Décimo cuarto año del establecimiento del sabio reino de Lemuria, capital de Hyperion, lugar anexo del castillo, mes de marzo.
Kain caminaba totalmente refrescado después de haberse dado un buen baño. Se sentía ligero y de buen animo. Por otro lado, el día estaba agradable. El cielo estaba despejado y el sol lo iluminaba todo. No obstante, nada en esta vida es perfecto. Una vez que llego al castillo, cruzo los pasillo con armaduras y llego a los dormitorios reales. Justo en la entrada, se encontró con una pequeña sorpresa. Una pequeña dama en un vestido lo esperaba. Estaba enfurruñada, con sus mechones rojizos cubriéndole los ojos y un boca tan estirada que se parecía a la boquilla de la tetera. Era un cuadro inusual, ya que la joven dama iba vestida como tal, pero un pequeña espada en su cintura desentonaba.
-¡Kai!- grito Ariel enfadada -¿Por qué te demoraste tanto? llevo una hora esperándote, ya hice mis cosas y tienes que llevarme a caballo-
Kain sin saber qué responder, levanto sus manos como tratando de mantener las distancias. La pequeña parecía tan enfadada que le dio la impresión que lo golpearía -Lo siento- dijo en un apuro -tenía cosas que hacer, no te enojes ¿bien?-. Ariel asintió magnanima, como si aceptara su excusa. Kain por otro lado, sentía un poco de culpa, tomó a Ariel en sus brazos y dijo -tengo cosas que hacer con padre y madre, ¿vienes conmigo?-
-Sí, llévame, pero después me llevas en Raziel- a ella le encantaba andar a caballo y mas si su hermano estaba con ella. El caballo era bueno, pero estar con su hermano y que la cuidara era mucho mejor.
-Te encanta ese caballo ¿no?-
-Es súper grande y bonito, él también me quiere-
-Así parece, ese tipo es muy orgulloso y no deja que nadie lo monte, pero a ti te trata mejor que a mi-
-o-
Kain junto con Ariel, llegaron a la gran puerta que era la entrada de la oficina de su padre. Aquí entraban unas pocas personas y siempre había guardias a menos que el rey mismo les solicitara que se fueran. Hoy era uno de esos días. Así que como nadie los estaba mirando, Kain y Ariel hicieron de lo siempre.
-Ayúdame a tocar la puerta como lo practicamos ¿bien?-.
-Bien- respondió Ariel. No sabía por qué, pero le gustaba bromear con su hermano y cuando hablaban al mismo tiempo le parecía chistoso. Kain estiro su brazo y Ariel siguió su ejemplo mientras se mordía la lengua. Golpearon al mismo tiempo y desde al otro lado de la puerta dijeron "adelante".
Kain y Ariel se miraron y dijeron en un susurro -Un, dos, tres-
-Permiso- dijeron ambos mientras se reían por haber contestado al mismo tiempo. Kain no le encontraba lógica, pero mientras Ariel fuera feliz no le importaba colocarse de cabeza y caminar todo el día.
Magdalena que vio a sus hijos jugando, se rio y preguntó -¿Qué andan haciendo bribones?-
Kain/Ariel -nada, madre-
Prodigio viendo cómo actuaban sus hijos no puedo evitar reírse.
-o-
-Pensé que llegarías más temprano- pregunto Prodigio. Hoy era una reunión importante y él estaba un poco preocupado. Después de todo él mismo llego hace solo una hora. La medicina funciono en gran manera y le permitió a la pareja real tener una intenso reencuentro.
-Me demoré pensando en que ustedes también se demorarían- respondió Kain
Magdalena se sonrojó y Prodigio se rascó la cara con vergüenza. Por otro lado, Ariel tomaba el té y comía galletas, pero no entendía lo que los adultos querían decir.
