelo, cuchicheando en los rincones o intercambiando risillas y chismes.

El trino de las agudas carcajadas se mezclaba con el suave tintineo de las copas de cristal llenas de tentador líquido carmesí.

Por entre las sonrisas hastiadas de elegantes vampiros y vampiresas, ataviados con los últimos diseños de Armani y Chanel, asomaban colmillos tan blancos como perlas.

El rostro de Selene se endureció. No tenía demasiada paciencia para quienes eran como aquellos.

Aunque sin duda vampiros, aquellos presuntuosos no eran cazadores, sino meros diletantes y libertinos no-muertos, más interesados en sus propios placeres epicúreos que en la interminable batalla contra los odiados licántropos.

'¿Es que no saben que hay una guerra?' - Selene se preguntó, puede que por millonésima vez.

La decadente atmósfera hedía a perfume caro y plasma humeante, pero, a pesar de los numerosos cuerpos que llenaban el salón, la temperatura seguía siendo agradablemente fresca.

Los vampiros eran criaturas frías por naturaleza. Su repentina aparición no llamó demasiado la atención.

Unas pocas cabezas curiosas se volvieron hacia ella y examinaron a la empapada cazadora con ojos aburridos y carentes de todo interés antes de continuar con entretenimientos más sugerentes.

Apenas causó una onda en el flujo de cuchicheos sofisticados y réplicas ingeniosas que recorría de un lado a otro la lujosa cámara.

'No importa' - pensó Selene.

Aquellos no eran los vampiros con los que tenía que hablar.

Sus ojos recorrieron la habitación con la esperanza de localizar al propio Kraven, pero el amo temporal de la mansión no estaba a la vista.

Una sonrisa amarga se encaramó a sus labios. Si Kraven no estaba allí, presidiendo las celebraciones del salón, ella sabía dónde debía de estar…

............................

El salón de entrenamiento se encontraba en el último piso de la mansión, en un antiguo ático reconvertido.

A diferencia de la opulenta decoración que predominaba en el resto de Ordoghaz, la zona de entrenamiento, dedicada en exclusiva a las artes de la guerra, tenía un aspecto espartano.

El suelo estaba cubierto de colchonetas que, junto con un campo de tiro insonorizado, ocupaban la mayor parte del espacioso desván.

Sobre las gruesas paredes de piedra se apoyaban numerosos armeros que mostraban exóticas armas blancas y de fuego.

La plata brillaba en todos los filos y todas las superficies. Aparte de sus aposentos privados, este ático bien armado era uno de los pocos lugares de la mansión en los que Selene se sentía verdaderamente a gusto.

Era un lugar para los guerreros.

"Voy a tener que hacer algunas pruebas, eso está claro" - dijo Kahn, un Vampiro de rasgos afrodescendientes, que sostenía la brillante bala con unos fórceps. Unas gafas de seguridad tintadas le permitían examinarla a corta distancia.

"Pero desde luego se trata de alguna clase de fluido radiante"

Una mezcla de preocupación y curiosidad iluminaba las agudas e inteligentes facciones del comandante y maestro armero de los Cazadores.

Un vampiro de aspecto imponente y ascendencia africana, Kahn vestía completamente de negro.

Hablaba inglés con un fuerte acento Cockney que había adquirido durante un largo período de esclavitud a bordo de un navío mercante.

Kahn tenía varios siglos ya y sus orígenes estaban envueltos en misterio.

Algunos decían que había luchado junto al gran Shaka, mientras que otros susurraban que el enigmático Cazador había aprendido las artes de la lucha antes de ser iniciado en el vampirismo.

Lo único que Selene sabía con toda seguridad - lo único que necesitaba saber - era que el compromiso de Kahn con la guerra era tan sólido como el suyo.

A diferencia de los inmortales diletantes que había visto en el salón, Kahn no tenía tiempo que perder.

Puso la bala en su mesa de trabajo, junto a las piezas desensambladas de la pistola que le fue dada a Selene por el humano.

Las luces del techo resplandecieron sobre la superficie de ébano de su cráneo afeitado.

Selene se llevó una mano a los ojos para protegerlos de la molesta radiación de la bala capturada.

