Víctor caminó por el Palacio de Carondelet, que era la sede de gobierno de ecuador.
Los cuadros estaban en las paredes y a sus espaldas se escuchaban pasos silenciosos de personas siguiéndolo.
Tanto Perú como Bolivia estaban llevando su 'Referéndum' para decidir si unirse o no al Imperio de Sudamérica.
Una transición bastante tranquila si tuviera que admitirlo, más tranquila que lo que sucedió en Uruguay y Paraguay.
Las causas no solo era su influencia profundamente conectada en esas naciones o la guardia de las sombras que habían actuado como agentes ocultos, también estaba los desastres de la cordillera que causaron problemas.
Su apoyo durante ese momento, hizo ver a la gente que el imperio era amable y él como emperador cuidaba a los 'hermanos' sudamericanos.
Nadie sabía que fue él quien lo ocasionó y nadie nunca lo sabría.
Justo como nadie sabría algunas acciones que realizó en su pasado… Víctor mantuvo su sonrisa al caminar por este emblemático lugar.
Que ahora era suyo.
"Oh, la multitud parece estar muy contenta hoy día." Murmuró Víctor cuando llego a una ventana.
Los ciudadanos de Quito hoy estaban presentes en la 'Plaza de la Independencia' que estaba al frente de este palacio y estaban festejando este gran día.
El día que el Presidente de Ecuador conocido por ser literalmente un mafioso dejo el poder y llevo a que las autoridades que quedaban decidieran unirse al Imperio de Sudamérica… Eso era públicamente, la verdad era que esta 'entrega' era un regalo.
"El pueblo ha esperado su llegada el día de hoy." Dijo un hombre con una sonrisa.
"Su Majestad Víctor es una brillante luz en la oscuridad." Añadió una mujer coqueta, que trataba de alagarlo.
Víctor pudo ver que la esquina de los labios de Ersin que estaba a su lado, se deslizaron por un momento.
¿Una luz en la oscuridad? Le pareció bastante gracioso tales palabras.
"Aja… ¿Entonces han limpiado su mierda o tengo que masacrar mi paso para controlar la policía, el ejército y los diferentes poderes?" Preguntó Víctor con una voz indiferente.
El pueblo estaba festejando a fuera.
El festejo de que Ecuador que llevaba tanto tiempo en manos de un narcotraficante reconocido dejara el poder.
Como todo déspota, el antiguo presidente de Ecuador gobernaba con miedo y terror, buscando obtener ganancias de sus negocios, lo que significó que se legalizaron muchos asuntos que antes eran turbios.
Algunas drogas como la marihuana eran ligeras en este momento en donde las personas por naturaleza eran fortalecidas con la energía mágica, pero había drogas más potentes y aterradoras capaces de afectar a altos rangos.
Por otra parte, los poderes y las autoridades de diferentes partes estaban a la orden del anterior gobierno, que ese dúo estaba representando ahora.
"Todo… Está a su disposición Su Majestad Víctor." Respondió la mujer con cierto temblor en su voz y bajando la cabeza, anunció. "Solo quedan quienes no están unidos a nosotros y aquellos engranajes que sirven para que todo siguiera funcionando."
Brasil era un lugar corrompido y la corrupción iba desde el Presidente de Brasil que ya estaba siendo juzgado, hasta gobernadores o intendentes.
No obstante, Ecuador tenía todo un sistema ilegal sin apariencias ni fachadas que ocultaran sus crímenes.
Por supuesto, él lo sabía, debido a que la guardia de la sombra estaba metida en muchos asuntos del gobierno como dentro de la mafia.
No eran tan increíbles como Rashad, pero eran destacables por sí mismo.
"Bien. No quiero jugar con ustedes." Dijo Víctor de forma indiferente e ignorando como ambos respiraban aliviado, siguió caminando por el pasillo.
Eliminaría a esos mafiosos que se estaban ocultando, pero todo seria a su debido tiempo, y antes necesitaba terminar con su trabajo.
Su paso lo llevo a una gran sala en donde las autoridades restantes de este gobierno estaban presentes junto a algunas personas importantes.
Todos estaban aterrados por él, pero eran los suficientes avariciosos como para quedarse y tratar de negociar.
Aquellos inteligentes ya habían huido u ocultado profundamente como la mafia, dejando solo los idiotas que opusieron resistencia quedándose en sus casas, creyendo que estaban seguros.
Lamentablemente para todos aquellos que opusieran resistencia, serian tratados igual que los gobernadores de Brasil que deseaban convertirse en pequeños señores feudales.
Cada uno de ellos sería asesinado o derrotados y en las noticias se hablaría de como criminales que estaban cerca de ser terroristas de estado fueron abatidos en 'acción'.
"Algunos de ustedes han cometido decenas de crímenes y lo han tratado de ocultar. Algunos gremios han realizado asesinatos, las empresas han pedido los asesinatos y los gobernadores han llevado crímenes de corrupción." Dijo Víctor notando que algunos palidecían de inmediato y dando una sonrisa simple, añadió. "Seré honesto, muy pocos de ustedes se salvarán hoy."
