Humanos contra demonios.
CAPÍTULO 52
Izuke y Desmolfer observan a Daniel a través de un espejo mágico. Él está jugando con Nirfa en el agua. Ellos están en un bosque sombrío y tenebroso.
—Su corazón puro volvió... Eso arruina mis planes.- Pensó Desmolfer.
—Ese chico me recuerda a Ángel... Son parecidos tanto en su forma de pensar como en su forma de actuar.- Dijo Izuke.
(Nota del autor: Referencia al protagonista de "La dolorosa vida de Ángel".)
—Sus almas son idénticas, así que creo que por eso se parecen... Ahora regreso.
Desmolfer truena los dedos y se convierte en una chica con el cabello rubio y corto, ojos azules, y con un bikini negro.
Parecía una chica humana.
—¿Irás con Daniel?
—Sí, no creo que al Dios supremo le moleste que tome un descanso.
Desmolfer desaparece de ahí.
Izuke recuerda a Ángel... Realmente lo extraña... Después de todo, prácticamente son la misma persona.
—Ángel...- Dijo con un tono triste.
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(Pov- Daniel.)
(Mundo 1.)
—¡Daniel!
¿Eh? ¿La voz de Desmolfer?
Una chica apareció frente a mí y me abrazó... ¿Eh? ¿Quién es ella?
—¡Daniel!
—¿Eh? Esa voz es de...
... ¿Desmolfer? ¿Es ella? Supongo que es ella, su voz es la misma.
—¿Desmolfer? ¿Eres tú?
—¡Claro que sí!
—¿Por qué te ves diferente?
—De esta forma no llamaré mucho la atención.
Bueno... Supongo que tiene razón.
—Vaya, vaya... ¿Qué haces aquí?
—Solo quería divertirme con ustedes.
—Está bien...
Supongo que debo presentarle a Nirfa.
Tomo la mano derecha de Nirfa.
—Nirfa, ella es una amiga mía, se llama Desmolfer.
—M-mucho gusto en conocerla, señorita.- Dijo Nirfa.
Desmolfer la toma de la mano y le acaricia la cabeza.
—El gusto es mío.
Voltea a verme y me sonríe.
—Realmente eres un chico bueno... Los humanos de este mundo odian a los Elfos porque hace miles de años, los Elfos intentaron matar a los humanos para convertirse en la especie gobernante de este mundo, pero fueron derrotados y poco a poco están desapareciendo porque los humanos los están matando.
Vaya, vaya. Todo este odio se originó por culpa de los Elfos... Si Desmolfer lo dice, supongo que es cierto.
—Eso es demasiado cruel... No me importa lo que hayan hecho, los Elfos merecen vivir en paz.
Después de todo, los errores del pasado no debe afectarles a los Elfos del presente.
—Me gusta tu forma de pensar.
Una hermosa chica aparece al lado de nosotros, vistiendo un bikini rojo... Se ve realmente hermosa... Si aún fuera un pervertido, no apartaría mi vista de su hermoso cuerpo.
—¡Hola, Daniel!
Me abraza y me sonrojo... Siendo sincero, olvidé su nombre... Creo que es por culpa de la sorpresa.
—H-hola... Lo siento, olvidé tu nombre.
Ella hace un puchero... Se ve adorable haciendo eso.
—¡Soy Maisha, Daniel!- Dijo un poco enojada.
—H-hola Maisha... Nirfa, ella es otra amiga, su nombre es Maisha.
Maisha abraza a Nirfa.
—¡Eres muy linda, pequeña!
Dos hombres se acercan a nosotros. Claramente intentan coquetear con las chicas.
—Hola, hermosas, ¿no les gustaría acompañarnos a comer?
Maisha y Desmolfer comienzan a reír... Se están burlando de ellos... Odio que hagan eso... Pero son Diosas, no puedo decirles que no lo hagan.
—¡Unos simples humanos nos están invitando a comer!- Dijo Desmolfer.
—¡Qué ridículos!- Dijo Maisha.
—¡Váyanse, nunca comeríamos con unos simples humanos!
Bajo la mirada decepcionado... Quería invitarlas a comer algo... Pero soy un humano... Nunca pensé que ellas fueran así de superficiales... Es como si un rico, rechazara a un pobre.
—Vaya, vaya... ¿No? Qué lástima, y yo que quería invitarlas a comer.
Las dos voltean a verme nerviosas y apenadas.
—¡Tú eres especial, Daniel!- Dijo Desmolfer.
—¡Claro que comeremos contigo!- Dijo Maisha.
