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Capítulo 42 - Apócrifo - The maiden of Orleand

Francia - 1426, campos de Donrémy, mes de agosto.

Kain había salido hace unos cuantos siglos de Lemuria dejando atrás su tierra y conociendo nuevos caminos. Primero había viajado como una colonia de murciélagos, pero después de un tiempo, prefirió seguir a pie. Caminaba por las montañas, vagaba por los senderos, mataba a caballeros petulantes, asaltantes y bandidos. No porque se hubiera vuelto moral ni justiciero. Solo sucedió que esos tipos tuvieron mala suerte y molestaron a la persona equivocada.

Kain viaja ligero; una armadura de cuero, una espada barata y una capa que lo abrigaba. Hoy en día muchos no lo recuerdan a él ni a su emblema, pero los pocos entendidos lo evitan y los magos que sienten su poder no se cruzarían nunca en su camino.

En uno de esos viajes paso por un humilde pueblo y con apetito, quiso comprar algo para alimentarse. Eran las doce del día de un verano especialmente caluroso. El pueblo era un hilera de veinte casas de adobe, una al frente de la otra formando un extenso camino de tierra. A lo mucho cada casa habrá tenido dos habitaciones y una cocina. La gente era humilde, trabajaba la tierra y vivía de la casa. Tres niños que jugaban en la calle, también eran humildes y estaban un poco sucios; pero no por eso eran menos felices.

Kain los miro por un momento y se acercó para preguntar con un tono de voz amable -¡Niños!, ¿Dónde puedo comprar vino y carne?- pero nunca espero tener semejante reacción. Una mujer gorda salió de su casa y guardo a los niños. Desde el dintel de la puerta, la mujer miraba a Kain con desconfianza y este último se sacó la capucha para mostrar su rostro. Sus ojos lazuli y pelo blanco no habían cambiado, sus facciones afiladas le daban un porte noble y refinado. Fue para peor, solo le daban más razones a la mujer para desconfiar.

-Mujer- dijo Kain -al menos dime donde puedo comprar- levantando sus manos para demostrar que no tenía nada que ocultar -créeme no tengo ninguna intención con tu pueblo, solo soy un viajero-

Entonces la mujer apunto en dirección de la casa más grande del pueblo, al final de la calle de tierra. Era la más bonita, de un piso también, pero era casi el triple de lo grande que las otras. Kain asintió y dijo -gracias- lanzo una moneda de cobre y se despidió.

-Gracias- respondió la mujer mientras examinaba la moneda.

Kain sonrió y ondeo su mano derecha en señal de despedida y volvió a ponerse su capucha. Avanzo por el camino de tierra. Los que estaban en sus casas, lo veían pasar y cerraban puertas y ventanas. Kain no se molestó en preguntar porque pasaba esto. En su mayoría era por superstición, en su minoría era por miedo a los extranjeros. Este país había estado en guerra con el antiguo país de Artoria, por ende, la gente le tenía miedo a todo aquel que no fuera de la aldea. Al final de la calle, Kain llego a la gran casa. Pintada de un blanco sucio y con un techo de tejas naranja. Sus ventanas eran de vidrió a diferencia de las del pueblo que era todas de madera. La casa era bordeada por una verja de madera constituida de varios postes y tres tablas cruzadas a lo ancho. En ese lugar, al lado de la casa había un granero y una niña, de unos catorce años estaba acarreando manojos de heno.

-Buenas tardes mi lady- dijo Kain tratando de parecer lo más amable -¿puede ayudarme?-

Entonces la niña interrumpió su trabajo y miró a Kain. Sintió una increíble cantidad de energía y le pregunto entusiasmada -¿eres un ángel de dios?-

Kain se rio a carcajadas y le respondió -lo siento pequeña, yo y tu dios lo más probable es que no nos llevemos bien- después de todo Alaya le impidió salvar a Artoria -quiero comprar carne y vino ¿me puedes ayudar?-

-Le preguntare a mi padre-, la niña fue a la casa y un rato después llego con un hombre y una mujer. El hombre al ver a un tipo con capucha puso mala cara y lo miro como si viera a un mendigo.

