En el comedor de la familia Senju, todos almorzaban en un ambiente tranquilo. Hashirama estaba sentado en la cabecera, con Kain a su derecha y Mito a su izquierda. Al lado de Mito estaba Naomi y después de ella, Naoko. Naomi se sentía un tanto incomoda estando al lado de Mito. Esta última le daba breves miradas e inspeccionaba sus reacciones con respecto a la comida.
-¿Te gusta la comida?- pregunto Naoko, tenía en su mano izquierda un bol de greda blanca con arroz en su interior y en su mano derecha un par de palillos.
-¿Ah?- respondió Naomi un poco sorprendida. Levantó su rostro y miró a la mujer con el rostro en calma. Su expresión era tan serena que le transmitió paz -está delicioso- respondió con una sonrisa.
-¡Verdad!- respondió Naoko con una amplia sonrisa -la comida de Mito es la mejor-
-Sí- respondió Naomi con una gran sonrisa. Esta era su suegra en su mente (no oficial). Solo sabía que era una persona ciega, pero nunca se imaginó que sería tan simpática. Es una suerte, pensó por dentro.
-¿A qué venías?- pregunto Mito con un tono de voz estricto.
Naomi se puso tensa y volteo su rostro poco a poco para mirarla a la cara. Mito la miraba con cierta altivez y seriedad. Naomi agacho la cabeza y después miró al frente para ver a Kain comiendo. Por su parte, él comía en calma, con una expresión sería.
Naomi miró a Mito de forma tímida y le dijo -solo venía a darle a Kain-sama una carta que le envió mi oto-sama-
-¿Y por eso Kain estaba llorando?-
Naomi agacho la cabeza nerviosa.
-Sensei- dijo Kain en tono serio. Al mismo tiempo, Naomi levantó su rostro para mirarlo responder sin apartar la vista de su comida. Kain continuo -la carta me hizo llorar. Naomi no tiene nada que ver-
-¿Mmmm?- dijo Mito haciendo una sonrisa astuta -mucho cuidado mocoso, tengo un ojo puesto en ti-
Kain levantó la vista y vio a Mito poniendo una sonrisa astuta igual que Hashirama. Kain soltó un suspiro de fastidio y se dedicó a comer.
-¿Quién es tu padre, mocosa?- continúo preguntando Mito
-Es Sora Yamanaka, el patriarca del clan Yamanaka- dijo Naomi esperando que esto le diera cierto margen. Sin embargo, Mito siempre se preocupó por Kain y al mismo tiempo, investigo a todos los que, en apariencia, lo repelían.
El rostro de Mito se tornó serio y Naomi agacho de nuevo la mirada.
-No voy a decir mucho, pero no le des problemas a mi Kain ¿entendido?-
-Sí, señora- respondió Naomi en un susurro
-Mito ¿Quién es tuyo?- pregunto Naoko en un tono mandón -Kain es mi hijo-
-Son tecnicismos, Naoko- dijo Mito como bajándole el perfil -no seas quisquillosa-
Una vez que termino la comida, fue el turno de Okita y su hermano. El resto de la familia dejo el comedor.
Por otra parte, Naoko acompaño a Naomi todo el camino hasta la puerta. Kain también iba con ellas, pero lo habían ignorado por completo.
-Seguro que Naomi-chan es una niña respetuosa que ayuda a su familia. Venir todo el camino para entregarle a mi Kain una carta; eres una buena niña-
-Gracias- dijo Naomi y se ruborizo por los elogios. Esto era un buen comienzo, pensó por dentro. Si solo podía esquivar a la bruja pelirroja, podría tener una oportunidad con Kain.
Una vez que llegaron a la puerta, Naoko se despidió de Naomi y le susurro algo al oído que la hizo ruborizarse. Naoko se fue soltando una risita divertida. Kain solo pudo negar con su cabeza y tratar de arreglar este embrollo. Sin embargo, cuando se quedó solo con Naomi, la miró a la cara y se quedó callado, incapaz de decirle que los dos solo eran amigos. Ella lo miraba con tanto anhelo que era una misión fallida desde que nació la idea de aclarar la relación.
-¿Vas a ir a ver la tienda?- pregunto Naomi y después se mordió el labio inferior, en un gesto de nerviosismo
Kain tomo una profunda respiración, pensando en todo lo que tenía hacer hoy y asintió -sí- dijo -yo creo que a la tarde. A lo mejor voy a ir a buscar a Akane-
-¿No quieres que te acompañe?-
Kain la miró a los ojos, abrió la boca para decirle que era imposible, pero cerró sus labios, se rasco la cabeza y le dijo -ok, espérame cinco minutos y vamos-
-Sí- respondió Naomi con una gran sonrisa
Kain asintió y se dio la vuelta para devolverse por el pasillo. Fue a buscar su haori blanco, a decirle a su madre que iba a salir y a decirle a Okita que continué con su entrenamiento. Veinte minutos después volvió a la entrada donde Naomi lo esperaba con total calma. Una vez que lo vio venir, sonrió como si fuera un pequeño sol.
