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Mundo Shinobi - Creciendo - capítulo 25

Todavía en primavera y a un mes de su cumpleaños, Kain se preparó para recibir otro día de duro entrenamiento. Sin embargo, diferente de los otros días, nadie lo despertó. Se encontró a sí mismo durmiendo en su pequeño futon. La luz del sol ya estaba alta en el cielo y traspasaba el papel de las puertas correderas iluminando la habitación. Lo primero que hizo Kain fue sentarse en el futon, al mismo tiempo que se rascaba los ojos y miraba los alrededores. Solo quedaba tendido su futón en el suelo. En la distancia solo sonaba el canto de un chotacabras, mientras que varios metros más allá, reverberaba un fuerte martilleo.

Kain se levantó y se puso a inspeccionar los alrededores. Salió de la habitación, camino por una decena de metros por el pasillo y recién pudo ver las tres sombras multicolores. Ellas estaban sentadas en el comedor, así que se dirigió en esa dirección. En ese momento, Kain solo vestía un kimono blanco a modo de pijama. Se acercó a la puerta del comedor y camino hasta llegar al lado de su madre y apoyarse junto a ella.

-¿Kain, y tus modales?- pregunto Naoko con una pequeña sonrisa.

Kain bostezo, se sentó y dijo -buenos días- para después apoyarse en su madre y que esta lo abrazara.

-¿Dormiste bien, Kain?- pregunto Mito al frente de ellos, tenía una taza de té en ese momento.

Kain solo asintió mientras Naoko le peinaba el cabello con la mano, en un gesto suave y amoroso.

-Kain, siéntate, es de mala educación- lo regaño la abuela Naori que estaba sentada al otro lado de Naoko con los ojos cerrados. Sostenía en su mano izquierda un cuenco de arroz y los palillos en su mano derecha. Por otro lado, para ella como mujer criada a la antigua, el tiempo de comer era un instante de respeto y silencio, todo con tal de disfrutar del alimento.

Kain se tuvo que salir de los brazos de su madre y sentarse en seiza. Tenía algo de costumbre adquirida, pero prefería la posición de loto. Sin embargo, frente a su abuela sería como dice ella "mala educación"

Naori abrió los ojos y lo vio sentado en seiza, así que asintió en señal de aprobación y se puso de pie -iré por tu comida, compórtate como debe ser-

-Sí, abuelita- respondió Kain asintiendo. Al mismo tiempo que Naori salía del comedor, Kain pregunto a Mito -¿Hoy no vamos a entrenar, maestra?-

Mito dejo su tazón sobre la mesa y le dijo -hoy va a ser un día especial, ya verás- ella sonrió

Kain tuvo un escalofrió y le pregunto -No me vas a matar ¿verdad?-

-Mocoso mal agradecido- dijo Mito indignada al escucharlo -¿Cuándo tu maestra ha hecho algo que te hiera?-

Kain torno los ojos al cielo y le respondió -por ejemplo: cuando me presionaste sin previo aviso para que pudiera utilizar mi sharingan o cuando me hiciste lanzarte bolas de fuego, las absorbías con tus sellos y después me las devolviste todas juntas. O también…-

-Ok, ok, entiendo, lo entiendo, he sido un poco estricta-

-¿Un poco estricta? ¡¿Un poco estricta?! Ayer casi me matas de un puñetazo-

-Jamás pasaría eso- dijo Mito mirando hacia otro lado -no seas exagerado. Está bien que sea un poco estricta, pero jamás lastimaría a mi lindo discípulo-

-Suficiente, Kain- dijo Naori entrando al comedor con una bandeja. Camino hasta donde estaba Kain y deposito uno a uno los cuencos sobre la mesa. Una vez que termino hizo una pequeña reverencia. Por otro lado, Kain tuvo que agachar la cabeza y devolver la reverencia. (buenos modales ¿ah?, la abuela insiste mucho en esto últimamente) pensó Kain.