-Mi amigo, es bueno ser precavido- dijo Kain mientras se quitaba la capucha para revelar su rostro y mirándolo con ojos afilados, continuo -pero si eres hostil a otra persona sin conocerlo, no puedes culpar a tu dios por la mala suerte-

-¿Cuál es el nombre del estimado señor?- pregunto el hombre, no era primera vez que trata con nobles arrogantes. No se intimido y continuo -¿Qué quieres?-

-Llámame Kain. ¿Cuál es el tuyo?-

-Jaques-

-Bueno Jaques, quiero vino y carne- Kain mostró una bolsa de monedas y la movió para que sonaran -por su puesto tengo oro para pagar-

Jaques al ver a este hombre de porte noble y hablando de oro, supo que no era una persona normal. Así que cambio su actitud -¿Cuánto quiere?- pregunto expectante de conocer mejor al misterioso hombre, se froto las manos.

-¿Cuánto me puedes ofrecer?-

-Un kilo de carne y una jarra vino por un oro- dijo Jaques probando el "terreno", pero lo que no sabía era que hablaba con una hombre que siempre tuvo problemas con sus esposas por cómo trataba el dinero.

-Toma- dijo Kain lanzando un moneda de oro sin siquiera pensar en el valor del dinero -que sea lo mejor que tengas-

Jaques evaluó su actitud y pensó que golpeo el premio gordo. Un rico noble con mucho dinero vino a golpear la puerta de su casa, si podía colar a su hija en su cama tendría un gran respaldo. Con una sonrisa le dijo -lo traeré de inmediato- y desapareció en la casa.

Kain solo se apoyó en una reja de madera y la niña lo miraba hasta que su madre le llamo la atención y la metió a la casa.

Al rato después Jaques trajo la carne y el vino, se los entrego a Kain y esté se alejó de la casa traicionando sus grandes expectativas. Kain camino hasta salir del pueblo un lugar en donde esconderse del intenso sol. Después de unos veinte minutos encontró un peñasco que le daría sombra por unas cuantas horas. Así que al amparo del peñasco, encendió una fogata y puso la carne a cocer. Una hora más tarde, cuando la carne estaba casi lista, alguien camino hacia él.

-¿Realmente no eres un ángel de dios?- pregunto la niña una vez más. Tenía un rostro inocente y el cabello de oro. Su escaso sentido femenino la hacía ver aún más joven.

Kain escucho la infantil y suave voz de la niña, pero más que enojarse por su insistencia, sonrió y le dijo -no niña, ¿y tú?, ¿eres un ángel de dios?-

-Me llamo Jeanne- dijo la niña en un tono enfadado, como todos las jóvenes en la pubertad que no le gusta que la llamen "niña", "ya era un adulta" según ella -no soy un ángel, pero puedo escuchar a dios-

Kain miro a la niña con consternación y le dijo -cierra los ojos niña. Si dices la verdad, te ayudare en tu cometido-

Jeanne cerro los ojos con inocencia, sin sospechar de Kain y este último miro el alma de la niña. Estaba terriblemente atada al destino del mundo. Kain recordó a su amada y sintió pena por la pobre niña que tenía que cargar con una gran peso a tan corta edad. Él soltó un gran suspiro y pregunto -niña ¿Cuál es tu tarea?-

La niña frunció el ceño y recalco -¡Me llamo Jeanne! Y dios me dijo que guiara a mi pueblo para que los extranjeros dejen de maltratarnos-

Kain miro la fogata y le pregunto -¿y tienes alguna habilidad?-

Jeanne se sintió avergonzada, miró al suelo y negó con la cabeza. Kain se rio carcajadas y pensó en lo ridícula que era Alaya al crear semejante campeón.

Jeanne vio a Kain reírse y se sintió triste, quería huir pero algo la detuvo.

Después de reír lo suficiente, Kain se puso serio y miro a Jeanne para decirle -un campeón sin habilidades es solo carne muerta- fue estricto en su designación, después de todo en este mundo ¡la fuerza lo es todo! -te entrenare niña, pero no haré tu tarea por ti-

Jeanne escucho esto y miro a Kain con ojos llenos de asombro -¿de verdad?-

Kain sonrió y dijo -La verdad verdadera, pero no será fácil, así que prepárate-

Sin embargo Jeanne agacho su cabeza y recordó sus anteriores experiencias -pero mi padre no me cree- dijo con cierta tristeza -no cree que puedo hablar con dios-

-No te sientas mal niña, tu padre es un hombre normal y no puede ver que hay más allá de sus deseos mundanos- Kain le acarició la cabeza y pensó que estos niños que utiliza Alaya, muchas veces tienen destinos miserables -lo más probable es que cuando vio mi oro y mi rostro pensó que era en un noble rico. Puede que incluso quiera ofrecerte a mi-. Kain suspiro y miro a la niña, era joven y hermosa, pero este tipo mujeres siempre le traían problemas -veremos que hacemos- compartió un poco de carne recién cocida y le dijo después de tomar un sorbo de vino -no te preocupes, no te haré daño-

-Gracias Kain- respondió Jeanne mientras comía un trozo de carne y en su ignorancia miraba a la persona que tenía en frente como un amigo -espero tu ayuda- añadió.

