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16: Al borde de la desesperación

Noah se fue y nos dejó a solas para comer. En realidad no sentía ganas de comer nada de lo que ella me diera. Me quedé sentado en el mismo lugar y Valerie se acercó.

—Tú no me harías nada, ¿Verdad?

—No tengo el mínimo interés en ti. Yo no soy de tu agrado, ni tú tampoco lo eres para mí, jamás te pondría una mano encima.

—No sabía que realmente estaba saliendo contigo.

—Ni yo mismo lo sabía, fue decisión de ella.

—¿Por qué te tiene aquí?

—¿Podrías dejar de hacer tantas preguntas? Todo lo que quieras preguntar, pregúntaselo a ella. Noah podría responderte mejor esa preguntas que yo.

—Tenemos que salir de aquí.

—Trátalo, y si logras algo, avísame.

—¿No piensas luchar para salir de aquí?

—Otro intento más y me cortarán el cuello, como hicieron con mi madre. No sé tú, pero yo no quiero morir así, ni mucho menos en este lugar, pero si quiero seguir respirando, será mejor hacer todo lo que ella diga.

—Si ella te pide que me mates, ¿lo harías?

—Si no me queda de otra — solté, y ella se alejó de mi asustada. Respondí eso por rabia, jamás sería capaz de hacerle daño a nadie. No quería ni mirar alrededor, estaba tan desesperado que si lo hacía, iba a cometer una tontería y desesperarme no me llevaría a nada bueno.

Tiempo después Noah bajó la escaleras y se paró frente a nosotros, tiró una caja de preservativos al suelo y me miró.

—Los usarás, no quiero que se me pegue algo de esta bruja.

—¿Esto qué significa, Noah? — preguntó Valerie.

—¿Tras de abusadora e hipócrita, eres imbécil?

—Yo no haré nada con él, puedes llevarte eso.

—Yo no te he preguntado nada— Noah caminó hacia mí y se arrodilló al lado mío—. ¿Por qué no comiste?

—No tengo hambre, Noah.

—¿Estás despreciando mi comida? — me agarró fuertemente el pelo y pegó su frente a la mía —. ¿Sabes lo que me costó prepararla?

—Perdóname, pero no tenía apetito.

—Ahora espero que lo tengas, Caden. Necesito que te encargues de ella, dejarás de ser un niño cobarde y vas a hacerle tragar todas sus palabras.

—No le pondré una mano encima, Noah.

—Ya veo que prefieres quedarte aquí encerrado con tu mamita y tus hermanos. ¿Quieres quedarte aquí abajo hasta que los gusanos se coman toda su carne y lo que quede de ellos sean los huesos? Veamos el lado positivo, no estarás completamente solo — rio —. Apagaré las luces a ver cuánto duras aquí abajo sin rogarme que te saque de aquí. Estoy segura que tu mamita, donde quiera que esté su alma, vendrá a hacerte compañía.

—¡No, Noah! ¡Tú no puedes hacerme eso!

—Claro que puedo. Has hecho muchas cosas que me han hecho enojar, mi amor. Si no haces esto tan simple que te estoy pidiendo, eso es lo que te va a tocar.

—No me hagas esto, yo no quiero estar aquí.

—¿No te gustaría dormir conmigo o estar fuera de este asqueroso lugar, que es tan parecido al que te encontré? Muéstrale a ella quien manda, hazle tragar todas las humillaciones y malos ratos que te hizo pasar. Es tiempo que dejes de ser una maldita gallina y hagas las cosas bien. Tienes que aprender a defenderte, no voy a durarte toda la vida. Ahí la tienes para que hagas lo que quieras con ella.

—Yo no puedo.

—Entonces no tienes muchas ganas de salir de aquí. Cuando te decidas me llamas — se levantó y sentí miedo de que se fuera, tanto que me aferré a sus piernas y ella se detuvo.

—¡No me dejes aquí, por favor! — mi cuerpo estaba temblando, no quería estar un segundo más ahí.

—Cógetela o de lo contrario te quedarás aquí — me empujó a un lado y caminó a la escaleras.

—¡No, Caden! ¡No le hagas caso! Noah, podemos arreglar nuestras diferencias de otra forma; por ejemplo, hablando— sugirió Valerie, y Noah se giró para caminar hacia ella.

—A las niñas que son malas se les castiga, quizá lo que le hace falta a mi novio es algo de motivación de tu parte. ¿Cierto, Caden? — estaba ido en pensamientos de ese frío, repugnante y oscuro lugar—. Solo un pequeño empujoncito más— se arrodilló y se lanzó encima de Valerie, le aguantó las manos por encima de la cabeza y sonrió.

—¿Qué crees que haces, Noah? — preguntó asustada y tirando patadas.

—Un poco de motivación para mi novio, quizás así se anime a poder tocarte, ya que en realidad eres tú quien produce asco. Caden, ¿Qué esperas? ¿Vas a seguir imaginando tus días en este lugar o vas a decidirte por ser más inteligente y salir de aquí? Estoy segura que si le doy a escoger a ella, va a preferir su pellejo antes que el tuyo. ¿Cierto, fea?

—¡Suéltame, Noah! — miré hacia ellas y en la posición que estaban, daba mucho para imaginar.

—¿Eres virgen o has sido usada antes?— preguntó Noah a Valerie.

—¡A ti qué te importa!

—Bueno, tendré que averiguar por mi cuenta — presionó con una mano en el amarre de la soga contra el suelo y bajó su mano a los senos de Valerie.

—¡Estás loca! ¡Deja de tocarme!

—No me gustan las mujeres, pero ya que mi novio no se enciende contigo, no tengo de otra que ayudarlo — alzó su camisa y dejó visible los senos de Valerie —. Solo te daré 5 segundos para que vengas aquí y hagas lo que te pedí, o de lo contrario, subiré y los dejaré morir a los dos en este lugar. ¿Me escuchaste, Caden? Estoy cansada de esperar por ti—comenzó a contar y del pánico me acerqué a ella, pero no con la intención de hacerle nada a Valerie; no podría abusar de una mujer, yo no soy un monstruo. Toqué el trasero de Noah con la intención de que pensara que era a ella a quien deseaba—. Ya es tiempo de irme, me cansé de este juego de mierda — se levantó y caminó a las escaleras.

—¡Noah! — fue subiendo las escaleras y del miedo a que me dejara en ese lugar, me lancé sobre Valerie.

—¡Suéltame, enfermo!— Valerie me arañó la cara y aguanté sus dos manos.

—Perdóname, pero yo no quiero estar más aquí —mis lágrimas bajaban por mis mejillas. Tenía pánico de recordar todo lo que viví esos días encerrado en ese lugar. No quiero volver a vivirlo.

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