Kain estaba en su laboratorio mirando un contenedor de cristal con un líquido de color esmeralda. Mito Uzumaki estaba sumergida en el líquido. Ella estaba desnuda, con los ojos cerrados, su rostro tranquilo y apacible, como si no necesitara respirar dentro del líquido esmeralda. Este era el siguiente paso en la resurrección del mundo impuro.
Kain estaba vestido con su usual haori blanco, kimono verde pasto y hakama negro. En lugar de ocupar zapatillas shinobis como el resto, todavía seguía ocupando las sandalias de madera.
Kain miraba el contenedor mientras en su rango de visión había un temporizador. Había pasado una semana desde que Mito había muerto en el mundo físico. Todo fue hecho como parte del plan de Kain para darle una segunda oportunidad a Mito. Su cuerpo original había pasado su mejor etapa hace varias décadas y solo se mantenía joven gracias al Byakugo.
El temporizador marco los últimos diez segundos, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno.
Kain descruzo sus brazos y camino al contendor de vidrio. Era un largo cilindro que conectaba una base metálica en el techo y el suelo.
Kain miraba los signos vitales del cuerpo que albergaría el alma de Mito. Ahora era muy diferente de los primeros intentos, cuando los cuerpos colapsaban a los cinco minutos. Kain podía mantener un cuerpo vivo y en buen estado dentro del líquido esmeralda. Era la combinación de la esencia vital (la energía de la que estaba construida la divinidad) y el chakra del tipo madera.
Kain se detuvo frente al contenedor de vidrio y comenzó a realizar sellos de mano uno detrás del otro. La maestría había surgido de la familiaridad y ahora se demoraba un minuto en confeccionar la secuencia de sellos. Él termino la secuencia y estiro sus manos. Todavía conservaba dos tipos de circuitos rúnicos como si fueran tatuajes por todo su cuerpo; esencia vital y Reiatsu. Él puso sus manos sobre el vidrio y canalizo el chakra.
El vidrio reacciono recibiendo el chakra y trasmitiéndolo al interior.
Kain dio dos pasos hacia atrás, se cruzó de manos y espero.
A los pocos segundos, Mito frunció el ceño y abrió los parpados con dificultad. Al verse sumergida en el líquido esmeralda, ella comenzó a mover manos y pies para nadar, pero al ver que no había salida, ella se agarró la garganta.
Kain sonrió, tonta, pensó. Él camino hacia el contenedor, le dio un par de golpecitos y Mito lo miró. Kain sonrió astuto y divertido con su reacción. Mito lo quedó mirando fijamente como si una idea aflorara en su mente, abrió los ojos amplios y se relajó.
Kain dijo —inicia fase final de protocolo, resurrección del mundo impuro—
Al instante, una ventana apareció en su rango de visión enlistando una gran cantidad de procesos.
Al mismo tiempo, Mito flotaba en el líquido esmeralda dentro del contenedor. Era misterioso como a pesar de ser liquido como el agua, no se ahogaba. Ella miró a Kain, fuera del contenedor. Él estaba serio, de brazos cruzados y mirándola a ella. Mito recibió una fuerte descarga de corriente, le dolió todo el cuerpo, cerró sus ojos, pero se dio cuenta que, al instante, el dolor disminuyo hasta desaparecer.
Entonces el líquido esmeralda comenzó a disminuir y Mito a descender. Ella toco el fondo del contenedor, su rostro emergió del líquido esmeralda y tomo una bocanada de aire, pero no sintió la diferencia. Solo cuando el líquido fue completamente drenado, sintió el cambio. Hacía frio y su cuerpo se sentía débil, pero por los demás, estaba bien.
Después, el contenedor de vidrio fue descendiendo hasta que desapareció en el piso y solo quedó Mito.
—¿Cómo te sientes?— preguntó Kain con una amplia sonrisa al ver las estadísticas de recuperación y de respuesta de Mito.
