Una jovencita bajo de un auto con una mirada indiferente.
Llevando un vestido negro que resaltaba su joven figura y tacones altos, que le daban un toque de madurez, ella atrajo las miradas de aquellos que estaban en los alrededores.
Su figura, su actitud indiferente y su belleza daba una impresión de ser una mujer elegante y encantadora a la cual nadie podía acercarse.
"Aurora tienes que salir. Te ves bien." Dijo Alice mirando el auto que todavía estaba estacionado.
"No quiero. No me gusta el vestido." Murmuró Aurora desde el interior.
El auto fue enviado por James y tenía los vidrios polarizados impidiendo que nadie viera el interior a la vez que tenía un chofer privado, que claramente no se molestaría por quedarse estacionado toda la noche.
Lamentablemente ese era un problema para Alice.
"Vamos, tú me trajiste aquí y entre más rápido entremos, más rápido nos iremos." Señaló Alice y al escuchar unos quejidos del interior, agregó. "Como me trajiste aquí, tienes que estar conmigo."
Su tono era serio, pero entremezclado había algo de diversión en su voz que logró conseguir más gruñidos desde el interior
"Entiendo que deba acompañarte, pero porque me haces vestir esto." Declaró Aurora con un fruncir de ceño, saliendo del auto.
Estaba refunfuñando hasta el punto de que un poco más y hacia un puchero, pero tenía sentido.
Su hermana estaba llevando un vestido corto de color rojo que, junto a su cabello negro trenzado de forma elegante, conseguía que las personas suspiraran en admiración.
"A ti te quedan bien los vestidos, pero a mí no." Murmuró con cierta queja.
No era de esa forma.
Aurora parecía una flor que estaba floreciendo lentamente y con sus rasgos delicados era sin duda una belleza adolescente.
Solo un idiota no podría identificar el potencial de su hermana.
"Eso dices por qué no te ves a ti misma." Murmuró Alice y dando una sonrisa, declaró. "Te ves muy linda."
"Linda puede ser, pero no puedo compararme a lo hermosa que te ves con ese vestido." Interrumpió Aurora de inmediato y mirándola de arriba abajo con cierta sonrisa, anunció. "Has heredado la figura y el encanto de madre."
Tales palabras era un halago para mejorar su humor y Alice fue afectada un poco.
La verdad era que ella era adoptada, pero que le dijeran que heredo el encanto de su madre, le gusto bastante.
Después de todo, su madre era una belleza intelectual que a la vez era una madre muy cariñosa y amable con ellas.
Aun así, había algo que Aurora no veía.
"Tú tienes algo más que nosotras no podremos tener." Dijo Alice dando una señal para que entraran al edificio.
"Sigo dudándolo." Respondió Aurora con cierta media sonrisa.
No se estaba menospreciado, pero Aurora comparaba no solo su figura física con otros, sino que su gusto por los vestidos y no veía algo más.
Ahora mismo Alice lo estaba viendo.
Era esa sonrisa tan encantadora y llena de cierta calidez que daba y que muy posiblemente conseguiría que sus pretendientes quedaran aturdidos.
Era imposible de negar que ella era muy linda y sería una belleza, pero era la sonrisa el arma con la cual robaría corazones.
"Ya lo verás cuando tengas un novio." Declaró Alice sin poder ocultar cierto malestar en esas palabras.
Trató de suprimirlo, pero en el fondo sintió una sensación de soledad y esa sensación hizo que su humor cayera en picada.
"Deja de pensar en cosas raras. No deseo tener novio y pretendiente por mucho tiempo." Respondió Aurora y deteniéndose en la entrada del ascensor, anunció. "Y si llego a tener uno, eso no cambiara nada. Siempre serás mi hermana."
Había notado su malestar y lo había identificado de inmediato, y actuó para consolarla.
Alice al sentir la mirada seria de su hermana, no pudo evitar dar cierto suspiro y bajar la cabeza con decaimiento.
Estas fiestas siempre arruinaban de alguna manera su humor y la hacían pensar en asuntos que normalmente no pensaría y que no deseaba pensar.
"Entiendo." Murmuró dejando todos los temas exteriores de lado y centrándose en su hermana.
Aurora asintió y ambas entraron al ascensor para subir a los pisos de arriba.
Estaban en el edificio principal de la Empresa Apicius en Zerzura y en este lugar se realizaba la fiesta de fundación por parte de los altos mandos.
