Todos los clones verdaderos estaban resolviendo problemas en cada villa y preparando lo que serían los exámenes chunin de este año.
Sin embargo, había otro clon verdadero que estaba en la costa del Círculo Dorado, al sur del mapa. Para ser más específico, en el balcón de un departamento en un hotel. Corría un viento fresco y el cielo tenía nubes blancas.
Kain bebía jugo natural de un vaso de vidrio mientras miraba a la playa de arena blanca y el mar color turquesa. La gente deambulaba por la playa, solos, acompañados o con su familia. Las mujeres llevaban puestos los trajes de baño más reveladores que hubiera diseñado Akane mientras los hombres llevaban una bermuda y una camisa manga corta.
El Círculo Dorado era avanzado en tecnología. Se podría decir que ellos crearon la tecnología de la luz eléctrica y como prueba de eso, todas las casas y calles tenían alumbrado eléctrico. Tenían calles pavimentadas, anchas y delimitadas. Había una gran cantidad de vehículos producidos por Industrias Takahashi circulando por las calles. La nación del Rayo quedaba muy alejada del Círculo Dorado, así que era comprensible que no hubieran llegado los vehículos todo terreno de Industrias Hoshino.
La playa parecía un lugar pacífico y agradable. La gente tenía una cultura de diversión. Utilizaban todo tipo de elementos con ruedas impulsados por pedales y cadenas para pasear por caminos designados. Tenían amplios pastizales y en lugar de utilizar los típicos árboles, ellos habían plantado palmeras. Cada una era alargada con una cabeza llena de hojas anchas. En promedio medían cinco metros de altura.
Kain escucho unos tacones por el pasillo interior de la habitación.
—Kain-sama, todo está preparado— dijo Akako Hoshino, viuda de Hayato Hoshino y madre de Mizusu y Honoka Hoshino.
Kain miró al interior de la habitación, las cortinas estaban semi cerradas, así que solo se veían sombras desde el exterior por la fuerte luz del sol —entiendo— dijo y se levantó de la silla. Él camino a la ventana, entro a la habitación, se dio la vuelta y cerró la ventana. Entonces él sintió un par de manos suaves abrazándolo por detrás. Dichas manos eran pequeñas y suaves. Esas manos acariciaron su pecho de forma sugerente.
—Le va a gustar, Kain-sama— susurro Akako
Kain mostró una pequeña sonrisa, pero se preocupó de cerrar las cortinas. Gracias a la luz exterior siguió viendo algunos manchones luminosos, pero sus ojos rápidamente se acostumbraron a la oscuridad de la habitación.
Kain se dio vuelta y miró a Akako. Kain sonrió:
Akako estaba desnuda, llevaba el cabello rubio cuidadosamente peinado en un moño con un mechón que caía por el lado izquierdo de su rostro. Llevaba unos pendientes y un colgante, cada uno con una zafiro. En la cabeza llevaba unas largas orejas de conejo rojas, su cuerpo sensual expuesto. Llevaba unas medias rojas a la mitad del muslo y unos zapatos rojos con tacón de aguja.
Ella sonreía, sus ojos azules estaban enfocados en Kain: la nariz pequeña, la boca grande y los labios gruesos. Ella tenía marcada la mandíbula, el cuello delgado y la piel tersa, muy bien cuidada para sus cuarenta años. Tenía marcada la clavícula y sus senos eran enormes y erguidos. Los pezones relativamente grandes con una aureola café. El estómago plano, la cintura estrecha y las caderas anchas. No tenía cabello en su entrepierna y sus labios estaban cerrados. Los muslos llenos y las piernas largas y contorneadas como una gacela. Una bonita forma para alguien que nunca entreno en su vida. Ella se había echado aceite en el cuerpo, lo que aumentaba varias veces su sensualidad.
Kain la quedó mirando a los ojos, observaba como se movía su mirada, la separación de los labios y la ligera exposición de sus dientes blancos. Sus labios estaban pintados de un rojo carmesí con un brillo acuoso, lo que los hacia ver especialmente gruesos y tentadores. Ella sonrió de forma confiada, como si supiera que tenía la completa atención de Kain.
