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Santuario.

El santuario se encontraba en la parte este de la Ciudad Zerzura y si bien su nombre daba bastante de que pensar, era un pequeño pueblo amurallado como cualquier otro.

Una muralla de varios metros de altos que resultaba ser la defensa básica en caso de peligro y drones de emergencia que podían ser controlados por el sistema de protección eran las dos principales seguridades.

Aurora caminó por las calles de ese pueblo.

Las casas fueron diseñadas con un estilo clásico de los otros pueblos y sus calles eran amplias.

A diferencia de otros pueblos, en las veredas había bastantes árboles dando una sensación de naturaleza.

Ahora mismo, tal lugar estaba llenó de goblins, funcionarios y sacerdotes preparando todo.

Registrando los cuatro mil quinientos sobrevivientes y gestionando sus hogares, como se dividirían y luego también se le estaba enseñando lo básico.

Adaptarse a la modernidad iba a ser el primer paso para asimilarse a este mundo.

Los goblins era una raza tribal y no tenía demasiados avances en su mundo, pero en este las cosas podían ser bastante fáciles.

Las tuberías de agua permitían tener agua en cada parte de la casa, la cocina posibilitaba calentar la comida y las heladeras permitirían mantener fresco las bebidas y conservar las comidas.

También había negocios dirigidos por sacerdotes.

Si bien la iglesia suministraba todos los bienes necesarios, las 'tiendas' eran solo una forma de enseñanza para que los goblins pudieran adaptarse a este mundo cuando se le permitiera salir.

No podían dejar salir a cualquiera debido a que en esta clase de situación mundial en donde había aparecido dos portales abismales, la situación era tensa.

Ver una criatura verde era posible que alterara algunas personas y más cuando tal individuo no se había adaptado a lo moderno y la sociedad humana.

Había mucho que enseñar.

Desde adaptarse a sus hogares, generar un sentido común para sobrevivir en la sociedad humana, comprender reglas de los diferentes lugares y enfatizar lo que está bien o mal hacer.

Entonces vendría la educación que generaría una enseñanza básica en toda la raza.

También estaban presente bastantes problemas.

Uno de ellos era el desprecio de la casta superior contra la casta media y en mayor cantidad a la casta inferior, que también se extendía de la casta media a la casta inferior.

Era cierto que el conflicto estaba presente en toda organización, pero en este caso ellos eran pocos y para colmo se encontraban en otro mundo aislado.

No era momento para las divisiones y necesitaban crear un sentido de unidad.

Claro, Aurora sabía que tal cosa iba a ser difícil y más cuando los 'diablillos' por lo general tenían una baja inteligencia.

Algunos decían que esas criaturas nacían con la inteligencia de un niño y si bien había excepciones, la norma general era que resultaban ser menos inteligentes.

Tenían una naturaleza salvaje y peligrosa, ligeramente imprudente.

Ahora mismo la casta inferior estaba tranquila y gran parte de la razón se debía a Zrag que eliminó a una porción de ellos y a su antiguo líder.

Sin embargo, Aurora había leído que los chamanes temían que cuando el temor disminuyera, ellos empezaran a actuar a su gusto.

Educarlos iba a ser una tarea que los sacerdotes y los mismos goblins tendrían que hacer de forma metódica.

Lo único destacable era que al tener conexión con otro mundo mágico como era Terra nova se podía encontrar muchas formas para educar a esos goblins y más cuando del otro lado se decían que había reinos de goblins.

Aurora siguió caminando observando parte del área hasta que llegó a la zona central en donde estaba la plaza y en ella se encontraba la Cardenal Brousseau charlando con tres goblins.

El primero era el alto y gran líder de los goblins… Zrag el 'Salvador'.

A su lado se encontraba otro de sus líderes, el chamán Wozikas y también estaba presente alguien que Aurora conocía, Zorkas el anciano que había venido con ella del otro lado del portal.

La Cardenal Brousseau la notó y le hizo una señal para que se acercara, logrando que Aurora diera un suspiro para sus adentros.

"¿Y qué te pareció el lugar?" Preguntó la Cardenal Brousseau tras un saludo simple.

Aurora observó los alrededores con calma.

