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¿Tienes planes?

Aurora esquivó la lanza del General McLean.

Al dar otro paso volvió a esquivar la siguiente lanza ilusoria y luego la otra tan solo para levantar su espada y desviar la punta de la verdadera lanza.

Los movimientos del General McLean eran como siempre rápidos y veloces y cada ataque tenía una alta experiencia, pero a diferencia de cuando entrenaba hace mucho tiempo, ella no sintió que su objetivo era alguien imposible.

Sus ojos podían captar los movimientos, su cuerpo se movía con mayor velocidad que la lanza y su espada podía moverse con versatilidad.

Aurora al ver la expresión seria del General McLean activó su aura roja y el color rojizo creció en la espada de entrenamiento y luego…

"…"

Ella vio como la espada se rompía a pedazos por la fuerza de su aura roja y toda la hoja se quebró por el golpe con la lanza. Aun así, el impacto fue lo suficiente como para que el General McLean retrocediera.

"Eso fue peligroso." Dijo el general con seriedad.

Su expresión seria, su cabello corto, estilo militar y su uniforme de militar hizo parecer sus palabras más serias de lo que eran.

"Lo es. Mis auras han estado inestables." Respondió Aurora mirando el mango de la espada con la hoja partida y viendo su aura roja, la guardó para buscar otra espada de entrenamiento.

Actualmente, estaba en el centro de entrenamiento de los militares de Zerzura en una sección privada y se tomó la oportunidad para entrenar con el General McLean.

Como no se atrevía a ir con sus maestros luego de lo sucedido con su sistema, decidió venir aquí y fue recibida con los brazos abiertos.

Sin embargo, se dio cuenta de varias fallas.

"No me parece que sean las auras." Dijo el General McLean en calma.

El hombre de piel oscura era viejo a pesar de que en este punto parecía solamente un hombre mayor. No tenía arrogas y su piel azabache era suave y tensa con algunas marcas que dejaban revelaban cierta experiencia.

Un antiguo Gran Señor de la Guerra y un rango SS bien reconocido en estas tierras y el hombre supo que su respuesta fue mentira.

Sus auras no estaban inestables, sino que sus emociones eran complicadas. Parte de su temor a la muerte, a perder a todos, influenciaba sus auras y las volvía más fuerte de lo ella deseaba usar.

"Supongo que no viniste aquí solamente a entrenar o traer a tu compañera." Dijo el General McLean y viendo que ella le sonreía, hizo una señal para que lo siguiera.

Aurora dio una media sonrisa y acompañó al general y ambos salieron del campo entrenamiento y salieron al campo militar en donde se desarrollaba una batalla.

"¡Vengan!"

El grito vino de Nicole que estaba en medio del campo luchando. La joven luchadora había perdido un diente, tenía un ojo hinchado y tenía un corte profundo en su mejilla y en partes de sus brazos y piernas y, aun así, seguía manteniendo el control de la situación.

Respiración controlada y tranquila, dejando en claro que no estaba cansada y también sus ojos miraban a sus oponentes esperando al primer ingenuo que se lanzara hacia ella mientras que había dominado todo el campo de entrenamiento con su aura, ferocidad y determinación.

Dominio que ahora mismo le permitió tener tiempo para recuperarse.

"Si la invitada lo desea, ustedes deben responder." Ordenó el General McLean con determinación.

Okello saltó en su forma de licántropo y atacó a Nicole y sus garras fueron recibidas con el brazo desnudo por parte de la feroz luchadora. Tal acto salvaje desencadenó otra batalla en donde la Capitana Sadiya y el antiguo compañero de Okello, Chayambaso atacaron.

Aurora incluso vio al antiguo líder de la Academia de Zerzura, Amadayo atacar sin dudar a Nicole y por más que la presionaran, ella se movió de manera única.

"Es talentosa." Murmuró el General McLean.

"Eso no es talento." Dijo Aurora y sonriendo al ver como Nicole usaba su cuerpo como arma, anunció. "Es genialidad."

Nicole no podía ser describía como 'talentosa', sino que como un genio. Tenía la ferocidad, determinación y coraje de un luchador y cuál sea el entrenamiento que había estado recibiendo con el Emperador Víctor, habían forjado a una luchadora lo suficiente hábil como para enfrentarse a varios oponentes al mismo tiempo y del mismo rango.

"No tengan miedo a salir heridos y vayan a por todas." Ordenó el General McLean al darse cuenta de que Nicole estaba queriendo entrenar salvajemente.

Luego él le hizo una señal para que la siguieran y Aurora entró por un pasillo y luego a una oficina privada.

Aurora miró las fotos del General McLean puestas en las paredes y vio en una de esas fotos a ella con su hermana y otros altos mandos de Zerzura.