"Munición ultravioleta" - se maravilló en voz alta.

"La luz del día utilizada como arma" - asintió Kahn mientras se quitaba las gafas tintadas – "Y, a juzgar por lo que me has descrito, sumamente efectiva"

Selene se encogió para sus adentros al recordar la ardiente muerte de Rigel. Aún podía ver cómo brotaban los rayos de luz corrosiva de su cuerpo destrozado.

'Al menos no sufrió demasiado' - pensó.

Un amargo consuelo. Murió en cuestión de segundos.

"¿Pretendes que crea que un animal salvaje los atacó con munición de alta tecnología diseñada específicamente para matar Vampiros?"

Una tercera persona presente en la mesa, por su parte, no podía haberse mostrado menos interesado o impresionado.

Este hombre era Kraven, el actual lider del aquelarre.

Era alguien con una melena de bucles ensortijados que crecían hasta los hombros le proporcionaba el aire romántico de un Heathcliff o un Byron.

Con aire levemente distraído, estaba de pie junto a la mesa de trabajo con Kahn y Selene.

Llevaba una camisa de algodón de color oscuro con un collar de brocado bajo una elegante chaqueta negra.

Los engarces de plata de sus anillos despedían destellos de piedras preciosas. Como de costumbre, su actitud aburrida molestaba a Selene.

Este tipo había estado vivo por más de setecientos años al servicio, siendo este siglo en el que había saboreado el poder al ser nombrado por uno de los Vampiros ancianos como el regente temporal.

Pero para Selene, este sujeto no tenía nada de líder en su ser.

Sospechaba desde hacía mucho tiempo que Kraven había servido como cazador sólo para ascender de posición en el seno del aquelarre.

En una organización jerárquica basada principalmente en la antigüedad, una reputación de héroe de guerra proporcionaba un atajo bastante eficiente a los escalones superiores de la sociedad vampírica.

La muerte del famoso Lucian, lider de los Lycans, le había hecho famoso y, al menos por lo que Selene sabía, desde entonces había avanzado a lomos de ese triunfo.

Para su perpetuo asombro, el regente vampírico carecía de toda paciencia para cualquier cosa que interfiriera en sus hedonísticos entretenimientos, y eso incluía evidentemente a esta improvisada reunión.

"No, apuesto a que se trata de un diseño del ejército" – Replicó Kahn en respuesta al sarcástico comentario de Kraven. Señaló con un gesto de la cabeza el brillante proyectil ultravioleta – "Una especie de bala trazadora de alta tecnología"

"Pero esto no es lo más inquietante de todo esto" – Habló Nathaniel, el otro cazador que había acompañado a Selene el día de hoy, mientras sacaba de su bolso una caja negra con cables expuestos por todos lados y se la daba al comandante de los cazadores.

"¿Es un almacenador de algún circuito cerrado de video?" – Preguntó Kahn mientras recibía la caja para analizarla. Parecía que la habían arrancado de golpe por la presentación de los cables, pero dejando la parte central sin fallas o daño alguno.

"Esto es parte del sistema de vigilancia de las oficinas de transporte del metro. Cuando nos retiramos fuimos por el para evitar filtración de cualquier evidencia de lo que ocurrió en ese lugar, también…" – Nathaniel se quedó en silencio mientras veía a Selene, quien asintió y continuó en donde se había quedado su compañero.

"Lo trajimos porque esto es lo que debemos discutir… una variante ha surgido en esta guerra… es algo que no vimos venir" – Hablo la cazadora mientras todos la miraban extrañamente.

"¿Qué diablos intentas decir? Se más específica" – Kraven estaba exasperado por todo este asunto. Fue interrumpido de su momento de relajo para discutir este asunto, que debería tener toda su atención.

Pero, para aquellos que lo conocían muy bien, podrian decir que se le veía inusualmente despreocupado, contrariamente a la actitud de un lider en quien debería disparar todas las alarmas ya que esta nueva tecnología armamentística era capáz de matar a los Vampiros tan fácilmente.

En el momento en que el líder del aquelarre terminó de hablar se proyectó en una gran pantalla el CCTV de la plataforma del metro.

