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36: Me esforzaré

Emily

—¿Cuánto más planeas estar con esa mujer, papá? No es buena idea tener a alguien así cerca. Se cree saberlo todo y piensa que puede manipularte. ¿Por qué no acabas con ella de una vez?

—Mi princesa, es complicado de explicar, pero en su momento te diré. 

—No la soporto. 

—¿Por qué no comemos algo? Has tenido un día muy ajetreado y todo por mi culpa, mi niña. 

—Todo lo que hago es porque te amo, papá. 

—Lo sé, créeme que lo sé— acarició mi mejilla, y sonreí. 

Ambos miramos al oficial, y él rechinó los dientes. 

—¿Qué piensan hacer, malditos locos? 

—¿Tú qué crees? — me acerqué, y le bajé el bóxer.

—Me voy a asegurar de que paguen por esto, malditos psicópatas.

—No puedo esperar para eso. ¿Es esto lo que ibas a utilizar para cogerme? — acerqué el cuchillo a su pene, y reí.

—¿De qué estás hablando, princesa? — preguntó mi padre.

—Oh, olvidé que mi padre no sabe nada. He metido la pata— murmuré, girándome hacia él—. Este hombre intentó abusar de mi, papá. ¿Qué harás al respecto? 

El semblante de mi padre cambió y, sonreí al darme cuenta. Esto será divertido. 

Kevin

—No voy a ninguna parte. Te ves pálido, ¿Realmente te sientes bien? 

—Siento que me falta el aire— presioné fuertemente mi pecho. 

Me hizo caminar a la terraza, ya que estábamos en el último piso. Me hacía falta el aire fresco, en ese lugar había poca ventilación. La luna se veía más brillante que nunca, quizá es porque hace tiempo no me tomo el tiempo de admirarla. 

Desde que estoy con Emily, dejé de ver todo de la misma manera. ¿Esto es lo que debe sentirse cuando se está enamorado? Entonces ¿Por qué duele tanto?

—¿Te sientes mejor? 

—Sí.

—¿Saliste por la misma razón que yo? ¿No soportabas estar ahí? 

—Necesitaba respirar, ese lugar me sofoca.

—No sé desde cuándo mi vida se convirtió en esto. Yo no quería llegar a tanto y he hecho cosas que jamás pensé hacer— soltó, acompañado de un suspiro. 

—Me suena muy familiar ese pensamiento— sonreí, y miré el cielo.

—Esto que ellos están haciendo esta mal y, quisiera poder hacerlos recapacitar, pero cada vez es más difícil. Eres el único distinto entre ellos, puedo notarlo. Deberías huir ahora que puedes y tratar de tener una vida normal. 

—Es muy tarde para eso, doctora. 

—Nunca es tarde. 

—¿Puede decirlo, cuando está al lado de alguien igual? 

—Eres joven y aún tienes una vida por delante. Debes tener familia, alguien en quien apoyarte; en cambio yo, no tengo nada ahora. 

—¿No será una excusa, doctora? Tiene la oportunidad de salir de aquí e irse lejos, con o sin familia, ¿No será que aún quiere permanecer al lado de él? El amor duele, ¿Cierto? Y más si la persona a quien amas, no te ve de la misma manera. 

Miró el cielo, y cerró los ojos. 

—Sí, es una excusa. Es irónico, aún sabiendo el daño que esto me hace, simplemente no puedo dejar de sentir esto por dentro. Me he ido contaminando y, sin darme cuenta, ya no soy la misma— me miró y, en su expresión pude percibir tristeza—. Tú aún estás a tiempo de cambiar tu vida. Esa niña no está bien. He notado su forma de tratarte, esa mirada escalofriante y amenazante que te da. Ahora eres libre también de huir, ¿Por qué no lo haces? 

—¿Y qué le hace pensar que yo quiero ese cambio? Emily es complicada de entender, estoy consciente de eso, pero su locura y esa mirada tan penetrante, es una, de sus tantas virtudes; es lo que la hace ver hermosa y distinta a las demás. No eres quien para hablar mal de ella o de su comportamiento, cuando sólo eres una simple idiota que se cree que por el título de doctora, puede ir juzgando y hablando mal de los demás— me acerqué, y retrocedió.  

—Has debido pasar por mucho, ¿Cierto? Esa mirada me lo confirma. No podemos justificar, lo injustificable. Ambos estamos mal y necesitamos ayuda. 

—Yo puedo brindarle esa ayuda de la que habla, pero no creo que sea la que espera— la empujé reciamente de la terraza, haciéndola caer. 

Me asomé al escuchar sus ahogados gritos de desesperación y, pude ver cómo en instantes, su cuerpo aterrizó en el suelo. Su pierna quedó torcida y su mano derecha estaba justo debajo de su cuerpo. Sus ojos se veían abiertos, como si aún después de muerta, estuviera mirándome. 

Estoy consciente de que no soy la persona que a Emily le gusta, pero me esforzaré y lucharé para ser el hombre que ella quiere a su lado. Al final, ella solo será mía. 

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