Ella se quedó mirando las fotos durante un segundo y el general le dio tiempo para que reflexionara por su cuenta.

Algunas fotos eran de Zerzura en sus inicios antes de que él se uniera, pero la mayoría de las fotos eran de después. No eran fotos para mostrar los cambios que él trajo, sino que con las personas con las cual él se relacionó.

Ella no era alguien de sacar fotos y sus recuerdos eran sus memorias, pero incluso ella se ponía nostálgica al recordar toda Zerzura y por tal razón estaba dudando sobre el tema.

Había pasado días pensando en ella misma, no solamente en su miedo a morir, sino que a perder todo y entre todo aquello que había logrado se encontraba Zerzura y ahora…

"Estoy poniendo a la ciudad en peligro." Dijo Aurora y sintiendo como la presencia del General McLean se elevaba por la seriedad, ella se giró y miró al hombre. "No sé si lo ha escuchado, pero hay gente que me quiere muerta. Estamos hablando de individuos que pueden lograr que dos rangos SS quieran asesinarme. A influencias que están en contacto con sectas y que pueden usar a dioses."

La expresión del hombre se volvió aún más seria de lo normal y ella continuó.

"Creen que estoy en una carrera en el cual la meta es convertirse en un Dios. Supongo que piensan que soy una candidata a ganar esa carrera. Al final no importa la razón, me quieren muerta." Dijo Aurora y volviendo a miras las fotos de la ciudad, murmuró. "Y me preguntó cuanta falta para que aquellos que me quieren muerta vayan a por los que me importan."

Jezabel se lo dijo. Ellos no se detendrán.

En esta carrera hacia la divinidad los participantes no se detenían y todos querían ir hacia el final. Ella desconocía como uno se podía convertir en un Dios y si era sincera, no le importaba.

Ella no buscó ser fuerte para convertirse en algo tan irreal como una Diosa, sino que para proteger y ahora aquellos que iban a por su vida podían ir a por lo que le importaba y Zerzura era una de las cosas que le importaban.

¿Cuántas personas forjaron la paz en la ciudad? ¿Cuántas murieron para protegerla? Y ahora ella podía ponerlo en peligro y la razón no solamente era que otros podían ir a por la ciudad, sino que ella no podía detenerse.

"No voy a morir y no voy a dejar que las cosas que me importan estén en peligro, aunque tenga que matar a todos lo que se pongan delante de mi objetivo." Dijo Aurora y sin ser capaz de controlarlo su aura salió de ella.

Sus emociones alimentaron su cuerpo y su concepto de espada, mientras que su aura de espadachín prácticamente tocaba el rango SS, pero sin dar el último paso.

Estuvo pensando mucho sobre la situación y entendía que no había vuelta atrás. Si los otros no pararían, ella tampoco tenía que parar y no lo haría, aunque significaba volver a ponerse en peligro.

Aun así…

"Pondré a la ciudad en peligro y en una situación compleja. Aunque desconozco cuáles serán mis acciones futuras, no quiero que mis problemas influyan en la ciudad." Dijo Aurora mirando a Adem McLean con seriedad.

Ella no podía prever las dificultades que sus acciones causarían a la ciudad. No solamente se trataba de temas políticos y lo que ella representaba a la ciudad como la Protectora de Zerzura, sino que de todo los demás.

¿Qué pasaría cuando encontrara a aquellos que intentaron asesinarla? La respuesta para ella era obvia. Había vivido en África durante muchos años y si una batalla sucedía, el resultado era vivir o morir y ella quería seguir viviendo.

También al desconocer quienes eran las mentes maestras, cualquiera de sus acciones podía repercutir en la ciudad a nivel político e internacional, así como también a un nivel más profundo como lo era lo militar.

"Es por eso que viniste a mi primero." Murmuró el General McLean asintiendo en entendimiento.

Ella había evitado hablar con James, la Cardenal Brousseau y su hermana y si bien era porque necesitaba tiempo para reflexionar sobre sus decisiones, también lo fue porque al primero con el cual quería hablar era el General McLean, quien era la persona más fuerte de Zerzura y que enfrentaría las consecuencias si ella se metía con individuos peligrosos.

El General McLean no se sorprendió al escucharla y luego de asentir, miró las fotos en calma.

"Te lo dije hace mucho tiempo. Me convertiré en el Escudo de Zerzura y protegeré a la ciudad." Dijo el hombre y mirándola con solemnidad, agregó. "Y eres parte de la ciudad. Cualquiera que sea tu enemigo te ayudaré a enfrentarlo."

Aurora no pudo evitar dar una sonrisa.