Se podía ver un panorama dentro de lo normal para el concurrido lugar, con decenas de humanos yendo y viniendo.

En eso, pudieron ver como Selene aparecía y se posicionaba en su lugar mientras los otros dos hacían lo mismo.

"Ahí, esos dos fueron los Lycans que estábamos siguiendo" – Señaló la cazadora a los sujetos que aparecieron en la pantalla.

Luego pasó todo como lo recordaba: la ráfaga de balas, el fuego contestado, los humanos corriendo despavoridos y siendo acribillados en el contrafuego, la horrible muerte de Rigel, todo pasó en secuencia exacta.

"Por los ancianos, que tipo de muerte…" – Kahn habló mientras veía a través de la pantalla como su camarada había perecido, temiendo que este tipo de escena se repita en varios de ello a partir de ahora ya que los Lycans no dudarían en utilizar esta tecnología contra ellos.

¡Pero lo que sucedió a continuación hizo que los ojos de todos se abrieran como platos!

Vieron lo que los dos cazadores habían presenciado en vivo y en directo, quedando igual de sorprendidos.

¡Vieron como un humano aleatorio manejó a los dos Lycans como si fueran simples pollos de granja!

¡Los cuerpos fríos de todos los presentes se estremecieron por la demostración de fuerza bruta causante del final salvaje que ambas bestias encontraron el día de hoy!

"Que… diablos… fue eso" – Uno de los cazadores presentes habló en el momento en el que la reproducción del video terminó.

Al igual que el resto, había tenido una conmoción ya que sabía, como todos los presentes, que esa demostración de fuerza, agilidad y letalidad son propias de un ser extremadamente poderoso.

"Es solo un humano" – Respondió Selene a su conmocionado compañero.

"¿Solo un humano? ¡No me jodas! ¡Ese tipo no puede ser un humano!"

Para sorpresa de todos, el que habló con un tono alto fue Kraven, quien se veía realmente ansioso en este momento.

¡Y no era para menos, ya que esta variante era realmente peligrosa para sus planes, debido a que si él se deshacía de todos los ancianos, tal como estaba planificado, al momento en el que intente enfrentarse a un tipo como ese humano, seria despedazado!

Kraven no era un guerrero, era más un burócrata, alguien que velaba por si mismo y nadie más. Era como una cucaracha difícil de matar, ya que siempre encontraba la forma de escapar del suave beso de la muerte.

¡Por ello, en secreto, había podido convencer al líder de los Lycans para formar una alianza, fingir su muerte y mantenerse en las sombras durante seicientos! años.

Todo esto lo logró al aprovechándose del odio que Lucian tenía por uno de los ancianos Vampiros.

Ahora, sin embargo, era completamente diferente el tratar con un humano, ya que estos seres fugaces no caerían tan fácilmente, al menos no los poderosos y capaces.

"Nathaniel y yo estuvimos ahí, nuestros sentidos no pueden fallarnos a ambos. A menos que sea una nueva mutación que no conozcamos y que no se pueda diferenciar de las personas corrientes, es un humano en toda regla"

Selene habló calmadamente, sin altanería o pretenciosidad, pero con una sonrisa burlona.

Se había percatado de la inusual respuesta que el líder del aquelarre había mostrado.

Ella sabia que Kraven era un cobarde, por lo que era entendible el reaccionar de esta manera a tal demostración de fuerza bruta.

Pero el que no muestre preocupación frente a un tipo de arma letal para ellos y lo haga frente a un tipo que ni siquiera mató a los de su especie, sino a las bestias enemigas, daba mucho que desear.

En este momento de tensión, una puerta se abrió y un cazador entró corriendo a una gran velocidad.

Tenia la ropa hecha jirones, con lesiones en pleno proceso de curación aún. Su rostro pálido mostraba una expresión de miedo que incomodó a todos los presentes.

Este tipo pertenecía a los lacayos bajo la dirección de Soren, quien era el sabueso personal de Kraven y sólo respondía ante él.

Selene siempre lo había considerado más un matón que un soldado, pues carecía de la disciplina y el compromiso de un auténtico cazador.

