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Capituló 41 - El descuido produce ciertos problemas

Todavía en el año 417 del calendario del dragón blindado. Como a mediados de año, cuando empezaba a llegar la época calurosa, Kain ya llevaba mucho tiempo en paro. No hacía nada, apenas comía, apenas compartía con sus hijos. Cumplía con sus esposas pero ya no era un momento de amor y lujuria. El entrenamiento y la lectura habían quedado de lados. Ahora solo permanecía sentado en el patio trasero igual que una estatua. Cuando le preguntaban algo respondía con un "sí" "tal vez" "quien sabe" "pregúntale a alguien más". Sus hijos mayores podían entender su dolor, pero los pequeños en ciernes estaban tristes. Por otra parte, sus esposas estaban preocupadas. Era como si Kain se hubiera desconectado del mundo y no lograra darse cuenta que quedaban más personas vivas. Personas que dependían de él y que esperaban que se recuperara.

La noche anterior había hecho el amor con Lilia. Estuvo bien, lo podía jurar. Se sintió muy intenso y vigorizante. No obstante, ahora eran las nueve de la mañana y la noche anterior había pasado. El cielo estaba despejado, el calor de la temporada se entre mezclaba con la briza matutina, pero él se volvía a sentir miserable. Hoy por alguna razón tuvo ganas de beber whisky. Era un mal comienzo, pero daba lo mismo, al fin y al cabo, aunque sea fuerte, todo estaba fuera de sus manos. Kain soltó un suspiro, escucho los pájaros cantar, tomo una vaso y lo lleno hasta la mitad. Miraba las plantas que rodeaban el jardín. Al fondo, al lado del camino que conectaba el patio frontal, estaba la arena donde jugaban sus hijos. Tomo el vaso y se lo empino, todo, al seco y para adentro. El whisky le escoció la garganta, pero luego se le paso. Podía sentir el aromo del wiski subiendo por su estómago hasta degustarlo en su paladar. Fuerte, acido y con leves aromas a la madera en la que lo añejaron.

-¿No crees que es un poco temprano para eso?- pregunto Catalina mientras iba saliendo de la casa. La puerta dio un leve chirrido y después se escuchó la explosión del portazo. No es como si lo haya hecho de forma intencional. Ella dejo la puerta sola y la briza hizo el resto. Camino hasta Kain y le beso la frente. Él solo se dejó querer igual que un niño. Por otro lado, Catalina suspiro. No le gustaba este Kain, era débil y no podía depender de él. No era su marido, alto, fuerte, seguro, galante y un poco tonto. Era solo un muchacho deprimido que necesitaba que lo protegieran.

Kain sonrió después de recibir esas palabras y le beso en la frente. Negó con su cabeza y le respondió -no creo que seas la persona adecuada para decirme eso-

-¡Hey! Me he controlado, ok- dijo Catalina mientras se sentaba al lado de Kain -casi todo lo que bebo, lo consumo en la casa. Me invitan una que otra copa, pero es casi siempre mi tía o algún conocido, pero soy una dama. No mas de dos copas-

-Como cambian las cosas-

-Así parece…algunas para bien, otras para mal-

Kain torno los ojos al cielo, miro hacia otro lado mientras destapaba la botella de whisky y se servía otro trago -no quiero hablar, Lina- dijo -ya tuvimos esta conversación. Me siento mal ¿acaso no lo puedes entender? Mi hermano acaba de morir, ni siquiera tengo su cuerpo- tomo el vaso y se sirvió whisky -no puedo velarlo. No puedo despedirme- dejo la botella y tomo el vaso, le dio un par de vueltas al contenido y se bebió el contenido de un trago. Arrugo la cara y meneo la cabeza de lado a lado -ni siquiera sé que le voy a decir a mi madre. No sé que escusa le voy a dar- dijo bajando la voz -no sé que hacer de aquí en adelante. Todo da lo mismo. Aunque tenga la fuerza, no puedo mandar sobre la muerte. Para empezar, ni siquiera se donde esta su cuerpo-

Una larga briza paso y agito las hojas de los arboles. Un zorzal cantaba a lo lejos y el sol parecía estar mas intenso que hace un momento. Incluso Kain sentía que el calor estaba incomodo y pegajoso. Iba a tomar la botella otra vez, pero su mano fue atajada. Catalina puso su mano sobre la de él. Se miraron durante un momento. Kain agacho la mirada, aparto su mano y quiso seguir con lo que estaba haciendo. No obstante, Catalina no se lo permitió. Tomo la botella antes que él y la arrojo contra la muralla. Kain la quedo mirando molesto, pero no le dijo nada. Solo soltó un suspiro y saco otra botella de su anillo.