El ascensor que tomaron fue uno de los privados en vez del general y al lugar que llegaron fue a la oficina privada de James, en el penúltimo piso.
En ese lugar estaba un joven esperando.
"James ha tenido que ir a recibir los invitados. Me pidió que me disculpara por su parte y las guiara a la sala." Indicó un joven asiático con una mirada seria que llevaba algo de arrogancia natural.
Por la forma que vestía, estaba claro que no era un secretario común y por tal razón Aurora le dio una mirada preguntando quien era.
Alice que recibió esa mirada, le dio a su vez una mirada al joven desconociéndolo por completo.
"Trabajo para la sección de periodismo, soy Ye Liang." Intervino el joven sin ninguna molestia en su voz por no ser conocido.
"Oh. Eres quien se encargó de la Revista Primicia." Murmuró Alice recordando parte del informe que había escuchado de James y mirando al joven, declaró. "Buen trabajo, recordaré tu nombre."
La forma que respondió dio una sensación de superioridad demasiado evidente que provocó un tirón de Aurora para que no fuera tan poco comunicativa.
Sin embargo, el joven solo asintió ocultando casi por completo sus emociones.
Alice pudo notar aquellas emociones que Aurora no pudo, pero simplemente lo ignoró.
Ye Liang los guío a fuera de la oficina, dirigiéndolas a la sala en donde se escuchaba ruido.
"Encargarnos de la Revista Primicia fue un buen movimiento. Hemos contratado a sus trabajadores y queremos fusionarla con nuestra revista de comida internacional." Comunicó el joven de forma indiferente y dando una mirada al final del pasillo, detalló. "También sería bueno tener una revista que cubra otra clase de información relacionado con la empresa o la ciudad. Como esta fiesta de fundación."
Parecía estar hablando porque deseaba dar algo de conversación, pero Alice entendió que estaba dejando en evidencia otro hecho.
Estaba demostrando que con la caída de la Revista Primicia que prácticamente terminó en bancarrota, los puestos de trabajos de aquellos que estaban en esa empresa, no se perdieron sin más y pudieron ser recontratados por ellos.
A quien apuntaba ese dato, era a su hermana que suspiro aliviada y luego le dio una segunda mirada al joven, dándose cuenta de que apuntaba a ella.
Aurora misma no lo había captado y eso significaba que lo que ella llamaba 'sistema' posiblemente lo señaló.
Alice hizo como si no viera nada y continúo caminando hasta que llegaron a la sala principal.
Las enormes ventanas de vidrio que daban a toda la ciudad estaba a la vista y este lugar estaba lleno de personas de toda clase.
En una parte se vio a Makeba con un fruncir de ceño vestido de traje que claramente no le gustaba.
A su lado estaba lo que sin duda era un consejero tratando de señalarle sus defectos de etiqueta.
Makeba era quien lideraba los milicianos y era un alto mando, pero por su mirada de disgusto estaba claro que la 'política' no era lo suyo y en esta fiesta, eso era parte de lo que sucedía.
La Cardenal Najjar que estaba hablando con otros cardenales de otras iglesias y algunos jefes de organizaciones internacionales, era la mejor prueba de ello.
Esa mujer era increíble para interactuar con los diferentes individuos.
Que juntara los representantes de las iglesias y de las organizaciones internacionales demostró que ella buscaba una mayor participación y cooperación de ellos no en Zerzura, sino que en África.
Las organizaciones internacionales podrían ser útiles para traer donativos a aquellos que lo necesitaran y de esa forma le permitiría a la Iglesia del Tiempo y el Espacio aumentar la escala de su ayuda humanitaria.
En cuanto a las otras iglesias, era parecido debido a que cada iglesia tenía secciones humanitarias y benéficas para prestar ayuda.
Otro individuo que se estaba moviendo por toda la sala con una sonrisa en sus labios era James, quien junto a Jibrin Turay estaba yendo a por todo el lugar.
Turay llevaba un traje muy bien arreglado y daba cierta sensación de alguien muy importante, que sin duda antes no tenía.
Todavía quedaba rastros de la vida dura que había llevado y las marcas que dejaron en su atmósfera eran evidentes, pero tal atmósfera solo dejaba en claro que no era alguien simple.
Y aunque pareciera muy superficial la 'imagen' de la persona que iba a representar a toda la ciudad necesitaba ser perfeccionada hasta que generara respeto con su sola presencia.
