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Volumen 3: Capitulo 29

Después de que todos los generales y algunos sirvientes vieran la gran pose y forma de imponer liderazgo de Yossu, se quedaron con los ojos brillando dirigidos hacia él y los que tenían alas las movían de forma alocada por la  emoción que sentían de estar frente al rey.

Todos en la sala estaban emocionados y conmovidos.

—Me gustaría conocer a los leales sirviente de mis generales —Dijo Yossu con una voz y sonrisa que imponían un total liderazgo.

XXX

Los primeros en presentarse fueron los cinco Mandamientos…

—Me presento, soy Best una de los cinco mandamientos y su comandante, mi especialidad es el ataque de larga distancia  —Dijo una pequeña que parecía tener unos 15 años.

—yo soy Alpe la maga de magia oscura y el segundo mandamiento —Dijo con un tono serio.

—Soy Tilde, Sr Yossu, el tercer mandamiento y me especializo en la magia de aérea y en combate cuerpo a cuerpo —Dice esto mientras rompe la etiqueta de estar arrodillado ante Yossu.

—por cierto, Sr Yossu ¿usted es poderoso?  

—Hago esta pregunta porque no pienso servir a alguien que tiene miedo a mostrarse en público y menos a alguien que es la mitad entre dos razas—dijo la ángel en un tono presumido.

Todos los generales miraron con sorpresa a esta ángel, pero los demás sirvientes de los generales no miraron de esa manera a la ángel, ya que algunos pensaban lo mismo. Ellos no servirían a alguien que casi nunca ha mostrado su rostro y poder.

—Cállate Tilde.

—No le hables así a su majestad —Dijo Breisha asustada y temblando mientras le agarraba la cabeza a Tilde para que se postrara en señal de perdón por las palabras tontas que había dicho.

—por favor su majestad, perdone a esta tonta sirvienta y castígueme a mí en su lugar.

¨¨Que está pasando, nunca pensé que los NPC se podrían poner en mi contra, esto es nuevo. De ahora en más tengo que prestar más atención a cada detalle de ellos, después de todo esto ya no es un juego y ahora son personas que poseen una propia vida y forma de pensar.

¨¨Como me pude haber confiado de esta manera. No espera, ella me está retando para probar mi poder y hacerme quedar mal frente a todos, Puedo aprovechar este momento para eliminar cualquier duda frente a los sirviente y así ganarme su confianza.

¨¨No puedo dejar que me humille de esta manera.

De repente Yossu  con una voz de confianza e imponente dice…

—Para empezar, estas segura de enfrentarme de esta manera, se ño ri ta Tilde. Solo eres una mera sirvienta confrontando a su rey o me equivoco —Dijo Yossu en un tono burlón y serio a la vez

—por su puesto su majestad —dijo Tilde en un tono burlón.

—Espere su majestad, perdone a mi sirvienta… Ella no sabe lo que hace —Dijo Breisha con miedo y rogándole a Yossu.

—Es el deber de un rey enseñar respeto a sus sirvientes.

¨¨qué bien lo dije jajaj.

—Bueno, comenzamos —Dijo Yossu

Tilde saca unos gigantescos guantes de combate platinados que tenían una marca de serpiente de color azul y después de eso se prepara para el combate haciendo una pose de boxeo.

Yossu se para de su trono y deja salir un sesenta  por ciento de su poder. En el momento en que Yossu deja salir su poder tanto los sirvientes como los generales sienten una gran presión y por supuesto que la presión para los sirvientes era mucho más pesada y dolorosa debido a sus bajos niveles, pero lo mismo era un poco difícil para algunos generales.

Ante esto, algunos de los sirvientes sentían miedo y terror, pero a la vez orgullo y admiración por presenciar el gran poder de Yossu.

En ese momento Tilde no se podía levantar del piso debido a la semejante presión que le causaba dolor a su espalda al tratar de levantarse y resistir la presión de Yossu.

—En serio Tercer mandamiento, es lo único que puedes hacer.

—Esperaba más de usted… Se ño ri ta —Decía burlonamente Yossu.

—Perdóneme su majestad, prometo jamás volver a tratar de creerme superior a usted, es imposible que alguien supere su poder, no hay ser más poderoso que usted —había dicho Tilde mientras soltaba alguna lagrimas por el gigantesco dolor que sentía.

—Está bien, acepto tus disculpas, pero si vuelves  a ser irrespetuosa con alguien de mayor estatus en este reino juro que la vas a pasar mal… se ño ri ta —dijo Yossu con un tono fuerte y burlón.

Después de eso, Yossu se sienta en su trono oscuro y dice…

—mis generales levántense.

Todos los generales se pararon sin demostrar problema por la presión y dijeron…

—que es lo que desea su majestad.

—Lo primero que no quiero es gobernar de manera cruel, pero si hay gente que no quiere someterse frente a su rey no hay de otra manera —Dijo Yossu mientras miraba con sus ojos Fríos a Tilde.

Entre todos lo generales dijeron…

—Su majestad, de ahora en más disciplinaremos de mejor manera a nuestros sirvientes para que este tipo de situación no vuelva a suceder.

—Me complace escuchar esas palabras. Ahora por favor continúen con sus presentaciones —Dijo Yossu de manera muy seria.

—Soy Set, el cuarto mandamiento y le pido perdón por la falta de disciplina de mi hermana menor.

—Está bien, ya no hay problema —Dijo Yossu.

—Yo soy Feat el quinto Mandamiento y estoy muy feliz de poder servir a su majestad.

Después de esto, decidieron presentarse los Siete pecados al mando de Blofebus.

—Me presento ante su majestad, me llamo Kuroshi y soy el comándate de los Siete pecados y represento al pecado de la ira —Esto decía el pecado que era de estatura media y con un hermoso pelo blanco, además tenía unos ojos de color rojo que resaltaban su hermosa cara.

Este demonio hablaba de manera muy seria y con unos ojos rojos que parecían estar totalmente vacíos.

Después de que el comandante se presentara los demás pecados  continuaron con su presentación…

—Soy Amano, el pecado de la Soberbia y me siento muy feliz de poder servirle.

—Soy Shizu, el pecado de la Lujuria y me encanto poder presenciar semejante poder.

De repente dos pequeños mellizos que parecían tener unos 13 años con pelo de color verde y ojos rosas se empiezan a pelear por quien se va a presentar primero… hasta que gana el del lado derecho que parecía ser una mujer…

—Majestad, yo soy Ino, el pecado de la envidia.

Después le sigue el otro mellizo y dice…

—Su majestad, yo soy Albert, el pecado de la pereza.

Después de estos dos le siguieron el pecado de la Avaricia y Gula, pero no dijeron más que sus nombres y parecían muy serios y tranquilos al hablarme.

-CONTINUARA-

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