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Mundo Shinobi - PGM - 211

Una vez que Kain menciono el nombre de Kurotsuchi, todos los enfrentamientos se detuvieron. Onoki perdió esa expresión de resentimiento y enojo pasando a tener una meditativa. Cada vez que hablaba con Kain pensaba durante unos segundos lo que iba a decir y solo cuando estaba seguro, respondía. Fue un increíble cambió que sorprendió a Kain en el buen sentido. Desde que conoció a Onoki pensó que era un hombre violento, pero analizando la situación actual, subió varios puntos en el escalafón de humanidad, al punto de que Kain pensó que era una buena persona.

-No le hagas daño ¡Entendido!- grito Onoki con un rostro serio

-Claro que no lo haría, idiota, tú y yo somos personas diferentes- respondió Kain con desdén -yo nunca ocuparía a personas inocentes para experimentos-

-No entiendes las circunstancias-

-Solo son excusas-

Kain le dio la espalda y miró al resto de los shinobis de Iwa que lo rodeaban. Unos esperando la señal de tsuchikage o de Onoki para atacarlo. Otros reflexionando con el rostro agachado sobre lo que había dicho Kain. Y otros pensando en el miedo que le daba estar en presencia de esos ojos carmesí.

-En una hora más, sin trampas ni engaños- dijo Kain mientras le daba la espalda a Onoki -tú no quieres que muera tu esposa e hijo y yo no quiero que mueran las mujeres Uzumaki ¿Entendido?-

-Entendido- respondió Onoki

Kain saco un kunai, lo que puso a todo el mundo en un estado de alerta. Sin embargo, solo vieron la sombra de un movimiento muy rápido, escucharon un choque metálico en la pared izquierda de la fortaleza y después una explosión. Todos se pusieron en posición de combate, pero Kain los ignoro y camino hacia la izquierda a paso lento. Por supuesto, siguió manteniendo una estricta vigilancia de todo lo que sucedía a su alrededor. Podía sentir como las auras se contraían en un estado de terror, como si se solidificaran.

-¡Existen puertas, mocoso idiota!- grito Onoki, pero Kain solo sonrió al verlo recuperado de su anterior estupor. Esto sonaba más a él. Onoki no era una buena persona, pero según la apreciación de Kain, haría lo que fuera por su villa y sobre todo por su familia. No obstante, ¿eso estaba bien?

Kain se detuvo en el agujero de la pared y volteó su rostro para mirar a Onoki y Mu. Ambos se mantuvieron en su posición, por delante de la mujer y la niña Uzumaki. No lo atacarían por ahora, pero una vez que tuvieran a Kurotsuchi en sus manos, develarían sus verdaderos colores.

-En una hora- dijo Kain una última vez

Onoki asintió con una expresión de preocupación, quizá por Kain y su posible mentira. Quizá por Kurotsuchi y su hijo, preguntándose en qué estado estaban. Quizá por Mu a su lado, el cual miraba a Kain con un brillo asesino en sus ojos. Sin embargo, esos ojos no odiaban, si no que codiciaban algo que estaba a su alcance, pero que no podía tener.

Kain saltó por el agujero en la pared y cayó de pie sobre el rio que pasaba por fuera de la fortaleza. Después camino por el agua hasta llegar a la orilla del rio, donde todavía perduraba la niebla. Muchos shinobis de Iwa se acercaron al agujero en la pared para ver lo que hacía, pero lo único que pudieron ver fue su espalda cubierta por la armadura roja y como se perdía dentro de la niebla.

Por otro lado, Onoki miró a Mu a su lado y después miró a la mujer y la niña Uzumaki detrás de él. Onoki agacho la cabeza, tomo su determinación y levantó su rostro -Mu-sama- dijo -yo…-

-No hay nada que decir- dijo Mu mirando el agujero en la pared, como si pudiera ver a Kain a la distancia -tu esposa y tu hijo son motivos suficientes para entablar una tregua-

-¡Mu-sama…!- dijo Onoki preocupado por las palabras

-Te dejo el intercambio de rehenes, la guerra se terminó para nosotros. No te preocupes, con todo lo que tomamos de la nación del Hierro podemos cubrir las pérdidas de los futuros contratos con el daimio-

-Sí- respondió Onoki en un estado cabizbajo

Mu avanzó por delante y comenzó a ordenar a los shinobis para que cuidaran de los heridos y muertos. Después para que ordenaran, limpiaran y repararan la fortaleza. En dos días estarían dejando la nación de Las Cascadas para volver a la nación de la Tierra.

Onoki miró a Mu durante un tiempo y después agacho la cabeza, sintiéndose culpable por la terrible perdida de Mu. Su maestro realmente quería esos ojos, pero Kurotsuchi y su hijo eran más importantes, mucho más importantes. Ahora, Onoki se preguntaba como Kain había raptado a su esposa. Se supone que ella estaba con su abuelo en la nación de la Tierra porque este último estaba demasiado enfermo.