-Está bien padre, madre- dijo Kain -No hay nada malo en sentirse seguro y feliz con la persona que amas. Cambiando de tema, vine a ver la información que tienen y que es lo que me quieren decir-
Prodigio se puso serio y lo miro a los ojos -ven y siéntate, tenemos que hablar- y lo invito a un conjunto de una mesa redonda y cuatro sillas. Ariel y Kain fueron los primeros en tomar asiente. Prodigio fue, pero antes de sentarse, dijo -Ariel, vamos a hablar algo súper importante, no hagas ruido ¿bien?-
-Bien, papá-
Magdalena se sentó junto a Prodigio y los dos se concentraron en Kain
-¿Cómo andan las cosas con mis nueras?- pregunto Prodigio
-Bien, todas están mentalizadas en lo que quieren hacer y a donde quieren avanzar- respondió Kain
-Sabiendo esto entonces iré directo al grano ¿quieres ser rey?-
-No-
Kain, él vástago del equilibrio, un noble de larga trayectoria. Abandono su familia y su apellido tratando de huir de su destino y fue apuñalado hasta la muerte. Por supuesto, no fue por que fuera un noble y quisieran su dinero. Esos humanos eran marionetas de sus posteriores enemigos. Pero dejando eso de lado, Kain nunca quiso tomar la responsabilidades que conllevaba ser el guardián del equilibrio. Ahora le pedían que se hiciera cargo de un pequeño reino, mucho menos lo haría.
Prodigio y Magdalena suspiraron. Conocían la situación, pero aún mantenían la esperanza.
-No soy adecuado para ser rey- continuo Kain -pero creo que está pequeña aquí sí lo es, tiene un gran potencial- Kain le acarició la cabeza de Ariel, que dentro de todo no entendía lo que estaban hablando.
-Ella es mujer, Kain- respondió Prodigio. Los dogmas existen y tienen sus fundamentos. Incluso si son en base a la estupidez humana. Por otro lado, el rey Prodigio ya tiene algunos problemas con la corte real. Digamos que no les cae en gracia que la reina se meta en los asuntos del reino. Así que no quiere ni pensar en lo que pasaría si su hija se vuelve la reina.
-Eso no importa, ella tendrá la capacidad para ser una buena reina-
-La gente se opondrá-
-Entonces todos ellos irán a un viaje de no retorno- Kain no se iba por las ramas. Si alguien de poner sus manos sobre su familia. Él no se detendría hasta matarlos a todos.
-Realmente no eres adecuado para ser rey- exclamo el monarca en resignación. Su hijo era inteligente, intrépido y fuerte, pero su paciencia con los nobles era limitada, muy limitada. Si algún día los nobles se le oponen, lo mas probable es que desaparezcan del reino.
-Dejemos esta charla que no tiene un final feliz, ahora hablemos del presente y mi viaje a las costas-
-Kai ¿adonde vas? ¿puedo ir?- pregunto Ariel. Ella adora su hermano y si tuviera que elegir entre las cosas que le gustan y él. Lo preferiría a él. Solo su madre podría hacerla titubear.
-No puedes- respondió Kain con una voz suave. Le acaricio la cabecita y continuo -tienes que estudiar y practicar con la espada igual que yo lo hice cuando era joven. Si lo haces bien, te enseñaré un estilo especial de espada, especialmente hecho para ti ¿bien?-
Ariel derramo algunas lagrimas -seré buena niña- dijo -pero Kai tiene que venir a verme- y abrazó a su hermano llorando sin consuelo. Después de que se canso de llorar, se durmió y continuaron la conversación.
-Dime padre ¿Qué información tienes para mí?-
El rey Prodigio miro a Magdalena y ella le paso una carpeta. En ella habían varios papeles y anotaciones. -Primero- dijo con voz solemne -hace un año un grupo de traficantes y esclavistas se instalaron en el puerto. Ahora son los dueños de la zona, no dejan vivir a la gente y han empezado con la venta de drogas y esclavos. Debes tener mucho cuidado. Segundo, el desarrollo del puerto no es bueno. Como muchos nobles saben que te harías cargo del puerto, nadie quería desafiarte y tratar de obtener la tierra, mucho menos invertir en ella-
-¿Tanto miedo me tienen?- exclamo Kain con una sonrisa de satisfacción.
-¡No es algo para enorgullecerse!- dijo Magdalena. Cada vez que iba a reuniones de la alta sociedad escuchaba varias cosas. Dentro de ellas, algunos temas relacionados con Kain. Todo el mundo le temía y ningún noble quería acercar a sus hijos. Mucho menos promocionarlos como posibles retenedores.
-No, pero sirve mucho más que el respeto, el miedo perdura, pero el respeto se pierde de inmediato-
Magdalena puso una cara triste -realmente no eres adecuado para ser rey- dijo. Solo se pudo culpar así misma por este resultado. Durante un buen tiempo se pregunto ¿en que había fallado?.
