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19

Akira

—El trabajo está listo. Solamente encontramos una señora y la tenemos aislada, Sr. Akira.

—Llévame con ella.

—Si, señor.

Al llegar al área, me encontré con la madre de mi papá.

—Oh, creo que hoy la suerte está a mi favor. No puedo creer que aún estés viva, vieja.

—¿Shuji?

—¿Tanto me parezco?

—¿Quién eres?

—¿Tienes problemas con la memoria, abuela?

—¿Quiénes son ustedes?

—Soy el bastardo, ¿No me recuerdas? El mismo que hace 20 años maltrataste, anciana. El hijo no deseado del que abusaste varias veces. No pensé encontrarte aquí. Pensé que tendría la sorpresa de conocer a mi madrastra y a mis hermanos, pero veo que no se encuentran.

—¿Akira?

—Ese mismo. No tienes tan mala memoria como pensé. Cuanto tiempo sin vernos, ¿Cierto? A diferencia que esta vez todo está a mi favor.

—¿Cómo llegaste aquí?

—Eso no importa. Iré directo al asunto. ¿Dónde están los demás?

—No te pienso decir nada, estás perdiendo tu tiempo.

—Sabía que no iba a ser así de fácil. Todo indica que estaban viviendo contigo. Supongo que sí los espero puede ser que regresen a visitarte, ¿Cierto?— hizo silencio—. ¿Por qué pones esa cara?

—¿Qué quieres hacerles?

—Una reunión familiar, un asado o inclusive ir a la iglesia, cosas así. ¿No es eso lo que las familias hacen?

—Mientes— reí ante su comentario.

—Los años te han vuelto más pendeja que antes. ¿Extrañas a tu hijo?

—¿Así que fuiste tú quien me lo quitó?

—Si, ustedes dos me quitaron todo. Por tu culpa a mi madre le hicieron pasar los peores momentos de su vida. Te confabulaste con tu hijo para hacernos la vida de cuadritos. No obstante, luego de eso saliste igual de enferma que él. ¿Aún me consideras dulce? ¿No eran esas palabras que recitabas cada vez me tocabas? Eras igual de asquerosa como lo era ese viejo.

—Tu no te quedas atrás, eres igual a él.

—Soy peor.

—Tu madre fue una tonta. Ella pudo haber abortado y se hubiera podido evitar todo lo que le pasó. Ella solo quería amarrar a tu padre y lo consiguió.

—Siempre supe que veías a mi padre como hombre y no como hijo. ¿Por eso buscabas satisfacer tus deseos conmigo, anciana repugnante?

—¿Y qué con eso?

—No tengo tiempo que perder contigo, anciana. ¿No vas a decirme dónde están los demás?

—No.

—Bueno — saqué la cuchilla de mi pantalón.

—¿Piensas matarme? Matarme no va a devolverte a tu sucia madre.

—Ya habia escuchado eso anteriormente del viejo. Esto no me va a devolver a mi madre, pero estaré mentalmente satisfecho. Escuchar tus gritos de dolor y desesperación sin poder hacer nada será excitante. Eso sí sería muy dulce de escuchar— me acerqué.

—¿Te has visto en un espejo, Akira? Eres igual a tu padre. Esa seguridad que emites la sacaste de él. Te has convertido en su viva imagen. Me has devuelto lo que me hacía falta. Poder verte frente a mi, me hace sentir más viva que nunca.

—No por mucho, nos veremos en el infierno, perra — clavé el cuchillo en repetidas ocasiones en su abdomen y pecho.

Lisa

—Será mejor hablar con Akira cuando regrese. Tengo que enfrentarlo primero con lo de Lin, para luego decirle lo que sucedió con Kanji. No quiero preocupar a Lin y se ve muy afectado. Por mi descuido se vieron mezclados en este ajuste de cuentas. A una corta edad y tiene que presenciar esto, me hace sentir la peor madre del mundo.

—No digas eso, lisa. Tú no tenías forma de saberlo, además no sirve de nada lamentarse, ya ese asunto está cerrado. Será mejor hacer borrón y cuenta nueva.

—Quisiera encontrar una forma de que Akira deje de una vez y por todas el negocio, Mr. Jefferson.

—Ya he hecho de todo, pero no va a ceder hasta que termine con su familia.

—No sé lo que piensa, han pasado tantos años y aún sigue con ese odio por dentro. Esa familia no tiene la culpa de tener la sangre de su padre.

—Akira no va a entender eso. Para él todos son iguales. Me dolió mucho ver a Akira con ese odio y remordimiento por esa familia. Cuando pequeño dejó de sentir lo que un niño a esa edad debía sentir. Aún recuerdo esa promesa que me hizo. Juró vengarse de toda esa familia, y es increíble con el pasar el tiempo, no se ha olvidado de eso. Creí que al haberte conocido iba a cambiar las cosas, pero el odio a seguido aumentando y tengo miedo de perderlo por completo.

—¿A qué te refieres, Mr. Jefferson?

—Akira no es el mismo, lisa. Siento que algo lo está atormentado, ¿No te has dado cuenta? Su mirada no es la misma, ni siquiera su actitud. Antes era más cariñoso y un poco más abierto, últimamente ha estado más distante y se guarda las cosas para él solo. Me preocupa que pierda la cabeza un día, solo por una venganza tan absurda como esa.

—Es demasiado necio, es imposible hacer que entre en razón cuando se le mete algo en la cabeza.

—Lisa, ¿Te puedo hacer una pregunta personal?

—Por supuesto, ¿Qué sería?

—¿Cómo va tu relación con Akira?

—Como te dije, todo está bien.

—A ninguno de los dos los veo unidos como antes. Toda relación tiene sus problemas, lo mejor es hablarlo. No quiero meterme en su relación ni mucho menos, pero dado el caso con todo lo que está pasando, creo que será mejor que se tomen el tiempo y hablen. Discúlpame si soy un entrometido, pero quiero verlos como antes. Reconozco lo terco que es Akira, no está muy adaptado a una familia. A pesar de todos los años que han pasado, es algo a lo que le a costado trabajo acoplarse. Ambos son importantes para mi, por eso me preocupa la felicidad de los dos.

—Gracias por el consejo, Mr. Jefferson. Pondré de mi parte, solo espero que él también ponga de la suya.

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