Muy pocos de los individuos que estaba presente aquí estaba completamente limpios.
Vivir en un lugar como Ecuador que era un narco-estado significaba que las personas debían seguir las reglas que los superiores imponían, reglas que llevaban a cometer crímenes.
Algunos tenían la suficiente moral para no excederse, pero otros no le importaban la situación y llevaban toda clase de crímenes.
En este lugar estaban ambas clases de personas.
"Pero que hayan venido hoy sin querer ocultarse, huir o tratar de oponerse a mí, es bueno." Dijo Víctor y haciéndole una señal a Ersin que proyectara varias escenas, esa mujer obedeció y él añadió. "Si se hubieran resistido o tratado de huir, hubiera tenido que actuar y no me gustaría tener su sangre en mis manos."
En las proyecciones se mostraban batallas sangrientas, personas amordazadas, individuos llorando en sus casas al ser rodeadas y decenas de otras situaciones, pero todas tenían un parecido… Estaban atrapados.
Y era obvio que los detendría.
Desde el empresario más rico al gremio de aventurero con un par de rango S o al gobernador tirano, todos iban a ser detenidos y se convertirían en recursos.
El dinero de las cuentas de banco sería vaciado cuando los magos de magia mental les sacaran todos sus secretos a los empresarios, los aventureros de alto rango trabajarían para la guardia de las sombras y los gobernadores tiranos, serian juzgados públicamente para aumentar su popularidad.
Sus métodos tan excesivos como eran se realizaban en sumo secreto y al final, nadie trataría de hacer algo en su contra, incluso si se enteraban.
A diferencia del idiota de Malik que abiertamente declaró que iba a conquistar el mundo, él ya había dejado en claro que era lo que deseaba.
Sonriendo al ver esas personas que estaban atemorizadas, él observó sus expresiones.
"Pero han venido y eso será un punto que tendré en cuenta." Añadió Víctor y cuando vio a cada uno de ellos suspirar, precisó. "Pero seguirán teniendo problemas."
Los gobernantes de Perú y Bolivia habían decidido entregarse y si bien pidieron perdón, sus crímenes no eran tan profundos.
Ambos países eran corruptos y jugaban bastante sucio, pero al final seguían 'jugando' con las reglas, tanto democráticas como morales.
Queriendo mantener cierta imagen en esas naciones.
Muy diferente a las personas que actuaban en estas tierras, en donde la ilegalidad era la norma y el día a día.
No iba a negar que le parecía divertido ver como el miedo de estas personas se convertía en esperanza y la esperanza en desesperación, pero lo dejo estar cuando le hizo una señal a Ersin para que terminara las proyecciones.
Su gente se encargaría de los que estaban presentes y él solo se fue con su 'secretaria', dejando a los demás detrás.
"¿Qué hará ahora Su Majestad?" Preguntó Ersin con curiosidad.
En este punto ecuador estaba en su poder y se uniría al Imperio de Sudamérica.
Si bien llevaría tiempo para encargarse de que todo volviera a funcionar de forma normal, de cierta forma estaba en la etapa final de su conquista.
Y lo que necesitaba hacer ahora era bastante simple.
"Terminar lo que he comenzado."
******
"Ecuador desde este momento entra a formar parte del Imperio de Sudamérica, con los mismos beneficios que cualquiera de sus naciones hermanas." Dijo el remplazo del presidente de ecuador y con calma, anunció. "Esperemos obtener la prosperidad al lado de nuestros hermanos sudamericanos."
*Crack*
Antes de que el anuncio continuara el control remoto golpeó el televisor rompiendo la fina pantalla y cayendo al suelo.
"¡Hijo de puta!" Gruñó Félix Quiroga, el nuevo regente y gobernante de Colombia y Venezuela.
Estaba furioso a causa de la mafia ecuatoriana que prácticamente lo traicionó.
Había hecho un trato con ellos para dividir las tierras y que se apoyaran para enfrentarse a Víctor, hasta le había ayudado a extender sus influencias en las tierras bajo su control, pero esos bastardos lo traicionaron.
Entregando toda la nación y huyendo con las colas entre las patas.
"Los expertos dicen que hay una alta posibilidad de que el General Quiroga se rinda ante el Emperador Víctor o termine huyendo."
*Boom*
Escuchando esas palabras por los parlantes medio destruidos, Quiroga golpeó con su pierna el televisor, rompiendo la pared que estaba atrás.
Eran palabras de un noticiero que no reconocía, pero lo estaban viendo con demasiado desprecio.
Víctor Pellegrini, un rango SSS que apareció de repente, un antiguo jugador cuya historia no tenía nada destacable, latinoamericano, sin familia, conocidos o amigos.
Había desaparecido luego del Gran Cataclismo y no se lo había visto hasta ahora.
La posibilidad de que se ocultara, utilizando otro nombre era bastante alta y era normal, ya que seguramente no habría podido ascender de rango tan de repente.
También tenía riqueza, influencia y había estado preparado… Debía haber sido alguien reconocido al menos durante un tiempo.