—Bien, pero un poco débil, como si hubiera pasado en cama una semana— respondió Mito, tenía su hermoso cabello rojo mojado y pegado a su rostro. Los ojos verdes con una vitalidad envidiable. No tenía el sello con forma de diamante en la frente ni la expresión sería de un adulto que ha vivido más de lo que quisiera. Era la magia de reencarnar, su cuerpo iría absorbiendo el conocimiento almacenado en su alma, pero sería gradual, como si viera su pasado en cámara lenta y lo pudiera ir digiriendo con tranquilidad. Pensando en lo que hizo sin sentir ese apego y analizando lo que hizo.
Kain sonrió al escuchar su respuesta, era música para sus oídos. Su propia resurrección fue algo dolorosa y descuidada. La próxima vez sería perfecta.
Mito camino hacia Kain con una amplia sonrisa. Estuvo una semana en el inframundo con Hashirama y ahora pensaba que podía seguir adelante. Como prometió Kain, ella no olvido lo que era importante, pero su mente y cuerpo se sentían renovados. Incluso con la fuerza y habilidad del byakugo, nunca se sintió tan bien. Mito dio un paso detrás del otro, levantó sus manos a la altura de la cintura y cuando llegó frente a Kain, lo sujeto del haori y levantó su rostro.
Kain agacho su rostro, estiro sus manos y la sujeto por los codos con suavidad.
Mito sonrió al verlo tan cerca y le dijo —te atrape, ahora no te puedes escapar—
Kain sonrió, acercó su rostro y le dio un pequeño beso en los labios. Después apartó su rostro y dijo —llévanos a la fortaleza del cielo, a la habitación de Mito—
Kain y Mito desaparecieron al instante del laboratorio y reaparecieron en una amplia habitación circular.
Mito soltó a Kain y ella roto sobre su eje mientras observaba la habitación. Había una enorme cama con un marco dorado y almohadas blancas. Detrás del respaldo había una pared de espejos. Frente a la cama ventanales con cortinas beige y bordados dorados. El piso estaba alfombrado y había una mesita redonda a una lado de los ventanales. Él ambiente era tranquilo y cálido. A la izquierda estaba la puerta de salida, después venía la puerta para el vestidor y, por último, el baño.
Mito camino dejando sus huellas en la alfombra porque su cuerpo conservaba parte del líquido esmeralda. Ella se acercó al ventanal y miró el exterior. No había nada salvo el cielo azul y las nubes blancas. Ella miró hacia abajo y se mareo de solo ver la tierra a una distancia tan impresionante. Mito trastabillo con sus pies demostrando que su cuerpo todavía no estaba recuperado por completo, cayó sobre su trasero y apoyo sus manos. Mito levantó su rostro, vio a Kain y él sonrió astutamente.
—¿Sorprendida?— preguntó Kain
Mito no sabía que decir. Había escuchado historias de una civilización que vivía en el cielo, pero experimentarlo por ella misma era otro mundo.
Kain se acercó a Mito, le tendió la mano y ella la apoyo. Kain la ayudo a ponerse de pie y le dijo —ve a tomar una ducha y después te pones ropa—
Mito frunció el ceño y le preguntó —¿Quién te puso a cargo?—
—Desde que soy tu marido y mayor que tú, lo estoy— respondió Kain con una astuta sonrisa —técnicamente hablando, tienes quince años—
Entonces Mito quedó congelada. Una cosa era haberlo conversado con Kain y planearlo, pero que realmente fuera verdad, se sintió bastante fuerte. Ella por fin miro su cuerpo, tenía una tenue capa de líquido esmeralda sobre su piel. Ella levantó sus manos, se las toco, eran suaves y jóvenes, ni siquiera tenía callos ni las marcas de las cicatrices que se hizo a lo largo de su vida. Ella se tocó las manos, después los antebrazos y por fin miró el cambio más grande en su cuerpo. Ella miró hacia abajo y por fin fue consciente de sus senos. Durante toda su vida tuvo senos pequeños, las mujeres como Tsubaki, Aoi y Kaoru le daban envidia, ni hablar de las que eran altas y exuberantes como Kokoro o Reika. Sin embargo, ahora ella también tenía senos enormes. Mito estrujo sus senos, se sentían grandes y blandos, pero el tacto y la sensación le decían que eran suyos.