Necesitaba demostrarle a todos aquellos que lo menospreciaban por venir desde abajo, que él era alguien que alcanzó su puesto con su propia fuerza.
Tal menosprecio era normal cuando en este lugar estaban algunos representantes de países y de empresas cuyas familias eran ricas y poderosas.
Alice junto a su hermana fueron a un lado en la sección de comida que estaba vacío.
Mientras ella comía, Aurora estaba mirando a esas personas que se esforzaban por seguir avanzando.
Observando a aquellos que comenzaron desde abajo no solo a nivel económico, sino que a nivel general y de cierta forma también emocional, tal como su hermana.
Quien creía que estaba en lo profundo de un abismo emocional.
¿Cuántas personas perdió Turay? Conocidos, amigos, familiares, ese hombre estuvo en un abismo más profundo que gran parte de los presentes, pero ahí estaba.
A pesar de su edad, el cansancio y su historial, seguía yendo para adelante queriendo apoyar a su gente que cada vez aumentaba en número.
Deseando ayudar a pesar de que era nada más que un humano normal, sin fuerza, dinero o cualquier otro respaldo que ellas tenían.
Era imposible que no afectara a Aurora que todavía seguía afligida por su pasado.
"Yo… No creo que pueda imitarlos." Murmuró Aurora con un tono que trataba de ocultar su dolor, miedo y tristeza por un pasado que la seguía devorando por dentro.
El recuerdo de aquellos con los cuales antes sonreía y que ahora no estaban, la destrozaba lentamente.
Alice no podía decir que la entendía por completo y fue porque el dolor que ella sentía, era por ver a su hermana en ese estado y no por la pérdida de otros.
A pesar de que estuvo en la sombra de su hermana cuando ella actuaba de heroína y conocía esas personas de forma indirecta, no pudo sentir esa emoción de perdida.
Sin embargo, eso no significaba que no pudiera ayudarla.
"No necesitas imitarlo. Solo debes dar tus pasos a tu manera." Señaló Alice y mirando a su hermana, declaró. "Yo estaré a tu lado no importa cuánto tiempo te demores."
¿Era obligatorio avanzar? No, no lo era, pero Alice había aprendido que era inevitable.
Solo necesitaba tomarse su tiempo para hacerlo a su manera y lo único que era necesario que supiera, era que ella iba a estar a su lado.
"Gracias…" Murmuró Aurora con una media sonrisa.
Por esa mirada notaba que su humor había decaído por mirar a los presentes.
"¿Qué tal si nos vamos? Ya técnicamente cumplimos nuestra promesa de venir." Dijo Alice y con una risa malvada, declaró. "Ve a pedir un taxi. Yo me encargaré de hablar con James."
Aurora dudó un momento, pero luego asintió con un largo suspiro algo perdida en sus pensamientos.
Viendo a su hermana dirigirse al lugar por donde habían venido, Alice caminó en dirección a James mientras recibía algunas miradas a su paso.
Gran parte de esas miradas no era por su figura, sino que algunas de ellas eran de reconocimiento simple como si fuera un saludo.
Quienes realizaban tales 'saludos', eran los demás accionistas que estaban en este lugar.
Sin embargo, Alice ignoró a la mayoría de ellos hasta que llegó a James que la había notado y se estaba acercando.
"Nos retiramos ahora." Avisó Alice y mirando a ese anciano que asentía, cuestionó. "¿Tienes alguna objeción?"
"Por supuesto que no. Aunque es una pena, ya que hay otros invitados importantes que eventualmente llegaran. Y uno de nuestros socios ha afirmado su deseo de hablar con usted. Según él desea saludar a su conocida." Dijo James sin perder esa sonrisa tan tranquila que tenía.
Alice ante esas palabras frunció el ceño con disgusto y en su mente identificó al individuo que se refería James, lo que hizo que su humor empeorara al recordarlo.
"No quiero encontrarme con idiotas. Encárgate por ti mismo." Respondió y tras pensarlo, anunció. "Y concédele lo que desee, al menos puede ser un idiota útil llegado el momento."
Sus palabras dejaron ver molestia y James dio un asentimiento mientras que otra persona se acercaba.
Debido a las miradas y su tono al ordenar, aquellos que estaban cerca y no conocían su identidad la miraron con curiosidad.
Solo un anciano se acercó entre toda la multitud.
