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—Tu no puedes estar hablando en serio, Kaori— sentí un pequeño desbalance y tuve que llevar mi mano a la cabeza, un dolor en el pecho y un escalofrío me invadió—. Esto es horrible, Kaori. Si es una broma, es de muy mal gusto. Dime qué es una broma— la agarré por ambos hombros.

—No, mamá, no es una broma.

—Tu no conoces a tu padre, si él se entera de esto, Dios mío. Tienes que abortarlo, Kaori.

—Jamás abortaría a mi bebé, ¿Qué es lo qué te pasa, mamá?— me empujó.

—Lin, ¡Baja del maldito cuarto ahora!— grité con todas mis fuerzas. Kanji trató de salir para dejarnos el espacio, pero no quería que se fuera—. No te vayas, Kanji.

—Esta bien— se quedó parado al lado de la puerta.

Lin bajó a la sala y no pude contener mi rabia, le di una bofetada y comencé a golpearlo en el pecho, pero me agarró ambas manos, para evitar que lo siguiera haciendo.

—¿Qué fue lo que hiciste?— le reclamé.

—¿Qué hice, mamá?

—Él aún no lo sabe, mamá. No quería que lo supieras así, Lin— añadió Kaori.

—¿Qué pasa, Kaori? — preguntó Lin.

—¿Cómo fuiste un maldito descuidado? Tienes sexo con mi hija, y para el colmo no te proteges. ¿No piensas? ¿Dónde está tu maldita inteligencia? No usaste la cabeza solo la que está entre tus piernas. ¿Cómo pudiste, Lin? Ahora tu hermana está embarazada.

—Kaori, ¿Por qué no me habías dicho nada?— Lin caminó hacia Kaori y le agarró la mano.

—Lo siento, no quería empeorar las cosas— Kaori estaba en llanto.

—¿Y pueden estar peor? ¿Sabes lo que pasará si Akira se entera de esto? Si ve a su hija con una barriga a temprana edad, y resulta que el padre es su propio hermano. Nos matarán a todos y lo peor es que tendrá razón para hacerlo— estaba fuera de control, estaba mala de los nervios. La idea de imaginar a ese demonio enterarse de esta noticia, y que fue frente a mis ojos, la piel se me eriza—. Te sacarás ese bebé de ahí. Yo no quiero que los maten, y esto hará que tu padre pierda el control si se entera. ¡Tienes que abortarlo, Kaori!

—¡No, mamá! ¡Yo no voy a permitir eso! — respondió Lin—. Yo me haré cargo de mi responsabilidad.

—¿Acaso tú no conoces a Akira?

—Es mi bebé y no voy abortarlo, mamá— dijo Kaori.

—Haz acabado con su vida, Lin. Acabas de destruir la vida de tu hermana, y con ella la tuya.

—Perdóname, pero no puedo permitir que aborte a mi bebé, mamá.

—Esto es horrible. ¿Por qué tiene que estar pasando esto?

—Perdóname, mamá.

—¡Cállate, Lin! ¡No digas nada más! Tenemos que buscar una forma para solucionar esto ya.

Kanji no sabía dónde meter la cara, él no sabía sobre esto, y ahora que lo sabe no quiero imaginar lo que piensa.

—No quiero estar presente en este mundo cuando está noticia llegue a los oídos de Akira. Sabes lo qué va a pasar, ¿cierto? Nos va a matar a todos, en especial a ti, Lin. Tenemos que sacar a mis hijos de aquí, Kanji.

—Cálmate, lisa — me pidió Kanji.

—¿Qué me calme? Esto es una maldición lo que cayó sobre mi familia. Tengo que sacarlos de aquí cuanto antes. No quiero que Akira vea a su hija embarazada o buscará la forma de encontrar a la persona que le puso una mano encima, y tan pronto dé con Lin, lo hará pedazos. No tendrá piedad de nadie. Él se lo advirtió muchas veces, y aún así, se atrevió a ponerle un dedo encima a mi hija. Ahora este es el precio que pagaremos todos. Yo no quiero estar respirando cuando Akira sepa esto, solo imaginarlo se me eriza la piel.

—Vamos a encontrar una forma de sacarlos del país, al menos mientras dure en embarazo, pero relájate. Entiendo tus razones de estar así, ahora más que nunca tenemos que cuidarnos de Akira— comentó Kanji.

—Para el colmo en un momento como este que estamos de enemigos. Dios mío, Kaori reconsidera la idea de abortar. Jamás he estado a favor del aborto, pero prefiero eso, a que les pase algo.

—Te dijo que no, mamá. No le dañes la mente a Kaori de esa forma. Yo la protegeré, no dejaré que mi hermano le haga daño ni al bebé, ni mucho menos a ella.

—Tu eres un niño aún. No puedes proteger a nadie, y menos contra la furia de un demonio como Akira. Si por cualquier cosa se molesta, con esto el mundo va a arder.

—Tu problema es que le tienes mucho miedo a Akira.

—Tengo mis razones. Yo más que nadie conozco a tu hermano, y sé de lo que es capaz. Te sorprendería la clase de hombre que es. Tu no conoces nada sobre él y es mejor así, por eso consideren la idea.

—Ya lo decidí, y te guste o no, no voy abortar — respondió Kaori.

—Yo no puedo más con esto.

—Lisa, vamos a otra parte hablar. Vamos a resolver ests situación — Kanji se acercó y me agarró la mano, para que fuéramos a otra parte de la casa.

—Prepárale un té a la señorita, por favor— le ordenó Kanji a la empleada.

—Sí, señor.

—Mi Diosa, sabes lo mucho que me importas y entiendo tus razones para pedirle eso, pero es una decisión que tiene que tomar ella.

—¡Esta mal! ¡Es una niña! Si ellos conocieran en realidad a su padre, no pensarían dos veces en la idea.

—No van a entender. Son unos niños ignorantes todavía, que no se han enfrentado a la realidad, pero el día que les toque, que yo espero no suceda, podrán entenderte.

—Ayúdame, por favor; ayúdame a sacarlos de aquí, te lo ruego— me sujeté de su camisa rogándole.

Sentía mucho miedo. Todo mi cuerpo estaba temblando, solo podía ver a Akira en mi mente. Si no hacemos algo ahora, nos matará a todos.

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