La ayuda que él estaba dando no era simplemente palabras y el hombre se mostraba totalmente serio y estaba dispuesto a luchar con cualquiera que quisiera lastimarla… Y probablemente enfrentar cualquier repercusión o consecuencia.

"Deberías acercarte a hablarlos con nosotros. Turay ha estado preocupado por ti y los ánimos son difícil de mantenerse. La Cardenal Brousseau menciona temas de la iglesia y el daño que han causado a la secta, pero parece estar tan a ciegas como otros." Dijo el hombre.

Aurora comprendía en qué sentido estaba a ciegas.

El comunicado de la iglesia del tiempo y el espacio dado por el Sumo Pontífice fue revelador para aquellos que no sabían nada, pero la verdad era muy diferente.

No fue el Sumo Pontífice quien la ayudo, sino que fue el 'Tiempo' y el criminal no murió. Era imposible que muriera cuando un Primordial estaba presente.

En cuanto a los ataques que se realizaron posteriormente no fue algo planeado, quizás ellos tenían en mente algo, pero se fue más al extremo. Aurora todavía recordaba las palabras de su cuñada sobre eliminar a un insecto y si los rumores de que Ketzula dejó de responder a sus pocos y desesperados creyentes, entonces daba de que entender.

Aun así, nadie estaba informado de las verdaderas mentes maestras, incluso ella.

"¿Tienes planes?" Preguntó el hombre al verla silenciosa.

"No." Respondió ella y dando una media sonrisa al ver que el general la miraba con extrañeza, reveló. "Quise venir a hablar con usted antes de hablar con mi hermana."

La persona que estaba al tanto de todo era Alice… Ella indagó con Kairos sobre el tema de que era lo que sabía y él aceptó el hecho de que la Empresa Cosmos atacó la sede de la secta de Ketzula luego de haber dividido la tarea con su hermana.

Ambos se complotaron y si ella pensaba en la gatita que la vigilaba y estaba con ella, entonces estuvo claro que Amnestria era otro de los que estaban metidos en esa cooperación, solamente que ella había tomado un papel de guardaespaldas personal.

Era más, Aurora suponía que entre los que estaban trabajando juntos también se encontraba el líder del gremio los Caídos, su cuñada y hasta probablemente 'Él' estuviera involucrado.

"Cuando determines tus planes cuéntanos." Dijo el General McLean y sonriendo, añadió. "Incluso si no nos involucras, nos darás tiempo para prepararnos y así apoyarte desde detrás."

Él la conocía lo suficiente bien como para saber que ella no le gustaba involucrar a otros en sus asuntos, pero esta vez sus palabras eran ciertas. En este momento tenía demasiado que perder y prefería que alguien como el General McLean la apoyara.

"Lo hare." Respondió ella y señalando la entrada para volver a entrenar, el hombre asintió y antes de salir se detuvo de repente.

"¿Conoces a alguien llamada Érica Reynolds?" Preguntó de repente el hombre y cuando Aurora lo miró sorprendido, el general preguntó. "¿Es de confianza?"

"Es una de las pocas amigas íntimas que tengo y de las cuales confiaría mi vida." Respondió Aurora en un instante y frunciendo el ceño, cuestionó. "¿Por qué desea saberlo?"

Le parecía raro que él hablara de Érica, ya que ella nunca había sacado el tema con él, a diferencia de con Nicole, con quien estaban entrenando y con el cual iban a seguir entrenando.

"Okello me habló de ella y me ha contado que le agradan los lanceros." Dijo el General y sonriendo como un anciano, murmuró. "Quizás pueda sorprenderla."

El General McLean la dejó atrás y salió de la oficina soltando una suave risa de un hombre viejo y que era muy rara en él.

"Mientras más grande la sorpresa mejor." Comentó Aurora en calma al entender a qué se estaba refiriendo.

¿Okello habló del hechizo de Érica o hizo un pedido? Érica estaba por crear un soldado de hielo para su hechizo y necesitaba llenarlo y Aurora nunca había pensado en pedirle un favor al General McLean y no era que no lo hiciera por su amiga, sino que estaba ella.

¿Para qué le pediría al general que diera una réplica para un clon cuando a ella le faltaba el último paso para ascender?

Había estado esperando ascender y perfección sus habilidades para ofrecerse y si bien no era una lancera y a lo mejor su aura no podía ser manifestada en un clon, nadie negaría su destreza y habilidad con la espada.

Sin embargo, ella creía que su amiga estaría más feliz con un lancero… Después de todo, su plan inicial fue un lancero y no un espadachín.

Mi objetivo era acabar el volumen en unos capítulos más, pero se me alargará más de lo que había imaginado. El volumen terminará alrededor del capítulo 680. Prometo que valdrá la pena. En fin disfruten y recuerden unirse al discord.

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