-Pareces una damisela cuando te comportas así. Eres el hombre de esta familia, solo tienes que asentir- dijo Naori en un fuerte tono

-Sí, abuelita-

Entonces Naori se fue a su puesto y Kain pregunto -Al final ¿no va a haber entrenamiento? -

Mito negó y le respondió con una sonrisa -no, por hoy no. Ve a divertirte, mientras puedas-

-¿A qué se refiere?- le pregunto Kain intrigado por esas palabras, pero nadie respondió. Por alguna razón, todas sonreían, incluso su abuela Naori. Kain solo pudo suspirar y dedicarse a comer su desayuno.

Después del desayuno, Kain se fue a vestir y estuvo dando vueltas por el patio de la casa. Trato de concentrarse en su técnica de serpiente de agua, pero no pudo concentrarse. Durante toda la mañana estuvo pensando en lo que había detrás de esas sonrisas. Hasta que al medio día vinieron las visitas; pero para Kain, unas desagradables visitas.

-Kain- lo llamo Naori en ese momento, salió de la casa por la puerta corredera del pasillo central y camino hasta donde estaba el niño, moviendo a sus serpientes de agua en círculos.

En ese momento Kain observaba el brillo acuoso de las serpientes agua. Su figura no era perfecta, pero su imitación de los movimientos cada día era mejor. Ahora tenían una estructura similar a una verdadera y denotaban las marcas de escamas. Sin embargo, no había logrado darles la fuerza de penetración e impacto que buscaba. Con suerte lograba agrietar una muralla de treinta centímetros. Por otro lado, no sentía que fueran lo suficientemente rápidas para lograr emboscar a un shinobi como Mito o Hashirama.

Naori lo vio sentado en el suelo en posición de loto mientras hacía danzar en círculos a las serpientes y negó con su cabeza. Su nieto estaba creciendo con una imagen extraña del mundo. Todos le habían dicho que Mito y Hashirama eran fuertes, pero él no lograba dimensionarlo. Así que asintió de nuevo a la propuesta que le había hecho Mito y el viejo pícaro Kazuto. Si Kain seguía sin relacionarse con otros niños, crecería con un sentido extraño de la realidad. Esas mismas cosas que había hecho eran aterradoras. Si no tuviera su sharingan serían una seria amenaza para ella. Al estar hechas de elemento no emitían ese sentimiento a vida o a chakra, era más como algo natural y a su vez las hacían difíciles de percibir. Un shinobi con habilidades de sensor ya tendría problemas para detectarlas, no quería pensar en lo aterrador que serían para un shinobi normal.

-Kain- dijo Naori sacándolo de sus pensamientos, ella llego a su lado -vamos, tienes visitas-

Kain levantó su pequeño rostro y miró algo asombrado a su abuela -¿el abuelo Orochi?- pregunto

-No, para nada, ven, de esa manera lo podrás ver con tus propios ojos-

Kain hizo un ademan con su mano, como si tocara las serpientes por encima y ellas se deshicieron al instante. Después él se puso de pie y camino con Naori tomado de la mano. La anciana podía ser estricta, pero le gustaba caminar con él de esta manera. Ella sonrió al sentir la pequeña mano que sostenía sus viejos dedos. Era como el toque del calor del sol, pero el calor que le daba su nieto también llegaba a su corazón. Una noche lo pensó un poco y lo comparo a comer miel. Entonces asintió y pensó que un poco de miel no estaría mal.

No obstante, para Kain sus visitas no fueron como la miel. Más bien, fueron como carne o fruta podrida; apestosos y molestos. Kain al pararse frente a la entrada vio a los dos niños acompañados de una mujer. Ella se veía joven y voluptuosa, de largo cabello oscuro hasta la cadera, rostro ovalado y nariz respingada. Sus ojos eran grandes de expresión lánguida mientras destacaba un pequeño lunar sexy bajo la comisura izquierda de su labio. Vestía un kimono verde oscuro en el cual resaltaban grandes senos y una cintura de avispa apretada por un obi beige. Sin embargo, por muy hermosa que fuera, Kain dirigió su vista a las dos molestias. Una de las dos fue un acto de buena fe y por el cual recibió un puñetazo. El otro era el que le dio el puñetazo y lo comenzó a ofender. Kain no quería a ninguno de los dos niños, pero Naori lo llevo frente a Naoko y ella lo abrazo por detrás, para que los tres niños quedaran frente a frente.