-Continúa padre- dijo Kain
-Hay reportes que dicen que hay un demonio en las costas. De vez en cuando ataca a los barcos-
-No te preocupes padre, vencí uno cuando apenas había llegado a los 11, ahora que tengo 14 será muchísimo más fácil derrotarlo-
-No te confíes. Tengo una petición, aunque no quieras ser rey-
-¿Cuál es?-
-Si me llegara a pasar algo, no dejes que Ariel sea reina hasta que sea lo suficiente capaz. Eso quiere decir que te sentaras en el trono hasta que ella pueda suceder ¿bien?-
-Jamás expondría a Ariel a esas basuras, ni siquiera tenias que preguntarlo-
-Bien, con eso estoy más tranquilo-
-Me voy en un mes, cuídate y tú también madre-
-Gracias hijo, cuídate y cuida de mis nueras- respondió Magdalena. Sentía pena y un poco de aflicción. Lucy creció muy cercana a ella y le ayudaba mucho, opinaba que es una buena niña.
-Sí madre, no te preocupes, ahora llevaré a esta pequeña a dormir-.
Mientras Kain dijo esas palabras, Ariel abrió los ojos y dijo -Kai dijiste que me llevarías en el caballito- se refregó los ojos todo lo posible para poder despertar y cobrar su promesa.
-Bien, no te preocupes, te llevaré. Madre, Padre, llevaré a esta pequeña a jugar-
-Cuida a tu hermana- dijo Magdalena con algunas aprensiones. A ella no le gustaba para nada la afición poco femenina que tenía su hija por las espadas y los caballos. No obstante, no la detuvo pensando que era algo momentáneo. Rogaba a los dioses para que su hija no se volviera como Elen.
-No te preocupes mamá, ella es mi tesoro, nunca dejaría que nada le pase. Padre, madre, una cosa más antes de irme. Una semana después de que yo me vaya, no salgas a pasear, ninguno de los tres, no será agradable-
Magdalena suspiro y Prodigio preguntó -¿Qué va a pasar Kain?-
-No soy tonto padre, se quien te preocupa y quien está tramando algo. Por eso te preocupa Ariel. Como tú no haces nada yo haré algo al respecto-
-¿Estas seguro de lo que estás haciendo?-
-Padre, cuando eres amable con tus enemigos, estás siendo cruel contigo mismo-
-o-
Décimo cuarto año del establecimiento del sabio reino de Lemuria, capital de Hyperion, mes de abril.
Una sombra con forma humana, esta parada afuera de un finca. Esta finca pertenece a un alto noble y está noche se celebra una reunión de canonización para el futuro rey de Lemuria. Al menos así lo ven las cinco casas nobles que lo respaldan. No quieren al rey mercenario. Según ellos, él ya cumplió su cometido y es hora de poner a un verdadero rey.
-¿Quién esta ahí?- pregunto un guardia que vigilaba la entrada.
-No necesitas saber, pronto morirás- y la sombra se abalanzo él y su compañero. Sus cuerpos cayeron al suelo y sus cabezas rodaron por el piso. Sus ojos miraban el infinito llenos de confusión. Ellos no sabían nada, solo hacían su trabajo y su único pecado fue elegir al maestro incorrecto.
La sombra camino y valiéndose de la eterna oscuridad de la noche. Camino por los patios matando a todo guardia que encontraba. Después de limpiar la zona, camino hacia la puerta como cualquier visitante lo haría y toco la puerta de forma casual. Un mayordomo en sus cuarenta abrió la puerta y fue apuñalado. Solo vio dos cosas antes de morir, una espesa niebla oscura y una espada de la misma materia.
-Vaya- dijo la sombra -ni siquiera hay doncellas que me vengan a recibir. Parece que están muy ocupados cantando victoria antes de tiempo- entonces la sombra levanto su mano y la oscuridad que lo envolvía se disipo. Era Kain y había venido por los traidores y saqueadores.
Kain invocando la segadora de almas, la imbuyo en oscuridad y la ondeo en el aire. De la espada emergió una cosa molesta. Una especie de espectro que en su vida anterior solo deambulaba por ruinas y lugares malditos. Este espectro en este estado, solo tiene un ojo como símbolo de su fuerza. No obstante, incluso en su primer nivel, es mas que suficiente. Sobre todo por que es un espectro de oscuridad, casi invencible a los golpes físicos y con un enorme apetito. Su alimento favorito son las cosas malévolas.
Kain siguió ondeando la segadora de almas e invoco a más espectros. Toda la recepción de la mansión se lleno de ellos.