Los hombres me rodean... Supongo que quieren pelear... En el mundo 15 me pasaba lo mismo. Recuerdo que una vez, la novia de un chico me invitó a salir en frente de él. Fue bastante incómodo, pues el chico era un amigo mío, pero después de ese día, dejó de ser mi amigo, pues me golpeó y me insultó... Yo no me defendí, pero la chica me defendió. Comenzó a golpear al chico, hasta que la detuve... Los chicos creen que soy un presumido, pero es todo lo contrario, soy amable y bueno. Las chicas me hablan primero, así que no puedo ignorarlas, solo rechazo sus invitaciones a salir.
—Maldito chico bonito. ¿Te crees superior?
—¿Superior?- Digo confundido.
No soy superior, soy como cualquier otro chico.
Intentan golpearme y Desmolfer truena los dedos. Todos en la playa desaparecen, excepto nosotros.
—¿Eh? ¿Qué hiciste?
—Solo los envié de regreso a sus casas, para que estemos solos.
Dios y Destino aparecen al lado de nosotros, vistiendo simplemente unos calzoncillos rojos... Siendo sincero, es un poco perturbador ver a Dios vestido de esa forma.
—¡Nosotros queremos divertirnos también!- Dijo Dios.
—¡Lo mismo digo!- Dijo Destino.
Cierro los ojos y volteo a otro lado. Es demasiado incómodo verlos así.
—¡Pónganse un traje de baño mejor!
Treis se acerca al mar. Supongo que está muy confundido.
—¡¡Daniel!! ¡¡¿Quiénes son ellos?!!
—Puedes decirle, Daniel, él es un ser celestial.- Dijo Dios.
¿Ser celestial? ¿Vive en el paraíso o algo por el estilo?
—¿Ser celestial?
—Son animales únicos y especiales de este mundo, la mayoría sabe nuestra identidad como Dioses, así que no hay problema.
—¿Hay más seres como Treis?
... Qué estúpida pregunta. Treis está casado, obviamente hay más como él.
—Sí, existen más seres celestiales.
—Genial... Esperen...
Mencionó a los Dioses frente a Nirfa.
—¡Estamos hablando frente a Nirfa!
—No te preocupes, detuve el tiempo en su cuerpo. No puede escucharnos en este momento.
—¿Eh?
Volteo a ver a Nirfa, no se mueve nada... Parece una estatua.
—Qué raro... Le diré a Treis.
Salgo del agua y me acerco a Treis.
—Treis, sabes que existen los dioses, ¿no?
—Claro, conozco algunos en persona. La madre de una de mis esposas es una Diosa.
¡G-genial! Nunca dejará de sorprenderme.
—¿No conoces al Dios de la Tierra o del infierno?
—No los he visto, ¿por qué?
—Ellos son Dioses.
Apunto con mi dedo índice a Dios.
—El Dios de la Tierra.
Apunto con mi dedo índice a Desmolfer, que vuelve a la normalidad.
—La Diosa del infierno.
Apunto con mi dedo índice a Maisha.
—La Diosa del amor.
Apunto con mi dedo índice a Destino.
—Y el Dios del destino.
Treis pone su cabeza en el suelo.
—¡Es un honor conocerlos!
Todos salen del agua y Desmolfer carga en sus brazos a Nirfa, que sigue inmóvil.
—No puedes contarle a nadie sobre nosotros.- Dijo Maisha.
—¡No lo haré, se los prometo!
—Si lo haces, te mataré.- Dijo Desmolfer.
Desmolfer truena los dedos y mesas, sillas, parrillas, carne, verduras, refrescos, botanas, entre otras cosas, aparecen frente a nosotros.
Es típica comida de mi mundo... O al menos típica en fiestas y reuniones especiales.
—¡¿Es comida de mi mundo?!
—Incluso los Dioses descansamos de vez en cuando. Disfrutemos el tiempo libre que tenemos.- Dijo Dios.
Nirfa vuelve a moverse.
—¿Eh? ¿Cuándo salí del agua?
Debo distraerla.
—Nirfa, ¿quieres una hamburguesa? Una gran y jugosa hamburguesa con triple carne.
—¿Eh?
Nirfa comenzó a salivar.
—¡Sí, por favor!
Trueno los dedos y sonrío.
—Vamos a cocinar... Quisiera que mi abuela estuviera aquí, ella prepara las mejores hamburguesas.
Volteo a ver a Dios... Quiero que sienta pena y traiga a mi abuela.
—Quisiera que mi abuela estuviera aquí.- Digo con un tono triste.
Me ignora y me acerco a él.
—En momentos como este, debes sentir lástima por mí y hacer que mi abuela aparezca en este lugar.
—No lo haré, no puedo ayudarte.
Mierda, no funcionó.
—Bueno, al menos lo intenté... ¡A comer! ¡Debemos celebrar que ya no seré un pervertido!