El pueblo era lo suficiente grande como para asentar a todos los goblins y bastante humanos, también tenía bastantes servicios básicos y facilidades que sin duda serian útiles.

La seguridad también era alta, no solo para evitar conflictos internos, sino que mayormente centrado en la defensa externa.

En este mundo había bastante lunáticos y fanáticos y que uno de ellos viniera a causar problemas no sería raro.

"Es agradable. Se nota el esfuerzo de aquellos que lo construyeron. Me gusta que dejaran algunos terrenos abiertos para cuando ellos deseen crear edificios a su gusto." Comentó Aurora con un tono simple.

Los terrenos vacíos estaban preparados para los goblins.

Si ellos alguna vez deseaban instalar un edificio tratando de saciar uno de sus deseos, podían hacerlo.

Eso significaba que, si deseaban tener un criadero de animales, un área de entrenamiento o un coliseo de duelos podría prepararse.

Era útil que ellos saciaran sus necesidades debido a que los ayudaría a relajarse y adaptarse.

"No hay demasiado entretenimiento para nosotros. Así que es posible que nos dediquemos a lo marcial." Respondió Zrag asintiendo con seriedad.

Aurora recibió la mirada de ese alto goblin que generaba una atmosfera y sensación imponente.

Liderar su raza a la salvación hizo que se formara como un individuo imparable e incluso cuando no luchaba demostraba esa sensación.

Zrag era la representación de recorrer un camino difícil y sobrepasar todos los obstáculos por su cuenta.

"Zrag y Wozikas. Ella es Aurora Campbell. Quien empezó este movimiento tratar de salvar a su raza." Presentó la Cardenal Brousseau y dando una media sonrisa, comentó. "También es la 'Protectora de Zerzura' encargada de varios temas."

Su 'varios temas' fue bastante impreciso, pero era la única forma que se podía decir.

Aurora solo tenía responsabilidades cuando ella misma lo tomaba y en momentos normales solo revisaba lo que otros hacían, buscando una forma de ayudar.

Esa fue una presentación agradable, pero Aurora hizo una expresión seria al escuchar a la cardenal.

No le había gustado no solo por su título, sino que principalmente porque hizo que ella pareciera la salvadora de toda la raza… Como si ella hubiera hecho todo para alcanzar este punto.

"Yo solo di una petición. Hay otras personas que se movieron para lograrlo, mientras que otro gran grupo apoyaba tales ideas. Principalmente la Iglesia del Tiempo y el Espacio." Corrigió Aurora de forma solemne.

¿Ella era la salvadora?

Solo había dado una petición a la iglesia mientras se preparaba para tomar el portal abismal lista, para pavimentar un camino lleno de sangre de sus antiguos enemigos.

Estaba lejos de ser una salvadora y no deseaba que alguien la señalara como tal, cuando no hizo nada.

Era por eso que le dio una mirada a la Cardenal Brousseau quien solo sonrió.

"Aun así, hiciste la petición que llevo a todo. Además, Zorkas me contó que lo ayudaste a él y a su gente cuando podrías no haberlo hecho. Eso es suficiente." Dijo Zrag y mirándola fijamente, declaró. "Es por eso que te agradezco."

La expresión de Aurora se volvió más solemne.

Ese alto goblin daba una sensación bastante imponente, lo que hizo que sus palabras se sintieran demasiado sinceras.

Aun así, todavía sentía ese malestar y Zrag lo notó.

"Ambas razas nos enfrentamos entre nosotros y de ambos lados murieron gente, algunos buenos y otros malos. Era una guerra, las muertes resultaron ser inevitables." Dijo Zrag y con seriedad, señaló. "Sin embargo, en esa situación no solo tomaste la iniciativa para ayudar a los 'civiles', sino que también ayudaste a Zorkas cuando no había necesidad. Es por eso que te agradezco."

La guerra entre ambos terminó pareciendo ser algo en vano y sin sentido cuando se enfrentaron al 'Caos'.

Ambos lados mataron a individuos del otro y eso se debía a que era una guerra.

Zrag por su parte, agradecía que en medio de esa guerra ella pensara en la otra parte y si bien alguien podría dudar sobre su sinceridad, todo desaparecía cuando escuchaba la historia de Zorkas.

