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Mundo Shinobi - PGM - 159

Al adentrarse en la nación de la Tierra, los largos pastizales y densos bosques se multiplicaron, al igual que los problemas. Dentro de un solo día, Kain había sido emboscado cuatro veces. Sin embargo, los shinobis que lo atacaban pertenecían a los países vasallos de la nación de la Tierra, así que no eran un problema.

En este momento Kain miraba a los más de cincuenta shinobis frente a él, los cuales portaban katanas, espadas, kunais y guadañas con largas cadenas. Sobre todo, el tipo de la guadaña era el más molesto, ya que hacía girar la cadena haciéndole recordar a Kain su niñez, cuando la maestra de armas lo intento matar. No obstante, según una rápida apreciación, pudo identificar que ninguno superaba la fuerza de un chunin, salvo el hombre que estaba al final del largo grupo de enemigos. El tipo vestía un kimono azul piedra y llevaba un sombrero de paja con forma cónica (kasa). Portaba una katana al lado izquierdo de su cintura, pero diferente de los otros que ya habían desenfundado sus armas y hacían malabares o posturas, él permanecía quieto y a la espera.

Osamu estaba de pie, manteniendo su espalda apegada a la de Kain y vigilando a los enemigos que los rodeaban por detrás, fruncía el ceño y de inmediato activo su sharingan hasta el segundo tomoe.

-Osamu- dijo Kain -sin misericordia, recuerda, ellos no son como los de Suna-

Osamu movía sus ojos evaluando a cada uno de los veinte shinobis que tenía delante de él. Escucho lo que dijo Kain y respondió con un -Sí-

Kain se lanzó de frente con un kunai en cada mano y llego en un instante delante del shinobi que hacía girar la cadena. Este último quedó sorprendido por la velocidad y lo único que atino a hacer, fue a lanzar la punta de la cadena que tenía uno bola de hierro. Kain hizo su cabeza a un lado, la cadena paso tintineando cerca de su oído, pero nunca lo alcanzo. En respuesta, Kain avanzó y le clavo un kunai en la garganta. El tipo reacciono atacando con la guadaña en la otra mano, Kain se agacho, dejo que pasara la hoja por encima de su cabeza y giro sobre su eje, para después lanzar una patada ascendente y aplastar el kunai en la garganta del shinobi. El kunai se hundió y atravesó la carne de la columna vertebral por detrás del cuello. El shinobi iba a lanzar otro ataque con la guadaña, pero poco a poco su visión se volvió borrosa, el niño desapareció y mientras caía de cara al suelo, escucho los gritos de agonía del resto de sus compañeros.

Al mismo tiempo, Osamu luchaba leyendo los movimientos de sus enemigos, lanzaba kunais para distraerlos y golpeaba mientras colocaba sellos explosivos. Osamu luchaba de esta manera porque era un Uchiha muy particular. No tenía ninguna afinidad a la naturaleza de fuego, pero su abuelo, Tadashi, le había enseñado a utilizar otros métodos para luchar.

Osamu siguió avanzando de forma temeraria al interior de los grupos de shinobis mientras bloqueaba los ataques con los kunais y lanzaba patadas altas devastadoras. Al mismo tiempo, sus movimientos fluidos lo hacían un objetivo difícil de seguir. Con la perfecta visión de su sharingan, nada escapaba a sus ojos.

En solo dos minutos Kain y Osamu mataron a más de cincuenta shinobis sin recibir ningún daño. Solo quedaba el tipo al fondo del grupo que atacaba del lado de Kain, por su forma de pararse y su actitud tranquila, se podía decir que había alcanzado la fuerza de un jounin de elite o superior.

Osamu dio un paso al frente para enfrentarlo, pero Kain levantó su mano para detenerlo. Un Uchiha podía desafiar varios niveles de fuerza cuando activaba su sharingan. Por ejemplo, Itachi, a pesar de solo ser un chunin experimentado, podía luchar a la par con un jounin de elite si activaba su sharingan. Por supuesto, él solo tenía dos tomoes. Si en algún momento lograba alcanzar el tercer tomoe y lo dominaba, podría luchar con tres jounin de elite a la vez. Esa era la fortaleza de los ojos mágicos, al mismo tiempo que producían un miedo terrible en el corazón de aquellos que no los poseían.

No obstante, aunque Osamu era joven y ya tenía los dos tomoes, carecía de la experiencia de Itachi, así que mandarlo a luchar contra un jounin podría ser contraproducente, similar a la primera vez que lucho contra Urara.