"¿Ya se retira?" Preguntó Gaspard, uno de los accionistas de la Empresa Apicius y el mejor 'Maestro Culinario' y al verla asentir, propuso. "Es una pena, hice bastantes platos hoy. ¿Qué tal si se lo envió a su residencia?"
Al escuchar esa propuesta el humor de Alice que estaba decayendo cada vez más, se detuvo y mejoró un poco.
"Lo aceptaré." Respondió Alice dando un sentimiento agradable antes de retirarse.
Ese anciano dio una sonrisa y junto a James empezaron a dar algunas órdenes a los mozos, todo mientras Alice se dirigía al ascensor principal para bajar.
Resultaba imposible rechazar buena comida y más cuando venía de alguien tan capaz como Gaspard.
Lamentablemente Aurora se enojaría si le exigía a ese anciano que le prepara todas sus comidas y lo bueno era que su hermana, también era excelente cocinando.
Pensando en la comida, vio que el ascensor estaba subiendo y cuando estuvo por llegar se abrió y dos figuras salieron.
Una de ellas era un hombre vestido de traje formal y a su lado estaba un joven de ojos coloridos que lo primero que hizo fue mirar a su alrededor.
"…"
Alice pasó por su lado ignorándolo a pesar de que el joven trató de ser diplomático y la quiso saludar.
Tocando el botón para descender, su mirada indiferente no pudo ocultar su chasquido de lengua demasiado evidente.
Al descender completamente, su humor mejoró al ver a su hermana dándole una señal desde afuera que todo estaba listo.
Odiaba estas fiestas, porque siempre había demasiados idiotas en ella.
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En la terraza de un edificio dos individuos estaban mirando una mesa llena de comida.
"Si como eso, ¿me hará mal?" Preguntó el joven gorila atronador que miraba específicamente uno de los platos que era llamativo.
"¿Has comido núcleos ensangrentados de otras criaturas mágicas y temes a un pastel?" Dudó Alice al ver el pastel y mirando lo demás, declaró. "Solo come. Todo contienen energía mágica y para ti es más beneficioso que para nosotras."
Aurora que estaba mirando en silencio su charla, no pudo contener su expresión temblorosa.
Tras que enviaran los platos de comidas ellos se fueron a la terraza del edificio en donde residían y si bien ese lugar no estaba decorado, era agradable para comer algo al aire libre.
Ahora Alice estaba comiendo como si no hubiera fin y el joven gorila que había estado mirando televisión, se le unió.
"Entonces si como me volveré fuerte…" Murmuró el joven gorila como si tal realización fuera importante.
"¿No todos somos iguales?" Dudó Alice tras seguir comiendo varios platos de carne.
Debido a que los platos venían de la fiesta de fundación en donde se reunirían personas importantes y además fueron creados por un 'Maestro Culinario', eran platos con energía mágica.
Si fuera simple, ayudaría a revitalizar el cuerpo, pero la densidad de energía mágica que contenía no era nada que subestimar y eran capaces de ayudar a mejorar el cuerpo.
Los efectos eran múltiples y algunas veces llegaba a aumentar la resistencia de los órganos internos, pero en este caso ambos comensales eran afectados de otra manera.
Las bestias mágicas mejoraban su núcleo comiendo plantas con energía mágica para asimilarla y en caso de que no hubiera planta, los núcleos cumplían un papel parecido.
En cuanto a Alice, dejando de lado su glotonería y su amor por la comida, comer era en cierta forma parecido a 'devorar'.
Aurora no pudo evitar cubrirse su boca para que ninguno de los dos notara su sonrisa.
El joven gorila que Alice seguía llamando 'César' se tomó en serio su trabajó de comer y si bien al principio trató de usar los cubiertos diseñados para alguien de su tamaño, luego empezó a comer sin ninguna gracia o modales.
Lo bueno era que gran parte de la carne era posible agarrarse con la mano y si bien Alice era muy decorosa al comer, no significaba que fuera lenta.
Los cinco platos vacíos que antes estaban lleno de carne, era la prueba de su velocidad.
—Pronto lanzarán los fuegos artificiales.
Sintiendo el suave aire fresco, Aurora leyó el aviso de su sistema y miró la ciudad.
Desde la terraza podía ver la plaza principal en donde se podía escuchar el bullicio dando aviso que la fiesta continuaba.
Ahora estaba tocando un grupo de refugiados que al parecer eran músicos antes de que sus países cayeran.
