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52: Mi objetivo

Suzy

Transcurrieron tres días; hoy nuestra hermosa hija cumple sus once años, y como le había prometido, quería que me acompañara a dar una vuelta en la cual se graduaría oficialmente. Quería darle la sorpresa a Caden cuando llegara del trabajo, estoy segura que se pondrá muy feliz. Nuestra hija ya no es una niña y es momento de que aprenda a hacer las cosas bien. Llegó el momento también de vengar todo lo que me hizo vivir mi tía, ya es el momento de poner todo en su sitio y más ahora que tengo la oportunidad. Busqué a mi niña en la escuela, un poco más temprano de la hora de salida, ya había calculado el tiempo de lo que se supone que nos tome, de todo salir como lo planeado. Fuimos a la casa a prepararnos, nos vestimos iguales y se paró delante de mí.

—Hoy tendremos un miembro más para la cena de tu cumpleaños, princesa. Todo debe salir bien, no acepto errores.

—¿Y quién será?

—Es mi tía, querida. Será un plato especial para tu papá. Vendrá con mucha hambre y hay que tenerle carne fresca y de buena calidad — le hice un guiño, y sonrió.

—Tienes razón, mamá.

Al terminar de buscar lo necesario, salimos en mi auto en dirección a su casa. La había estado vigilando hace varias semanas y estuve monitoreando todas sus salidas e incluso logré obtener una copia de las llaves de su casa, la cual siempre guardaba por debajo del buzón con una cinta. A la hora que llegamos, ella aún no estaba en la casa, así que dejé el carro un poco más adelante de la casa y me bajé con Emily hacia la puerta de la entrada. Al entrar, Emily dio una vuelta por la casa y luego regresó.

—Hay un gato en la habitación.

—Eso no importa, ese gato no será un problema. Te quedarás detrás de la puerta, yo me quedaré detrás de la pared, por si las cosas no salen bien. Ya te dije donde le darás con el palo, no vayas a golpearla muy fuerte, no quiero que vayas a matarla, y espera a que cierre la puerta, no la ataques antes o puede tener oportunidad de correr y no queremos eso, ¿De acuerdo?

—De acuerdo, mamá.

Nos fuimos a nuestras posiciones y esperamos por un largo tiempo, hasta que escuché su auto entrar al garaje. Emily se veía tranquila y estaba sujetando el bate fuertemente. Escuché el sonido de la puerta y Emily se quedó detrás de ella esperando a que la cerrara. Al hacerlo le dio un golpe en la pierna, pero su fuerza no fue lo suficiente para hacerla caer.

—¿Quién demonios eres?— preguntó casi gritando, mientras iba retrocediendo y Emily se continuó acercando a ella. Vi la oportunidad de atacarla por la espalda, pero no quería matarla, así que puse mi brazo alrededor de su cuello y ejercí un poco de fuerza.

—¿Cuánto tiempo sin vernos, tía?— susurré en su oído.

—¿Qué haces aquí?— preguntó con un hilo de voz, y forcejeaba con mi brazo para quitarlo de su cuello.

—¿Tú qué crees, bruja? Me debes mucho, luego de haberme humillado y haberme hecho pasar tanto trabajo para encontrarte. No sabes lo deseosa que estaba por dar contigo. Te busqué por cielo, mar y tierra, y al fin podemos reunirnos de nuevo. ¿A cuántas mujeres más les desgraciaste la vida con ese trabajo miserable y oscuro que ofrecías? Fui tan estúpida por creerte y haber pasado la mayor parte de mis años en ese miserable lugar, donde esos viejos verdes hacían conmigo lo que deseaban. ¿Por qué no diste el culo tu? ¿Por qué desquitarte conmigo por el hecho de que mi madre te haya quitado a mi papá? Todo lo debías aclarar con mi perra madre y con él, ¿Por qué desgraciarme la vida a mi?

—Escúchame...—musitó entrecortada.

—No quiero escucharte, bruja. Ya no se puede echar para atrás el tiempo, ya el mal está hecho, y es por eso que voy a cobrarte todo lo que me hiciste y con creces; es lo menos que puedo hacer, luego de haber viajado tanto con tal de encontrarte. Por cierto, esa hermosa niña que ves ahí, es mi hija. ¿Qué no es hermosa? — Emily sonrió, y le saludó—. Vas a acompañarnos a nuestro hogar y serás buena, nada de tratar de hacer una estupidez o no respondo. Si eres buena podrás disfrutar de un compartir familiar con mi novio y mi hija, pero como la cena— reí, y llevé el cuchillo a su cuello—. Caminarás a la buena hasta el auto con nosotras o te mataré aquí mismo. No tengo nada que perder, ¿Cierto? — ella asintió con su cabeza, y la solté. Estaba tosiendo y yo pendiente a sus movimientos.

Emily abrió la puerta y ella caminó, ambas nos fuimos detrás de ella y oculté el cuchillo en mi abrigo; Emily no tendría problemas, ya que es normal que a un niño le guste los deportes, recogí su pelo por la misma razón. Mi tía se subió al auto y Emily se fue atrás con ella. Desde mi asiento me giré para poder amarrar sus manos.

—¿Esto es necesario, Suzy?— preguntó fatigada.

—Claro que sí, ahora te quiero callada y cooperando, ¿De acuerdo? — sonreí. 

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