Por su parte, Kain mostró una sonrisa, llevó sus manos a las de Akako y las tomo. Él sujeto las manos de Akako y las acercó a su rostro. Él le beso el dorso de cada mano y la quedó mirando a los ojos —sencillamente, adorable— susurro.
Akako sonrió complacida.
Kain llevó a Akako a la cama y ella lo siguió obedientemente mientras sus tacones marcan el ritmo de su avance. Ellos se sentaron al borde de la cama y Kain miró hacia el velador, donde había una cubeta con hielo, una botella de champagne y dos copas.
Kain abrió la botella de champagne, sirvió dos copas y le ofreció una a Akako.
Akako recibió la copa y le preguntó —¿Qué le pareció el departamento?—
—Perfecto para la ocasión, solo nos quedaremos hoy en la costa. Mañana iremos a la capital— dijo Kain
—Sí, en ese momento, conseguiré una casa amplia—
—Por favor, tengo mucha gente invitada—
Akako abrió los labios, pero no pudo decir nada, como si eso le recordara el poco tiempo que tenía con Kain. Así que ella tomo un sorbo de su copa y la dejo en el velador.
—Kain-sama— dijo Akako y se puso de pie. Ella iba a arrodillarse delante de él, pero Kain extendió su mano y la puso sobre el estómago. Akako tenía la piel aceitosa y cálida, puede que por la temperatura haya sido un poco incomodo, pero era un buen espectáculo para la vista. Sus caderas se veían especialmente anchas y su vagina plana con los labios cerrados.
Kain levantó la mirada, él dejo la copa en el velador y estiro su otra mano. Él puso sus manos en las caderas de Akako, las acaricio suavemente e hizo que ella se acercara —¿El aceite tiene algún sabor?— preguntó
—Si usted quiere, puede probarlo todo lo que quiera— respondió Akako y empujo un poco su abdomen, colocando su vagina a unos escasos centímetros de la boca de Kain. Este último la miró hacia arriba, mostro una pequeña sonrisa y acercó su boca. Le beso suavemente el ombligo y continuo besando a su alrededor. Él bajó por su vientre, ella se había depilado recién, así que la piel estaba suave y fría.
Akako soltó un jadeo caliente cuando sintió los labios de Kain sobre su sexo. Ella llevó sus manos a la cabeza de Kain, le peino el cabello y siguió sintiendo como la estimulaba. Ella cerró los ojos y soltó un fuerte gemido, mitad para provocar a Kain y mitad porque ella lo sentía así de exquisito.
Kain llevó sus manos desde las caderas a los senos, los apretujo, estaban aceitosos, llenos y grandes, le acaricio los pezones, estaban erguidos. Él comenzó a subir por el estómago, dando besos como si marcara el camino. La piel de Akako era suave y tersa, pero se detuvo cuando llego a los senos. Él lamió los pezones, después paso su lengua dibujando la forma de la aureola. Ni siquiera se preocupó por el sabor que tenía el aceite, solo sabía que era frutal. Kain tomo una profunda respiración, subió por el pecho de Akako, llegó al cuello y lo beso por los dos lados. Él alcanzó en mentón, le dio besos y lo succiono, siguió subiendo hasta la mejilla y buscó los labios de Akako. Ella correspondió su beso y se sujetó de su ropa.
Kain llevó sus manos al cuello, lo sujeto firme, sobre todo de la mandíbula y la beso con firmeza. Después él fue bajando sus manos, dibujando la forma del cuello, deslizando sus manos a los trapecios y acarició los hombros. Él los acaricio dibujando círculos y bajo al brazo. Después él deslizo sus manos a la cintura y dibujo la forma pronunciada con que se unía a la cadera. Llegó al trasero, grande, suave y redondo, lo apretó con firmeza mientras seguía besando a Akako. Él masajeo los glúteos, apenas le cabían en las manos. Él le abrió las nalgas y comenzó a explorar el ano con el dedo.