Aurora había escuchado que estuvieron practicando durante un tiempo y al escuchar el suave ritmo, sintió algo de tranquilidad.
Entonces tras varias canciones y sonidos de comensales que no se detenían a su espalda, el lugar se volvió silencioso y una brillante luz se extendió a lo alto.
Brillante, dejando una estela maravillosa, tal luz explotó liberando muchos colores de toda clase y forma.
No hubo ruido, pero la luz brillante y los colores fueron maravillosos.
Los fuegos artificiales continuaron dando diferente formas y diseños causando que Aurora se perdiera en los colores por un momento.
Sintió por un instante que la ciudad estaba tomando forma, que las pequeñas motas de luz en este gran abismo estaban conformando algo más grande y ella al mismo tiempo, se sintió cansada.
Justo en el momento que el cansancio la estaba haciendo volver a pensar sobre su pasado, unas cadenas plateadas empezaron a levantarse desde toda la ciudad.
"¿Eso también son fuegos artificiales?" Preguntó el joven gorila con curiosidad.
La expresión de Aurora tembló al identificar esas cadenas plateadas que se estaban reuniendo en el cielo, pero no fue ella quien respondió.
"No. Eso es magia." Señaló Alice con una sonrisa.
Las cadenas no eran reales, pero estaban tan solidificadas que parecían reales y lo más impresionante era que el color plateado brillaba lo suficiente como para ser vistoso, pero no demasiado como para causar incomodidad.
Esas cadenas plateadas se reunieron en el cielo y conformaron un dragón oriental de color plateado.
Los detalles dejaron en claro que quien estaba controlando tal hechizo de magia de luz estaba en la cima de su profesión.
Desde las escamas, las garras o los bigotes todo era extremadamente realista.
"¡Wow!"
Y ese dragón no se quedó quieto, sino que como si fuera una bestia mágica real empezó a moverse por alrededor de la ciudad, girando y mostrándose a toda la ciudad.
Hasta que empezó a girar alrededor de la gran muralla de la ciudad a la vez que se elevaba formando un espiral.
A su paso dejaba una estela y la sensación que causó fue que toda la ciudad estaba protegida por ese dragón, entonces cuando el espiral se fue acercando y el dragón golpeó su propia cola, el dragón explotó.
No fue un suceso estruendoso, sino que dio la sensación de naturalidad y tal explosión dejó caer miles de pequeñas motas plateadas al suelo cubriendo toda la ciudad.
Aurora cuando una pequeña mota plateada cayó en su cuerpo sintió que era revitalizada de forma sutil.
"Es tan extravagante como siempre…" Murmuró Aurora sin poder contener su media sonrisa.
"Bueno, es madre." Respondió Alice encogiéndose de hombros.
Una pequeña risa resonó a los alrededores y al frente del edificio el espacio se retorció dejando a la vista dos individuos.
Una mujer encantadora que cada vez se veía más joven y un gigante que cada vez crecía más y más.
"Perdón por llegar tarde. Queríamos venir más temprano, pero tuvimos que ir a informar al Sumo Pontífice de las últimas negociaciones." Informó Agatha y con una sonrisa, dudó. "Pero hice una gran llegada, ¿no?"
"¡Si!"
Quien respondió no fue Aurora que estaba siendo palmeada por su padre que estaba por alcanzar los tres metros de alto o Alice que estaba a su lado, también recibiendo palmaditas.
Si no que fue el joven gorila quien miraba impresionado al 'Gigante de Acero' y a la 'Luz de Plata'.
Su madre descendió para abrazarla a ambas y su padre, dio una mirada al joven gorila.
"Él es César, ¿cierto?" Dudó Antón y mientras sus músculos se tensaban, miró a Alice y declaró. "Tengo una hija bastante perspicaz. ¿Quieres que lo entrene?"
Alice dio una sonrisa al ser alabada y al escuchar la pregunta, su sonrisa empezó a volverse algo divertida.
Estaba claro que esa glotona le había hablado de 'César' a su padre.
"Sí. Quiero que sea lo suficiente capaz como para que cuando me enfrente no llore." Respondió Alice sin ocultar su sonrisa.
El joven gorila dejó ver una expresión sin temor a mirar al gigante en frente de él y en cuanto a Antón, respondió con una sonrisa.
Todo mientras Aurora veía a su madre dar un ligero suspiro… Y ella también.