-Me debes una grande niña- Kain saboreo la carne y dijo -recuérdalo-

-o-

El padre de Jeanne la entrego como esposa, pero pidió cien monedas de oro por su mano. Kain estaba un poco enojado con el hombre que pensaba solo en el oro, pero entendió bien la naturaleza humana. Pagando semejante suma quiere decir que no se deshará de la niña, además de que tiene la suficiente capacidad para costear un buen estilo de vida. Kain no se hizo problema y saco una gran bolsa con cien monedas de oro y agrego cincuenta más para darle un mensaje claro "después de esto no te puedes retractar".

El hombre con manos temblorosas tomo la bolsa y entró a su casa junto con su esposa. Se podía escuchar el llanto de la mujer, pero lo mas probable es que su marido no la dejo salir para despedir a Jeanne.

Los insignificantes mortales tienen que jugar con la suerte y apostar a las oportunidades que les da la vida. Esta niña y sus padres apostaron todo a Kain y por alguna razón del destino, golpearon el premio gordo.

Kain miro a Jeanne llorando en el camino, la tomo en sus brazos y la cargo hasta que se durmió. Como Jeanne era de un pueblo estaba muy descuidada, pero no sucia. Por otro lado, si cambiara un poco sus ropas seria bella igual que su amada Artoria. Sin embargo, Kain saco esos pensamientos de su mente y solo vio a una niña ignorante llena de esperanzas, no a una mujer.

-o-

Francia - 1428, Valle central de Chinon, mes de agosto.

Kain caminaba por un camino de tierra con su pequeña aprendiz a su lado. Mientras avanzaban con un cielo nublado sobre sus cabezas, miro la inmensidad de las murallas de un castillo. Un lugar en donde vivían los estúpidos nobles resguardados de la guerra.

-De nuevo frunciendo el ceño- dijo Jeanne con unos ojos juguetones -¿déjame adivinar?, ¡nobles!-

-Parece tus habilidades han incrementado, niña- dijo Kain y le revolvió el cabello -ahora puedes leer mi mente-

-Después de todos estos años viviendo juntos, por supuesto que sé que te enoja. Además ¡deja mi cabello!, ya soy una mujer y deberías respetarme-

Kain soltó una carcajada -solo eres una niña- y con lo fácil que era avergonzar a Jeanne, dijo algunas cosas inapropiadas -el otro día te vi bañándote y todavía no te había crecido pelo-

-¡No es mi culpa haber nacido así!- respondió Jeanne colorada, le dio varios manotazos en el brazo y dijo -¡qué falta de delicadeza!- molesta le dio la espalda y se adelantó.

Jeanne que vio a Kain sonriendo se sintió un poco feliz, pero también se sintió melancolía. A pesar de que sus padres la vendieron como esposa, Kain nunca la ha tocado. Ahora que ha crecido en experiencia entiende las implicaciones que ello conlleva y esta agradecida por haber sido educada, entrenada y respetada todo este tiempo. Pero como toda mujer que ha conocido a Kain quiere que su relación de un paso más allá.

No obstante, antes de que Jeanne siguiera fantaseando, Kain le dijo algo que fue un duro golpe para su corazón -te entrenare un tiempo más, después de eso debes hacer tu tarea-

Jeanne se congelo y pensó que después de todos estos años de vivir feliz, Kain dejo caer un balde de agua fría sobre sus esperanzas. Este viaje comenzó como una preparación para que ella pudiera cumplir su labor, la gracia de Kain es solo un adicional que gano por suerte del destino.

-Yo, yo, mm. No te preocupes- dijo Jeanne sintiendo que el mundo se hacía un lugar más frío y solitario, acepto este hecho -ya has hecho suficiente por mí, gracias Kain-

Kain miro hacia todos lados y se cercioro de que no hubiera nadie. Puso su energía en su anillo y saco una capa roja con su emblema, acelero su paso para alcanzar a Jeanne y le tendió la capa -como eres mi aprendiz tienes que utilizar mi emblema. No te preocupes, los hombres de poder, ¡de real poder! conocen este emblema. No se atreverán a maltratarte, pero ten cuidado, siempre hay humanos que alcanzan nuevos niveles de estupidez-

Jeanne al igual que todos los que veían este emblema lo encontraba aterrador, parecía la cara de un demonio con cuernos. Lo peor de todo, era que el tinte era tan rojo, que el demonio parecía bañarse en sangre. No obstante, era algo que le regalo Kain, así que igual lo tomo y lo abrazo a su pecho como si fuera un tesoro.