La sigilosa pero constante rivalidad entre los cazadores y el pelotón de matones de Soren era casi tan antigua como la misma guerra.

"Glenn ¿Qué haces aquí? ¿Dónde está Soren?" – Kraven salió de su etapa de ansiedad.

Este vampiro neófito recién llegado había acompañado al perro faldero de Kraven en la reunión secreta que habían tenido con los Lycans en las afueras de Budapest, por lo que verlo aquí significa que habían acabado las negociaciones.

Lo extraño era su estado y porque venia él a verlo y no Soren.

"M-mi señor… tu-tuvimos un problema" – Glenn habló con una voz suave y entrecortada, llevando un sentimiento extraño, como si estuviera angustiado o asustado. Su rostro miedoso no se había recuperado, adicionando mas incomodidad a toda esta situación.

Kraven se acercó rápidamente al Vampiro ansioso para llevárselo a fuera de esta sala, ya que, en su estado, podría hablar de más.

A eso súmale el hecho de que detectó el mensaje entre líneas que Glenn quería decirle: el 'problema' era que las cosas salieron realmente mal.

Todos en la sala se quedaron aturdidos al ver salir rápidamente al líder del aquelarre, seguido por su sequito de vampiros, dejando solo a los cazadores, quienes estaban más preocupados por lo que habían visto hoy.

Ellos eran la primera fuerza de choque contra los Lycans, y estaban actualmente en desventaja ante esta nueva tecnología.

Sin embargo, la mente de Selene tenia otras preocupaciones.

Aun no podía olvidar al humano que había destrozado a los dos Lycans, su aura y su mirada, dándole una sensación de inquietud que nunca había sentido en sus más de seiscientos años de vida.

+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

En la sala principal del 'Santa Helena' podías ver una decoración tan similar al de una oficina de la realeza.

Los muebles victorianos se caracterizaban por tallas ornamentales, maderas oscuras y telas pesadas y lujosas.

Estaban hechos tradicionalmente de caoba la mayoria, mientras que otros fueron creados con palo de rosa o nogal.

Intrincadas tallas de imágenes naturales como flores, hojas, enredaderas rizadas, así como animales salvajes adornaban las piezas en bellos relieves tallados.

La mesa principal, fuerte y resistente, fungía como escritorio de esta sala; estaba hecha de roble negro, dando una apariencia bellamente intimidante por los patrones bellamente tallados en los bores y las patas.

Las piezas tapizadas se cubrieron con telas de felpa como terciopelo o bordado pesado en colores oscuros.

Las sillas con respaldo de globo con asientos profundos y brazos bajos, o estilos sin brazos. Los respaldos de estas sillas y los sofás tenían mechones, o estaban cosidos con botones, en forma de diamante.

En las paredes se encontraban estantes de madrea con enchape de oro, en las puertas de estos podías ver el vidrio transparente y bien cuidado. Estos muebles mostraban una serie de armas antiguas, desde dagas cortas hasta una Claymore escocesa del siglo XIII.

En otros lugares existían libros antiguos y manuscritos que databan desde hace más de un milenio, siendo un relato no hablado de toda la historia que estas tierras habían vivido hasta ahora.

Y en medio de toda esta sala se encontraba Sypha, de pie, frente a un hombre sentado detrás del escritorio.

Este sujeto tenia la apariencia de un anciano de unos sesenta años a lo mucho, con pelo corto y completamente canoso y una mirada fuerte para un hombre de su edad ya que sus ojos azules transmitían una fuerza insondable.

Vestía un saco de tiro largo negro, adornado por tallados transversales al mismo nivel que los botones.

Parecía un simple hombre mayor, pero su verdadera edad era algo muy distante de su imagen. Había vivido unos mil seiscientos años.

¡Era Alexander Corvinus, el patriarca del Clan Corvinus, y el mayor y más poderoso de los Inmortales!

Alexander fue un Despot, un señor de la guerra Húngaro que llegó al poder en el siglo V, justo a tiempo para ver a su pueblo asolado por una plaga desconocida.

Alexander fue el único sobreviviente de esa plaga.