-¡¿Y si fuera mentira?!- se preguntó asustado, pensando que solo era una trampa. Puede que todo fuera mentira, pero no, Kain realmente quería a la mujer y niña Uzumaki. Sabia detalles de la apariencia y personalidad de Kurotsuchi. Onoki movió su cabeza de lado a lado sacando esos pensamientos de su mente. En estos momentos solo debía tener cuidado a la hora del intercambio. Si era una trampa lo sabría de inmediato.

Por otro lado, si Onoki no hubiera estado tan indefenso ante el secuestro de su esposa e hijo, podría haber visto y oído como Mu se preparaba para hacer su movimiento. Onoki podía tener a su esposa y entregar a las Uzumaki, pero él también obtendría lo que quería.

Paso el tiempo acordado y la niebla se disipo. El lugar de reunión era en los límites del bosque, donde comenzaba la colina y descendía hasta el rio.

Onoki llevo a las dos mujeres Uzumaki en camillas mientras otros cuatro shinobis las cargaban. Kain lo estaba esperando apoyado en un árbol y de brazos cruzados. Este último entrecerró los ojos mientras miraba a Onoki y su grupo, captando las auras y asintiendo al ver que las dos Uzumaki eran reales. Onoki era un hombre que apreciaba a su familia, y como muestra de eso, no trajo shinobis de alto nivel para que Kain no se sintiera amenazado. Los cuatro shinobi que cargaban las camillas de las dos Uzumaki, a lo sumo tenían el nivel de fuerza de un genin.

-¡Mocoso ¿Dónde está mi esposa?!- grito Onoki con un rostro enojado

Kain negó tornando los ojos al cielo y se apartó del tronco. Avanzó cuatro pasos, comenzó a realizar sellos de invocación y al terminar, dijo -kuchiyose no jutsu-

Al instante siguiente apareció una nube de humo blanco que gracias a la brisa en la cima de la colina se comenzó a disipar. Entonces apareció una mujer de cabello oscuro y grandes ojos amigables. Ella sonreía como si todo estuviera bien, pero la doctora en su interior se preocupó por la mujer y la niña Uzumaki al verlas tan pálidas como consecuencia de la constante extracción de sangre. Después la mujer se enfocó en Onoki y sus ojos se llenaron de lágrimas. Ella quiso correr para abrazarlo, pero Kain la sostuvo de su kimono rojo y la detuvo.

-¿Kain?- preguntó Kurotsuchi mientras lo miraba hacia atrás, pero Kain negó con un rostro muy serio.

-Lo siento, no te odio, pero necesito entregarte a cambio de otras personas- dijo Kain -¿ves a esas mujeres que vienen con tu marido?- Kurotsuchi miró hacia el frente, a las dos camillas en donde iban la mujer pelirroja y la niña de cabellos de color naranja. Kain continuo -ellas son Uzumaki, puede que ellas sean lo último que queda del clan de mi sensei. Las quiero de vuelta-

-Entiendo, ayudaré- dijo Kurotsuchi con un rostro serio, quiso avanzar y hablar con Onoki para que liberara a las mujeres, pero Kain no la soltó.

-Las cosas no funcionan así, Kurotsuchi. Tienes que esperar hasta que Onoki y yo hagamos el intercambio-

Kurotsuchi frunció el ceño, pero asintió y miró al borde de la colina, donde estaba Onoki y sus shinobis con el cielo azul a sus espaldas. El viento ululaba llevando la humedad de los ríos mientras el cielo estaba despejado.

-Onoki, como puedes ver, es tu esposa- dijo Kain -ahora, deja a las mujeres Uzumaki a mitad de camino. Puedes custodiarlas, pero si las atacas o me tratas de engañar, habrá consecuencias-

-¡Jamás haría algo que podría ocasionar que lastimaran a mi esposa e hijo!- grito Onoki enfurecido

-Eso espero, yo tampoco lastimaría a Kurotsuchi ni a tu hijo. Ella es simpática y tu hijo es inocente, pero te lo juro, te mataré y no serás capas de conocer a tu hijo-

-¡Kain!- grito Kurotsuchi en un tono fuerte mientras se daba la vuelta para mirarlo, pero él negó.

-Lo siento, Kurotsuchi, pero durante este último mes he conocido a muchos shinobis y solo puedo esperar lo peor. Solo espero que mueran todos estos tipos y nazca una nueva generación más respetable, que olvide las viejas costumbres ¿O piensas que el estado de esa mujer y esa niña no tiene nada que ver con tu marido?-

Kurotsuchi agacho la mirada, después miró a Onoki, pero él miró hacia otro lado y no se atrevió a mirarla a los ojos. En su expresión solo se reflejaba la vergüenza y la culpa. Kurotsuchi agacho la mirada y comenzó a sollozar, triste por el estado del mundo mientras se acariciaba su vientre, donde estaba su hijo.

-Yo…- dijo Onoki, pero Kain no tenía tiempo para dramas.