-¿Por qué haces esto?- le pregunto Catalina de mal humor. Se cruzo de brazos y de piernas y le lanzo una mirada inquisitiva. Ya estaba cansada de este niño.

-Yo no me hago nada- respondió Kain -tu eres la que está molestando. Dándole a una conversación que ya tuvimos y molestándome a propósito-

-¡¿Yo te estoy molestando?!- dijo Catalina en un tono fuerte. Se levanto de su silla y golpeo la mesa con la palma de su mano -¿yo estoy molestándote?. Eres tu él que esta molestando. Ni siquiera te preocupas de tus hijos, me haces el amor como si fuera una tarea mas y mas encima, pasas todo el día aquí como si nada te importara. Mis hijos esperan por ti. No haz sabido nada del mundo exterior. ¿Sabes que tus hijos mayores están vendiendo cosas en la calle?¿sabes que están juntando dinero para hacer un carro con circuitos mágicos?¡Lo mas probable es que no! Porque lo único que importa es como tú te sientes. Lo único que importa es que tú te sientes miserable. Si vas a permanecer así para siempre, mejor dime de ante mano. Voy a tomar las cosas e irme. Un hombre así, tan patético, no me sirve. Y mucho menos como el padre de mi hijo-. Catalina le boto la botella y se fue furiosa. Camino hasta la casa, tomo la manecilla de la puerta y esta vez, cuando cerro, ella misma dio el portazo.

Kain quedo ahí, sentado viendo cómo se caía el contenido de la botella. Su vaso también había quedado volteado por el fuerte golpe. Todo el wiski que quedaba, formaba una gran mancha sobre el mantel de la mesa. Tomo una gran respiración, se pasó las manos por la cara, como para quitarse la pereza y miró al cielo. Su cuerpo se desparramo por la silla y su espalda quedo en una mala posición. No obstante, nada de eso le importaba. Miraba el cielo como si hubiera una respuesta atrapada en las alturas. Pero no había nada, solo un celeste que cubría su campo de visión. Se quedo pensando, pensando, pensando…

-o-

La tarde del mismo día y varias botellas después, Kain recibió una visita. Esta vez no fue una de sus mujeres preguntándole por algo. Sus muchachos le vinieron preguntar por algunas cosas. Kain sonrió al verlos nerviosos, pero llenos de expectativas. Similar a un vendedor (porque parece que les había afectado su experiencia) estaban delante de él, listos para venderle una idea. Los tres grandes estaban altos para sus diez años. Median un metro treinta por lo menos. Manejaban su pelo corto y más allá de algunas facciones heredadas de sus madres, se veían casi iguales. Todavía estaban en esa época en donde aún no definían su personalidad. Ya irán a crecer, pensó Kain. Entonces tendrán su propio estilo para llevar el cabello y su ropa cambiara a su gusto. Por ahora los tres bribones utilizaban "ropa de trabajo". Que consistía en una camisa simple, un pantalón café y unos zapatos. Por supuesto, eran cosas de excelente calidad. Ni Lilia, ni Victoria permitirían que anden con cualquier cosa. Tenía un mentalidad elitista, pero era entendible. Lamentablemente, como te ven, te tratan. Así que estos muchachos, se veían limpios y encantadores. Le recordaban al difundo Rawls. Sobre todo porque tenían las orejas cortas.

-¿En que andan?- pregunto Kain con una gran sonrisa

-Papá, esto, nosotros, nosotros queríamos pedirte algo- dijo Kain jr algo nervioso. Por alguna razón el muchacho no lo miraba a los ojos

Kain ignoro esto y solo continuo -¿Qué es?-

Kain jr le dio un empujón a Elías que estaba a su derecha, con los brazos detrás de su espalda. -vamos- le susurro -adelante- cosa que no fue disimulada. Kain solo se reía de forma disimulada y los espero a que se coordinaran.