Akako lo encontró incomodo, pero no se quejó, en su lugar, ella apartó su boca mientras sonreía y le susurro —déjame recompensarte por toda tu espera—
Ella quedó mirando a Kain, sobre todo a los ojos con el iris azul. Sus ojos deambularon por el cabello blanco peinado hacia atrás. El rostro cuadrado, la nariz simétrica y la boca grande con los labios gruesos.
Kain asintió y Akako puso las manos en el pecho de Kain y lo empujo suavemente. Él cayó sentado en el borde de la cama y Akako acercó su rostro para besarlo. Ella se fue agachando mientras lo besaba. Ella apartó sus labios, pero lo siguió mirando a los ojos mientras sonreía de forma coqueta. Ella llevó sus manos al cinturón, lo desabrocho y le bajo los pantalones. Ella llevó su manos a los muslos, los acaricio y se dirigió a la entrepierna. Ella movió su mano de arriba abajo con firmeza, pero sin llegar a ser brusca. Akako acercó su rostro al de Kain y lo fue empujando hasta dejarlo acostado en la cama.
Akako apartó su rostro y dijo —te mostrare mi sinceridad, Kain-sama. Akako es toda tuya—
Kain asintió suavemente y se quedó recostado.
Akako llevó sus manos a la polera de Kain, lo beso y fue bajando por su cuello, le beso la manzana de Adán y continuo a la clavícula, no le quito la polera, pero se la levantó. Ella le comenzó a besar el pecho, a lamerle la tetilla derecha y pellizcarle suavemente la izquierda. Ella continúo bajando por los abdominales, dibujando con la punta de su lengua la división de los abdominales. Ella llegó a la parte de la cintura y la acaricio suavemente, le beso y paso su lengua, no quedo parte que ella no besara. Sus manos bajaron a la entrepierna de Kain y le acaricio las bolas.
Kain tenía la respiración agitada, podía sentir las manos de Akako en su sexo, el movimiento constante de arriba abajo, las caricias en su abdomen y finalmente, la boca de Akako sobre la punta de su sexo. Ella producía mucha saliva y hacia sonidos obscenos, su movimiento era constante y su lengua hábil. Kain miraba al techo, escuchaba el suave oleaje y la brisa marina. Él llevó sus manos a la cabeza de Akako, la presionó un poco para que lo tomara más adentro, pero ella apartó su cabeza y lo dejo de estimular. Él miró hacia abajo, estaba duro con la cabeza roja y a escasos centímetros, el rostro de Akano. Ella sacó su lengua roja y le lamió el frenillo, fue un movimiento suave y firme. Ella lo sujeto con la mano y llevó su boca a la bolas. Ella lo lamio en el ano, fue empujando las piernas de Kain hasta que ella lo pudo ver claramente y presiono la punta de su lengua mientras que con su mano lo estimulaba. Ella bajo las piernas de Kain, se acercó a la entrepierna y por fin se puso a trabajar vigorosamente. Su cabeza subía y bajaba sin parar, ella se ahogaba y tenía arcadas, pero se presionaba para tomarlo hasta la base.
Kain respiraba con dificultad, pero cuando ya no pudo más, volvió a llevar las manos a la cabeza de Akako, la sujeto por el cabello, formo una coleta y la presiono para que ella lo tomara todo. Kain soltó un gemido ahogado y lo soltó todo en la garganta de Akako. Él soltó una exhalación fuerte como si hubiera hecho el máximo esfuerzo de su vida. Akako seguía con la boca pegada a la entrepierna de Kain, pero se estaba volviendo flácido, así que la presión en su garganta desapareció poco a poco.
Kain soltó la cabeza de Akako y ella apartó su rostro mientras tosía. Kain se quedó recostado, escuchando a Akako. Apenas podía reaccionar, lo había dejado todo en la garganta de Akako.
Akako bebió un poco de champagne, pero siguió tosiendo un poco más hasta que por fin se calmó. Ella miró a Kain, este último miraba al techo, bastante superado por la emoción del momento. Sin embargo, Akako no había terminado. Así que Akako, se arrodillo de nuevo y volvió a succionar la entrepierna de Kain para que él se volviera a poner duro.