-¿Kain-sama?- pregunto Osamu al ver la mano que lo detenía

-Este amigo está fuera de tus capacidades- dijo Kain con una sonrisa en los labios -mira y aprende-

-Entiendo- respondió Osamu retrocediendo sin nunca apartar la mirada del guerrero. Por la forma en que llevaba una katana en el lado izquierdo de la cintura y el sombrero de paja sobre su cabeza, diría que es del país del Hierro, donde se especializan en el uso de las katanas.

Kain miró al samurai y le dijo con voz potente -mi nombre es Kain Uchiha-

-Lo sé, por eso me enviaron a darte la bienvenida- dijo el samurai oculto bajo el sombrero de kasa -mi nombre es Yu-

-Mucho gusto, Yu- respondió Kain metiendo su mano dentro de su armadura roja y presiono uno de los sellos para que le entregara un sello de papel. Al mismo tiempo, Yu tomo la funda de su katana y la giró. Después llevo su mano derecha a la empuñadura, listo para atacar si Kain hacia un movimiento en falso. Sin embargo, Kain solo saco el sello de papel. Lo sostuvo con una mano y con la otra hizo un sello de mano. Al instante siguiente se desvanecieron las letras del sello papel mientras emergía una katana que cayó clavada al suelo.

Los ojos de Yu quedaban ocultos bajo su sombrero, pero su boca dibujo una sonrisa llena de anticipación.

Kain tomo la katana por el mango y la empuño con ambas manos -Kain Uchiha- dijo en un firme tono

Yu desenfundo katana y la tomo con ambas manos -Yu, de las siete espadas celestiales-

-¡Aquí voy!- dijeron los dos al mismo tiempo, saltaron hacia adelante y sus espadas chocaron. Como lo vio Kain, este tipo había alcanzado una fuerza superior, entre un jounin de elite y algo más. Su uso del cuerpo y el chakra estaban al nivel del viejo Orochi.

Yu soltó una risita y dijo -como se esperaba del demonio Uchiha, un padre león, nunca tendrá un hijo perro-

-Di lo que quieras- dijo Kain frunciendo el ceño, empujo con la katana, levantó la guardia de Yu y lanzó un corte horizontal. Sin embargo, Yu dio un salto hacia atrás, enfundo su katana en un movimiento rápido, desenfundo a la misma velocidad, lanzando casi en simultaneo tres cortes. Kain respondió repeliendo dos cortes, pero el tercero lo alcanzo en el estómago. Dio un salto hacia atrás, pero Yu no siguió con su ataque.

Kain llevó una mano a su estómago y se apretó la herida mientras fruncía el ceño mirando a Yu, esperando que este último continuara atacando. Sin embargo, Yu solo se quedó de pie con la espada apuntando al suelo y un hilo de sangre corriendo por la hoja.

-Pensé que serías honorable, Kain Uchiha- dijo Yu en tono de voz decepcionado -pero solo veo a un niño subestimando a un guerrero-

-¿Por qué lo dices, Yu?- pregunto Kain tomando una profunda respiración. La herida se empezó a cerrar por su propia cuenta y él tomo la katana con ambas manos.

-Si eres Uchiha y los rumores son ciertos, debes tener un sharingan ¿Por qué no lo ocupas contra mí? ¿No soy digno?-

Kain mostro una sonrisa cargada de superioridad y respondió -que no se te suba a la cabeza tu pequeño éxito. Si crees que me has presionado solo por este pequeño corte, solo te estas engañando a ti mismo-

Kain dio un saltó fantasmagórico y llego en un instante delante de Yu. Este último se sorprendió, tuvo la intención de retroceder, pero los años de entrenamiento lo hicieron fluir hacia adelante y repeler todos los cortes que lanzó Kain en un breve instante. El tañido de las espadas sonaba poderoso en las planicies. El suelo, las piedras y los árboles de los alrededores quedaron llenos de cortes perfectos.

Osamu miraba a Kain lanzar un corte detrás de otro mientras Yu retrocedía presionado por la fuerza y velocidad. No obstante, en un momento Yu utilizo la parte posterior de la empuñadura y golpeo la katana de Kain haciéndola la rebotar. Kain quedó con la guardia alta y Yu envaino y desenvaino en un breve instante. Sin embargo, Kain sonrió seguro de su habilidad y en un rápido movimiento de su katana repelió los tres poderosos cortes sin recibir ningún daño.