Mito miró a Kain, sonrió con astucia y le dijo —¿No me quieres acompañar?—
Kain soltó una risita y le dijo —en otro momento, por ahora, ve a bañarte y ponte ropa para que conversemos—
Mito lo quedó mirando, le picaba en el corazón ocupar su nuevo cuerpo, pero sonrió y asintió. Ella se fue a bañar y Kain se quedó en la habitación.
Kain se fue a sentar a la mesa que estaba al lado de los ventanales con vistas al cielo azul y las nubes blancas. Si te acercabas lo suficiente a la ventana y mirabas hacia abajo, podías ver las montañas como una delgada franja de tierra que delimitaba ciertos territorios. Lo más notable fue la cordillera que separa la nación de la Tierra de La Cascada. Solo había un punto de acceso en la cordillera y estaba resguardado por una base militar de los shinobis de Iwa.
Sin embargo, más importante para Kain era revisar los detalles de la resurrección de Mito.
—Muéstrame los datos recopilados— dijo Kain y empezaron a aparecer los gráficos en su rango de visión. Kain se cruzó de brazos y fue revisando uno a uno. Él levantó la mano y con su dedo índice, lo movió en el aire, pero la interfaz visual lo tomo como si él había tomado una ventana y la había movido. Kain hizo a un lado los gráficos y se concentró en la ventana donde aparecía el cuerpo de Mito, los niveles de chakra y más importante, la integridad de su fuerza del alma. Todo decía que estaba intacta.
Mito salió del baño media hora después con una bata blanca sin cerrar y una toalla blanca y esponjosa sobre la cabeza. Ella se movió balanceando sus senos y mostrando el triángulo rojo en su entrepierna.
Kain le dio una leve miraba, sonrió, pero no realizo ningún cumplido. En su lugar, dijo —desayuno del Hotel de ciudad Tengu—. Al instante aparecieron teteras con té, café, pocillos con azúcar y más importante, una gran cantidad de pasteles de todo tipo.
Mito abrió los ojos amplios y se acercó a la mesa. Esto le gustaba más que la comida tradicional. Consistía en café de grano y muchos pastelillos. Sin embargo, Mito no se sentó en una silla, ella prefirió caminar hasta Kain y sentarse en sus piernas. Este último fue encontrado desprevenido y cuando Mito se sentó, se sorprendió, pero después sonrió y la abrazó por la cintura.
—¿Cómo te sientes?— preguntó Kain
—Mejor, ya no me duele el cuerpo y el agua caliente estaba exquisita— respondió Mito, ella se acomodó en las piernas de Kain y de paso, frotó su trasero en la entrepierna de Kain. Mito tomo la tetera, vertió el café en las tazas, pero antes de beberlo, ella estiro su mano y tomo un pastel con mucha crema y una enorme frutilla —siempre quise hacer esto— lo acercó a lo boca y le dio una gran mordida.
Kain la quedó mirando, ella medía 1.6 mts de estatura, así que caía a la perfección entre sus brazos.
Mito se dio cuenta que quedó crema en sus manos, miró hacia atrás, vio a Kain y con la punta de su dedo índice le mancho la punta de la nariz. Ella se rio como un hada y continúo comiendo. Sin embargo, al ver sus manos manchadas de la suave y dulce crema, se las fue a lavar al baño.
Una vez que Mito volvió, se sentó en las piernas de Kain y lo quedó mirando —nosotros tenemos un asunto pendiente— dijo —y tu solo lo estás retrasando—
—No hay apuro, tenemos el tiempo— respondió Kain, él le dio un pequeño beso en los labios y continuo —ahora se buena y ve a sentarte a tu silla. Necesitamos conversar de algo importante—
Mito se relamió los labios pensando en besar a Kain, pero al verlo tan serio, asintió.