En medio de un lugar desconocido, en peligro y enfrentándose a un gran enemigo, ella, en vez de enfrentarse a Zorkas o dejarlos de lado, lo ayudó.

Si lo del santuario solo era una iniciativa que hizo que otras personas se movieran para lograr lo que todos estaban queriendo, lo que sucedió con Zorkas fue una prueba de su carácter.

La mejor forma para entender a una persona era en el momento de tensión y dificultad.

Aurora comprendió a lo que se estaba refiriendo y dejo salir un suspiro.

En ese momento no pensó demasiado cuando se enfrentó al gran gusano y a sus crías, simplemente se movió como siempre lo hizo.

"Entiendo." Respondió Aurora y dando una mirada a la cardenal, precisó. "Aun así, solo un agradecimiento es suficiente. No quiero que escalen las cosas."

La expresión de la Cardenal Brousseau tembló durante un breve momento.

Aurora no era tan ingenua como antes y sabía que ellos trataban de buscar una 'figura humana' para marcarla como la salvadora de la raza.

Era un excelente método para disminuir el rencor entre humanos y goblins. No había duda de ello.

Sin embargo, era un asunto diferente si ese individuo era ella, ya que no había hecho demasiado para convertirse en esa figura.

Era igual con su título de 'Protectora de Zerzura'.

Demasiadas personas ayudaron y protegieron a la ciudad durante sus inicios e incluso otros dieron sus vidas para llevar a la ciudad a este punto. Tener tal título cuando uno conocía sobre las acciones de otros, era excesivo.

Ahora ella no deseaba cargar con las responsabilidades de un nuevo título.

La Cardenal Brousseau asintió en entendimiento.

"Escuche que nuevos 'portales abismales' han aparecido." Mencionó Zrag cambiando de tema y cuando obtuvo su atención, comentó. "Tal vez, nosotros no seamos los únicos en búsqueda de un atisbo de esperanza."

La expresión de Aurora se hizo seria ante las palabras de ese cambio de tema tan radical.

Si ellos vinieron del primer portal, era posible que otros vinieran de los otros portales.

Para la humanidad, esos portales causaban cierto temor, debido a la incertidumbre que generaba y la destrucción que podía ocasionar.

Sin embargo, también se podía ver desde otro punto de vista y era posible que aquellos que estaban sobreviviendo al otro lado lo vieran como un camino de esperanza.

Por supuesto, todo era una hipótesis basada en que el otro lugar sería igual que en el mundo de Zrag y que la voz que se piensa que inicio los portales fuera la misma existencia que los creó ahora.

Aurora puso una expresión sería demasiada desorientada al pensar sobre la situación y cuando tuvo la oportunidad se retiró.

No había duda de que los miembros de la expedición tenían que ir con la mente abierta, preparadas para enfrentarse a enemigos, pero también para encontrarse con posibles aliados.

Lamentablemente, ella no podía hacer demasiado.

Su único contacto en Europa era con la Academia Cernunnos y el Anciano Kernen, en cuanto a los demás eran bestias mágicas.

Ni hablar de Rusia.

Ella soltó un largo suspiro cuando tomó el portal para volver al sótano de su edificio.

Una parte de ella estaba pensando en ascender de rango de forma oficial, tratando de ver si era posible, a que tal cosa la ayudara en el futuro.

A pesar de que sabía qué título tratarían de ponerle, los beneficios y el prestigio que generaba un rango S, eran sin duda indiscutibles.

Aun así, ella sabía que no era suficiente.

Agitando su cabeza con cierta impotencia, Aurora usó el portal para subir a la sala y cuando llegó, ella se congeló.

Una figura bastante agradable a la vista, con un largo cabello rubio, rasgos delicados y elegantes, estaba sentada en el sofá de su sala al lado de Alice, quien estaba leyendo un libro.

Extrañamente, tal situación no se sentía incómoda y la joven solo se quedó sentada en ese lugar.

"¿Clémentine?" Dudó Aurora con una sonrisa.

La joven que estaba sentada era su antigua estudiante y amiga, quien supuestamente había estado entrenando en aislamiento.

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