webnovel

16

Akira no respondió ninguna de mis llamadas. No ha dado la cara y, no sé lo que pueda estar haciendo o tramando. Su silencio es una tortura. ¿Cómo puedo hacer para que Akira me permita sacar a mi mamá de ahí? Siempre ha sido alguien difícil para acercarme. Quisiera hacer tantas cosas, pero a la misma vez, termino en nada. Todos mis movimientos dependen de él. Su actitud me desconcierta. Cada vez lo siento más lejos de alcanzar. Tengo que buscar la forma de hacer que Kanji se acerque y confíe más en mi; con eso quizá pueda ganar algo de tiempo para poder pensar en un plan. Haber dejado a mi mamá sola y, en ese estado, me hace sentir la peor hija del mundo, ¿Cómo pudo ocultarme algo así?

—¿Quieres ir a comer? Quedaste conmigo en la semana para estudiar, no lo has olvidado ¿O si?—preguntó Kanji.

Tengo que buscar la manera de acercarme más a él. Tengo que sacarle toda la información que pueda, quizás esto me sirva para algo.

—No, no lo he olvídalo.

—Te espero al salir de clases entonces.

Al salir de clases, fuimos a comer a un restaurante.

—Gracias por traerme a este lugar, hace tiempo no venía a un lugar así.

—Si te gustó tanto, espero me permitas venir más a menudo contigo.

—Me encantaría, Kanji— lo miré coqueta.

Estoy dispuesta a lo que sea con tal de conseguir lo que quiero.

—Hoy estás un poco más alegre. ¿Alguna buena noticia?

—No, solo es que me divierto cuando estoy contigo—le respondí sin desviar la mirada.

—Yo tambien— sonrió, y desvió la mirada.

—¿Por qué no vamos a estudiar a mi casa?—le pregunté.

Necesito buscar la manera de que Akira vea mis resultados.

—¿Por qué no a la mía?

¿Qué excusa podría darle?

—Me siento más cómoda en mi casa.

—Está bien.

No sé lo que Akira quiere con él, pero la vez que fue a la casa no hicieron nada. Espero que esta vez sea igual.

—Bienvenidos— nos dijo la empleada.

—Gracias—dije rápidamente, interrumpiendo cualquier comentario innecesario de parte de ella—. ¿Puede prepararnos algo de tomar?

—Como ordene, señorita.

—No había tenido la oportunidad de mostrarte mi casa, Kanji.

—¿Vives sola?

—No, vivo con mis padres, pero siempre están viajando. Es muy poco el tiempo que vienen a quedarse en la casa.

—Es una casa muy grande. Debes de sentirte sola todo el tiempo.

—Ya estoy acostumbrada.

—Estudiemos aquí— coloqué los libros sobre la mesa.

                   Akira:

 

Me sonó el teléfono, y me di cuenta que era la empleada.

—Estoy llamando para informarle que la Srta. Lisa está reunida con el Sr. Carter en este momento.

—Muy bien— colgué la llamada.

                     Lisa:

—No entiendo nada— suspiró desanimado.

—Realmente eres muy malo— solté una carcajada.

—Eres muy cruel.

—No haces nada bien, ¿Cómo se supone que vas a pasar la clase? — reí.

—Soy muy malo en esta materia, pero en otros cosas soy realmente bueno— me dedicó una mirada pícara, y una mueca de burla.

—¿Cómo qué? — pregunté curiosa.

—¿Así que tienes intenciones de saber?— acercó su silla a la mía.

¿Así que de este lado es como único puedo lograr llegar a él? No creo que le moleste a Akira, pues él mismo me dijo que hiciera todo lo que estuviera en mis manos para acercarme. No es una idea que me agrade, pero tendré que tomar la delantera. Solo espero que valga la pena.

—Sí, quisiera saber qué sabes hacer bien — no terminé de decirlo, cuando Kanji me besó.

Un beso tan apasionado, como si hubiera tenido tiempo conteniéndose. Sus besos, comparados a los de Akira, son mucho más dulces. Aún en una situación así, ¿Cómo puedo estar pensando en ese maldito?

                    Akira:

—Llegó el momento de acabar con esto.

—Sr. Akira, ¿Está seguro de eso?

—¿Acaso estás dudando?

—No, Señor.

                       Lisa:

Su beso de tierno y suave, se volvió más caliente. Él tiró todo lo que estaba en la mesa, mientras continuaba besándome y, me levantó en sus brazos recostándome sobre la mesa. Se subió sobre mí y bajó a besar mi cuello. Esto se a salido de control, pero ¿Cómo detenerlo todo aquí? Akira necesita resultados, cueste lo que cueste. No sé porqué mi cuerpo no responde de la misma manera que responde cuando me besa Akira. ¿Será que el problema soy yo?

Sus manos tocaron mis senos lentamente por encima de la ropa, mientras que aún con ropa, podía sentir su erección entre mis piernas. Estaba muy excitado. Fue quitando uno a uno los botones de mi camisa, dejándome solo con el sostén visible. Besaba mis senos por encima del sostén, mientras me miraba.

Se escuchó cuando abrieron la puerta bruscamente y, vi cuatro guardaespaldas de Akira que se dirigieron a nosotros. Tomaron de los brazos a Kanji, mientras le iban amarrando las manos.

—¿Y esto qué significa, Kyomi?—preguntó confundido.

Ni yo misma creo tener la respuesta a su pregunta. Estaba muy nerviosa al ver el escenario que estaba presenciando. No tuve palabras para responderle a Kanji, cuando vi a Akira entrando por la puerta.