Kain le puso su mano en la espalda y la apuro -vamos- aunque no hacía frío se estaba oscureciendo y no sería un chiste dormir a la intemperie pudiendo dormir en una cama caliente -tenemos que llegar a la ciudad antes de que anochezca y rentar un cuarto-

Jeanne abrazo el emblema y asintió.

-o-

Francia - 1429, Valle central de Chinon, mes de enero.

Kain está mirando por la ventana y pensando en ir a Italia, pero aún sigue preocupado por la niña Jeanne. Ella va y viene de vez en cuando. Siempre preocupada por su nación, cuando Kain le pregunta ¿Cómo va la lucha? ella solo mira al horizonte y dice que es un lugar horrible. Jeanne ha hecho algunos amigos y la gente confía en ella. No obstante, muchos nobles y generales no la quieren. Por otro lado, el rey Charles la tiene en alta estima, pero Kain lo ha visto. La usara mientras pueda y cuando se convierta en un obstáculo, buscara cualquier forma para removerla. Así es el juego de la política.

Kain suspiro y miro al cielo que estaba un poco nublado, el aire es frio, pero se pueden ver personas trabajando con este clima. Así es la vida de los pobres, no importa lo que suceda, nunca hay descanso. Incluso si tienes los dedos congelados por el frió.

Toc-toc, sonó la puerta.

-Adelante- dijo Kain sin darse vuelta

La puerta se abrió y luego se cerró, sonaron tacones y una joven mujer abrazo a Kain desde la espalda.

-Volviste rápido del palacio- dijo Kain en un tono suave ironizando la situación. Después de todo a algunos nobles no le gustaba que Jeanne se pasee por el noble y distinguido palacio.

Por otro lado, ella apoyaba su cara en la espalda de Kain y sentía su calor -me iré a Orleand- dijo

-Es Lamentable, nuestro caminos divergen, iré a Italia. Trata de alimentarte bien y descansar-

-¿Algún día me trataras como mujer?- pregunto Jeanne con pena. Ya era bastante lamentable tener que separarse. No obstante, para Jeanne era más doloroso sentir que la trataba de manera distante -¿no puedo entrar en tus ojos?-

Kain no respondió a esas palabras y solo continuo mirando por la ventana. Jeanne por su parte al ver que sus sentimientos no eran correspondidos, comenzó a sollozar en silencio abrazando la espalda de Kain. Jeanne a conocido a otros hombres. Incluso conoció al rey Charles, pero ningún hombre tiene el porte de Kain, su temperamento y sabiduría. Sin embargo es algo que ella quiere, pero no puede alcanzar. Kain jamás la ha tratado como mujer.

Kain escucho el llanto desmedido. Suspiro y pensó en el futuro, ya hizo una promesa ¿tendrá qué hacer otra? Se pregunto. Bufo y dándose vuelta tomo el rostro de Jeanne y la beso -es terrible amar a alguien como tú, Jeanne- dijo con la tristeza y el recuerdo de Artoria todavía en su mente -tu destino está atado por los crueles dioses y no te puedo retener-

Pero a Jeanne no le importo la tristeza de Kain y fue egoísta como nunca antes en esta vida. Poco a poco se desvistió y abrazo a Kain, permitiéndole a esté blasfemar el cuerpo de la santa de Orleand.

-o-

Francia - 1431, Ciudad de Rouen, mes de mayo.

Hoy era un día doloroso. Jeanne estaba atada a un madero en medio de la ciudad, con una pira de ramas, tronco y heno en la base. Veía cómo un montón de gente le lanzaba piedras y palos. Mas allá de ellos, se veía un grupo clérigos sentados a la sombra, bebiendo vino y siendo atendidos por hermosas mujeres.

Jeanne miraba al horizonte esperando que pasara algo, pero no pasó nada. Ella pudo ser feliz, amar sin sentir pena y envejecer con su amado, pero prefirió cumplir su deber. Fue traicionada y entregada a los enemigos que había combatido durante años. Solo gracias a la capa con el emblema ningún clérigo se atrevió a tocarla. Los guardias y soldados lo intentaron, pero fueron detenidos por la advertencia de los clérigos; nadie estaba seguro de su autenticidad, pero nadie quería correr peligro.