¿Fue algún rango SS que murió en el pasado o su segunda identidad era uno que seguía vivo? La probabilidad de que utilizara durante años una segunda identidad era muy alta y eso lo convertía en alguien sumamente peligroso.
"Maldita sea." Gruñó Quiroga dejándose caer en un sofá.
Se encontraba en el cuartel militar de Colombia cerca de la frontera con Panamá en donde su ejército había estado estacionado desde que dejo en claro que había querido conquistar las tierras del norte.
Y no se había podido mover desde ese momento.
En Panamá estaban fuerzas de diversos países grandes y pequeños que estaban garantizando la soberanía de esa nación y quien era la primera fuerza era Estados Unidos.
Tal vez el Arcángel Miguel no estaba presente, pero ese rango SSS de los Estados Unidos era un maldito problema.
Ni hablar de los rangos SS de ese gigante, de México o de Canadá… O los incontables gremios de las otras naciones en Centroamérica.
Eran esos bastardos quien le impedían moverse al norte y como si fuera poco, cualquier intento de diplomacia para que alguna pequeña nación se uniera a su lado, era rápidamente cortado.
"Son unos bastardos traidores... Jodidos títeres." Murmuró tratando de calmar su respiración.
¿Por qué esas pequeñas naciones que vivieron bajo el yugo de esa nación al norte estaban a su lado ahora?
La historia para él, mostraba una clara influencia de ese país del norte en todas las pequeñas naciones de este continente.
Una influencia que llevo a años de terror, muerte y destrucción, permitiendo intervenciones militares y dejando que durante mucho tiempo algunas naciones sufrieran cruelmente bajo la tiranía de dictadores.
¿Y solo para qué? ¿Para su propio bienestar? ¿Sus creencias ideológicas? ¿O solo porque tenían la capacidad?
Para Quiroga era hora de crear una nación que representara verdaderamente a América.
Sin embargo, había demasiado idiotas que no entendían que la única forma era unirse para enfrentarse a esa potencia que actualmente estaba en decadencia.
Para mostrar una nueva unión por el bien de cada nación y no solo por la prosperidad de una o dos personas.
Similar a lo que estaba haciendo Víctor, quien era solo un conquistador fuerte, que buscaba sus propios beneficios.
Había que destacar lo preparado que estaba y el reclutamiento de personas capaces a su lado, pero por todo lo demás, solo parecía buscar la alabanza de la gente.
Peor que un mesías.
"Jodida mierda." Gruñendo de vuelta, Quiroga frunció ligeramente el ceño al sentir una presencia y entonces, pudo sentir un temblor desde el patio del cuartel.
Su expresión se hizo fría y Quiroga equipando su armadura de combate, se movió al pasillo y luego al balcón que daba al patio del cuartel.
Rodeado de los militares, estaba un hombre cuya apariencia no destacaba tanto, excepto por su físico entrenado, su expresión madura y su mirada profunda.
Cabello negro desordenado y una sonrisa entretenida en su rostro a pesar de que lentamente estaba siendo rodeado.
Este cuartel militar tenía toda su gente lista para la batalla en contra el norte y ahora decenas de rangos S estaban rodeando a ese hombre, que llevaba ropa casual.
Víctor Pellegrini estaba presente en su patio...
"Estaba aburrido de que todo esto continuara y quise terminar con todo, así que pensé en una manera simple de hacerlo." Dijo Víctor y con una gran sonrisa, anunció. "Uno contra uno, quien pierda se subordina al ganador."
Un duelo para que el perdedor se convierta en un subordinado del ganador, para Quiroga esas palabras no tenían sentido.
¿Cuál era su verdadera intención? ¿Qué era lo que buscaba?
"¿Vamos, no era ese el trato que teníamos?" Cuestionó Víctor como si fuera obvio.
¿Trato? ¿De qué estaba hablando? Quiroga no podía entender a lo que se refería, pero al notar la sonrisa de ese hombre se dio cuenta.
No importaba si él lo entendía o no, Víctor se movería de la forma que lo había planeado, tratando de llevar a cabo su plan.
Ese 'trato' del que hablaba y que nunca realizaron iba a ser llevado a cabo y en esta situación su respuesta no importaba.
Víctor iba a controlarlo de alguna manera o forzar alguna forma de control y por eso había venido directamente a él, queriendo cortar la cabeza para terminar con cualquier conflicto.
Un maldito lunático que tenía la fuerza para llevar a cabo tales acciones y peor aún, uno preparado.
"…"
Que algunos rangos S que lo habían servido durante un tiempo bajaran sus armas y le dieran una mirada, 'esperando' el combate y la finalización del trato, era la prueba que Víctor estaba preparado.
Solo esas miradas fueron suficiente para darse cuenta de que ellos no eran leales a él y que seguramente habían estado del lado de Víctor.
¿Desde cuándo? Había pensado que esa gente lo había seguido por su capacidad y carisma, pero tal vez… Solo lo siguieron por órdenes de otros.
Y ahora viendo que ese hombre tensaba sus músculos, Quiroga se dio cuenta de que no tenía escapatoria.
Víctor había sido más peligroso de lo que había pensado.