-¡Suficiente, Onoki! haz el intercambio, te entregaré a tu esposa e hijo y los podrás consolar todo lo que quieras-

-¡Mocoso impertinente!- grito Onoki molesto, pero asintió. Miró hacia atrás a sus shinobis y les hizo el gesto con la cabeza. Los shinobis avanzaron llevando las dos camillas y como Kain indico, las dejaron a mitad de camino y después retrocedieron. Kain asintió y saco dos sellos de papel, los lanzó al aire y de ellos emergieron dos clones de Kain. El Kain original les hizo el gesto con la cabeza y los clones avanzaron. Al mismo tiempo, soltó a Kurotsuchi y ella comenzó a caminar. Kain en todo momento miró a Onoki y vigilo a los shinobis. Sus clones tomaron a las dos Uzumaki y Kurotsuchi llego a los brazos de Onoki.

-Espero nunca tener que vernos de nuevo- dijo Kain con un rostro serio

-Es imposible, eres demasiado joven para entenderlo, pero el destino de los grandes shinobis es volver a encontrarse, ya sea para bien o para mal- respondió Onoki

-¿Grandes shinobis?- preguntó Kain mientras sonreía -en ese caso ¿Dónde está tu otra mitad?-

-¡Mocoso insolente!- grito Onoki levantando su puño y mirándolo con odio. Kain solo sonrió y se dio la vuelta. Entonces corrió hacia el bosque perdiéndose en su espesura junto a los dos clones y las mujeres Uzumaki.

Mientras Kain lideraba el avance a una gran velocidad, miró de soslayo a sus dos clones de sello y dijo -apúrense, en cualquier momento aparecerá-

-Sí- respondieron los dos clones mientras corrían a gran velocidad llevando en sus brazos a cada una de las Uzumaki.

Kain y los clones aceleraron su paso, pero un aura invisible para el ojo humano avanzó a través del bosque y ataco por el lado izquierdo al clon que llevaba a la niña. Este último salió volando mientras la niña seguía su trayectoria, pero el Kain original saltó y la atajo en sus brazos. Sin embargo, la criatura invisible al ojo humano lo ataco esperando reproducir el mismo resultado, pero el Kain original podía ver las auras. Así que capto todo el movimiento y mientras soportaba a la niña con una mano, atajo el puño con la otra.

-¡Maldito, Mu!- grito Kain mientras sentía que era empujado en el aire. Decidió lanzar el cuerpo de la niña mientras el clon que llevaba a la mujer, la atrapaba. Después de eso, Kain se estrelló contra un gigantesco árbol y se hundió dejando un cráter en la corteza. El golpe fue tan fuerte que salió un hilillo de sangre por la comisura de la boca, pero Kain en ningún momento perdió su sonrisa -la avaricia es mala, Mu- mascullo soportando el puñetazo con la mano izquierda. Mu se hizo visible y lanzó un puñetazo con la otra mano, Kain se lo atajo, pero la presión fue tan fuerte que se hundió aún más en la corteza. A simple vista, Mu no estaba apoyado en nada, pero seguramente ocupaba su kekkei genkai para empujar a Kain.

-Dame tus ojos- dijo Mu

La sonrisa de Kain se enancho, dejando ver dos hileras de dientes manchados de sangre y le dijo -púdrete. Eres joven, dudo que hayas peleado con un maestro de sellos, pero déjame enseñarte el terror que puede traer un clon de sello-

Entonces, algo rojo se movió a una velocidad vertiginosa. Mu lo noto a través de su percepción. Quiso retirarse, pero Kain lo retuvo desde los puños hasta que llegó su clon y golpeo a Mu en la cara. Mu salió volando, estrellándose contra varios árboles hasta caer al suelo. Sin embargo, casi de inmediato, se empujó con los brazos y se puso de pie. Después siguió con una seguidilla de sellos y creo un clon. Ambos apuntaron con sus brazos hacia Kain, los clones y las mujeres Uzumaki.

Por otro lado, Kain se movió a una velocidad vertiginosa y en solo un parpadeo llego frente al clon que sostenía a las dos Uzumaki. Tomo a la niña y empezó a correr junto con el clon que llevaba a la mujer mientras el otro clon de sello cubría la retaguardia.

Mu los siguió con la mirada y en conjunto con su clon, crearon un cubo de luz cada uno y lanzaron el jutsu al mismo tiempo, similar a dos pilares de luz.

-Te lo encargo- grito el Kain original al clon que iba por detrás de ellos.

-Sí- grito el clon en respuesta, se detuvo delante de los dos pilares de luz, realizo un sello de serpiente y grito -kuchiyose no jutsu-

Al instante siguiente emergieron tres enormes puertas de Rashamon con sus rostros demoniacos, pero aun así fueron incapaces de soportar el jutsu de Mu. El jutsu de pilar de luz travesó las puertas de Rashamon una detrás de otra y destrozo al clon desde la cintura hasta el hombro derecho, perdiendo el brazo y parte del rostro.

-Increíble- murmuro el clon lleno de incredulidad y se desintegro en una nube de humo blanco, dejando solo un papel de sello roto que poco a poco perdió las palabras escritas en su superficie blanca.

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