-Aguarden mi señal- dijo Kain -si ven a alguien salir de la casa pueden comerlo-. No obstante, las sombras no respondieron, pero con la segadora de almas podía invocar a estas cosas y hacer que le obedecieran. Los espectros tranquilos empezaron a deambular por toda la recepción. Parecían pequeñas nubes redondas con un ojo brillante en su centro.
Una vez que Kain preparo a su ejercito, se paseo por toda la mansión. Salvo por algunos mercenarios, no había nadie más. Uno de los mercenarios rogó por su vida y le ofreció información a cambio de dejarlo huir. ¡Los enemigos estaban en el sótano!.
-Corre- dijo Kain -sal por la puerta, no te perseguiré-
El guardia no se molesto en esperar más ordenes. Corrió por el pasillo del segundo piso, casi se tropezó, choco contra un jarro, pero no le importo. Siguió corriendo, bajo por las escaleras y llego a la recepción de la mansión. Todo estaba lleno nubes negras que deambulaban en completa calma. Se movía navegando de derecha a izquierda. No obstante, las nubes lo notaron y cambiaron de forma. Eran como fantasmas oscuros sin piernas. Poseían dos enormes manos y un ojo en la parte superior, ahí donde debería haber estado su cabeza. Se abalanzaron sobre el mercenario y lo único que se escucho fueron los gritos de agonía.
Kain con indiferencia camino por el pasillo y bajo por las escaleras, escalón por escalón. Al llegar al primer piso giro a la izquierda y camino a la ultima puerta que se veía en la recepción. Al abrirla no vio nada, solo oscuridad, adapto sus ojos y afirmándose de la pared bajo por las escaleras hasta llegar a la parte mas baja de la mansión.
Ahí habían muchos nobles con mascaras. Uno en especial iba sin la suya. Estaba sentado de manera soberbia sobre lo que podría parecer un trono. Cuando el noble vio a Kain, sonrió con malicia. Levanto sus manos para que los guardias no lo atacaran y dijo en un gran tono -mira la agradable visita que tenemos, GENTE, ¡GENTE!. Por favor todos. No sean irrespetuosos. Estamos en presencia del futuro rey de Lemuria. Démosle la reverencia que se merece- y todos los que miraban se rieron de buena gana.
-A que debo su cordial visita, mi príncipe- pregunto el hombre con una sonrisa arrogante
-Nada importante- respondió Kain con indiferencia -solo vengo a cortar algunas cabezas-
Entonces el hombre ya no se rio y ordenó con una voz fría como el hielo -mátenlo-
Los guardias que estaban apostados en las paredes desenvainaron sus espadas. Eran muchos y se contaban por lo menos veinte. No obstante, Kain en su crueldad, los corto sin siquiera darles la oportunidad de defenderse. La sangre se amontonaba en pequeños charcos y el putrefacto olor a entrañas llenaba el aire.
-Ahora podemos conversar- dijo Kain -agáchate, necesito un lugar en donde descansar mis pies. Ese trono que hiciste se ve cómodo- al ver que nadie podía detener a Kain, muchos nobles se acercaron a la salida. Por su parte, Kain seguía avanzando hasta el apestoso noble. Cuando estuvo a un metro de distancia, se escucharon los gritos de agonía y desesperación de todos los que habían salido. Se habían convertido en el alimento de los espectros. Kain sonrió y estiro su mano para alcanzar el cuello del engreído noble.
-Espera, tú no sabes quién soy y quién me respal…-dijo el noble, pero antes de que pudiera agregar más, Kain lo agarro del cuello dejándolo casi sin respiración.
-Eso no importa- dijo Kain, gesticulando una siniestra sonrisa -los muertos no importan, ni siquiera sé tu nombre y si lo digo con franqueza, no me importa. Mírate ahora, te sentías rey de Lemuria. Lo mas probables que querías colocar tus manos sobre el trono de mi padre y el cuerpo de mi madre. Todos los tontos como tu persiguen los mismos delirios- se acerco a su oído y le susurro a la oreja -y todos mueren en mis manos-
Entonces Kain tomo el cuerpo del noble y lo estrello contra el piso. Murió al instante y los que quedaban vivos, gritaron con horror. Kain les dio un mirada llena de agrado. Le recordaba los viejos tiempos, en donde todo el mundo temía al dios de la sangre. Se sentó en el trono, levanto su pie derecho y reventó la cabeza del noble. Al ver tal despliegue de crueldad, todos enmudecieron y no se quisieron mover, pero eso no los ayudaría.