-¿Estas seguro?- le pregunto Elías en un susurro. Su padre no había estado de buen animo en un tiempo y no lo querían hacer enfadar.

-Tu sigue adelante-

-Bien-

Elías tosió como para afinar su voz y saco un pergamino de su espalda. Miró a su padre para ver como reaccionaba y le dijo -aquí tengo el futuro- Kain soltó una risita divertido y Elías continuo -con este diseño queremos hacer un carro experimental. Funciona con mana y puede funcionar con nuestra energía por varias horas-

-Ooooh- dijo Kain sorprendido -déjame ver-

Elías se acercó y le paso el pergamino. Kain lo estiro y reviso el diseño. Le dio una mirada de soslayo a sus muchachos y después siguió revisando a contra luz el pergamino. Este conocimiento lo habían sacado de la biblioteca, de sus cosas personales. No era algo que estuviera al alcance de cualquiera, pero estos bribones se las habían arreglado para sacarlo. Kain soltó un suspiro y pensó en que no podía dejar sus otras cosas peligrosas a la vista. Al menos, hasta que sus hijos crezcan. Estos muchachos no entienden el alcance de lo que quieren lograr. Si logran realizar esto, mandaran la era de la espada y la magia al tarro de la basura. Traerá un gran cambio. Pero para desgracia de ellos, están muy lejos de su meta. Kain puede decir que a groso modo, Elías entiende cómo funcionan los circuitos mágicos, pero no la lógica detrás de ellos. Mucho de lo que hay en el pergamino, es la fusión de varios circuitos mágicos que podrían funcionar, pero hay una clara disparidad de fuerzas. Mientras la potencia mágica que requiere el circuito madre es de 1. Muchos otros circuitos auxiliares requieren una fuerza mágica de tres. No hay un convertidor de fuerza ni distribuidor. Tampoco hay un dispositivo de seguridad, por si se produce alguna fuga de mana y explota. Esto no va a funcionar, lo que alegra a Kain. Esto tiene una gran posibilidad de explotar, en el sentido literal de la palabra.

-Vengan para acá- dijo Kain

Los tres grandes se miraron unos a otros y caminaron con las cabezas agachadas. Kain los abrazo, pero fue repelido.

-Papá, no- dijo Elías -hueles a esa cosa-

-Sí, papá. Date un baño- dijo Kain Jr

-Papá ¿y si conversamos después- agrego Ars

Kain se olfateo, parece que sus retoños no aguantan el olor del whisky. Bueno, dejando eso de lado, Kain soltó un suspiro y no forzó su abrazo -bien- dijo -primero que todo ¿de dónde sacaron esto?-

-A mi se me ocurrió- dijo Elías. Por un momento, Kain le podría haber creído. El muchacho sonaba lleno de confianza. El único problema fue que no lo miraba a los ojos.

Kain le dio un coscorrón y le dijo -la verdad-

Elías agacho la cabeza y respondió -lo leí de tus libros-

-Yo también lo leí, papá- dijo Kain Jr como tratando de distribuir la culpa

-Yo también lo leí, papá- dijo Ars

-¿Qué hemos hablado de andarse metiendo en mis cosas?-

-Lo sentimos- se escucharon al unísono. Los tres tenían la cabeza agachada.

-Levanten la cabeza. No se metan en mis cosas, si las tengo aparte, lejos de sus manos, es por algo. Hay cosas muy peligrosas-

-¿Cómo esas nubes negras con rayos?- dijo Ars. De repente se puso pálido y se cubrió la boca con ambas manos. Elías y Kain Jr se pusieron pálidos y estuvieron a punto de colocarle un puñetazo al mismo tiempo. No obstante, escucharon la voz de su padre, la cual los dejo congelados.

-¿Cómo llegaste ahí, muchacho?- pregunto Kain. Eso era ultra secreto. Lo tenía en un cajón con llave. Como eran sus hijos podían entrar a la biblioteca, pero cualquier otro ajeno a la familia, estaría vetado.

-Yo- iba a decir Kain Jr, pero sus hermanos lo tomaron de los hombros y Elías se adelantó -nosotros tres rompimos la chapa. Lo siento, queríamos saber que leías-

Kain se agarró la cara con ambas manos. Los tres grandes estaban sudando frio, no era buena señal. Kain algo furioso, los miró a los ojos y les dijo -vamos a tener una larga conversación-

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