Sin embargo, su cuerpo se adaptó al virus causante de dicha epidemia, lo que lo hizo el primer Inmortal verdadero y por lo tanto el portador original de la Cepa Corvinus.

Años más tarde, con su esposa Helena, fue padre de tres hijos, los hermanos gemelos Marcus y William, quienes heredaron la Cepa Corvinus en su forma activa, y un tercer hijo nació con la Cepa en su forma latente.

Marcus fue mordido por un murciélago y se convirtió en el primer Vampiro, mientras que William, mordido por un lobo, se convirtió en el primer Hombre Lobo.

Este último se convirtió en una bestia salvaje que era incapaz de asumir forma humana.

Estas transformaciones desataron todo el infierno que había azotado a estas tierras durante más de mil años, ya que William pronto pasó a asolar los poblados de Hungría, infectando a la población con su virus de licantropía altamente infeccioso.

Con el fin de combatir la amenaza creciente del Hombres Lobo, Marcus se acercó a Viktor, un señor de la guerra quien estaba llegando al final de su vida, para utilizar su genio militar y el ejército a cambio de la inmortalidad.

Viktor aceptó y se convirtió en uno de los Ancianos Vampiros.

No solamente este anciano fue mordido, también una mujer llamada Amelia, una dama de gran poder en la nobleza Húngara, fue convertida por Marcus y se volvió la tercera Anciana de este grupo.

Cuando Marcus convirtió a Viktor, el general se volvió un Vampiro de 1ª generación y los miembros de su ejército se convirtieron en los precursores de lo que más tarde sería conocido como los "Cazadores"

¡Marcus, Viktor y Amelia, todos ellos como ancianos, llevaron la guerra sin cuartel contras los Lycans, las bestias producidas por las mutaciones que William causaba al propagar su enfermedad!

¡Un enfrentamiento de más de mil años!

Sin embargo, el viejo Corvinus, el más antiguos de todos, jamás intervino en la pelea que sus dos hijos llevaron a cabo todos estos años, siendo solo un observador.

Y ahora, este viejo ser inmortal estaba observando el bello rostro de la mujer parada frente suyo, tratando de descubrir las inenciones que tenía.

Sypha estaba tranquila, mostrando un aura serena, sin perturbación alguna, como si el tema del que estaban discutiendo no le afectara en nada.

"¿Esperas que crea todo lo que me has dicho?" – Con una voz grave y profunda, Alexander Corvinus habló mientras mantenía una expresión fuerte.

Había intentado imponer su aura ante esta mujer de quien tenía una sensación ominosa, fracasando completamente.

Sus viejos instintos estaban templados a lo largo de los siglos y no podría equivocarse al decir que esta humana podría enfrentarlo completamente.

"No importa si me crees o no... al final te darás cuenta cuando todo el mundo comience a desmoronarse y será el momento en el que te arrepientas de no estar al lado de tus hijos"

Sypha respondió de una manera simple y calmada, tratando de actuar de acuerdo al guión establecido por nuestro protagonista.

Estaba siguiendo las instrucciones de Robert y gracias a la información que le había dado sabia que este anciano, Alexander Corvinus, podría tener una fuerza similar a los Vampiros de su mundo, por lo que no se sentía amenazada.

Sin embargo, no bajaría la guardia ya que los hombres presentes tenían armas de fuego, las cuales si podrían darle problemas.

Esto no quería decir que la Oradora se deje amilanar.

¡Si sobrepasaban su línea de tolerancia, eliminaría completamente todo este lugar!

El viejo Inmortal se quedó pensativo ante esta respuesta.

Ya había aceptado el hecho de que ella podría fácilmente enfrentarlo y muy posiblemente matarlo.

Agregado a esto le había dicho cosas que jamás le había revelado a nadie, cosas de su pasado y sobre su familia que era imposible que alguien más las supiera.

Después de un largo momento deliberando internamente, el viejo Corvinus habló.

"Está bien… llévame al lugar en donde está William y tendrás una muestra de mi sangre"

Pequeño capítulo para ustedes, espero lo disfruten~

Culture_Lovercreators' thoughts
Chương tiếp theo