-Muchas gracias por venir- dijo Naoko con voz afable -les agradezco por ser amigos de mi Kain-

-No, no, no, no- dijo tartamudeando el niño, sin poder juntar las palabras. Estaba atontado por la belleza de Naoko.

La madre del niño, llamada Aoi, era una Hyuga de ojos pálidos. Ella respondió con una sonrisa cortes -no se preocupe, Naoko-sama. Nos sentimos más que felices de poder compartir con su familia-

-"Sama" dice usted, no se preocupe, solo llámeme Naoko-

Las dos mujeres se sonrieron una a la otra con gracia y elegancia, pero con los niños no fue lo mismo. Uno solo miraba a la hermosa Uchiha, mientras que la niña miraba con ojos tímidos al pequeño Kain. Por otro lado, Kain fruncía el ceño, como quien huele estiércol y lo encuentra demasiado desagradable.

Las mujeres los guiaron al patio trasero y los dejaron juntos para ver qué pasaba. Kain camino sin muchos ánimos de escucharlos, pero los niños a su vez lo siguieron. Él se detuvo a mitad del patio, entre los cráteres que había dejado su maestra mientras esperaba que los niños dijeran algo. Sin embargo, el niño Hyuga agachó su cabeza avergonzado y lo mismo hizo la niña. Pasaron los minutos y Kain se quedó mirándolos con los brazos cruzados. Demasiado molesto para siquiera considerarlos posibles amigos.

Por otro lado, Aoi Hyuga sonrió algo avergonzada y no espero mucho de esta interacción, ya que recordaba como su hijo se comportó con Kain el otro día. En realidad, para ella está interacción era lo peor que le podía pasar a sus hijos, pero por indicación de su suegro (el patriarca) tuvo que venir. El anciano dijo "el futuro no corresponde a los clanes, si no a los individuos que puedan formar fuertes alianzas. Si el clan Hyuga quiere continuar, debemos hacer fuertes alianzas. Y está a futuro será la más fuerte". Muchos de los conservadores del clan estaban en contra de que los niños del clan se juntaran con el hijo del "demonio Uchiha" pero como siempre, el anciano fue en contra de todas las opiniones y zanjo la discusión de una bofetada, de forma literal. Repartió algunos golpes a los ancianos y todos tuvieron que callarse.

Por otro lado, Aoi lo pensó un poco y creyó que su suegro podría tener razón. Después de todo, durante estos breves años, Konoha ha sido todo lo que el anciano les prometió. Un lugar en donde los descendientes pueden vivir en paz y decidir sus caminos. Ella le iba a ofrecerle a Naoko que mejor dejaran esta reunión para otro día, pero vio a los niños acercándose. Así que se quedó callada y observó qué pasaba.

Kazuhiko de cabello oscuro y ojos pálidos, le dijo algo a Kain, pero él negó con la cabeza y parece que Kazuhiko insistió al mismo tiempo que gesticulaba con las manos, mientras su hermana permanecía a su lado, con una actitud tímida. Kain una vez más negó y le dio la espalda para caminar con dirección al bosque, pero Kazuhiko lo sujeto del brazo. Kain tironeo del brazo y se zafo. Entonces Kazuhiko le grito algo, Kain se enojó y lo empujo. Kazuhiko cayó sobre su trasero y se levantó al instante siguiente para propinarle un puñetazo. Kain lo evadió hacia un lado y le puso un puñetazo. Sin embargo, la pelea no se detuvo ahí. Kazuhiko se enfureció y se lanzó sobre Kain para caer los dos rodando por el suelo.

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