Por otro lado, hoy se cumple la sentencia de Jeanne y el clérigo a cargo de toda esta fanfarria se arrepiente de haber tomado en serio esa fábula y no haberle dado uso. En una gran mesa, cargada de comida y vino estaba él y otros clérigos que lo ayudaban. Por otro lado, mientras le pasaba la mano derecha por la nalga a una sirvienta, escuchaba los gritos de la multitud.

-PRENDALE FUEGO A LA HOGUERA-

-maldita hija del diablo-

-blasfema que ensucia el nombre de dios-

-dios te tenga en su misericordia, BRUJA-

-bruja-

-bruja- y así gritaban todos los que la rodeaban, maldecían su nombre y le lanzaban palos y piedras.

Al rato después prendieron la pira de ramas y poco a poco, la base del madero se prendió con fuego. El rostro melancólico de Jeanne miraba al horizonte esperando por alguien, pero ese alguien, nunca llego. Cuando el fuego estuvo en su máximo punto, Jeanne se desmayó por el calor y el humo. La multitud que la rodeaba le tiro piedras y palos porque no querían que se durmiera. Querían que estuviera despierta y sufriera. No obstante, no importa cuánto la golpearon, nunca despertó. Para ese entonces, Jeanne tenía la cara llena de moretones y cortes, con claras manchas de tizne.

No obstante, el día se empezó a oscurecer de repente. Una colonia de murciélagos voló por los cielos generando pánico entre la multitud. Los clérigos se levantaron de sus sillas para mirar en un estado de asombro y miedo. La colonia de murciélagos descendió cerca del fuego. De ese grupo de murciélagos emergió una figura imponente y fría, llena de odio.

-PARECE QUE TU IGLESIA NO RECUERDA MI FURIA- dijo Kain con una voz que sonó como un trueno -DEBO UNA VEZ MAS DIEZMAR TUS EJERCITOS PARA QUE SEPAN SU LUGAR-

Todos los clérigos empezaron a tiritar. Les habían advertido, pero fueron impulsados por el arzobispo para tentar al destino. Si él ya no venia, eso quiere decir que podían ir a las tierras del mal y someterlas a ellos; que pena que no puedan vivir para ese día.

Kain apago el fuego con un ademan de su mano y quiso bajar a Jeanne y sanarla, pero una vez más apareció Alaya. -Segador de almas- dijo con una voz distante que sonaba como si fueran múltiples voces -no puedes hacer eso- con una espada en la mano esperaba la desobediencia de Kain -al igual que Artoria, ella morirá, pero su destino seguirá en unos siglos más. Déjala descansar-

Kain se mordió los labios hasta sangrar, miro a Alaya y le pregunto -no es necesario que sufra, ¿cierto?-

Alaya negó con la cabeza y Kain procedió a bloquear la mente de Jeanne para que pueda descansar y morir sin sufrimiento. Después de eso, bajo el cuerpo y lo coloco en el suelo. Una vez más miro a Alaya con indecible furia e hizo el acto más cruel que haya hecho en este mundo. Emitió la segadora de almas y la ondeo tres veces. Con cada vuelta el calor aumentaba hasta llegar al último movimiento que estallo en una marejada de fuego solar. Todos los clérigos, soldados e inocentes murieron en un instante convirtiéndose en montones de ceniza que con el tiempo, serían removidos por el viento.

Dos días después el fuego seso y solo quedaba Kain en el epicentro.

Alaya lo veía desde lejos y le pregunto -¿fue necesario?- las vidas de estos humanos poco valor tenían para ella dentro de su lógica, pero considerando la innecesaria acción, llamo su curiosidad.

Kain la miro a los ojos y le pregunto -¿era necesario que muriera Jeanne?-

-Sí-

-Entonces toda esta gente fue necesaria- con enojo he indiferencia contesto Kain, ya que una vez más había endurecido su corazón -sus cuerpos he insignificantes almas fueron la leña que se llevó su vida-

Alaya entendió la lógica detrás de ello, pero negó con la cabeza. No dijo nada y se desvaneció sin pelear.

Kain por su parte quería luchar, pero Alaya se fue. También el pequeño fragmento de felicidad que encontró se fue y una vez mas no pudo salvar a nadie al igual que con Artoria.

Y aquí otro capitulo especial.

Mañana mas...

PD: es un poco dificil crear capitulos a pedido, en muchos casos se necesita estudiar a los personajes y las posibilidades de la interacción. Así que no prometo nada, pero si solicitan algunas interacciones, dentro de la linea de tiempo en la que estamos (1400 después de cristo en adelante), tratare en lo posible de cumplir con las solicitudes.

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