—Fuistes un dolor en el trasero, Carter.

—¿Y tú quién eres ?—preguntó Kanji.

—El asesino de tu padre— sonrío.

—¡Eres un cabrón! ¿Cómo te atreves a burlarte de mi padre?— forcejeó con los hombres de Akira, pero fue en vano.

—Eres igual a tu padre. Tienen la misma debilidad por las mujeres. Hubieras visto la cara tan entretenida que tenía tu viejo antes de morir— soltó una carcajada.

—¡Te voy a matar!—gritó molesto.

Akira se acercó a mí y me agarró por el pelo, acercándome frente a frente a Kanji.

—Esta mujer que tienes enfrente es la culpable de que tu viejo padre esté muerto, ella me lo sirvió en bandeja de plata para que yo pudiera acabar con él. Debes de ver tu cara en este momento, es muy entretenida.

—¡Suéltame, Akira!— le pedí.

—¿Es eso cierto, Kyomi?—preguntó Kanji, con lágrimas en sus ojos.

—Lo siento, realmente lo siento. Me iban a matar si no lo hacía—dije en lágrimas.

—¡Cállate! ¡Eres una zorra! Te juro que me las van a pagar —su mirada estaba llena de odio.

—Los muertos no pueden cumplir promesas, ¿Qué te hace pensar que vas a poder hacernos algo? Esta perrita que tienes enfrente es mía y, solo yo, decido lo que le va a suceder. ¿Cierto, corderito?

—Sí, Akira.

—Te enamoraste de la perrita equivocada, Carter. Solamente yo puedo tocarla de esta manera —me tocó los senos frente a él—. Nadie más puede tocarla.

—¡Detente, por favor!—me sentía avergonzada, humillada y, peor aún, llena de culpa.

—¡Llévensela!— ordenó Akira a sus hombres.

La mirada llena de odio de Kanji fue más desgarrante que cualquier otra cosa. Me dolía el alma al ver esa mirada en él. Akira fue muy lejos con esto. ¿Qué planea hacerle? Todo esto es mi culpa.

                     Akira:

—Tu y yo tenemos varios negocios que hacer antes de matarte —lo agarré por el pelo.

—No te diré nada, traídor.

—Entonces pagarás las consecuencias. Espero no te arrepientas luego—sonreí antes de salir de la habitación.

                      Lisa:

Akira salió de la casa, y se paró frente a mi.

—¿Qué cree que está haciendo? ¿Qué va a hacer con Kanji?—pregunté asustada.

—¿Quieres saber, corderito?—sonrío—. Vamos a otra parte. Tengo ganas de ti ahora—me agarró el brazo, y me hizo entrar al auto.

Todo el camino fue en silencio, pero no me atrevía a romper el silencio que había entre los dos. Él solo estaba concentrado en el camino.

Llegamos de vuelta, al mismo lugar que ese día me llevó, donde venía a ver las estrellas con su mamá. Quería preguntar muchas cosas, pero no sabía por dónde comenzar.

—Akira ¿Qué va a hacer con Kanji?— intenté hacer contacto visual con él.

—Matarlo. ¿Algo más?— respondió indiferente.

—¿Por qué hiciste todo esto? Me dijo que me acercara a él de cualquier manera posible y, ahora me sale con esto. Jamás me dijo sus motivos, aún ahora no me ha dicho nada.

—¿No es obvio? Ya cumpliste con todo el trabajo. ¿No estás feliz con eso? Ahora puedo liberarte como querías— acarició mi mejilla, y sonrió.

—Eso quería, pero no me siento bien ahora con esto. Le dijiste todas esas cosas crueles de su padre y de mí. Eso le dolió.

—¿Qué importa? Las personas inservibles en esta sociedad estorban.

—¿Eso qué significa? ¿Cuáles son tus razones para hacerle esto a Carter?— pregunté en lágrimas.

—Pienso quedarme con su negocio, pero no creo que entiendas nada, no es algo que una chica como tú deba entender.

—¿Solo por un negocio eres capaz de esto? Realmente es como dijo Kanji; la codicia puede hacer que las personas hagan cosas inimaginables.

—Kanji, Kanji, y Kanji. ¿Es lo único que puedes decir? ¿Será que te enamorastes de él? Bueno, estaban en pleno calentamiento cuando llegué. Parece que ya le estás tomando gusto al sexo, que a cualquiera le abres las piernas.

—¡Eres un desgraciado!— intenté darle una bofetada, la cuál él detuvo.

—¿Crees que un corderito como tú sería capaz de tocarme? ¿Acaso eres pendeja? — me apretó fuertemente la muñeca.

—Me tienes cansada con tus humillaciones y siempre diciendo cosas tan crueles. Eres de lo peor. ¡Te odio!

—Si tanto me odias entonces ¿Por qué simplemente no te mueres?—me empujó colgando de cabeza en las barandas, haciéndome ver el vacío.

—¡Ayúdame, por favor! ¡No me hagas esto!

—Creo que tu cabeza debe refrescarse un poco. Ya terminaste tu tarea, corderito. ¡Ya no te necesito!

¿Ya no me necesita? Los pensamientos de todo lo que me dijo Aomi ése día pasaron por mi mente en un mínimo instante.

«Cuando se canse de ti, te sacará del medio»

¿Por qué me hace esto? Si yo solo hice lo que él pidió. ¿Qué puedo ganar después de todo lo que pasé? Claro, porque de eso se trata... Ya no me necesita.

Chương tiếp theo