Una vez que estuvieron listos y abrigados, salieron a las frías calles de Konoha. El aire se había puesto frio y el cielo se oscureció. Mientras Kain y Naomi avanzaban a paso lento, miraban la poca cantidad de transeúntes. La mayoría de los civiles estaban ocultos en sus casas, al abrigo de una hoguera. Por otro lado, los pocos que se veían en la calle, iban a los bosques a las afueras de Konoha o venían de vuelta cargados con leña que después iban a secar para alimentar las hogueras.
Kain miró a Naomi, que iba con las manos pegadas al pecho y con una expresión de frio. Su kimono era demasiado delgado para este clima. Así que Kain soltó un suspiro y se quitó su haori.
-Naomi- dijo Kain, Naomi lo miró y Kain le tendió su haori -para que te abrigues-
Naomi lo acepto con una cándida sonrisa y se puso el haori sobre los hombros. A pesar de que Kain tenía 9 años y Naomi 12, eran casi de un mismo porte. Así que el haori le quedo a la perfección. Después de eso, siguieron caminando, avanzando por la avenida principal y desviándose por una calle estrecha para llegar al distrito Ino-Shika-Cho.
-Kain- pregunto Naomi -¿pensé que ibas a ir a buscar a Akane?-
-Sí, bueno- dijo Kain sin apartar la vista del camino -quiero revisar algo antes de que otros miren-
-¿Es algo que quieres mantener en secreto?- pregunto Naomi, Kain asintió y Naomi se mordió el labio inferior. Después continuo -¿Si quieres…si quieres puedo irme a mi casa?-
Kain tomo una profunda respiración y se detuvo. Naomi también se detuvo y miró al suelo con cierto miedo de estar fastidiando a Kain. Levantó la mirada y lo vio mirándola a la cara. Era una expresión seria, una que nunca había visto. Naomi se puso tensa.
-Si te llevo conmigo es porque espero que puedas guardar el secreto- dijo Kain -solo me relaciono con personas en las que puedo confiar-
Naomi levanto su cara con una expresión de esperanza, pensó que este sería un secreto especial entre ella y Kain. Sin embargo, cuando vio el rostro de Kain en una expresión solemne, entendió que esto era mucho más que solo prometer nunca revelar algo embarazoso de alguien.
-Entiendo- dijo Naomi con un rostro serio -será nuestro secreto, te lo juró-
-Gracias- dijo Kain y continúo caminando. Naomi lo siguió de cerca y siguieron avanzando hasta la tienda que antes era del viejo Yamanaka.
Una vez que llegaron a la entrada tienda, miraron por la vitrina y recibieron ese aire a abandono. Todo estaba polvoriento, sin las armas que deberían estar en exhibición y la luz apagada. Ya nunca sería el vivido lugar que antes ocupaba el viejo Yamanaka.
Kain saco la llave y la metió en la cerradura, pero fue totalmente inútil. La chapa estaba reventada, solo había que girar la manilla para abrir. Al mismo tiempo, el locatario de la tienda de la izquierda salió a mirar.
-Oye niño ¿Qué haces?- pregunto alguien en tono estricto
Kain miró hacia el lado y vio a un tipo enorme. Por su gran tamaño y panza debe haber sido un Akimichi. Antes de que Kain pudiera decir algo, Naomi se adelantó.
-Hola, disculpe- dijo Naomi con una sonrisa reconciliadora -soy Naomi, hija del patriarca del clan Yamanaka. No somos gente rara, el niño detrás de mí es el nuevo propietario- después de decir eso, Naomi miró a Kain de soslayo y le dijo -vamos Kain, muéstrale los papeles-
Kain entrecerró los ojos, pero como Naomi lo estaba ayudando a evitar problemas, asintió. Saco la carta y se la mostró al tipo. Entonces el tipo Akimichi leyó la carta y su rostro de pocos amigos paso al que tiene la mayoría de los de su clan; simpático y amable.
-Lo siento, niños- dijo el Akimichi en un tono apenado -pero han pasado cosas y queremos mantener una vigilancia-
Kain asintió, se acercó al tipo y le palmeo la enorme panza. Naomi se sorprendió y se preocupó de que el Akimichi se fuera a enojar.
-Seguro, lo que digas- dijo Kain con una pequeña sonrisa -debes ser un buen tipo, mi amigo Ooyama, me dijo que nunca confié en un Akimichi sin panza. Así que estaré confiando en usted desde ahora-
El Akimichi quedó mirando a Kain, pero al rato siguiente se largó a reír a carcajadas. También se dio unas palmaditas en la pansa y dijo -así es, nunca confíes en un Akimichi sin pansa-. Después de reír lo suficiente, se puso serio y le dijo -te aconsejo que cambies las chapas lo antes posible, de esa manera no tendrás problemas. No, momento- se refregó la escueta barba de tres días y después camino de vuelta a una tienda, varios locales más allá. Kain y Naomi se miraron extrañados y esperaron un minuto. Al rato siguiente llego el Akimichi.