Yu dio un salto hacia atrás y está vez Kain lo quedó mirando de pie en su posición. Kain levantó la katana y la apoyo en el hombro mientras Yu se descuidaba por un segundo y miraba sus manos, temblorosas y adoloridas por el rápido intercambió.

-¿Qué me dices, Yu? ¿Eres digno de ver mi sharingan?- preguntó Kain con una sonrisa

Yu levantó su rostro, el sombrero de paja le cubría los ojos, pero la mueca de disgusto en su boca era clara. No estaba conforme con este resultado. Un niño, sin ni siquiera usar el poder de su clan, había entendido su técnica y la había repelido. Yu se quitó el sombrero de paja y lo lanzó al suelo. Él era un hombre de cincuenta años, con arrugas en la comisura de los ojos. Su cabello tenía algunas canas en los costados mientras que sus ojos conservaban una vitalidad envidiable, llena de determinación.

-Yo, Yu, te retó a un duelo a muerte. Esto ya no es por el dinero- dijo Yu con una voz cargada de determinación

Kain levantó la katana de su hombro y lo apunto -es una pena, Yu, pero esta es tu determinación ¿No?-

Yu asintió, enfundo su katana y se preparó como si fuera a desenfundar en un solo movimiento. Kain puso un rostro serio y agacho la katana en contraposición al desenvaine de Yu. Ambos se miraron durante un instante, la brisa paso llevando el aroma a pasto y humedad.

Osamu los miró desde la distancia con los puños apretados para poder soportar la tensión de la lucha. Él con su sharingan apenas si pudo ver el movimiento de los tres golpes que intercambiaron con anterioridad. Fue lo más veloz que haya captado con sus ojos en toda su vida. No obstante, pensó que no debía perder esto y puso toda su concentración en su vista al punto de que le dolieron los ojos.

Kain y Yu saltaron hacia adelante, soltaron un breve grito de lucha. Se encontraron a la mitad del camino y Yu lanzo diez cortes casi en simultaneo. Al mismo tiempo, Kain se movió lo más rápido posible y pudo repeler ocho. El tañido de los metales reverbero lastimando los oídos de ambas. No obstante, Kain mantuvo la concentración, y supo que se estaba quedando cortó en dos movimientos. Así que saco un papel de sello y lo soltó a la altura de su garganta. Yu paso cortando el papel con su noveno corte, la sensación de la espada lo confundió haciéndole pensar que le había cortado la garganta a Kain y siguió con su último ataque, el cual era una puñalada al corazón. No obstante, su cerebro se congelo cuando Kain se agacho, tomo la katana con una mano y la empujo desde la parte posterior de la empuñadura. La katana avanzó en un ángulo ascendente y atravesó el ojo de Yu, pasando por la cuenca hasta cortar el cerebro y salir por la parte posterior del cráneo.

-Excele…- dijo Yu quedando inerte por un breve instante y cayendo de frente. No obstante, Kain dio un paso adelante y puso su mano en el pecho de Yu para que su cadáver no recibiera el castigo de la caída

-Excelente ¿Ah?- dijo Kain en voz baja con cierta disconformidad -pero a mí no me lo parece. Eras un buen guerrero, Yu, pudiste haber hecho mucho más que solo luchar contra personas fuertes. Sin embargo, eso ya no importa. Que en la otra vida alcances la paz-

-Kain-sama- grito Osamu mientras se acercaba.

-Sí- respondió Kain con voz monótona

-¿Está bien?-

-Sí, estoy bien-

Kain acostó a Yu en el suelo y le quito la katana que le atravesaba el ojo y atravesaba el cráneo. Después hizo un jutsu para crear un agujero en la tierra y recostó a Yu. Una vez hecho eso, cubrió el agujero con tierra, puso una piedra a forma de lapida y clavo la katana sobre la tumba.

Kain se detuvo delante de la tumba, dio dos aplausos e hizo una pequeña oración con los ojos cerrados. Después abrió los ojos, miró la katana por última vez y negó algo triste -Osamu, vamos, Kazuhiko nos espera, estamos cerca- dijo

Kain avanzó por el lado de la tumba y Osamu lo siguió de cerca. Kain avanzó por el pastizal hasta alcanzar el sombrero de kasa, lo levantó y se lo probo. Como le quedaba bien, lo conservó y siguió avanzando y mirando a los largos pastizales que se extendían a lo largo de la nación de la Tierra.

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