Kain sentado en el trono murmuro -cómanselos- y en un suspiro aparecieron las sombras como una jauría hambrienta; ruegos, suplicas y llantos se escuchaban, pero nada los detenía. Las sombras destrozaban los cuerpos y en el proceso se comían sus almas.
-o-
Una vez que todo estuvo acabado, Kain reunió a todas las sombras. invoco la segadora de almas y esta vez la imbuyo en el elemento de luz. Ondeo la espada para generar un estallido de luz y de esa manera, todas las sombras se extinguieron. Después de eso, subió por las escaleras y llego a la recepción. Para su sorpresa, se salvo uno de los nobles. Era un joven muchacho en sus diecisiete, lo único que hacía era temblar en una esquina.
Kain se rio de manera macabra y una vez más se cubrió de oscuridad. Se acerco al joven y le hablo -muchacho, muchacho, shuuu, tranquilo ya paso-
El joven noble escucho las palabras suaves y miro para ver quien era, solo para encontrarse a un monstruo de oscuridad -por favor no me mates- dijo -no soy una mala persona, solo escuche a mi estúpido tío-
-No te preocupes, lo sé. Sé que eres una buena persona, de lo contrario esas cosas te hubieran comido. Ahora la pregunta es ¿Qué hago contigo?-
El muchacho no levanto la cabeza y le rogó -por favor déjame ir, esta vez le haré caso a mi padre-
-¿Quién es tu padre?-
-Por favor no le hagas nada, si quieres matarme, mátame. Pero no le hagas nada a mi padre, él es todo lo bueno que tengo en esta vida-
-¿Quién es? te prometo que no le haré nada- pregunto Kain en un susurro inquietante
-Se llama Patrick-
-Dile al general justiciero que ordene y juzgue a su familia. Si le dices mis palabras literalmente, él entenderá, después todo solo hay una persona que lo llama así ¿tu nombre muchacho?-
-Rafael. Señor ¿no me va a matar?-
-No, ve a tu casa Rafael, nos vemos-
Rafael vio a la sombra caminar hasta la puerta y desvanecerse, respiro de alivio y parándose de alguna manera, camino toda la noche hasta llegar a su casa.
-o-
Justina esperaba a Kain en medio de la carretera, dentro de su carruaje. La luna estaba oculta por las nubes. Una noche perfecta para sacar la basura. Tenía muchos pensamientos en su cabeza, pero fueron interrumpido por las palabras del cochero -él señor ha vuelto, señora-. Esas palabras tuvieron un poder mágico que la saco de sus pensamientos. Descendió del carruaje y vio a Kain caminando con calma en la oscuridad. Solo su cabello y ojos se podían distinguir. El resto era casi invisible en la oscuridad.
-¿Cómo te fue querido?- pregunto Justina
-Bien- respondió Kain -solo un poco molesto por la suciedad de mis botas-
-¿Quieres que las limpie por ti?-
-Déjalo, no quiero que toques algo tan desagradable. Ven, subamos al carruaje- y sacándose ambas botas las prendió con fuego elemental hasta convertirlas en ceniza. Después de eso, se subieron al carruaje.
Una vez los dos arriba, Justina le dio la señal al cochero para que se moviera. Primero fue un leve empujón y después el vaivén del movimiento. Los cascos de los caballos empezaron a sonar y empezar a ganar ritmo y velocidad.
Kain pregunto -¿Estaremos muy lejos de ellas?-
-Bastante- respondió Justina -pero no te preocupes, les dije que nos esperaran. No quiero que vayan a un lugar tan peligroso. Los rumores de la ciudad portuaria son cada día peores-
-Entonces, apurémonos en limpiar las otras fincas-
-o-
Una semana después de la partida del príncipe desaparecieron cinco casas nobles, completas, sin dejar ningún rastro. Todas se habían juntado para derrocar al rey, pero antes de que pudieran hacer algo, fueron devorados. Un vagabundo habló de lo que vio: Según él, vio nubes negras con un ojo y dos brazos. Entraron en la finca y nada quedó vivo, excepto los inocentes y justos que dieron testimonio del terror que existe en Lemuria.
Y la misma operación se repitió con la otras cuatro fincas.
Al finalizar este espectáculo de terror, se esparció el rumor de que tenían pactos con demonios. Ahora habían venido a cobrar el precio de su riqueza.