-Mira niño- dijo el Akimichi, extendió su enorme mano y abrió su palma mostrando una chapa nueva -para ti, será mejor que la cambies lo antes posible. Si no sabes, dime y te ayudo-
Kain asintió y la recibió -muchas gracias, Akimichi-san-
-Está bien, puedes llamarme Akira-
-Gracias Akira-san-
-De nada, niño- dijo Akira Akimichi con una gran sonrisa -solo cuídate y como te digo, cambia la chapa del local-
Después de eso, se despidieron del nuevo vecino y entraron a la tienda del viejo Yamanaka. El lugar estaba como se veía por la vitrina; empolvado y deshabitado mientras en el aire giraba un olor acre. Naomi se tapó la nariz al instante y Kain se movió a la muralla de la derecha y abrió la ventana sin importarle que afuera hacia frio. El viento entro limpiando el aire y se volvió menos asqueroso.
Después de eso, Kain comenzó a buscar por los alrededores y encontró de donde provenía el olor. Era una cortina azul con unas manchas cafés y resecas. Kain estiro su mano, pero Naomi lo detuvo.
-No, Kain-sama- dijo Naomi -déjeme eso a mí-
Kain la quedó mirando y Naomi se agacho para tomar la cortina. Sin embargo, antes de si quiera pudiera tomarla, comenzó a realizar arcadas y tuvo que retroceder. Kain hizo una sonrisa divertida y avanzó, tomo la cortina y la enrollo en sí misma. Después salió de la tienda y busco un cubo de basura. Le tuvo que preguntar al gran Akira Akimichi y este le dijo que detrás de las tiendas estaban los cubos de basura. Una vez que se deshizo de la peste, volvió a la tienda.
-Bueno, por lo menos ahora ya no está tan apestoso- dijo Kain, fue detrás del mesón, donde antes se paraba el viejo Yamanaka para atender. Camino hasta el final de mesón, donde este se conectaba con la muralla de la derecha. En ese lugar había una puerta y el baño de servicio.
Al abrir la puerta descubrió una habitación sucia con telarañas en las esquinas superiores del techo. Kain alzó su mirada y vio una gran araña que se había almorzado a muchas otras. Entrecerró los ojos y saco un kunai. La araña sintió el peligro y se comenzó a mover por su telaraña. Sin embargo, fue muy lenta para Kain. Él le lanzó el kunai, cortó parte de la telaraña y atravesó a la araña. Esta última cayó al suelo partida por la mitad mientras el kunai seguía su trayectoria y quedaba incrustado en la pared. Kain bufo hacia un lado y murmuro -deberías haber buscado tu propio lugar para comer-
Kain se acercó al lavamanos y abrió la llave del agua que comenzó a toser y botar grandes bocanadas de agua sucia y estancada. Después de un rato el agua comenzó a salir trasparente y cristalina. Kain miró los alrededores y encontró una pequeña botella de jabón. Sin embargo, cuando se la iba a echar en las manos, otra mano se acercó y le quito la botella. Kain miró a Naomi y ella lo miró con cariño.
-Déjeme ayudarle, Kain-sama- dijo Naomi
Kain la miró echarse ella primero jabón en las manos y después tomarle las manos para refregárselas. Lo hacía con tal suavidad y cariño que Kain solo se dejó tratar.
-¿Por qué de repente me empezaste a llamar Kain-sama?- pregunto Kain
Naomi hizo una pequeña sonrisa melancólica y sin apartar la vista de las manos jabonosas, dijo -pensé que a Kain-sama le gustaría-
-A mí me gusta como es Naomi- dijo Kain. Naomi detuvo el movimiento de sus manos y lo miró sorprendida. Kain continuo -pero odiaría que solo cambiaras por mí. Esa ya no serías tú-
-Pero, pero- dijo Naomi con grandes lagrimas asomándose a la comisura de sus ojos -Kain-sama dijo el otro día que solo seríamos amigos-
-Eso lo dije pensando en tu oto-sama. Él perdió a alguien importante por culpa de mi oto-sama. Ese tipo de heridas son difíciles de sanar. Si nosotros tuviéramos una relación, mi sola presencia estaría dañando a tu oto-sama de manera constante ¿Te gustaría que él se sintiera miserable? A lo mejor, él se quedaría callado con tal de que tú seas feliz ¿Pero eso estaría bien?-
Naomi negó mientras agachaba la mirada y derramaba grandes lágrimas. Kain tomo la iniciativa y continúo lavando las manos de Naomi y después las suyas.